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Madre e hijo dispuestos a todo

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Hace un año que estoy trabajando en casa, un poco forzada por las circunstancias, trabajaba en una multinacional en un puesto ejecutivo, pero estaba casada con uno de los gerentes de la empresa hasta que él me dejó por su secretaria y me comenzó a hacerme la vida imposible, tuve que renunciar. Con él tengo un hijo con el que no se habla, a causa de nuestra separación.

Me fui a vivir con mi hijo a un apartamento, no muy grande dada la situación económica ya que mi ex no le pasa ningún tipo de manutención a mi hijo, aunque él tiene 18 años tampoco se lo hubiéramos aceptado.

Decidí hacer un curso de estética y me especialice en depilación, sabía que iba a tener muchas clientas de la oficina y amigas, muchas veces se depilan solas por vergüenza de ir a un centro de estética por lo tanto era una salida laboral rápida, sin mucha inversión y la podía realizar en casa.

Las atendía en un cuarto pequeño, que acondicione para el trabajo. Al principio venían dos o tres por semana, muchas todavía no sabían que me dedicaba a esto y también porque era época invernal, luego se hizo primavera y el calor y el boca a boca hizo que tenga una o dos clientas por días.

Mi hijo estaba en el último año de escuela e iba a estar casi todo el día en casa. Cuando empezó el verano el trabajo me estaba sobrepasando, tenía de tres a cuatro clientas por día, realmente me estaba agotando. Por suerte estaba mi hijo para ayudarme, cuando esperaban mis clientas él le daba algo de tomar o me ayudaba con alguna compra que yo no podía hacer.

No les dije mi nombre, me llamó Lorena y mi hijo Agustín yo tengo 37 años y muchas me envidian el cuerpo, buen culo, buenas tetas y una cintura de 54 cm. Trato de mantenerme lo mejor que puedo también es parte de mi trabajo, debo verme bien.

Me acuerdo el día, era un viernes 5 de diciembre, me llama a mi teléfono un compañero de trabajo, si, un hombre, bueno sabía que era homosexual, pero era un hombre igual y me dice que quería depilarse y si yo podía hacerlo. No supe que decir, le dije que llame el lunes no me anime a decirle que no. El sábado no trabajo y estaba conversando con mi hijo y le comento quien me había llamado.

-¿sabes quién me llamó?

-La abuela.

-No por un trabajo

-¿para depilarse?

-No, no sé, alguna ex compañera tuya

-No, me llamó Federico.

-¿Qué Federico? ¿El puto?

-jajajaja Sí.

-¿y que quería?

-Depilarse.

-¿Y qué le dijiste?

-Todavía, nada, pero le voy a decir que no.

-¿Por qué?

-Estás loco nunca depile a un hombre. No sé cómo se hace.

-Debe ser lo mismo, ahora está de moda, en la escuela varios de mis compañeros se depilaban.

-¿Todo?

-jajaja, Sí, que tiene de malo. Algunos lo hacían ellos y otros iban a depilarse a un centro de estética.

-¿y vos?

-yo, no. ¿Pero qué tiene de malo?

-ah, bueno, entonces puedo practicar con vos. Jajajaja

-¿Cómo quieras?

-¿Sí?

-Sí.

-Bueno, anda al cuarto y llevo las cosas.

No lo podía creer iba a depilar a mi hijo, nunca había depilado a un hombre y no esperaba que él hubiese aceptado con tal naturalidad, no le daba vergüenza, pero yo trate de ser profesional y no demostrar nerviosismo, aunque lo estaba y mucho.

A mi hijo hacía años que no lo veía desnudo, ahora era un hombre y me daba morbo verlo así.

Preparo algunas cosas y voy al cuarto, ahí estaba acostado sobre la camilla. Sólo llevaba puesto un slip azul, me parecía increíble vérselo puesto, casi a diario lo lavo y plancho. Saco una crema hidratante y se las empiezo a pasar por las piernas. Mientras enciendo el aparato donde caliento la cera depiladora.

-Con esto se empiezan a ablandar los pelos, así salen más fácil con la cera y no te duele tanto.

