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Sexo callejero es lo que fue

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De todas las cosas que hemos hecho Ana y yo creo que la de esa noche será difícil de encuadrar en algún tipo de relato.

Salimos de juerga a un antro rockero. Era una locura porque Ana se puso un vestido corto muy suelto y era realmente un vestido muy elegante de noche, rojo, sin hombros. Ajustaba como corsett a la altura de los pechos pero de ahí para abajo quedaba tan amplio que parecía de maternidad lo cual era divertido y el color rojo contrastaba genial con el tono oliva de sus gruesas piernas. Traía unos zapatos bajitos pero también divertidos porque eran réplicas de aquellas zapatillas negras de corazoncito de Betty Boop, el personaje de caricaturas. Se ponía ese vestido a propósito porque yo le decía que no sabía uno que hacerle, si meterle la mano por enfrente para masturbarla o darle la vuelta para penetrarla desde atrás. El hecho de que se lo pusiera era su manera de iniciar el escarceo y auguraba emboscada.

El antro era de esos pequeños, sórdidos donde todos visten estilo rockero así que atrajo miradas inmediatamente. Eso nos divierte siempre.

El antro es un local de fachada angosta pero que mide hacia adentro unos 30 metros. Al entrar a la derecha están los baños. Al fondo está el escenario. Hay mesas pero en las paredes laterales hay modo de sentarse con la pared como respaldo. Fue en esas bancas donde nos sentamos, justo atrás de la primera mesa frente al escenario.

Era temprano pero en la mayoría de las mesas la gente ya se veía medio avanzada en el camino de la borrachera. La mesa junto a nosotros había dos parejas y dos jóvenes solos.

Esperamos un rato y como el mesero no venía me fui a la barra por un par de cervezas. Para cuando regresé uno de los hombres solos de la mesa adjunta estaba hablando con Ana sin moverse de su silla. Cuando me senté me saludó el tipo, dijo algo que no entendí y regresó a la conversación de su mesa.

-Preguntaba que si eras mi novio -me explicó Ana.

-No disimuló nadita -dije riendo.

-Se me hace que más que borracho está bien arriba. No tiene aliento alcohólico, pero habla muy pausado.

Estuvimos un rato solos, ya íbamos por la cuarta cerveza cada uno, el umbral de control de Ana, debo mencionarlo son esas 4 cervezas y al poco llegó un grupo de chicas a la otra mesa. Ana comenzó a conversar con ellas mientras yo veía al grupo de la noche.

El par de chavos solos de la mesa de las dos parejas se había levantado y ya no habían regresado en un rato. Ana se levantó al baño y tardó un poco pero casi no caí en cuenta porque estaba muy concentrado en el grupo y en esos lugares suele haber fila para el baño.

Cuando Ana regresó llamó mi atención que se me sentó más pegadita a mí y me tomó la mano que tenía libre de la cerveza que ya era la quinta.

Apenas un par de minutos después apareció unos de los chavos que se habían ido. Precisamente el que había abordado a Ana. Antes de sentarse la miró a los ojos de un modo inconfundible. Yo miré a Ana que inmediatamente me aclaró:

-Sí, no te equivocas, me lo fajé en el baño.

Ya tenemos esas reglas muy establecidas y hasta risa me dio.

-Ay tremenda! ¿Te lo fajaste o te lo cogiste? -le pregunté riendo porque mi pregunta era más por voyerista que por morbo o celos.

-Cuando salí del baño yo creo que me había seguido porque estaba afuera de la puerta fumándose un cigarro, no quiero saber de qué. Inmediatamente se me acercó sin decir nada. Nada más mirando. Yo le dije que si qué se le ofrecía y él me dijo "tú sabes lo que se me ofrece" y me jaló hacia él. Como yo estaba en la puerta del baño nada más me hice para atrás. Y nos encerramos en el baño. Nos besamos y me manoseó. Me masajeó el trasero y me metió la mano. Besa rico y todo. A lo mejor sí hubiéramos cogido pero empezaron a tocar en la puerta del baño y aparte lo toqué yo a él y no estaba muy firme que digamos. Le dije que nos saliéramos porque tocaban y ya. Fue todo.

-No pues ni chance amor. Y ¿cómo vez? ¿Vale la pena invitarlo?

Ella pensó un momento -¿trío? No sé, se me hace que anda muy arriba como para que se le pare.

