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Yo no quería sexo con mi primo, pero mi marido sí
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Hola, soy Beka y tengo 39 años, la historia que les voy a contar pasó en marzo del 2018.

Y bueno, pues resulta que mi esposo Ed es un hombre que adoro, es el amor de mi vida, la verdad solo tengo ojos para él, si bien no es guapo pero es muy simpático, agradable y nunca es aburrido y menos en cuestiones de cama, siempre estamos inmersos en fantasías que provocan encuentros tan intensos y tan ricos como nunca los había tenido. Hemos tenido todo tipo de fantasías, tríos con una mujer, tríos con un hombre, yo con otro, pero últimamente traía en la cabeza la fantasía que lo hiciera con mi primo Edmundo, un año más que yo.

Él vive en un poblado al poniente de la ciudad donde radico, de donde es originaria mi familia, vive con mis tíos ya que aún es soltero a pesar de su edad, ya que tiene muchas mujeres con quien pasar el rato pero no quiere sentar cabeza, dice que para que hacer sufrir a una pudiendo hacer feliz a varias. Él tiene un buen trabajo y está por terminar su casa para irse a vivir solo, bueno pues bien mi esposo se daba cuenta que mi primo es muy querendón conmigo, siempre me está abrazando y diciendo piropos, yo aunque no lo veía mal si me daba cuenta de cierta predilección de él hacia mí pero para mí él era como mi hermano algo que mi esposo dudaba mucho, más de él hacia mí, decía que él me quería coger y yo siempre le decía, claro que no, somos como hermanos a lo que él me alegaba que mis verdaderos hermanos no me trataban así. Cierto día que estábamos en cama me pregunta que si lo haría con mi primo con mis respuesta de siempre, nooo. Pero él seguía con sus dudas y me decía que mi primo me quiere coger, entonces el empezó a fingir que era mi primo y me preguntaba cómo reaccionaría si mi primo empezaba a besarme y jugábamos a eso, el hacía el papel de mi primo y yo me resistía pero al final cedía, ya que al final era mi esposo y él decía.

– Ves, caíste.

– Ah pero es porque eres, tú.

– Bueno si pero estoy seguro de que con él también lo harías.

– Claro que no, nunca, él le diría a todo mundo y yo no quiero andar en boca de todos.

– Obvio no le diría a nadie, porque él va a querer seguir cogiéndote.

Y así eran nuestras pláticas en la cama, yo iba unas tres o cuatro veces por año a casa de mis tíos, pero a mi esposo no le gustaba ir, por lo que siempre se quedaba con algo de celos y dudas, más que me invita a irnos al río a tomar cervezas y alguna ocasión me invitó a la playa, pero como solo a mí, mi esposo dice obvio no vas a ir, y obvio quiere contigo.

Un día de semana santa que me dispongo a llevar a mi madre y hermana a visitar a mis tíos, mi esposo no nos pudo llevar por cuestiones de trabajo, ese día me puse una blusa blanca un poco escotada y una falda negra un poco más arriba de la rodilla dejando ver mis piernas torneadas y un poco de mis senos son caer en lo vulgar, al llegar a casa de mi tía nos recibe ella con mucha alegría, nos disponemos pasar unos dos tres días con ellos, nos sentamos en las mecedoras del jardín platicando de todo y de nada, minutos más tardes llega mi primo Edmundo, saluda a mi mama con un beso y una abrazo, luego a mi hermana y al último a mí, pero siento que conmigo se queda un poco más abrazado y el beso me lo da cerca de los labios, se me hizo un poco raro pero traté de no darle mucha importancia aunque por mis pensamientos me puse algo nerviosa pero traté de olvidarlo, algo que fue difícil porque mi primo se excedía en piropos hacia mí.

Más tarde me dice mi primo, primita acompáñame a hacer unas vueltas a lo que yo asentí y le dije vamos, nos subimos a su camioneta y fuimos a recoger unas cosas a una ferretería, luego pasamos por un helado que me invitó y me dice ya solo dejamos esto en mi futura casa porque mañana viene un trabajador y las va a usar, llegamos a su casa nos bajamos y me dice pásale, la casa estaba casi terminada, estaba amueblada y solo le faltaban unos detalles para habitarla, me dice ponte cómoda, prendió el clima de la sala y me dio una cerveza para mitigar el calor que hacía, noté que él se había cambiado, se había quitado los pantalones y camisa y traía unas bermudas, pero con una playera en la mano, así que pude ver su cuerpo que no es atlético pero no está nada mal, al verlo me sonrojé y agaché la mirada, algo que él alcanzó a notar y me dice.

– ¿Por qué te chiveas prima? ¿Nunca has visto a un hombre sin camisa?

– Jaja, si primo solo que no esperaba verte así.

– Mira ven, toca mi abdomen, estoy haciendo ejercicio.

Para mí que es muy difícil decir que no, me paré algo confusa y nerviosa, pero tratando de disimular le digo.