Les froto las piernas musculosas y se las dejo brillosas, hago lo mismo con el pecho y debajo de los brazos. Le digo que se ponga de espaldas y hago lo mismo con la espalda piernas. Cuando se vuelve a poner boca arriba me doy cuenta que está un poco excitado, el bulto en el slip había crecido. Le empiezo a pasar la cera por las piernas y de a poco empiezan desaparecer los pelos.

-¿Te duele?

-No

Sigo con su espalda y piernas y termino.

-Listo.

-¿y acá?

Me dice señalando el bulto del slip.

-pensaba que te daba vergüenza.

-No está bien.

Apenas dice esto, se saca el slip y queda desnudo. Tenía la verga dormida sobre un costado, era gruesa y estaba un poco hinchada. Trato de mostrar naturalidad.

-primero te tengo que pasar crema.

Tomo el pote y le unto el pubis con crema, también la verga que apenas toco se pone dura como una roca. Él me dice.

-Perdón

-No, hay problema, es algo normal que te excites, a nosotras también nos pasa.

-¿Sí?

Mientras le hablaba le pasaba crema por los huevos y por toda la poronga, podía sentir cada vena y lo caliente que estaba. Con las manos le bajo el prepucio y dejo al aire el glande rojo y brilloso, una cabeza enorme, una frutilla gigante que quería llevarme a la boca.

-Sí, a muchas chicas cuando las estoy depilando acaban, se mojan todas, otras no depende de cada una.

No quería que acabe, le empiezo a cortar los rulos con una tijera. Luego empiezo con cera a pelarlo, en ningún momento la pija dejó de estar erecta. Yo estaba toda mojada pero resisto la tentación de metérmela en la boca quiero ser lo más profesional posible. En el cuarto hay un espejo en la pared que permite vernos de cuerpo entero.

-Listo, mira cómo te queda.

Se pone de pie y se mira orgulloso, la pija seguía erecta, casi apuntaba al techo, no podía sacar los ojos de encima.

-¿Te gusta?

-Si. Parece más grande

Me la mostraba orgulloso mientras la sacudía con la mano derecha.

-jajaja, no seas tonto. Ahora date vuelta que falta la cola.

No hacía falta pero quería tenerlo un rato más desnudo. Se pone en la camilla en cuatro patas y le empiezo a sacar los pelos alrededor del ano hasta dejarlo todo despejado.

-Bueno, listo ahora estás todo pelado.

Se levanta de la camilla y se vuelve a mirar en el espejo, yo no resisto la tentación y lo tomo de la pija como dándole la mano y se la sacudo.

-Bueno, anda al baño y bajate esto que te va a hacer mal, después comemos

-jajaja bueno ahora voy.

Me da un beso en la mejilla y sale desnudo por el pasillo al baño, mientras caminaba bamboleaba ese trozo de carne de un lado para el otro, era hipnótico. Me quedo acomodando las cosas, pero cuando me doy cuenta que ya estaba en el baño me meto los dedos en mi vulva y me pajeo con frenesí hasta que acabo, hacía años que no acababa de esa forma.

Después que termino voy a la cocina a preparar algo de comer, mientras estoy tendiendo los platos sobre la mesa, veo que Agustín pasa por el pasillo desnudo con la pija flácida, iba a su habitación a vestirse, en ese momento sentí un hormigueo en mi vagina y un calor que recorría todo mi cuerpo. Después de unos minutos regresa vestido y nos sentamos a comer. Conversamos durante toda la cena.

-Ahora que sabes depilar a un hombre. ¿Qué vas a hacer con Federico?

-No sé.

-Llamalo, es un cliente y te puede traer muchos clientes con dinero, sabes que conoce a muchos.

-Bueno pero con una condición.

-¿Cuál?

-Me tienes que ayudar.

-¿De qué forma?

-Vemos, no sé, yo te digo, pero no quiero estar sola con él.

En eso quedamos, lo llamo por teléfono a Federico y le digo que venga a casa el lunes por la mañana.

Esa noche no pude dormir, no podía sacarme de la cabeza la pija de mi hijo, la veía en sueños y me despertaba toda mojada.