Seguimos viendo al grupo y ella platicó un poco con las chicas de la otra mesa que resultaron de un clan de chavas les y bi. El chavo en cuestión volteaba de cuando en cuando y finalmente en una de las veces que se levantó al volver en vez de sentarse en su mesa se sentó a la izquierda de Ana. Yo estaba a su derecha. Yo no lo vi mal. Se me antojaba la idea del trío y el antro no era un lugar del tipo de ambiente donde fuéramos conocidos lo que lo estaba haciendo muy divertido.

El chavo, que dijo llamarse, o más bien apodarse Freddy no dejaba de insistir con Ana. Y ella se moría de la risa. La gente nos miraba sorprendida porque Ana y yo estábamos muy juntos tomados de la mano. Mi brazo izquierdo pasaba por encima de su hombro. Era claro que éramos pareja pero le estábamos permitiendo al tipo que hiciera su lucha. En el calor de su plática puso una de sus manos en la pierna de Ana y ya no la quitó. Yo seguí dejando que ella manejara la situación.

-Dice que quiere coger conmigo -me explicó- pero dice que si cómo hacemos contigo. Yo le digo que trío ahorita y él dice que le da cosa.

-¿Y luego? Pos dices que no se le para amor. ¿Cómo la vez?

-No ya se le paró -me respondió muy segura.

-¿Cómo sabes?

-Porque lo estoy tocando -respondió traviesa.

Fue cuando miré bien y en efecto estaba tocándolo ahí mismo con su mano en la entrepierna de él.

-Yo estoy puesto si tú quieres -le dije entonces.

-Déjame ver amor, se me hace muy intoxicado y no vale la pena si se queda dormido luego andar batallando.

Esperamos otro poco. Inclusive se besaron un poco en la boca y yo más me divertí con la sorpresa de la gente. Muy rockeros liberales según ellos pero se escandalizan fácilmente.

De pronto ella me dijo: -¿nos vamos?

-No te late o qué amor?

-Dice que no se anima al trío. Que lo vea yo sola después.

-Qué marica. Ok pues nos vamos.

Nos levantamos y lo dejamos ahí pero hasta eso que se despidió amable con ella y conmigo.

-Disculpen que no me animo, nunca he hecho algo así -me dijo a mí.

-No pasa nada -le dije- Nomás te aclaro que yo soy hetero, así que por eso no debes preocuparte. Por otra parte en esta vida es mejor recordar que imaginar.

Se quedó pensativo mientras nos íbamos.

Nos habíamos estacionado como a 1 cuadra. Cuando íbamos de camino nos alcanzó Freddy.

-Oigan ¿no me dan su teléfono? -nos dijo.

-¿Para qué? -dijo Ana- Si no te animaste con la probada de ahorita ni al caso otro día.

-¡Sí me animo! ¡Si me animo! -dijo como sabiendo que la oportunidad se iba.

Ya habíamos llegado al coche, que habíamos dejado a la mitad de la cuadra.

Ana se rio sabiendo que yo la estaba dejando manejar la diversión.

-Y ¿te irá a durar la erección? Porque se me hace que mi novio presente te hace sentir cohibido y pues para qué vas a dar lástimas?

Estábamos de pie junto al carro. Nosotros 2 casi recargados en el mismo mientras que él estaba de pie frente a nosotros.

-¡No! ¡No voy a quedar mal! En serio.

Ana no borraba su cara de travesura.

Sin dar tiempo a nada extendió una mano y lo tocó a través del pantalón. Con la otra tomó la mía y me jaló hacia ella.

-A ver... vamos viendo -modulando su tono de voz hacia un tono aterciopelado.

Freddy se puso las manos a los costados.

-Y si no aparece tu amiguito... ¿qué hacemos? -le dijo Ana.

El algo nervioso contestó: -y si aparece aquí mismo, ¿qué hacemos?

-¡Wow! ¿Tan seguro estás? ¿Cómo ves amor? ¿Qué propones tú?

-No sé -le contesté- Me toca ser espectador. Amo verte en control.

-¿Qué sugieres tú Freddy? Pareces estar muy seguro. Dime qué hacemos. Claro que si no hay nada de amiguito, nos vamos nosotros y ya.

-Ok -dijo Freddy- Si no hay no hay y ya pero me la sacas tú misma y si se me para la verga aquí, ¿te dejas coger aquí mismo dónde estamos? Esa sería la apuesta. Al cabo que igual ya sabemos que no traes calzones.

Aquello me causó una erección inmediata y miré a Ana.

-Era una sorpresa para tú amor -me dijo melosa- No me puse para salir y como en el baño me metió la mano se dio cuenta.

-¿Entonces? -preguntó Freddy cuya confianza parecía crecer.

