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Fantasía porno

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Me llamo Germán, tengo 18 años y soy socio del CLUB desde hace dos años. Mis padres son los dueños y en cuanto entré en la adolescencia, me hicieron las pruebas de aptitud psicológica para verificar mis inclinaciones sexuales. Solo los aspirantes a socios/as del club, que realmente tengan dichas inclinaciones son finalmente admitidos.

En el caso de los varones, lo normal es que el diagnostico sea favorable. Nos suele gustar usar a las mujeres a nuestro antojo, sobre todo con los colosales atributos que deben tener las socias. En el caso de las mujeres es más complicado, sin embargo, las hijas de las socias suelen heredar las tendencias de sus madres. Ahora estoy en el descanso entre clases del instituto y siguiendo mis instrucciones, la profesora se ha quedado en la clase, para aclararme algunas dudas. Creo que desde que me fue dado el anillo de socio, no me lo he quitado del dedo casi nunca. He heredado la legendaria capacidad sexual de mi padre y soy capaz de correrme 14 veces al día sin problemas. Pero sobre todo, después de cada corrida, en prácticamente 5 minutos, vuelvo a tener mi libido a toda potencia de nuevo.

Me encuentro sentado en mi pupitre y debajo de él a cuatro patas, con un perfecto culazo asomando por el borde de la mesa, se encuentra una beldad lamiendo mis gigantescos huevos. Mi polla no está mal, pero mis huevos son enormes. La zorrita que me los está lamiendo, los tiene cogidos apretando mi bolsa escrotal por arriba. Rebosan en su mano enormes, quizás por eso soy capaz de producir tantísimo semen cada día.

La putilla es una de mis compañeras de clase. Muchos de los alumnos del bachillerato son miembros del club y el cuadro de profesores lo es en su totalidad. Es un caro colegio de pago y nuestros padres se aseguran de que estemos a gusto. Las profesoras no siempre llevan el anillo puesto, pero dejan actuar a los socios/as a sus anchas. Los alumnos que no son socios, a veces ven cosas raras, pero procuramos que no se den cuenta de nuestras andanzas.

La zorrita me estaba lamiendo los huevos con calma, realizando estruendosos ruidos de chapoteo. Le miro a la cara, encontrándome con sus bellos ojos azules y un pelo rubio precioso con tirabuzones. Lleva unos vaqueros de cintura baja, que indefectiblemente, al ponerse a cuatro patas dejan ver la mitad de su culazo perfecto, realzado por un tanga de color rojo. También lleva una blusa floja, que permite entrever unos enormes tetones, ya que no lleva sujetador. Algunos alumnos se preguntan, porque hay tantas chicas con unas tetonas tan enormes en nuestro colegio, pero lo achacan al dinero de los papis y no van muy desencaminados.

-Ahora trágate la polla guarra – le digo, mientras me agacho y le estrujo una tetona.

-Aaaaah!… cabrón, cerdo, que eres un cabrón –oigo que me dicen desde el fondo de la clase.

Levanto la vista y veo a mi profesora en la posición que le ordene hace un rato. Está encima de la mesa con la falda en la cintura, las piernas completamente abiertas, sus inmensos tetones fuera de su blusa y la lengua fuera babeando saliva ¡arrrrrg! Se está corriendo como una cerda, lanzando enormes chorretones que están salpicando los pupitres más cercanos a su mesa de profesora. Tiene el coño completamente abierto, utilizando para ello dos dedos de cada mano. Desde donde estoy, puedo ver hasta su cérvix. Es un coño enorme, sonrosado y babeante de jugos blancos a más no poder.

-Germán, nos quedan 15 minutos hasta la próxima clase –me dice mi profesora, metiéndose más los dedos en su enorme chochazo y obligándolo a abrirse aún más.

-Tranquila putón, que tenemos tiempo de sobra –le respondo, mientras agarro por su precioso pelo a la zorrona de mi compañera de clase y le empujo la cabeza empalándola en mi polla, mientras miro el cuadro que me ofrece mi profe.

La profesora es morena, de ojos verdes, pecosa y con gordos labios. Sus enormes tetas tienen una gran aureola y pezones de los llamados invertidos. Sus pechos pocas mujeres los tienen. Son muy prácticos porque se pueden follar por los pezones.

Mientras la miro con su lengua fuera y su chochazo babeante abierto, se me ocurre como dedicar estos últimos minutos de descanso.

Me levanto bruscamente, con lo cual cae un río de saliva, de la boca de la belleza que me la estaba chupando, al sacar mi polla de su boca. Me acerco a la profe y meto mi mano en su enorme coño. Teniéndola agarrada de esta forma, la obligo a bajar de la mesa y a ponerse de rodillas.