El domingo preparo un delantal para mi hijo quería que Federico lo vea como a un profesional y no sospechara de su inexperiencia. Tampoco hablamos del tema, nos tratamos como en un día normal pero en el ambiente había tensión entre los dos, estábamos excitados pero no lo queríamos demostrar.

Ese domingo me voy adormir pensando en el lunes, vendría Federico, es un gay hermoso, un verdadero desperdicio, por eso empezó a trabajar en la empresa, salía con un gerente financiero muy importante, todos sabíamos pero ellos trataban de mantenerlo en secreto, el gerente era un hombre casado con varios hijos.

Me levanto temprano a la mañana, no pude dormir mucho, la ansiedad me sobrepasaba, voy a la habitación de mi hijo a despertarlo, estaba profundamente dormido y desnudo, no resisto en mirar otra vez su pene, después de unos largos segundos lo tapo y lo despierto.

-Vamos, arriba que en media hora llega Federico.

-Ya voy, ma.

Pasan unos minutos y mientras preparo algo en la cocina se acerca Agustín a la mesa sin ropa, todo desnudo, con su péndulo de carne al aire y se sienta a la mesa.

-¿Qué haces desnudo?

-Nada, ¿Te molesta?

-No, pero se hace tarde, todavía no te cambiaste.

-Enseguida me cambio.

-Dale anda y tapa eso que se te va enfriar. (Le señalaba la pija)

-jajaja, no tengas miedo, la víbora no pica

Dijo esto y se para a mi lado, yo estaba sentada y me arrima la pija a mi cara como si me fuera a morder con esa anaconda.

-jajaja dale salí de acá y anda a cambiarte que si le pego un mordisco después vas a llorar.

-jajajaja

Se fue a su habitación a vestirse, yo veía como abandonaba la cocina mostrando el culo hermoso que tiene. Tuve por unos pocos segundos su tronco a unos pocos centímetro de la cara, me dejó caliente para tres días y con ganas de meterlo en la boca y tragarlo entero.

Ya eran las nueve de la mañana horario en que había acodado con Federico. Escucho el timbre y voy a recibirlo a la puerta.

-Hola Fede, ¿Cómo estás?

-Bien linda y vos, hacía mucho tiempo que no te veía

-Bien, trabajando.

-¿Sola?

-No, con mi hijo, termino el colegio y me está ayudando.

-ah, qué bueno.

-te molesta que me ayude

-No mejor, lo vi de chiquito y que mejor si te ayuda.

-Bueno entra a ese cuarto y quítate la ropa que ahora lo voy a buscar.

Era como tener a Ricky Martin en casa, hermoso, de casi un metro noventa de alto y musculoso.

Voy a buscar a mi hijo y le pongo el delantal, vamos juntos a la habitación. Golpeo y entro, ahí estaba Federico, todo desnudo acostado en la camilla, bronceado por completo casi sin pelos y con algo que nunca había visto a no ser en películas, una poronga gigante que le colgaba a un costado, sin prepucio, limpia y con la cabeza rosada.

-Hola, que grande que estás, la última vez que te vi eras chiquito, pero cómo creciste.

Mientras le decía esto a Agustín, yo no podía sacar la vista de semejante monstruo. Pero me tenía que concentrar y darle instrucciones a mi hijo.

-Hijo, toma estos guantes y huméctale el cuerpo mientras yo preparo la cera.

Mi hijo me miró sorprendido y enojado, pero fue profesional, se puso los guantes y tomó la crema humectante. Yo no podía creer a que estaba obligando a mi hijo, casi a una escena gay en vivo para mi sola, lo más excitante de mi vida.

Mientras voy conectando todo pongo música suave, Federico se relaja esperando las manos de mi hijo, yo no sabía cómo podía reaccionar, tanto mi hijo como Federico, pero no me quería perder ningún fotograma.

Empezó a frotar sus piernas con crema hasta dejarlas blancas, despues subió a su pecho que frotaba hasta sus brazos. No podía alejar la vista de ese espectáculo. Luego tomo el pene con una mano y como si fuera una salchicha le puso crema de la punta a la base como si fuera mayonesa. Los guantes azules eran el contrate perfecto para aquella verga. Su pene crecía. Se ponía duro y grueso en sus manos, lo veía crecer, hincharse, él lo miraba y acariciaba sin problemas, su mano no podía cubrir su circunferencia era enorme y brilloso. Luego lo acomoda sobre la barriga tallada por abdominales y le unta los huevos. Federico suspiraba profundamente y volvía a aspirar. Con la tenue música de fondo le dice.

