Nuevos relatos publicados: 16

Mi primera vez con una prostituta

  • 2
  • 11.867
  • 8,67 (3 Val.)
  • 0

Hola a todos. Soy de México DF y esta historia sucedió hace tiempo.

Trabajaba en un local de venta de productos para limpieza en lo que es la famosa "Merced" esa zona es conocida por las abundantes sexo servidoras que ahí laboran.

Siempre que salíamos del trabajo como a eso de las 4 de la tarde, varios amigos pasábamos a ver las pieles que estaban en turno.

Siempre me animaba a pasar un amigo; ya que no me atrevía a pasar. Este amigo me decía que él me pagaba la estadía con la que yo quisiera.

En ese tiempo el costo del servicio básico consistía en solo había desnudo de la cintura para abajo.

Lo demás iba aumentando, dependiendo lo que uno quería; ya sea en poses, oral u otro servicio.

De tanto que insistía este amigo, comencé a buscar alguna chica de mi agrado; hasta que un día, ahí estaba.

Una chica disfrazada de colegiala.

Su falda escocesa obviamente roja, sus calcetas a bajo de la rodilla, su camisa, blanca con una corbata roja.

Era morena clara, delgada, ni muy culona, ni muy chichona.

Al verla le pregunte a mi cuate si seguía la oferta en pie.

Al ver a la chica quiso pasar con ella antes, pero le gane el turno.

Una vez pagado desde el hotel hasta su servicio básico, le pedí de favor si me dejaba quitarle su ropa interior.

Para sorpresa ella acepto, así que en el proceso le acaricie sus bonitas piernas.

También le pedí que no se quitara la falda. Es que debo de confesar que me excitan las colegialas.

Ella me puso el condón, luego de darme una pequeña masturbada.

Al penetrarla, note que aún estaba algo estrecha su vagina.

Trate de acariciarle todo el cuerpo, pero ella me dijo que no dejaba que le tocaran los pechos.

Pero luego me dejo hacerlo.

Mi excitación llegaba hasta el tope.

Aunque tenía un límite de tiempo me sentía en la gloria, solo por cumplir a medias una de mis más grandes fantasías.

Acariciaba desde sus piernas, pasando por sus nalgas, hasta llegar a su cabello.

La verdad olía rico aquel perfume fresco que utilizo en esa ocasión.

Mi tiempo estaba a unos minutos de terminar, por lo que intensifique mis caricias y mis movimientos, logrando así un rico orgasmo.

Le agradecí a la chica, además de preguntarle su nombre y que días la podía encontrar en la calle.

Ya con la información en mano, no paraba de oler mis manos y de recordar a la bella Rosa María (nombre artístico)

Desde ese día me volví según yo su cliente.

Solo pase con ella otras tres veces.

Ojala les haya gustado mi ni relato...

(8,67)