Arrrrrg!… que me vas a hacer cabrón –me dice babeando saliva de su lengua.

-Voy a follarme tus tetones, ¡puerca! –le digo, al tiempo que apoyo mi polla en uno de sus pezones coño.

Agarro con las dos manos su gigantesca teta y empujo mi polla contra su pezón. Sus tetones y mi polla estaban cubiertos de saliva, así que mi polla empezó a entrar enterrándose en la enorme ubre.

-¡Aaaarg!, puto carbronazoooo… –me dice, mientras vuelve a correrse lanzando un enorme chorro por su coño.

-Ven aquí zorrita y lámeme el culo –le digo a mi compañera de clase, volviéndome a mirarla, para ver como tenía su lengua fuera, una mano estrujando uno de sus tetones y la otra dentro del vaquero en su coño, masturbándolo frenéticamente.

La zorrita enseguida sepulta su cara entre mis nalgas, sorbiendo con grandes ruidos de chapoteo, toda la raja de mi culo. A la vez sigue masturbándose y escucho como se corre cada pocos segundos.

Empiezo a follar con violencia la tetorra de mi profesora, como si de un coño se tratara. Grandes y largos pollazos con toda la fuerza que puedo. Ella no para de correrse como una fuente, siempre con la lengua fuera mirándome a los ojos. Miro el reloj y veo que se acaba el tiempo.

-Me voy a correr asquerosas –digo dando pollazos a la tetorra de la profe, mientras zorrita me lame el culo.

Por fin, saco de golpe mi polla de la tetorra de mi profe, me giro y agarro por su pelo con tirabuzones, a la bellísima zorrita de mi compañera de clase.

-Profe… jálame la polla, que me voy a correr en el pelo de esta puerca –le digo mientras me giro y agarrándola de un tetón, la pongo de rodillas al lado de mi polla.

-La vas a poner perdida cabrón –me dice, al tiempo que vuelve a correrse con otro gran chorro y abre la boca a tope sacando la lengua, con una expresión de lujuria demencial.

-Que se joda la muy puta, y no se te ocurra limpiarla. Que este toda la clase con la corrida en su pelo –le digo sobando sus tetones a lo bestia, mientras me masturba con total violencia encima del pelo de mi preciosa compañera de clase.

Como siempre, me empiezo a correr con enormes chorros, que empiezan a cubrir el precioso y cuidado pelo rubio, de mi compañera de clase. Un chorro tras otro, acabo cubriendo casi todo su pelo, mientras la zorrita no para de gritar, por la bestial corrida que está teniendo, al sentir mi semen jodiendo su carísima permanente. Mi profe ante el espectáculo que está provocando, se corre también sin parar, ya que la muy cabrona dirige mi polla, buscando empapar el pelo lo más posible a su alumna.

-Bueno zorras, recomponeros que ya es la hora –les digo, ante lo que ellas se colocan la ropa.

-Y profe, no limpie a este guarra. Si la quieren limpiar, que sea alguna de sus amigas –le digo, mientras me siento en mi pupitre como si no hubiera roto un plato y la profe abre la puerta del aula.

Justo a tiempo. Mis compañeros de clase empiezan a entrar en el aula para la próxima clase. Mi compañera ya está sentada en su pupitre unas filas delante del mío. La observo, y a no ser por la enorme lechada que tiene en el pelo, parece una modosita. Los compañeros que son socios, al verla inmediatamente comprenden y sonríen, los demás miran sin entender nada. Alguna chica que es socia, involuntariamente saca su lengua, pero la guarda rápidamente al darse cuenta que no lleva el anillo puesto. La putilla de la lechada en el pelo, avisa a varias compañeras que también llevan el anillo puesto y con ellas se sienta en los pupitres del fondo de la clase.

Tras sentarse todos los alumnos, la profe cierra la puerta y empieza la clase.

-A ver queridos, vais a abrir los libros por la pagina 52 y en silencio, quiero que estudies esa lección. Que nadie levante la cabeza del libro, por favor – dice la profe, que se ve tremenda con su culazo y tetonas reventando la ropa.

Todos hacen lo ordenado y se sumergen en la lectura. Me giro a los pocos momentos hacia donde se ha sentado la zorrita de la lechada, observando como una preciosa pelirroja tiene cogido un tirabuzón de pelo enlechado, y lo mete entero en la boca. Luego, lo va sacando lentamente apretando los labios y sin rastro de semen. Tras la operación se traga el semen. Agachándome un poco, veo como tiene una mano dentro de su coño y se está masturbando furiosamente. Otras dos guarrillas están alrededor de la beldad enlechada, realizando la misma operación. La profe, paseándose por la clase, se acerca a las cerdas chupasemen y le dice algo al oído a la que observo con la mano en su coño. Esta vuelve a sorber un chorretón de semen del pelo de la zorra y se lo enseña a la profe sacando la lengua. La profe se agacha de manera, que yo pueda ver la maniobra y saca la lengua mirando a la chupalefa. La guarrona chupalefa, escupe el semen dentro de la boca de la profe. La profe se gira, se acerca a mí y sacando la lengua me muestra el semen. La muy guarrona se lo traga y se relame con una cara de vicio impresionante.