-Ahora la espalda por favor, se puede dar vuelta.

Federico obedeció como un autómata a su dueño, giro y quedó de espaldas en la camilla, el pene aplastado sobresalía entre las piernas. Agustín lo lubrica hasta dejarlo brilloso. Cuando le toca el culo, Federico caliente se pone en cuatro esperando que rose con los dedos el ano.

En ese momento mi hijo me mira y con un movimiento de su cabeza me señala el culo y se ríe, miro y veo cual era el motivo de su sonrisa, un agujero dilatado de forma exagerada, un agujero de unos tres centímetros que delataba el paso de kilómetros de verga, sonrío y me hago cómplice, hasta que termina. Mi ropa interior era agua.

-Bueno Fede, ahora me toca a mí con la cera.

-Sí, gracias.

Me dijo fatigado. Se da vuelta, ahora el espectador era mi hijo. Comienzo a sacar con la cera los pequeños pelos que tenía y para disgusto veo cómo se va achicando su miembro. Ilusionada espero a que crezca en mis manos cuando lo tenga que depilar, pero no confirmo en carne propia que es gay, que no reacciona a mi tacto, sólo mi hijo pudo esclavizar ese miembro.

Terminamos después de una hora, él quedo muy contento, no dejaba de ver a mi hijo mientras hablaba, la indiferencia de mi hijo lo excitaba más. Me preguntó si podía mandar algunos amigos y conocidos, era lo que esperábamos, buenos clientes.

Cuando quedo sola con Agustín conversamos.

-Gracias hijo, hiciste un buen trabajo.

-No es nada, pero me gustaría una mujer.

-jajaja sí perdón. Pero así es este trabajo, son sólo cuerpos y te acostumbras.

-¿Mañana viene alguien?

-Todavía la tengo que llamar

-¿A quién?

-ah, sorpresa, no te voy a decir, te tenés que acostumbrar a cualquiera. Igual le tengo que avisar.

En ese momento se me ocurrió una idea, Mirtha, una conocida que venía seguido por casa, una mujer mayor de unos 60 años, que se mantiene muy bien y vive sola, quedo viuda hace diez años. Ella tiene una particularidad, las veces que viene a depilarse acaba de forma abundante, es increíble lo calentona que es, reacciona al tacto, es puro sexo. La tenía que llamar y preguntarle si podía participar mi hijo, que estaba aprendiendo conmigo, sabía que no se iba a negar. Así fue la llamo y le comento, ella me dice inmediatamente que sí, quedamos en que vendría al día siguiente a la mañana.

Al otro día, el mismo ritual lo voy a despertar a su habitación y estaba desnudo, esta vez no lo tapo y le digo que se vista y venga a desayunar, al rato aparece desnudo en la cocina.

-¿otra vez sin ropa?

-jajaja me vas a decir quien viene o te pico con la víbora.

Viene corriendo y me agarra por la espalda, siento su pene empujar sobre mi vestido, mientras me abraza.

-¡dale salí!, bueno te cuento. Viene Mirtha.

-¿qué Mirtha? La vieja

-Si Mirtha.

-jajaja así es el trabajo vos tenés que ser profesional, ahora anda a vestirte que por ahí llega más temprano.

Pude sentir su verga entre mis nalgas, fue una sensación increíble. Tuve miedo.

Llega Mirtha media hora antes, se la veía contenta, nos saludamos y vamos los tres al cuarto, ella sabía que iba a ser el objeto de estudio de mi hijo, se ve que eso la excitaba.

-Bueno Mirtha quieres que salga Agustín mientras te desvistes.

-No Lorena, no hay problema, él puede ver todo.

-Bueno, entonces que te humecte la piel, mientras voy a buscar las cosa.

La dejo que le haga un striptease a mi hijo y vuelvo en unos segundos con unas toallas, ella ya estaba desnuda y acostada boca arriba en la camilla. Mi hijo estaba rojo, excitado, ella desnuda parece más joven.