– Jajaja, a ver si es cierto, oye si está duro.

Al tocarlo noto que su abdomen está duro y me quedo unos segundos así como perdida disfrutando de eso, él toma mi mano y me dice.

– No es lo único duro que tengo primita.

– Primooo, estás loco.

– Los bíceps primita ¿Pues qué pensabas?

– Jajaja, perdón.

– Jajaja, ¿A poco pensabas que me refería a mi…?

– Si –Diije apenada.

– ¿Cómo crees primita que te voy a decir eso? Somos primos,

– Lo sé.

– Aunque debo de confesar que si no fueras mi prima desde hace mucho hubiera intentando algo contigo.

– ¿En serio?

– Claro prima, eres hermosa.

– ¿Tú crees?

– Definitivamente, quizá empezaría así, te tomaría de la cintura. –Me toma de la cintura y me atrae hacia él.

– ¡Primo!

– Te acariciaría la mejilla y te diría que eres la chica más hermosa del mundo.

– Jaja, hasta crees.

– Me acercaría a tus labios y te daría un beso.

Él va acercando lentamente sus labios a los míos y yo estoy entre excitada y asustada, se queda a milímetros de mis labios, se detiene y no sé qué hacer, estoy confundida, una parte de mi desea sentir sus labios pero otra me dice detente, pero al final acerco yo un poco los míos de tal manera que se juntan pero acto inmediato me retiro diciéndole que estamos locos no debemos de hacer eso, me volteo dándole la espalda pero él me empieza a rodear con sus brazos diciéndome.

– Lo sé prima, pero este mundo es de locos, ya no sabemos que está bien y que está mal, pero lo único que quiero hacer ahora es besarte.

– Pero primo, no es posible, eres mi primo y estoy casada.

– Lo sé pero eso no es importante ahorita, lo único importante es tu deseo y mi deseo, ¿O me vas a negar que no lo deseas?

– No, cierta parte de mi lo dese…

No acabo de decir la frase cuando siento sus labios carnosos, suaves, húmedos y tibios en los míos, aunque trato de resistirme un poco al final cierro los ojos y le correspondo, siento su lengua tratar de entrar a mi boca a lo que le empiezo a dar acceso y empiezo a sentir como su lengua empieza a jugar con la mía, trato de pensar que solo será un beso, pero empiezo a sentir sus manos que me toman el trasero y con la otra me empieza a acariciar un seno, trato de retirarla pero sus fuerzas son mayores.

– No primo, por favor.

– Vamos prima, solo un poco, me encantas y si no pasa nada ahora nunca pasará.

Mis gritos de no primo cada vez son más opacos, él retira su mano de mi trasero pero la mete bajo mi falda, en un segundo no sé cómo hace un lado mis bragas y siento su dedos en mi vagina, que ya está muy húmeda, así mis réplicas de “No primo” empiezan a cambiar por jadeos y gemidos de mi parte, siento como se está calentando todo mi cuerpo, retira su mano de mi vagina y empieza a acariciar mis piernas y mis caderas.

– Estás tan rica primita.

– ¿Si?

– Siempre te he deseado.

Me empieza a desabotonar mi blusa, quitándomela lentamente mientras no paramos de besarnos yo sigo tocando su dorso un poco sudoroso algo que me gusta sentir, me desabrocha el sostén con mucha habilidad lo que me confirma sus dotes de Don Juan, siento su cuerpo con el mío, su pecho con el mío es una sensación deliciosa, pienso en mi esposo pero trato de justificarme que también es su fantasía, me empieza a besar el cuello y eso me va poniendo cada vez más caliente, empieza a bajar a mis senos dándole besos, chupadas, mordiditas, yo trato de desabrochar sus bermudas pero no puedo, ya quiero sentir u verga en mis manos, en su boca, dentro de mí, Edmundo al ver que no puedo lo hace por mí, quitándoselas de una patada yo aprovecho para quítame la falda y mis bragas quedando completamente desnuda, al ver que se iba a quitar los boxers lo detengo y me arrodillo frente a él, noto su verga ya erecta bajo su prenda interior, voy bajándolos lentamente dejando al descubierto su pene erecto, depilado, lo vi exquisito, lo tomé con mis manos y suavemente lo empecé a introducir en mi boca teniendo esa sensación inexplicable, al sentirlo duro pero suave por fuera y caliente, intente meterlo todo pero era grande, un poco más que el de mi esposo, por lo que quedó una pequeña parte fuera de mi boca, empiezo a hacer los movimientos naturales de una buena mamada, entra y sale, le empiezo a lamer desde sus testículos hasta la punta y veo como se estremece, solo atina a decir -¡Wow, qué rico prima! El me sujeta la cabeza con sus manos y me acaricia el cabello a la vez que lo apartaba un poco para ver mi cara dándole un rica chupada, así estuvimos un rato hasta que me sujeta de los hombros y me hace poner de pie, me carga y me lleva al sofá, me sienta quedando el frente a mí y solo puedo ver su pene erecto cerca de mí por lo que procedo a llevármelo a mi boca de nuevo disfrutando de nuevo esa sensación de tenerlo duro solo para mi placer, me aparta un poco y hace que me recargue en el respaldo del sofá abriendo mis piernas y dejando expuesto mi sexo, me mira a los ojos y después de una mirada pícara va metiendo su cabeza entre mis piernas, me dice que huelo muy rico, a sexo, a cachondez, se acerca y me da un beso en clítoris para posteriormente sacar su lengua e introducirla en mi vagina a lo cual yo me recuesto un poco y cierro los ojos para dejarme llevar por el placer, -Oh primo que rico lo haces, sigue no pares- empieza cada vez a darle más intensidad a esa chupada, me recorre toda casi hasta llegar a mi ano donde yo me estremezco de placer, después se concentra en mi clítoris y empieza a meter su dedo medio e índice a la vez que sigue con su lengua, el placer es indescriptible hasta que en poco me vengo en un orgasmo y grito de placer, lo mira mirándome con un cara de placer por haberme hecho venir tan rico, se pone al lado mío y me pregunta:

