Nuevos relatos publicados: 13

Cinco minutos de casi nada

  • 4
  • 6.741
  • 8,33 (3 Val.)
  • 2

Desde hace varios meses, casi medio año en realidad, mi libido ha disminuido mucho. Sigo masturbándome todos los días, pero mis deseos por acostarme con alguien, ya fuera estar con prostituta o vestirme como una para ser penetrada hasta ser llenado de semen habían perecido casi en su totalidad.

Ya que no he escrito nada en varios meses, supongo que volveré a presentarme: Tengo 22 años; soy bisexual y aunque no me considero atractivo en ningún sentido, hasta mediados de los 21 me acosté con una buena cantidad de hombres y mujeres (Ya que he estado en varias orgías, no tengo idea de cuántas hayan sido en realidad). Con mujeres suelo ser dominante y con hombres son bastante sumiso. Me gusta usar lencería con ambos.

Hace un par de días estaba en el trabajo preparándome para salir temprano, ya que tenía que ir a ver unos papeles, pero, por alguna razón me dio por entrar a un chat gay de la ciudad (soy de Puebla), me puse el nick “llénamedesemen.Mediodía.Centro” (creo que es un nombre muy específico). Estuve ahí unos 5 minutos, pero no encontré nada. EL único Nick que me llamó la atención era tal “Gordo.Maduro.Catedral” que buscaba besos, carisias y sexo oral por la Catedral de Puebla. El lugar a donde tenía que ir, está a unos 10 min. Así que intenté contactar, pero no obtuve repuesta alguna y ya tenía que irme, cerré el chat.

Mi asunto tardó muy poco en ser resuelto, así que me dirigí al Zócalo para pensar contemplar un rato la ciudad. Hacía mucho calor así que fui al asta bandera a sentarme, pues ya no había asientos disponibles. Para entretenerme un rato, volví a entrar al chat, pero agregué mi teléfono y esperé un ratito. No recibí ningún mensaje, pero hubo otro Nick que me llamó la atención: “Gordo.Español.Zocalo”. Logré llamar su atención escribiendo que también estaba por ahí, por lo que me mando un par de mensajes. Ya que el sujeto no usó los “¿?” no entendí si era activo o pasivo, pero antes de preguntarle me llamó por teléfono. Sólo me dijo la calle en la que se hospedaba y me pidió que me apresurara, pues no tenía mucho tiempo, además de que me pidió que comprará condones. Después de comprarlos, yo le llamé para que me diera la dirección exacta, además aproveché para contarle algo que había olvidado, en esos momentos llevaba medías con liguero y una tanga amarilla debajo del pantalón, al escucharlo, me dijo que realmente no le importaba y me dio el número del lugar.

El lugar estaba a unos cuantos metros de la farmacia en la que compré los condones. Su fachada dio la impresión de ser una vecindad común o corriente, pero una vez que entré, el lugar era bastante pintoresco. Volví a llamar y me guío por el edificio hasta llegar a su departamento. Él era una persona de unos 40 años de más o menos 1.80 de altura, piel muy blanca y casi calvo, me abrió la puerta y pasamos directamente a su habitación me volvió a repetir que tenía poco tiempo e, incluso fue a traer un par de relojes despertadores. Una vez que lo pude ver mejor, él era bastante gordo, eso junto con lo demás que mencioné, me excitó mucho, pues es el tipo de hombres que me gustan más. Empezamos a besarnos y rápidamente nos quitamos la ropa. Él era bastante velludo y con un pene de unos 5 cm. Al verse desnudo lo vi temblar ligeramente, así que nos seguimos besando en la cama. Él era completamente sumiso, así que me dediqué a probar cada parte de su cuerpo mientras él permanecía inmóvil. En un momento, vi que su pene estaba erecto y empecé a chuparlo, le gustó bastante y mientras seguía con su miembro en la boca me pidió que no lo penetrara, ya que le dolería mucho un pene de 20 cm.

Lejos de molestarme o decepcionarme, simplemente asentí a su petición. No es la primera vez que me pasa, en más de una ocasión me he topado con personas muy poco experimentadas o muy sensibles al dolor, además, el sujeto me seguía pareciendo gracioso, y seguí chupándosela por un par de minutos hasta que me dijo que ya se le había acabado el tiempo. Mientras nos vestíamos no dejó de disculpase y me mencionó que vivía con su madre y no tardaría mucho en volver. Esa era la razón por la que tenía poco tiempo.

Se siguió disculpando mientras nos despedíamos, pero yo me sentía bien por lo que había pasado, incluso si fue algo tan raro y corto. Después de eso, fui a comer un emparedado.

(8,33)