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Mis machos del campo: Vuelta al tráiler

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Al llegar al campo lo primero que hice fue bajar las provisiones que traía, en seguida llegaron los chicos que habían visto mi camioneta desde su casa. Mi estado era deplorable, mi ropa y zapatos embarrados, y creo que en la cara se me notaba el cansancio después de la fiesta de sexo con los hombres de la cuadrilla que me habían socorrido en el camino. Al entrar en la casa empezaron a manosearme y besarme, la verdad es que ya mi relación con ellos había pasado de ser simplemente sexo a un cariño muy especial, que ellos también sentían por mí, era su puta y su hembra, pero había más que eso entre los cuatro.

Les dije que estaba muy cansada por la tensión nerviosa y lo largo del viaje -aunque no les conté que había tenido una noche de sexo imparable con los cinco desconocidos- de modo que les pedí que me dejen descansar hasta la cena y después haríamos algo. La verdad es que tenía ganas que me cojan, pero estaba agotada, sucia y con sueño. Me di una larga ducha y me recosté, varias horas después sentí llegar a Ricardo y luego a los mellizos, entendí sus ansias de cogerme así que entre besos y manoseos prepare la cena para los cuatro, ellos sabían que el postre era yo, así que pese al cansancio que sentía me deje coger por los tres, pero uno por uno, no me sentía físicamente en condiciones de hacer una fiesta de grupo, ellos sabían cómo cogerme y lo que me gustaba, pasamos un buen rato, pero cuando termino el ultimo ¨turno¨ les pedí que me dejen, quería lavar la ropa que había quedado terrible, descansar y poner en orden mis pensamientos.

Saque todo de los bolsillos de mi pantalón y allí encontré un papel con un número de teléfono y una nota de los hombres de la cuadrilla ¨amor, sos hermosa, vení a visitarnos nuevamente, lo vamos a pasar fantástico¨. Seguramente cuando nos despedimos mientras me manoseaban las nalgas, alguno de ellos había metido la nota en el bolsillo trasero del jean. Mi cabeza era un torbellino, recordé mi llegada al campo, los chicos espiándome desnuda, la cogida que me dieron los tres en el arroyo y las interminables cogidas que me dieron tantas veces, pero esto de coger con desconocidos era nuevo, había sido la presa fácil de cinco hombres mayores que jamás había visto en mi vida y casi tengo un orgasmo soñando con la cogida que me dieron en el tráiler.

Al despertarme busque el viejo teléfono que estaba en el escritorio, para hacerles un mensaje, pero no había señal, quería verlos, quería que me cojan nuevamente, me sentía la más puta de las putas, una perra en celo. Después de varios intentos salió el mensaje, ¨me gusto lo que pasó, ustedes me dieron la mejor cogida de mi vida¨ a lo que respondieron en el acto pidiéndome que fuera hacia donde estaban ellos o que les dijera donde estaba para venir a buscarme. Respondí que iría yo, pero con la condición que no haya fotos ni videos, al llegar me entregan todos sus teléfonos, yo los guardare hasta el momento de regresar. En el acto respondieron accediendo al pedido, (los tenía comiendo de la palma de mi mano). Mi respuesta fue ¨mañana temprano estaré allí, besos¨. Durante el día los chicos vinieron varias veces, pero no me deje coger, les dije que no me sentía bien y los conforme con una rica mamada a cada uno, quería estar en forma para los hombres. Prepare cosas para llevar, tenía un consolador y lubricante que usábamos siempre, un baby doll rojo, que era el favorito de Carlos y los chicos , que al vérmelo puesto siempre decían que ese me hacia el mejor aspecto de puta. A la tarde saque las chapas patentes de la camioneta, eran cuatro tornillos que me aseguraban que los hombres no podrían identificarme, además había usado el teléfono viejo, así que tampoco tendrían mi número, tomé mis precauciones pues más allá de todo no quería que alguien supiera de esto.

