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Chantaje (VI): Un paso a lo prohibido

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Era el último día del año, y con ello mucho trabajo, había salido muy de mañana pues la jornada simplemente era larga y varias empresas aprovechaban para promocionar sus productos, el día había sido algo pesado, las plantas de los pies me dolían por estar casi todo el día de pie. Al terminar el ultimo evento me dirigí a casa, al entrar todo estaba oscuro, prendí la luz y en la tv estaba un posti en el que mi padres me decían que los alcanzara en casa de la abuela la madre de mi madre, enseguida me fui a bañar, con aquella ducha mi cuerpo se había relajado, me apure y llame un taxi, el cual no tardo casi nada. Al timbrar la puerta de la casa sabía que había llegado, me apresure y enseguida nos marchamos.

En el transcurso del viaje me preguntaba porque demonios me había puesto ese vestido sin tirantes, he tenido que subírmelo un par de veces y perfectamente he advertido la mirada del taxista, pues constantemente ha visto el retrovisor, casi se han asomado mis pezones por encima de las lentejuelas. La mirada morbosa del taxista me ha puesto nerviosa, pues el trayecto es algo sólido, no quiero ni pensar que me pudiera hacer algo. He creído que mi vestido era discreto pero me contemplo horrorizada que gran equivocación al ponerme ese vestido, mis piernas eran el centro de atracción del chofer pues note como en un par de ocasiones su lengua recorría sus labios y su mano acomodaba su paquete.

Cuando me di cuenta ya había llegado a la casa de mi abuela, le pague al taxista y comencé a caminar, no sé porque, pero voltee haber que hacía y vaya el muy cretino me estaba grabando o fotografiando pero al verme arranco disparado como cohete, toque el zaguán y unos segundos después abrieron la puerta, al verme mi abuela me abrazo y beso mi mejilla, que bueno que has llegado hijita. Gracias por invitarnos abuelita, dije mientras nos dábamos dos besos. Caminamos donde se encontraba la familia ahí pude ver a mi tía Amelia y a mi primo con su esposa como toda una pareja de recién casados, melosos, empalagosos y cariñosos entre sí. En ese instante sonó el timbre. Creí que ya estábamos todos, pero me había equivocado, al ver que precisamente los que se sumaban a la fiesta eran mis primos Andrés y Miriam que igual venían llegando.

Al entrar a la casa veo la mesa llena de botellas de alcohol y mis tíos y primos ya celebrando, sin duda que para despedir la noche vieja y recibir al año nuevo estaría cargado de alegría. Entre risas, baile, alcohol, bromas transcurrió la noche eso sí, el alcohol ya los tenia prendidos y mareados. El momento de despedir el año había llegado, la abuela pedía de la atención, como era de esperarse, un instante de reflexión por parte de la abuela, de los bueno que habíamos hecho, de lo que dejamos de hacer, lo que esperábamos para este nuevo año, en fin algo que nos llegaba al corazón, tras ese discurso, las doce campanadas comenzaron a escucharse, y el brindis para despedir el año y recibir el presente. Los doce deseos con las uvas eran prioridad, y sobre todo los buenos deseos de cada uno a través de las felicitaciones.

Después de un rato, se preparaban para irse, y poco a poco comenzaron a retirarse. Para las dos de la mañana ya solo eran mis tres hermanos, mis primos Andrés y Miriam que seguían tomando, pero antes de que cantara el gallo ya se habían acabado todo. Miriam les dice tengo ganas de unos caballitos, quien se anima a ir por unas botellas dijo mi hermano Jesús, a lo que Andrés y Jun Carlos contestaron sonrientemente, vamos por una botella de tequila. Se pusieron de pie, tomaron sus chamarras y fueron en busca de aquella agüita que ataranta los cuatro. Toño y yo preferimos quedarnos aduciendo que por mi parte sentía cansada, que prefería esperarlos. Estuvimos conversando de varios temas, y luego la magia del encantador momento me hizo vulnerable y dispuesta hacer poseída por él, no tenía sueño y me sentía alegre, me aguantaba la risa a veces para no importunar a los que descansaban, mi hermano no paraba de hacerme reír, luego la conversación se tornó más picara, me preguntaba ¿dónde me tocó dormir?, me decía que me invitaba a su cuarto, no sé qué tiempo paso, pero mis hermanos y primos demoraban y le dije: es tarde, voy a mi cama, le di un besito en la mejilla y me fui, sucede que oímos unos ruidos y nos despedimos, lamenté que se termine pero estábamos en casa ajena.