Qué maravilla de zorras, pienso para mí. Me vuelvo en mi pupitre y olvidándome de ellas, empiezo a leer la lección encomendada, sin embargo, mi mente empieza a divagar y recuerdo cuando mis padres me nombraron socio del club.

Llevaba varios días yendo a un montón de médicos y realizando pruebas. Hoy un médico me había hecho entrar en una habitación de mi casa, la cual siempre había estado prohibida para mí, el despacho de papa. Sin embargo, no era un despacho. Era un pasillo largo parecido a un guardarropa, con una puerta al final. El médico me dijo que debía ponerme una camisa corta, que me cubría solo hasta la cintura y unas zapatillas con un diseño extraño. Nada más. Tenía mi polla a la vista y mis enormes huevos colgando. El médico me dijo que me sentara en un diván y que esperara. Al poco tiempo entro mi padre en la habitación, vestido exactamente igual que yo.

-Hola hijo – me dice, sentándose a mi lado.

-Hola papa, ¿a ti también te va a reconocer el médico? – le digo, mirando su paquete bamboleante.

-No hijo verás, hay algunas cosas que debo explicarte –me dice, sentándose a mi lado.

-¿Que pasa papa?

-Ahora verás… entrad guarras.

Inmediatamente se abre la puerta del fondo, y veo entrar a mi madre y a mi hermana. Mi polla pego un brinco de excitación, ante la visión de las dos monumentales hembras que se acercan a nosotros. Se paran ante mí y puedo observarlas con detenimiento, mientras mi polla se pone dura como el cemento. Mami vestía tacones de aguja, medias de lencería sin liguero hasta justo debajo del coño. El coño con grandes labios vaginales colgando, estaba rasurado y babeaba flujos. Tenía una camisa blanca que transparentaba totalmente unas tetas gigantescas, su pelo moreno y largo, le colgaba justo hasta el comienzo de un culazo enorme y perfecto.

-Hola cariño –me dice, mientras se saca sus tetones fuera de la camisa. Inmediatamente introduce dos dedos dentro de cada pezón (pezón invertido follable) y saca la lengua.

Mi hermana lleva el mismo modelito que mama, pero observo que tiene un cuajarón de semen en su ojo izquierdo y otro en sus perfectos y gruesos labios, el cual se prolonga colgando de su barbilla.

-Hola hermanito –me dice, sacándose los tetones también y metiendo dos dedos en cada pezón, mientras saca su lengua ¡arrrrrg!

Coño, de tal palo tal astilla, pienso para mí.

-Verás hijo... –me dice papa, para explicarme a continuación todo lo del club.

-Y eso es todo… Este es tu anillo de socio, ¿lo aceptas? –me dice.

-Joder, si papa –le digo arrebatándole el anillo.

-Estupendo hijo… empezaré yo rompiendo el hielo –me dice levantándose y acercándose a ese par de diosas.

-Verás hijo, úsalas a tope y como se te ocurra, vale –me dice agarrando una de las tetonas de mi hermana y estrujándola a lo bestia por el medio hasta deformarla.

Mi hermana sin dejar de mirarme empieza a correrse echando grandes chorros, al tiempo que saca la lengua de manera imposible.

-Hijo, creo que debemos empezar porque una de estas guarras te la chupe, así que elige a una –me dice, mientras sigue deformando a estrujones el gigantesco tetón de mi hermana y le coge una nalga a mama estrujando su enorme culo.

-Quiero a mama.

-Bueno hijo, pues díselo –me dice, mientras mete cuatro dedos dentro del chorreante coño de mi hermana.

-Mama, ven aquí y chúpame la polla.

-No hijo, esa orden es incompleta. En cada orden debes insultarlas vale – me dice, mientras observo a mi madre correrse como un río, por su enorme coño de labios colgantes.

-Tú puta asquerosa, ven aquí y chúpame la polla –le digo a mama, la cual abre la boca hasta lo imposible, corriéndose como una cerda babeando saliva.

-Perfecto chaval –me dice papa, cogiendo unas de las nalgas enormes de mi hermana violentamente, mientras ella jadea loca de excitación.