Esa noche casi no dormí por la ansiedad, me levante a la mañana temprano, tome la camioneta y el bolso con mis cosas y emprendí camino, con toda precaución, había mucho barro y no quería quedarme encajada nuevamente. Al llegar, estaban todos sentados a una mesa afuera del tráiler, vi la alegría en su cara y de verdad también me alegré, estaba ansiosa por que me cojan, además ya había planeado como hacer todo. Sin bajar de la camioneta les pedí sus teléfonos, que me entregaron en el acto, luego baje y los bese uno por uno mientras sentía las manos tocándome por todos lados, les dije que se sienten y comencé a poner las condiciones. Veía como accedían a todo lo que propuse, me sentí una reina con su corte de machos alzados. Primero vendrán de a uno, quiero que sorteen su turno y lo respeten, luego descansaremos un rato y ahí harán conmigo lo que quieran. Realmente estaban mudos de sorpresa, se notaba que nunca habían estado en una situación similar. Cuando todos respondieron dándome su palabra, subí al tráiler con mi bolso, trabe la puerta por dentro, me desnude, me maquille y me puse el baby doll. Cuando estuve lista golpee una de las ventanas, se arrimaron todos a ver a través del vidrio, empecé a bailar de la forma más sexy y erótica que pude, los tipos aullaban al verme, cuando los vi bien calientes les grite: ¨que venga el suertudo que me va a coger primero¨, abrí la puerta y entro uno que prácticamente me arranco el baby doll, me levanto en brazos mordiéndome los pezones y me llevo a la cama grande del fondo, yo ya estaba toda mojada y recaliente, corrí las cortinas de la ventana para que los demás me vean cogiendo con su compañero, mientras le chupaba la pija no les saque los ojos de encima a los de afuera, veía su cara de deseo como leones en celo, le puse lubricante en la pija al que me estaba cogiendo, me puse en cuatro patas y el tipo me la metió en el acto por el culo, mi mayor placer es que me den por el culo, y mientras gozaba como una perra, apoye mi cara en la ventana mirando a los de afuera, seguro que tenía una cara de puta terrible, y mi placer aumentaba viendo como los tipos se pajeaban mirándome.

Acabe varias veces, como cada vez que me cogen por el culo. Los de afuera gritaban y golpeaban la puerta, ya los tenía alzados y listos para cogerme, en realidad mi idea fue esa, calentarlos viéndome cogiendo con uno y dejar que después me agarren entre todos. Y así pasó, cuando abrí la puerta el primero me cargo en brazos, los otros me manoseaban por todos lados, uno le grito al que ya me había cogido que traiga el colchón grande, que tiraron detrás del tráiler, allí se abalanzaron sobre mí los cuatro que todavía no habían cogido, uno me metía los dedos en la concha otros dos mordisqueaban mis pezones y yo manoseaba y chupaba la pija que tenía más cerca de la boca. Cuando pude me monte en uno y grite casi implorando que alguno me la meta por el culo, cosa que uno de ellos ya estaba a punto de hacer, los otros dos me metían la pija en la boca un rato cada uno y el que ya había cogido sentado en una silla se pajeaba tratando que se le pare de nuevo. Yo como siempre perdí la noción del tiempo y de las veces que acabé, cuando ellos terminaron estaban exhaustos y yo destruida, me chorreaba leche por todos lados. El que ya me había cogido se arrimó pidiéndome una mamada y aunque ya estaba atragantada de tanto mamar, se la chupé y me trague hasta la última gota de leche. Luego me tire de espaldas, agotada y hambrienta, ya era casi mediodía y la humedad y el calor agobiaban. Uno de los hombres trajo agua que tome con avidez, tenía la boca pegoteada y el gusto a leche de varios de los hombres.

Ellos insistían en saber de mí, querían que siguiera viaje con ellos, que les prometa que iba a volver, yo a todo respondía que más adelante veríamos que sucedería, por ahora confórmense con esto. Me paré, busque las llaves de la camioneta y busque el viejo teléfono, tome la camisa de uno de ellos, me tape la cara y les dije que me tomen todas las fotos que deseen. Con la cara tapada, me tomaron fotos de todos lados, incluso uno en la que se veía mi boca chupándosela a dos de ellos. Terminada la ¨sesión de fotos¨, pedí mi teléfono, me vestí y subida a la camioneta con las puertas trabadas, le pase por bluetooth las fotos al teléfono de uno de ellos, mientras los pobres miraban sin entender nada, cuando termine de enviar las fotos, abrí el vidrio, les devolví sus teléfonos. Les dije sonriendo: el que tiene las fotos se las pasa por bluetooth al resto, quiero que se pajeen por mí y para eso no les hace falta mi cara. Puse en marcha la camioneta, los hombres reían y gritaban que me quede, los salude tirando besos con la mano y emprendí camino de regreso. La cabeza me hervía, nunca pensé que podría sentir tanto placer como ese día, las fiestas con Carlos y los chicos habían sido geniales, pero dejarme coger sin límites por cinco desconocidos a los que maneje a mi antojo era lo mejor que me podía haber sucedido y jamás me sentí tan puta como en ese momento.

Ya me estaba aproximando al campo de Carlos, ahí me esperan mis chicos, pero eso, es el inicio de otra parte de la historia.

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