Me fui despacio, me cambié, me senté un rato en la habitación no tenía sueño y seguía riendo con las ocurrencias de mi hermano. Estaba sumida en mis pensamiento cuando escuché ruidos extraños, pensé que eran mis hermanos y primos, me levanté vi por la ventana y nada, quería ver qué era, estuve de pie un rato en la habitación, luego salí despacio, sin zapatos, pasé por el pasillo hasta el baño tratando de seguir la pista a ese ruido: de pronto me pareció oír que alguien se acercaba, me fui presurosa a mi habitación y me puse nerviosa y ansiosa, creo que en el fondo deseaba que mi hermano viniera a mi habitación, quería que me abrazara, que me besara, pero hui asustada, emocionada pues me daba pánico saber que era él estando en una casa donde había mucha gente, incluso mis padres dormían en otra habitación, dejé entreabierta la puerta y me puse de pie cerca de la ventana, esperando, de espaldas a la puerta mirando hacia fuera por la ventana como tratando de ver de dónde provenían esos ruidos. Pero los pasos del caminante se dirigieron al baño, pensé que me habría visto correr a mi habitación aunque estaba un poco oscuro se notaban las sombras, no sé con qué tropecé a oscuras cuando pasó, traté de recoger lo que había tirado, luego volví a mi posición de pie mirando por la ventana hacia fuera, estaba con una falda holgada, me había quitado toda mi ropa exterior e interior, solo lucía esa falda y una blusa de franela con botones y con manga larga, llevaba el pelo suelto y estaba sobre la alfombra descalza, la falda me llegaba hasta la rodilla, trataba de oír con más claridad esos ruidos, pero era muy difuso, estaba atenta cuando de pronto noto que se abre la puerta de mi habitación al que a propósito no había echado seguro, me asusté y me empezó a latir con fuerza el corazón, estaba segura que oyó el ruido que hice, él sabía que yo estaba acá, prácticamente sola y ha venido, yo estaba nerviosa, sólo esperé quieta y muy excitada movía mis amplias caderas del nerviosismo. Sentí que él entró me vio así en la ventana de espaldas a él, cerró la puerta y tal vez me estuvo contemplando, quizá trataba de acostumbrar su vista a la oscuridad. Al verme tal vez así, decidió acercarse a mí, yo no lo veía, solo sentía que se acercaba despacio, no sé qué tan cerca estaba de mí, supuse que lo suficiente que sentía su calor en silencio, me despegué de la ventana y así de espaldas despacio retrocedí un paso y en medio del otro paso mi cuerpo quedó pegado al suyo, me detuve sin decir nada, él me tomo levemente por la cintura como deteniéndome, no había palabras, yo pensaba que hago, solo atiné a sentirlo cerca de mí, con calidez me pegué a él y él a mí, sin tocarnos, sólo juntos, pegados, luego eché la cabeza a su hombro y me movía muy sutilmente imperceptiblemente en círculos coquetamente. Él estaba con ropa ligera pues sentí claramente su bulto a la altura de mis nalgas, eso me puso colorada y expectante, se notaba su cosa, no es que estuviera erecto, simplemente lo noté caliente y prominente, entonces me rodeó desde atrás con sus brazos hacia adelante y yo eché mi cabeza a su pecho chocando con su quijada y él me agarró por el estómago despacio con firmeza.

Yo me pegué más a su cuerpo caliente, es inimaginable que tan placentero es lo que sentí, frente a mis sutiles movimientos en torno a su hombría sentí poco a poco sobre mis nalgas, sobre el vestido, como se iba endureciendo su bulto, era una sensación sumamente excitante, si se iba ese rato yo ya me sentiría gozada con ese acto de sentirle crecer sobre mis nalgas y no me quedaba más que acariciarla con mis glúteos poco a poco a través de su alargada erección, moviéndome despacio a lo largo de su creciente protuberancia. Sus manos se aventuraron a subir despacio, asustado hacia mi pecho, su lentitud me desesperaba, subió hasta asirme fuertemente de mis pechos, ese fue un momento sublime que me hizo estremecer y le aplasté fuerte con mis nalgas su ya erecta hombría que me ofrendaba.