– ¿Te gustó primita?

– Me encantó primo, pero está mal, no me siento a gusto.

– Entiendo que te sientas así, pero es algo que nos debíamos prima, deseándonos tanto tiempo en silencio.

– Es que yo no te deseaba, te quiero como hermano.

– ¿Entonces por qué accediste?

– Es que es difícil para una mujer como yo abstenerse y tú tienes tus habilidades para convencerme dije sonriendo.

– Jaja primita, de haber sabido desde hace mucho que lo hubiera intentado.

– Quien sabe, quizá te hubiera dicho que no, quizá este era el momento justo para que yo me dejara llevar en algo que sabemos que está mal. ¿Qué tal si se enteran mis tíos, mi mamá, mi marido?

– Te prometo que esto quedará entre nosotros prima, no te preocupes por eso, no le voy a decir a nadie que te cogí.

– Jajaja pero no me has cogido.

– Aun no terminamos nena.

– No sé primo, quizá mejor lo dejemos así.

– ¿Y así me vas a dejar? Como tú ya te viniste. (En eso tenía razón)

– Bueno primo que te parece si solo te masturbo, es que ya dejar que me penetres es otra cosa.

– Me parece bien pero quiero segur besándote.

– Me encanta la idea –dije-

Por lo que estando a su lado noto que su pene estaba a medias aguas, así que procedí a tomarlo con mis manos y empezar a masturbarlo, notando que cada vez se va hinchando más hasta llegar casi a su tamaño de hace rato, oigo que me dice, -dame otra mamadita prima, please- Así que empiezo a acercarme a su pene mirándolo a los ojos y veo que me mira como lo voy metiendo a mi boca, solo cierra los ojos y exclama –¡Oh! Empiezo con ese movimiento de vaivén y él me toma de la nuca para acompañarlo, así estuvimos un rato hasta que me jala un poco ce los cabellos para empezarme a besar a lo que yo correspondo no sin dejar de masturbarlo, me empieza a acariciar los senos y de pronto está otra vez en mi vagina con su mano, empiezo a excitarme, a lo que él se para y me voltea en el sofá.

– No primo

– Solo esta vez mi reina, quiero penetrarte –Me lo dice al oído desde atrás.

Solo siento como su pene se va introduciendo en mi vagina abriéndome poco a poco, al principio suavemente, aunque no quería no me podía resistir, en ese momento él era mi dueño, cada vez empezó a darme más duro jalándome los cabellos y arqueándome hacia atrás mientras me daba las envestidas.

– ¿Quieres verga primita?

– Si primo, dámela toda.

– Toma putita.

– ¡Ah, Ah, Ah, Aaarrggg!

Me hace venir en una explosión de placer, él se sale en ese momento al darse cuenta de que yo había terminado, empieza a jalársela con la mano, me hinca y se viene en mi cara, abro mi boca para probar esa leche que tanto deseaba, termina de salir hasta la última gota y yo me saboreo de todo lo que me he comido, vaya que tenía mucha leche, se fue al baño y yo quedé rendida en el sofá, me trae un pañuelo para limpiar y me acerca mi cerveza que estaba a medio tomar.

– Prima quiero ser tu amante.

– Estás loco Edmundo, no puede ser, solo fue esta vez y ya.

– Quiero hacerte sexo anal.

– ¿Ahorita?

– Al rato, dame unos minutos.

– Jajaja estás loco, -Le dije empezando a recoger mi ropa.

Me empiezo a vestir y me dice desilusionado.

– ¿No lo vamos a hacer otra vez?

– No, debemos de irnos, se van a preocupar porque no llegamos.

– Ok, prima, pero esto no acaba aquí.

– Jaja no sé, puede que sí, puede que no, tini tini tini…

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