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Mi primera vez con una trans (Segunda y Tercera parte)

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Segunda Parte

A partir de mi primera salida con Sylvia, no sólo mi homosexualidad creció, sino que experimenté un nuevo tipo de relación sexual al hacerlo con una travesti. Y eso que esta primera experiencia había sido sólo una exquisita mamada que me había hecho una noche dentro del auto. Pero esta mamada, no era ni parecida, a todas las que me habían realizado distintas mujeres y de diversas edades. No la puedo describir con palabras, para que se pueda comprender qué sensaciones me hizo sentir. Porque uno piensa que es ponerse una pija en la boca, succionarla, pasarle la lengua y nada más. Pues, con simpleza es así, pero ellas, las trans, sienten distinto y saben qué es lo que les gusta a los hombres hetero cuando les chupan el pene.

Dejando todo este comentario creo que necesario para aquellos que no lo saben, me meto de lleno, en la segunda noche que la pasé a buscar a Sylvia por aquella esquina de la avenida donde hacían el yiro tanto mujeres, como travestis.

Había pasado un par de semanas, cuando me dieron ganas de ver nuevamente a Sylvia. Digo de verla, porque en ese momento no tenía dinero, por lo que decidí, pasar a verla, para arreglar para la siguiente semana.

Llegué a "su" esquina a las 20:30, y ella aún no había llegado, por lo que estacioné el auto para esperarla, por lo menos unos 15 minutos más. Habían pasado unos cinco minutos, y delante de mí paró un taxi con una persona, le pagó al taximetrista, abrió la puerta, salieron dos hermosas piernas de mujer, y bajó ella. Hermosa con su cabellera moviéndose, pues había un poco de viento. Miró mi auto, pero por supuesto, ni me reconoció, se dirigió hacia "su puesto de trabajo", contra la pared de la casa de la esquina. Prendí el motor del auto, avancé, a los pocos metros doblé a la derecha y paré el auto, bajando la ventanilla del acompañante. Ella se acercó, y cuando iba a empezar a hablar, me reconoció: "¡Holaaa, mi amor! ¿Qué tal? ¡¡Viniste!! La verdad no creía que volvieras a buscarme", y diciendo esto abrió la puerta del auto, se sentó y cerró la puerta.

"Ay, Sylvia. No te enojes, pero pasé sólo para verte porque no tengo dinero en este momento", le dije, y de inmediato, sin pensarlo, me acerqué a ella para darle un beso, a lo que ella, en primera instancia se sorprendió, pero me devolvió el beso y nos quedamos besando como dos enamorados.

"Mi amor, si no tenés dinero no te preocupes. Te la chupo en el auto y cuando vuelvas a buscarme otro día me lo das".

"Es que no me gusta deberle dinero a la gente", le respondí.

"Te digo en serio, mi amor. Te la chupo. Dale, vamos al mismo lugar del otro día", y diciéndome eso se me acercó y me dio en beso de labios.

Arranqué y me dirigí a aquella cuadra oscura que ya les conté en el relato anterior. Pero esta vez, ya estacionado, lo primero que hice fue bajarme pantalón y bóxer hasta las rodillas, ella me chupó la pija deliciosamente otra vez y su mano derecha luego de pasar por mis testículos y ano varias veces, agarró mi pija y mientras chupaba me la iba pajeando. En resumen, me hizo ver las estrellas.

La única diferencia, es que esta vez, mientras ella me hacía gozar como loco con sus dedos, con mi mano derecha le sobaba su entrepierna, donde estaba "escondido" su pedazo, por lo cual, ella empezó a moverse para que mi mano pudiera tocar toda su pija. Al darme cuenta de lo que ella quería seguí pasándole una y otra vez mi mano, hasta que le acabé en la boca. En ese momento, yo levanté mi mano y al momento que ella levantaba su cabeza de la tomé de la nuca y la llevé hacia mi boca donde nos besamos en forma muy delicada. Hasta diría, con mucho amor. Tanto ella como yo. Hermoso e inolvidable beso.

"Bueno lamentablemente te tengo que llevar a la esquina otra vez", le dije.

"La verdad que es una lástima, mi amor, pero lo lindo es que sabemos que nos vamos a ver otra vez. Y ahora estoy segura, de que es así".