En este punto él empezó a transformarse, como si despertara de su asombro, me acariciaba los pechos abrió los botones uno a uno hasta soltarlos todos y dejar colgados mis pechos, me las empezó a estrujar a subir y bajar me acariciaba en círculos los pechos sus dedos empezaron a jugar con mis pezones ya erectos, y de pronto empezó a besarme desde atrás la nuca, la oreja el cuello yo cerré los ojos y me dejé hacer, estiré la mano hacia atrás, con una mano sobre su trasero y la otra sobre su cabeza, él en este punto bajaba su mano por mi cintura, luego mis caderas, me levantó la falda y metió su mano debajo, recién se dio cuenta que yo estaba sin ropa interior, creo que esto lo volvió loquito jajaja pues desesperado me estrujó mi culo, mis nalgas me las acariciaba con ansiedad, me gustaba mucho, luego empezó a acariciarme todo el cuerpo por adelante por atrás la cintura el pecho y presionaba sobre mi trasero su erecto pene.

Yo empecé a jadear ahogadamente, quería más caricias, tal vez ir a su encuentro pues me parecía que demoraba mucho para pasar de una acción a otra, yo al inicio tenía la firme intención de negarme a su arrebato y deseo hacer mi papel de mujer difícil pero él era muy inocente a la hora de tomar la iniciativa, eso me desesperaba , así que tímida y temblorosa bajé mi mano a la altura de su pene, despacio, dudando, hasta que llegué, le agarré su cosa, estaba durísima, le apreté creo que muy fuerte que reaccionó hacia atrás, luego mientras me acariciaba y besaba los hombros, se la empecé a estrujar sin animarme a meter la mano dentro y tocarle la verga caliente, me gustaba acariciarle sobre su ropa, le agarraba buscándole los huevos redondos y duros cuando de pronto siento que él se baja el bóxer y siento su caliente fierro en mi mano y cerca de mi muslo, y oh sorpresa agradable se la agarré con fuerza abarcando toda mi mano le acaricié su verga, la sentí gruesa venosa, cabezona lo cual me llenó más excitación, me da morbo excesivo, psicológico y este era el caso para suerte mía y él me la empujaba poquito a poquito sobre mí, de hecho yo estaba ya súper lubricada, me levantó la falda dejando al descubierto mi trasero y así desde atrás me tocó el culo con su pene.

Al sentir esa barra caliente piel con piel en medio de mis glúteos, casi se me doblan las rodillas, abrí como pude las piernas, los muslos para no caer y él aprovecho para introducir entre mis muslos su larga verga dura, comenzando a frotarme los labios vaginales desde su cabeza hasta su base yendo y viniendo como si yo se la estuviera midiendo una y otra vez toda su longitud, que no era poca. De pronto me quito mi blusita de franela y me beso la espalda por la espina y me volvía loquita, y luego se agachó un poco como para acomodarse y decidir ingresar a mi estrecha profundidad con su verga gruesa, yo intuí su intensión me abrí un poco más y empezó a tentar hizo uno, luego otro, y otro y otro intento cada vez con más presión y cada vez más centímetros que me recorrían, que me detuve suspirando y asustada por los demás de quienes me había olvidado y de la casa donde estaba, felizmente estábamos ubicados de modo que no verían nada, cerré bien las cortinas de la habitación haciéndose más oscura que al principio, luego volvimos a la carga, apoyada en la ventana me agaché un poco y él me empezó a pasar y repasar por los labios vaginales la verga y en una de esas se abrió camino con dificultad su cabezota, la sentía con nitidez. Allí rompí nuestro silencio: no por favor, noooo poco a poquito le suplique, la tienes grande, él muy caballeroso y atento o más bien no sé qué le paso que desistió de querer meterla, solo recorrían mis labios vaginales que humedecían tan hermoso pito.

Minutos después escuche unos ruidos, no sé si ya habían llegado mis hermanos y mis primos o era alguien más que se había despertado, me quedé un poco preocupada, estaba en casa de la abuela, y mi hermano y yo a punto de dar ese paso definitivo, el queriéndome cogerme, cuando escuchamos unos pasos que se aproximaban por el pasillo ambos nos separamos y arreglamos rápidamente la ropa. La perrilla de la puerta se giró los dos ahí parados entre las sombras veíamos como esta lentamente se abría, la cama yacía intacta, creo que eso hizo que no prendieran la luz, dejando entreabierta la puerta, Toño me tomó de la mano, nos miramos y volvimos a besarnos, estábamos como animales en celo. No dejábamos de comernos a besos, me besaba el cuello, las orejas, me hablaba muy suave al oído, magreaba mis tetas, gemía, estaba entregada, repetiríamos aquellos momentos de placer que vivimos desde ya hace unos meses.

