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Cuando mis padres contrataron a Yeneila

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Todo comenzó el día en que mis padres contrataron a Yeneila para el servicio doméstico de limpieza de la casa. Era una mujer de casi 40 años, una mujer mayor para mí que tenía 18 en ese entonces, La Sra. Yeneila era muy conversadora conmigo, no las llevábamos bien, soy el hermano de en medio y era más apegada a mí y me tenía más confianza que al resto de mis hermanos.

Era una mujer de buen ver, algo baja, con una cintura media, senos medianos y eso si... brazos y piernas gruesas, rayando en musculosas. Una tarde, hablando con ella le pregunté el por qué de sus piernas y brazos fuertes? Ella se sonrió y contestó...

-Lo que pasa Luis, es que en mi adolescencia practiqué Judo.

-En serio? -respondí algo incrédulo.

-Sí -me dijo ella... fíjate que hasta fui del seleccionado regional y hasta fui a campeonatos nacionales, pero luego mi padre murió y por motivos económicos ya no pude continuar con aquello -me dijo ya en un tono de tristeza.

Yo le dije en ese momento...

-no te pongas triste, lamento eso de tú padre, estará orgulloso de ti en donde se encuentre.

Ella tiernamente se sonrió y me abrazó sin yo esperarlo, me dijo:

-gracias, es muy tierno de tú parte.

Yo en ese momento quedé algo desconcertado y luego no dejaba de pensar en lo sucedido. Transcurrieron los meses y llegaron las vacaciones y mis hermanos se fueron donde un tío a vacacionar; yo quedé en casa como castigo porque me quedaron materias pendientes y debía reparar. Yeneila y yo quedábamos solos en casa ya que mis padres trabajaban durante el día, yo notaba que ella estaba muy conversadora y cada vez que tenía chance me abrazaba y hacía llaves de lucha para luego decirme...

-algún día te demostraré quién manda en la arena.

Eso tocó mi hombría y un de esas veces le respondí...

-cuando quieras te demuestro lo contrario (todo esto, confiado en mí fuerza de hacer barras paralelas y multifuerza)-

Me dijo:

-ven y demuéstramelo ahora -mientras dibujaba un círculo con una rama en una jardinera que quedaba en el patio de nuestra casa. Me recalcó las reglas...- todo lo que debes hacer es sacarme de este círculo o inmovilizarme en el piso y que yo no pueda moverme.

-Ok -le dije... que comience el juego.

Lo primero que hice fue tratar de simplemente empujarla por los hombros fuera del circulo... craso error... ya que me tomó por uno de los brazos se los paso por el hombro, dio un giro, se medio agachó, me pasó por encima de su espalda y... cata plum... estaba yo fuera del círculo, mientras ella se reía de mí. Me levanté y le dije...

-otro intento.

-ok... -me dijo ella.

Esta vez fui más cauto y pensaba bien mis movimientos, hice un amague de tomarla nuevamente por los hombros, ella me tomó solo de la mano, intentó girarme de nuevo, pero como ya me lo esperaba, la tomé con la otra mano de la cintura e intente con una pierna que perdiera el equilibrio... no fue tarea fácil, porque sus poderosas piernotas hacían mucha resistencia y al ver que no caía y se burlaría de mi otra vez, con una mano le agarré una teta.

Se rio a carcajadas y me soltó, la tome por la cintura, la empujé fuera del circulo y caímos... yo debajo de ella y ella encima de mí.

-sabes que hiciste trampa cierto...

-claro que lo sé, pero no quiero perder tan feo, además, el referí no dijo nada.

-Jajajajaja -se reía Yeneila nuevamente y continuaba encima de mí; a esas alturas ella ya debía haber notado que mi pene estaba a reventar. Entonces... me dijo ella- no dirá nada tampoco si yo aplico esta llave -y metió su mano por debajo de mi short y apretó mi miembro muy duro y lo halo, nos sonreímos, se levantó y se fue a hacer sus quehaceres.

Después de eso ella seguía siendo la misma, pero yo no, algo en mí se despertó y comencé a verla como la mujer deseable que era; lo demás ocurrió sin planearlo y sucedió así:

Mis padres se fueron a una fiesta, ella miraba tele y yo estaba sentado en mi cuarto estudiando para sacar la materia pendiente. Se asomó en mi habitación y me dijo:

-qué haces debilucho, leyendo un manual de lucha para ver si me puedes ganar?"

Le dije...

-eso lo puedo hacer sin leer nada y con los ojos cerrados...

Entró me tomó del cuello y quedó a mis espaldas aplicándome una llave estranguladora, yo me impulsé con las piernas, como pude me zafé y quedé sobre ella; como ella llevaba un vestido este se la había subido hasta más arriba de la cintura, cuando me di cuenta instintivamente acaricié sus muslotes, ni siquiera pensaba en si ella estaba de acuerdo o no, solo lo hacía y ella no decía nada. Acaricié sus muslos, nalgas y ella solo se dejaba hacer, entonces en una maniobra puso sus piernas sobre mi cara y con un movimiento quedé yo abajo de ella mientras que me bajaba la pijama junto con el bóxer, corrió su pantaleta hacia un lado y se pasaba mi polla por la raja lentamente hasta que en una de esas se la introdujo lenta y totalmente... yo estaba alucinado, en el éxtasis solo atiné a decirle...

-esta llave no la conocía...

Ella rio como loca y me dijo:

-haz de cuenta que ganaste y este es tú premio.

Comenzó a subir y bajar frenéticamente sobre mí, yo quité como pude su vestido y agarraba sus tetas, las magreaba y besaba cuando podía, comenzó a gemir y en unos instantes gritó y cayó sudada y cansada sobre mí.

Qué les puedo decir... mi primera vez, con una mujer madura, luchadora, y sin correrme... no sé si de miedo o emoción.

-ha sido muy rico, no había gozado tanto desde hace mucho -se levantó me vio el pito erguido, se paró frente a la mesa de mi computadora, me dio la espalda, se inclinó y me dijo- no me hagas esperar -di un brinco, la tomé de la cintura y se lo fui clavando lentamente...- me encanta tú ternura, me haces sentir querida -yo inicié el mete y saca, le acariciaba por donde podía, ella comenzó a gemir y nuevamente aquel grito me indicaba que se había corrido.

Yo no aguantaba más y se lo dije...

-avísame cuando ya estés casi derramándote mi cielo... Ahora -le dije...

Se lo sacó, cayó de rodillas y me hizo una paja con la mano derecha mientras con la otra acariciaba mis huevos, y yo acabando bestialmente sobre ella. Luego nos abrazamos, besamos largamente, mi leche hacía una suerte de aceite sobre nuestros cuerpos, nos bañamos y nos fuimos a ver tele por si mis padres llegaban, pero no nos pudimos aguantar las ganas porque aún era temprano y las ganas de volverlo hacer nos ganaron la pelea.

Esto pasó en mi adolescencia y espero les guste ya que es un pedacito de mi vida que comparto con ustedes, saludos.

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