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Padrino, quiero una foto desnuda

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La profesión de fotógrafo nos prepara para mirar donde los demás solo ven, captar los momentos efímeros en la imagen para recordar.

Me dedico a la fotografía social, fiestas, eventos, me he ganado un merecido reconocimiento por responsable y confianza por discreto. Sobre esta última cualidad, la hija de un apreciado amigo, me buscó para concretar su fantasía, hacerla realidad solo podría con su “padrino”.

-Padrino, necesito verte para consultarte por un trabajo.

-Cuando quieras, para vos todo, estoy en el negocio, si vienes te espero.

-Voy ya!

Siempre hubo un feeling especial, por eso desde pequeña me trató con “padrino”, como tal siempre respondí a su confianza, tal vez por esa naturalidad en el trato me ha preguntado y confiado intimidades que por pudor no quería hacerlo con sus progenitores.

No le costó tanto exponer ese proyecto que le rondaba en su cabeza desde hacía como una semana.

-Acabo de llegar a la mayoría de edad, ser responsable con todas las atribuciones de adulto.

Esa misma noche, antes de dormir, me desnudé, me miré frente al espejo y me contemplé como si fuera otra persona y pensé… Que me veo en buenas formas, el vientre plano, sin rollitos, con estas tetas de tamaño importante, caderas firmes y sin rastros de celulitis, cutis terso y la armonía propia de la juventud. Bien, esto es hoy y ahora, pero y dentro de unos años? Todo es efímero en la vida, también la belleza, por eso, me gustaría que esta imagen perdure. Se entiende?

-Totalmente. Así como te viste en el espejo, insinuándote?

-Cómo puedes saber que me insinuaba? Acaso estabas del otro lado del cristal?

-No es necesario, te conozco, pude intuir de qué modo pensabas.

-Tú eres la única persona que puede hacerlo, desnudarme para esa foto.

-Bueno, no eres virgen, ya lo has hecho delante de algún hombre. –risas

-Pero… no es lo mismo.

-Bueno, también soy hombre, tu una apetecible mujer.

-Padrino! Bueno… claro… pero… podrás contenerte?

-Si no me provocas…

En esos términos y con esos puntos suspensivos acordamos para la semana próxima.

Ella se había “hecho la película” armado la escena mental, por eso me pidió que fuera un hotel para parejas por que le había gustado mucho la ambientación erótica.

Pagué por dos turnos, también dio pie a su comentario

-Hmmm, dos turnos, seis horas, no es mucho para unas fotos, hmm… me parece que estás buscando algo más.

-Epa!! Contigo? No contigo?

-Por?... que tengo de malo…?

-Ja! de malo nada, obviamente no, pero… sos… eres… bueno…

-Y…

Dos bolsos con elementos de trabajo, armé la pantalla perlada y un par de luces para efectos visuales, un trípode con cámara de foto y filmadoral.

-Ponte cómoda… a ver cómo quieres las fotos?

-Tú eres el que sabe, decide y ordena.

Comenzamos con fotos en ropa interior, que por cierto ya era algo bien erótico, salvaje juventud, ligeramente bronceada, zapatos negros de tacón bien, bien alto, daban realce extra a la esbeltez de sus piernas, tanguita, asiiiii de chiquitita, el elástico de cintura bien alto la minimiza aún más, la sombra de los vellos púbicos acomodados para que asomen como al descuido del triangulito de encaje blanco, soutién, de la misma etérea tela, solo cubre las cúpulas trasluciendo la sombra de las aréolas y resisten la presión de los pezones que intenta atravesarla.

Por un instante el hombres podía sobre el profesional y el padrino, mirarla tras el objetivo adquiría otra dimensión, la impunidad me permitía apreciar y evaluar sensaciones que excedían el objeto de hacer estas fotografías.

Quedé más de lo necesario viéndola, observando y admirando ese cuerpazo que nunca había imaginado de este modo ni en estas circunstancias tan emotivamente eróticas, los valores éticos se habían caído al precipicio del imprudente pensamiento lascivo, mi atrevida fantasía lujuriosa que me provocó verla como mujer, irremediablemente deseable ejercía presión en la bragueta.

Había captado el efecto de mirarla, difícil conservar la compostura y disimular los efectos notorios de la visión de su cuerpo.

-Epa!!! me tienes miedo???

-No, yo me tengo miedo, es por eso… -sonríe

Maika le había tomado el gustito al juego de posar, cada indicación era superada por el atrevido intento de ir por otra más sensual. Sugerí sacarse el soutién y poner una camisa abierta que insinuara todo.

-Rociada con agua de la ducha? –dijo ella.

Posa sugerente, el agua había dado la transparencia para exacerba y mejora la visión de los pechos, erguidos y expresivos del desafío a la vida y al deseo masculino. Más jugaba, más le gustaba, totalmente desnuda, la luz colocada en el suelo y la toma a trasluz daban un encanto lujuriosamente erótico.

Pedí dos whiskys con hielo para la siguiente toma.

-Ahora vas a tomar un cubo de hielo y frotar los pezones.