No tuvimos alternativa, teníamos que bajar o sospecharían, cada uno bajo a su tiempo ellos ya se encontraban bebiendo, al verme bajar mi hermano Jesús me dice: ¿Dónde estabas?, lo mire y con una sonrisa le conteste: estaba al final del pasillo que da al jardín, ohhh, cierto contesto Miriam, ahí no te busque, jajajaja, pensamos que ya estabas dormida. Comenzamos a tomar, y por lo visto ellos ya estaban muy tomados y no era para menos ahí estaban ya dos botellas de tequila vacíos, pocos minutos después llego Antonio ahí estuvimos hasta las 4 de la mañana. Mi prima quedó perdida en el sofá mis hermanos y primo se fueron poco a poco. Mi hermano me miro me tomo de la cintura para cargarme, enseguida mis piernas rodearon su dorso, camino hacia la mesa de la cocina, me subió sobre ella, abrió mis piernas, paso dos dedos por mi vagina, ummm, sintió mi humedad y calor. Metió su cabeza entre mis piernas, jugo un poco con mis muslos y mis labios vaginales, hasta que apreté su cabeza. uffff, sigue, sigue, ahhh, siii.

Espera, hay que subir a Miriam no se vaya a desertar y… Toño la tomo entre sus brazos para llevarla a la habitación donde ambas dormiríamos. Fui al otro cuarto, ahí estaban mis hermanos y primo totalmente en los brazos de Morfeo, regrese a la sala, en ese instante me tomo de la cara para besarme de nuevo. Podía sentir ya su erecta verga, que buscaba salir de aquel encierro. Valery, tengo tantas ganas de ti. Subió mi vestido, quedando mis muslos a su vista, mientras nos besábamos, agarre su pito y lo dirigí a mi entrada, este lo tallaba por encima de mi tanguita que era quien impedía que este entrara. Bajo el vestido de la parte superior para dejar al aire mis pechos duros, al verlos descubiertos se pegó a mis pezones, los chupaba, lamia y mordía como un bebe.

Me coloco de rodillas en el piso, pensé que, quería otra felación pero me dijo que me pusiera en 4, el enrollo el vestido en mi cintura e hizo a un lado mi tanga, el momento esperado había llegado. ¿Cómo te gusta?, siente la primera polla que te desvirgara, ehhh, te gusta, la puso en la entrada, rosaba mis labios de abajo hacia arriba, mis piernas comenzaban a temblarme no sé si por la calentura, por el lugar donde estábamos o porque era el momento que estábamos esperando sucediera.

Sentí como su pito se abría camino entre los labios vaginales, sentí como la cabeza se metía poco a poco pero de repente se quedó estático, sabía bien que estaba a punto de darme una arremetida profunda que me arrancaría un grito, apreté mis labios, cuando este comenzó a echarse hacia atrás, cerré los ojos pues sabía bien que ya era el momento, y sentí ese empuje pero solo la puntita se metió abriendo mis labios, gemía con voz ahogada para evitar hacer notar nuestra presencia sexual, eso lo repitió un par de veces más, me tomo de la cadera y se puso de pie, rápidamente gire la cabeza y me acercó su pito goteando húmedo, abrí mi boca lista para tragar, lamerla, comérmela cuando termino eyaculando en mi boca, casi me ahogo con su esperma.

Me quede perpleja, no sabía que pensar, al momento me quede pasmada no creía lo que estaba sucediendo, me tomo de los brazos para ponerme de pie, me beso probando su propio semen, yo no daba crédito a lo que acontecía. Ambos nos dirigimos a las habitaciones. A las pocas horas toda la familia se encontraba almorzando. Baje y salude como si nada hubiese pasado, vi a mi hermano y este con una sonrisa me hizo señas para que me sentara donde estaba, pero preferí sentarme con mi prima. El día transcurrió normal. Regresamos a casa, durante esos días de asueto no fui a trabajar, ya que mis padres aún estaban de vacaciones, a los pocos días de haber entrado a trabajar mi hermano me busco, pero este fue recibido con una cachetada, las palabras sobraban, sabía bien que todo había terminado. Que aquello seria olvidado. Mi actitud con el cambio, dejamos de hablarnos, pues aún tenía en mente esa escena, en a cual solo el buscaba su placer o así lo entendía yo.

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