Ana no contestó. Acercó su mano izquierda al cierre del pantalón de Freddy sin soltar la mía. Bajó la cremallera y comenzó a hurgar adentro. Estaba muy oscuro pero pude adivinar que con una sola mano había logrado sacar el miembro de Freddy, quien se acercó un poco más. Ana lo masturbó un poco, señal de que la erección estaba ahí.

-¿Qué dices amor? ¿Crees que nos vean si cogemos aquí?

Yo sabía que Ana era capaz de cogerse a Freddy ahí mismo y era obvio que lo iba a hacer si se daban las condiciones.

-Somos 3. Si nos llegaran a ver es fácil disimular. ¿Quieres que vigile?

-vamos viendo -dijo ella- pero no te me separes. Quiero tenerte aquí. Acércate más -le dijo a Freddy. Él obedeció hasta que su cuerpo estaba en contacto directo con el de Ana. Yo me estaba excitando mucho y de hecho estaba en todo el ánimo de empezar a masturbarme. Las respiraciones empezaron a agitarse. Freddy empezó a moverse rítmicamente contra las caderas de Ana quien súbitamente mostró estar excitada. Le preguntó a Freddy mientras él trataba de besarla:- ¿traes condón?

Él no respondió pero buscó en su bolsa del pantalón. Se separó un momento y apuradamente extrajo el plástico y se lo puso. Se acercó a Ana nuevamente. Pude sentir que ella abría ligeramente sus piernas y a juzgar por un leve quejido el pene de Freddy entró en su vagina. Freddy la tomó de las caderas y ambos comenzaron a moverse. La escena por inusual era de por sí excitante. Ana respiraba cada vez más fuerte y pude sentir que tuve un pequeño orgasmo, lo que suele pasar así de rápido cuando ya tiene un rato excitada. Seguramente estaba ansiosa desde el faje del baño. Yo empezaba a pensar en sacarme el pene para masturbarme cuando pude distinguir dos sombras cerca de la otra esquina de la cuadra que miraban.

-Creo que alguien viene -dije y la respuesta de Ana me sorprendió:

-Déjalos -fue todo lo que dijo.

Si no me equivocaba, estaba dispuesta a dejarse ver.

En lo que yo pensaba todo esto alcancé a ver que los dos sujetos que parecían ser una pareja se acercaban un poco.

-Se están acercando -les dije a lo que Ana sólo asintió con un monosílabo.

Aquello era nuevo. Sólo me quedaba dejar fluir las cosas y resolver sobre la marcha.

Ana y Freddy ya estaban en plena meseta y ya no era de interrumpirlos. Decidí una jugada audaz. Con mi mano libre hice el gesto a los sujetos de dejarlos aproximarse. Parecieron dudar por un momento pero de pronto caminaron decididamente hacia nosotros. Era una pareja. Venían tomados de la mano. Algún matrimonio que habría salido a caminar en una noche agradable. Finalmente sin hablar se detuvieron a unos cuantos metros pero desde donde estaban podían ver perfectamente la escena.

Ana pareció descubrirlo y en vez de frenar aumentó la intensidad de sus movimientos y sus gemidos. Freddy la sostenía fuerte de las caderas contra el carro y ella pudo levantar una de sus piernas. Con una mano me buscó a mí la entrepierna. La escena era demasiado nueva para pensar en pudores y le ayudé a sacar mi pene. En cuanto lo tuvo comenzó a masturbarme. Los movimientos de su mano eran ayudados por los empujones de Freddy. Me acerqué más a ellos viendo de reojo a la pareja que permanecía simplemente observando sin decir nada. Yo estaba disfrutando la novedad y ver la pierna de Ana arriba y saber que estaba así de caliente bastó para que me viniera con bastante fuerza. Al sentir mi semen en su mano ella también comenzó a venirse y seguramente sus contorsiones y gemidos le quedaron claros a Freddy que lanzó un leve pero largo quejido, seguramente por haberse venido también junto con nosotros. Nos quedamos los tres un momento moviéndonos cada vez más despacio. De pronto noté que la pareja así como había llegado, se alejaba. Supongo que seríamos parte de sus futuras fantasías.

Freddy se separó de Ana con cuidado y se sacó el condón tirándolo al piso. Ana se repuso de pie apoyándose en mi pecho. Freddy todavía caminó un poco en círculos hasta que dijo:

-Wow estuvo muy rico.

-Gracias -fue todo lo que Ana respondió.

Una leve despedida y nos fuimos. No intercambiamos teléfonos de nada. Fue lo que fue. Sexo callejero.

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