-Bueno Agus, es tu turno, toma la crema.

Apenas le toca las piernas ella suspira, mi hijo la empieza a humectar por sus piernas, sube a sus tetas y las empieza a frotar en círculos, no se había dado cuenta que ahí no había pelos, ni ella tampoco por que no se quejaba, los pezones estaban duros e hinchados, ya estaba excitada, en cualquier momento acababa. Luego las manos de mi hijo van a su vagina, mete sus dedos y la empieza a masturbar casi por instinto, yo no digo nada y lo dejo hacerlo. Mirtha en ese momento estalla, empieza a temblar y dobla sus piernas sobre su barriga, empieza a eyacular abundante líquido sobre la camilla, no podía parar mientras pedía perdón.

-perdón, perdón

-No pasa nada Mirtha, es normal, ahora date vuelta,

Lo miro a mi hijo y con un movimiento de cabeza le ordeno que le pase crema por la espalda. Él me hace caso de inmediato pero no resiste en empezar por el culo. Le mete la mano bien en la raya tocando el esfínter y empieza de nuevo a temblar hasta que acaba.

Fue una escena surrealista, yo sabía que podía pasar, pero fue más fuerte de lo que imaginé. Le pedí a Agustín si nos dejaba solas así podía terminar de depilarla. Mirtha parecía inconsciente sobre la camilla, fue una paja mortal.

Termino con Mirtha y ella me pide perdón y me agradece por lo de mi hijo, hasta me dejó el doble de lo que cobro y me dijo que cuando yo quiera ella podía volver con todo gusto.

Me encuentro con Agustín en su dormitorio y le cuento que Mirtha se fue muy contenta.

-Agus, la dejaste loca a Mirtha. Pero ella es así, se excita muy fácil. ¿Te gustó?

-Si fue muy bueno. Pero quiero una cosa.

-¿Qué cosa?

-te quiero depilar a vos.

-¿A mí? Jajaja, ¿Por qué?

-Es justo.

-¿Cómo justo?

-Bueno hasta ahora hice lo que quisiste, ahora me toca a mí.

-Bueno pero esto es un trabajo y hoy nos fue muy bien.

-¿Por qué tenés vergüenza?

-No

-¿y entonces?

-Está bien tenés razón. ¿Cuándo?

-Ahora.

-¿Ahora?

-Sí, ¿Cuál es el problema?

-Ninguno, bueno, vamos.

A él le cambió la cara, salió corriendo hacia el cuarto de trabajo, yo fui caminado detrás como un perrito faldero.

En el cuarto él se queda mirándome desde la puerta, yo lo miro mientras me desnudo.

Ya desnuda me acuesto en la camilla, mientras él toma el pote de crema. Me empieza a acariciar con sus manos mientras cierro los ojos, me unta todo el cuerpo, no podía parar de tocarme las tetas y con un movimiento rápido lleva sus dedos a mi vulva. Cómo hizo con Mirtha me empieza a masturbar, yo lo dejo y empiezo a eyacular como nunca antes me había pasado.

Luego llegó lo inevitable, se saca la ropa y empieza a besarme, su pija parecía un garrote. Me da vuelta y me empieza a chupar el culo con fuerza parecía que me quería comer. Yo no podía más y le pido que me la meta.

Me pone en cuatro patas sobre la camilla y me la mete con fuerza en la vagina, entra y sale como un animal, luego apunta el agujero del culo y me la mete de un golpe, sentía ese garrote caliente en el culo que entraba y salía con fuerza, sentía que me cagaba encima. Luego grita y acaba en el culo. Los dos quedamos tirados sobre la camilla. Fue el mejor polvo de mi vida.

Desde ese momento fuimos perfectos amantes y la mejor pareja de trabajo.

Los contactos de Federico nos trajeron clientes “hombres”, a los que mi hijo terminaba cogiendo y se corrió el rumor entre mis clientas gracias a Mirtha, a las que empezamos a dar servicios sexuales de todas las formas posibles.

Ya no tenemos apremios económicos, nos transformamos en una máquina de sexo.

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