"Sí, preciosa. Voy a volver otra vez y según lo que estoy sintiendo, nos vamos a volver a ver unas cuantas veces más. Me encantás".

Y esta fue la segunda vez... la tercera, fue la primera de otras de dejar de estar en el auto, para ir "al mueble" (hotel de alta rotatividad).

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Tercera Parte

Pasada otra semana de haber estado con Sylvia, la pasé a buscar, ya por nuestra esquina, de la avenida. A la misma hora: 20:30. Esta vez cuando llegué, ella ya estaba "trabajando". Reconoció el auto a media cuadra antes de llegar, por lo que fue caminando hasta la esquina misma, para abrir la puerta del auto, entrar, darnos un beso e irnos al amoblado (Hotel de alta rotatividad).

Este amoblado, en todo su perímetro está rodeado de un muro y tiene dos aberturas grandes: una para entrar y la otra para salir los autos. Una vez dentro de ese muro hay un edificio cuadrado de dos pisos. La planta baja está formada por garajes con cortinas elevadizas de hierro que corresponden a cada habitación, las cuales cuentan con una cama, la cual puede ser redonda, de agua, común de dos plazas, dependiendo de lo que la pareja quiera y/o pueda gastar, salita de estar con sillones, televisión y por supuesto, un baño. Para llegar a la habitación se sube por una escalera desde el garaje. Al llegar al tope de ésta, hay una puerta por la que entra el servicio de habitaciones para limpiar y cambiar sábanas.

Pues bien, esta tercera noche, fuimos al amoblado. Aunque no me puedan creer, yo temblaba. Era mi primera vez que me iba a acostar con una travesti, es decir, con otra persona que también tenía pene como yo. Me sentía como infiel con mi Primo (para los que no han leído todos mis relatos, mi Primo fue mi primer amor y mi Mentor en lo sexual).

Sylvia mientras íbamos hacia el amoblado, depositó su mano izquierda en mi muslo derecho, el cual lo iba acariciando, y además me tocaba y agarraba mi pene que, eso sí, estaba bien pero bien duro. Estando por llegar, se inclinó y puso su boca abierta tratando de agarrar mi pene con su boca por sobre mi pantalón. Llegué, ingresé por la entrada y en el primer garaje abierto, metí el auto. Me bajé en seguida y bajé la cortina metálica para indicar que este cuarto estaba ocupado. Sobre el comienzo de la escalera había una luz roja, que indicaba que el servicio de limpieza estaba todavía en la habitación por lo que todavía no podíamos subir, por lo que entré al auto y me senté.

"Están limpiando el cuarto", le comenté.

"Y bueno esperamos, mi amor, entonces", y empezó a tocarme el pene por encima del pantalón, y empezamos a besarnos.

Como no estaba cómodo le dije de bajar y esperar en la escalera, a lo que accedió en seguida. Fuimos hasta la escalera y en cuanto subimos un escalón, la tomé del brazo y la apoyé contra la pared para besarnos de una forma totalmente desaforada. Nuestras lenguas se entrelazaban y bailaban con la música de nuestros propios jadeos. Mientras tanto, su mano derecha bajaba el cierre del pantalón, metía su mano y me sacaba la pija que estaba a más no poder, y la pajeó un poco. Y su mano izquierda se apoyó en mi cola que me apretaba contra ella para sentir nuestros cuerpos a través de nuestras ropas. Mientras mis manos recorrieron prácticamente todo su cuerpo: cara, hombros, pechos, cintura, cola, entrepierna, muslos. Me sentó en un escalón y empezó a chuparme la pija, mientras yo le pedía que no me hiciera acabar, pues tenía dinero, sólo para "un polvo", es decir, los $500 que me cobraba y pagarle la chupada de pija que me había hecho la semana anterior.

"¿Mi amor, en serio trajiste la plata de la chupada de la semana pasada? No te preocupes, amor, si me acabás ahora no te lo voy a cobrar. Tranquilizate. Aflojate", me dijo.

Y siguió chupando, y justo tocaron el timbre para avisarnos que la habitación ya estaba pronta para nosotros. Nos dimos un beso, y subimos rápidamente, tomados de la mano.

Entramos a la habitación, nos desnudamos, yo me acosté y ella fue al baño.