Pasó el hielo por los pezones, siente el erótico efecto del frío, se excita, mueve su entrepierna, frotándose y apretando los labios de la vagina con su mano en más de una ocasión.

El ángulo, la luz desde abajo y la erección al máximo de los pezones realzan las fotos. Fui al bolso por un pote de vaselina que le acerqué.

-Vaselina!! Para qué?

-No es para lo que piensas… bueno no ahora… (sonríe)

-Y qué pienso?

-Hmm… nada, nada. Unta el dedo y frota los pezones luego de pasar el cubo de hielo, quiero ese efecto de gota de agua retenida en la vaselina.

Esas indicaciones y el efecto de la sensualidad fueron determinantes para que esas poses resultaran de las mejores, diría que a nivel de cualquier pose para la tapa de una revista erótica. Terminamos con algunas poses sobre la cama.

Había concluido la tarea profesional, el hombre totalmente “al palo” con una erección que no podía dominar. Cuanto más me mira, más difícil disimular mi erección, hasta dolorosa por la opresión del bóxer. Había perdido la calma y el dominio, le divierte verme turbado y perturbado. Sin perder la sonrisa se cubre y dice: -Podemos pedir otro whisky?… con hielitos? Para que me pongas en mis pezoncitos…?

-Chin chin… por… por, luego vemos…

Mientras bebe se levantó de sillón, movimiento de hombros y “chau” camisa, desnuda, de frente y de perfil, a luz y contra luz, jugando con las sombras y el color, de inocente a imprudente, de la castidad a la obscenidad total. Todo en el mismo envase, descubrir el otro lado de lado de Maika, de la moral familiar a los besos más obscenos que le quiero dar, comerle la boca sin dejarla respirar.

El abrazo calentó mi “espíritu”, sus pechos enturbiaron mi razón, la excitación el criterio de lo prohibido. Toda ella se convierte en una gran zona erógena por dónde se la toque, mis besos ardientes recorren su piel, hurgar entre el vello púbico, deseo visceral de respirar su fragancia de hembra en celo, robarme el gusto salado de su mar íntimo.

Abre sus piernas, gana excitación y pierde el sentido de la prudencia, se deja estar a mercede de su padrino, entregada. Sentada en el borde de la cama, hundiendo mi lengua en su almeja, las piernas sobre mis hombros dejan libre acceso a comerla de un bocado. Se debate entre querer y no poder soportar tanta excitación, manos agarrotadas, gemidos y respiración entrecortada, voz temblorosa, músculos y tendones al máximo. Arquea la espalda, eleva la pelvis, tensa, soporta el acoso insolente del orgasmo, resiste el primer desafío. Se afloja, vencida entre mis brazos y el acoso de mi boca, ávida por volver a beber su deseo, de un trago, embriagarme con el sabor de esta pendeja que me alucina.

Dos orgasmos robados por asalto la dejaron mansa y permisiva. El “quiero más”, fueron su estribillo. El acoso aún no concluye, escalar por su vientre hasta los pechos, apretarlos, exprimir el envase, sorber el sabor de sus pezones. Acorralada en la urgencia de mis manos, el fragor insaciable de mis labios, lamiendo la turgencia amigable de la teta. Palmeo los labios vaginales, frotando el clítoris, dos dedos trabajando el enigmático punto G, elevan a tope la agitación de Maika.

El doble acoso hace estragos, la lujuria extrema eleva la resistencia erótica, sacude y vocifera en su impotencia, vibra y agita sin control, el orgasmo se presentó imperceptible como el aleteo de un pájaro sobre la tierra caliente del verano, superar las fronteras del deseo. Vive el éxtasis entre mis brazos, reponiéndose del tránsito a la inmortalidad de los placeres.

Abrió los ojos a la realidad, el placer pervive dentro, pone manos a la obra sobre el miembro de su padrino. Siente vibrar mi carne al rodearla con sus manos, impetuosa erección, roba su admiración por dureza y grosor, abrió los ojos por asombroso deseo de probarla.

Se le antojó poner la boca sobre la verga, lamerla mientras comienza a sacudirla, chuparla despacio, acomodamos para el inevitable 69. A poco de comenzarlo, pide pausa en mis lamidas, necesita concentrarse en degustar la mamada de verga, sin sacarla de su boca dice que le gusta mucho el sabor de su macho.

No pude sustraerme a la tentación de volver a lamer su chochito, fervorosa y tumultuosa mamada la vuelve a poner en condiciones de seguir gozando.

-Ahora te quiero adentro. –pausa- Por favor padrino, olvida todo, soy una hembra caliente. Siente a tu putita. Deja de pensar en otra cosa… Necesito cogerte!!! Cogerte!!!

Pero eso es otra historia. De momento solo me declaro culpable de no poder contenerme y dejarme llevar en esta locura de amor prohibido.

Sé bien que entre tus fantasías está lo mismo que sentía Maika, cuéntame un poco, el padrino Luis está esperando saber de ti, anímate [email protected] y te responderé rápido…

Nazareno Cruz

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