Mama se acerca y se pone a cuatro patas delante de mi polla totalmente tiesa. En ninguna película porno había visto un culazo tan enorme y perfecto. Era jodidamente pornográfico. Ella acerca su boca a mi polla y la engulle de golpe hasta los huevos, e inmediatamente, empieza a echar por el coño bestiales chorretones de corrida.

-Puta de mierda, jodida chupapollas, cabrona, asquerosa... Serás puerca corriéndote así mientras le comes la polla a tu propio hijo… jodida puta – exclama mi hermana, corriéndose como una cerda, con el puño de mi padre dentro de su coño. Además papa le estruja un tetón con la otra mano, y mientras ella saca la lengua salpicando un río de baba.

-Uy, que niña más mal hablada. Pues ahora, le vas a comer el coño a la asquerosa de tu madre, para que se corra mejor… ¡cerda! –dice mi padre, cogiendo del pelo a lo bestia a mi hermana, arrastrándola hasta ponerla a cuatro patas y empotrarle la cara en el coño de mama.

Mi hermanita empieza inmediatamente a succionar, con enormes ruidos de chapoteo y succión. Mama se corría a lo bestia. Parecía un grifo abierto, el cual rebosaba por toda la cara del putón de mi hermana. Yo que le iba cogiendo el tranquillo al asunto, tenía cogido un tetón de mama y lo estrujaba con todas mis fuerzas. La vista era impresionante. Mi mama a cuatro patas enfrente mío con un culazo colosal, comiéndome la polla a lo bestia. Y detrás mi hermana en tándem, también a cuatro patas, encorvando su tremendo culazo y comiéndole el coño a mama. Estaba a punto de correrme.

-Hijo, cuando vayas a correrte, recuerda las reglas –me dice papa, mientras le endilga la polla hasta los huevos de un solo golpe a mi hermana en su coño y empieza a follarla.

-Claro papa – le digo, mientras mama vuelve a correrse en el careto del putón de mi hermanita.

-¡arrrrrg! cerdo, cabrón… en mi cara… ¡arrrg! que asqueroso eres cabrón… córrete en mi cara puto crío… córrete en la cara de tu puta madre ¡arrrrrg! cerdo más que cerdo ¡arrrrrrg! en mi puta cara asqueroso ¡arrrrg! – exclama mi madre, sin dejar de reventarse la boca engullendo mi polla.

Entonces, agarro mi polla y empiezo a pelarla a lo bestia enfrente de la increíblemente bella cara del putón de mi madre. Mama me mira a los ojos encorvando su enorme culazo de manera imposible y saca una larguísima y babosa lengua. Me corro enseguida durante una eternidad, cubriéndole la cara completamente de lechada. Ella a cada chorro de leche que yo le echaba en la cara, echaba otro por su coño en la cara de mi hermana, la cual parecía que se había dado una ducha en corrida de hembra.

Papa, al ver a su amada esposa completamente duchada en la corrida de su hijo, agarra por los pelos a su bella hija y se corre a lo bestia en su preciosa carita pecosa de chupapollas, hasta dejarla igual que su madre. Entonces, mi mama y mi hermana se levantan y se pone una junta a la otra a un lado del pasillo, goteándoles chorretones de lechada de sus preciosas caras sobre sus gigantescos melones.

-Bueno hijo, ya tienes tu anillo… por esa puerta de ahí se entra en la zona de la casa reservada al club, así que… ¿vamos? –me dice mi padre abriéndome la puerta.

Entro por la puerta y entonces…

-Despierta cerdo. A saber que guarrerías estarás pensando –me dice mi profesora al oído, sacándome de mi ensoñación.

-Estoy pensando en reventar tu coño de vaca metiéndote mis dos manos a la vez por él, ¡puta! –le digo también al oído, mientras le meto la mano por debajo de la falda e introduzco el puño de golpe en su chochazo.

-¡arrrrg!… niñato asqueroso –dice alejándose rápidamente, para que el resto de alumnos no se den cuenta de lo que ha pasado.

Me quedo mirando mi mano empapada de jugos de puta y tras mirar a mí alrededor, observo que todos siguen leyendo atentamente sus libros. Veo a mi lado a una compañera con las tetas más enormes a punto de reventar su blusa y el anillo en su mano. Sin más, cojo su preciosa cabellera rubia y como si fuera una toalla me seco la mano. La cerdita, sin levantar la cara del libro, saca la lengua lujuriosa durante todo el rato que estoy usando su pelo de toalla. Cuando termino, simplemente coge un mechón, lo huele, lo chupa con glotonería y sigue leyendo.

En fin, esta mañana mi hermano el mayor va a presentar su novia a mis padres. Si la aceptan en el club va a ser estupendo, ya que su cuerpazo solo es comparable al de mama. Ya se me está poniendo la polla dura.

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