Cuando salió estaba desnuda con sus hermosos pechos y una pequeña tanga, mostrándome su hermoso cuerpo de mujer. Luego se acercó a la cama, se puso dándome la espalda, se sacó la tanga, se acostó tomó la sábana y nos tapó a los dos. Ella fue directo a mi pija, para metérsela en la boca y chuparla.

"Me gusta tu pija, mi amor. Es deliciosa. Mmm. Mmmm . Deliciosa."

Y mientras me decía esto, su mano derecha me acariciaba el abdomen hasta llegar a mis tetillas con las cuales empezó a jugar con ellas. Al sentir sus dedos sobre éstas, sentí un nuevo placer totalmente nuevo para mí (en esos momentos), y con la mano izquierda me tocaba los testículos y parte de mi ano, como si fuera por accidente. Por estar en la zona.

Dejó de chupármela y subió para besar mis tetillas, y moviendo la punta de su lengua muy rápidamente sobre éstas. Yo le agarré la cabeza y la hice subir para, primero chuparle las tetas, y luego darnos besos de lengua desesperados de pasión. Sus manos ya me tocaban todo, tetillas, pija, testículos, nalgas, ano. Yo desesperaba.

"¿Te gusta mi amor?", me preguntó.

"Sssííí´"

"¿Qué querés hacer, mi amor?"

"Cojerte", le dije.

Ahí bajó me chupó la pija un poco más, y luego se acostó boca abajo.

Yo me acosté sobre la espalda de ese cuerpo escultural, hermoso, y ella, levantó la cola para que yo la pudiera penetrar. No tardé ni un segundo, en hacerlo.

"¡¡Ay, preciosa, mi vida, que culo hermoso que tenés!!"

"¿Te gusto tanto?"

"Sí. Sos preciosa..."

Y continué cogiendo ese culo hermoso, bien redondito, duro, y cómo se movía, por favor, no se hace una idea de cómo levantaba y subía la cola, Llegó un momento que yo me quedé quieto, y ella era la que se movía, la que cogía. Un placer exquisito. Mis manos agarraban sus caderas hasta que fui tratando de meter mi mano derecha entre su cuerpo y la cama, pues quería poder llegar a tocar su pene. Al darse cuenta de lo que quería hacer, ella levantó más la cola y se fue poniendo en "cuatro patas". Entonces ahí sí, mi mano recorrió primero su abdomen para luego ir bajando hasta llegar a tocar su glande, para luego agarrar con sumo cuidado su pija. Yo ya estaba absolutamente fuera de mí. Me fui inclinando para besarle si podía una teta, pero me dio para pasarle sólo la lengua, y luego bajé besando parte del abdomen, y quería seguir bajando pero no pude. La pajeé un poco, pero era tanto la calentura que tenía que le descargué toda mi leche en el culo casi en dos minutos desde que la empecé a coger, nada más. Después que acabé, me acosté boca arriba en la cama y ella quedó boca abajo, dándome besos en la boca, en las tetillas y en la boca otra vez. En ambos lugares, besos de lengua, por supuesto.

"¡¡Ay, mi vida. Cómo me hiciste gozar!! Me encanta todo tu cuerpo", - le dije - "Todo."

"¿Todo... todo?, me preguntó.

"Sí. Todo"

"¿La próxima vez no te gustaría probar hacer alguna que otra cosa más?", me preguntó.

"¿Qué otras cosas más?"

Y... no sé..." -me dijo, mientras se ponía de costado mirándome, a los ojos y besándome - "¿qué te parece que vos también juegues con ésta?"

Y llevó mi mano izquierda hacia su pija para que yo la agarrara. Al agarrarla sentí que estaba "hirviendo" y muy dura.

"No sé... podría ser" -le contesté mirándola a los ojos, muy nervioso (y además muy satisfecho que ella me lo pidiera, - "pero ¿estás segura de lo que estás pidiéndome?"

"Por supuesto, mi amor."

Luego de mirarla a los ojos unos segundos más, me acerqué a ella, le dí un apasionado beso, para luego quedarme mirando ese caliente pedazo que tenía en mi mano. Me agaché, me lo metí en mi boca y lo saqué en seguida, diciéndole con una sonrisa:

"No sé... Podría ser... Bueno... PUEDE ser...

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