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Conocí a una chica por Internet

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Para Lara, mi más fiel lectora.

La conocí en un chat de internet. Se llama Lara, y aunque todavía no la he visto, me ha contado cosas de su vida. Es joven, alta, morena, ojos marrones y pelo largo rizado. Está un poco rellenita según me dijo y sus pechos se caen un poco. A mí no me importa. Tampoco sé si es verdad, pero me basta para ponerme cachondo cada vez que hablamos.

Después de chatear, me voy al baño con la polla bien tiesa y allí me la casco. Me masturbo hasta que me corro y gimo su nombre al irme. ¡Lara! ¡Lara! ¡Laraaa! ¡Aaaah!

Suelto todo mi semen en el váter y me imagino que mi semen va a parar a sus tetas y a su cara, en vez de al valer y que luego se lo restriega todo.

Pero esto no es más que una fantasía y por el momento me conformo con chatear con ella.

Llevamos varios días hablando, cuando me cuenta un secreto. Me dice que es sumisa. No entiendo bien que significa eso. Y menos cuando me habla de su amo. Entonces, me recuerda a un perrito que pudiera hablar y que habla sobre su amo y eso.

Me pongo a buscar por internet y me empapo de todo lo que significa ser amo y sumisa. No lo comprendo, pero lo acepto. Eso sí, me da un poco de pena de que la usen como un objeto. Bueno, yo también la uso como objeto porque me la casco pensando en ella.

Pero a lo que vamos, que en realidad quiero acostarme con ella, tenga amo o no. Por una vez quiero ser yo su amo. Quiero taladrarla con mi verga y que deje de pensar en él. Que sea yo quien se la folle y porqué no, que sea su amo quien nos mire, mientras me lo monto con ella.

Hablamos a cualquier hora, y me cuenta como alguna vez se ha tenido que follar a algún amigo de su amo. Si él lo ordena, ella tiene que hacerlo con quien le diga.

Yo me describo a mí mismo y sueño con que algún día nos conozcamos en persona. En el fondo, me gustaría acostarme con ella.

Ha pasado un mes desde la última vez que hablamos y por fin hemos decidido darnos nuestro Skype y vernos por primera vez.

Estoy un poco nervioso cuando se enciende la conexión y puedo verla por fin. Es guapa y es físicamente como me dijo.

Se nos van las horas hablando y ya muy tarde, le digo que debo acostarme, que mañana tengo que madrugar mucho. Me manda un beso por la cámara y me dice algo en voz baja:

-Esta noche follaré con mi amo y pensaré en ti cuando me corra.

Imagino que su amo está pendiente, pero no estará escuchando la conversación. Le mando otro beso y nos despedimos.

Me voy a la cama empalmado y me imagino como su amo se la folla, pero pienso que en realidad soy yo y así me la casco con fuerza, muy rápido y termino corriéndome en las sabanas.

Me quedo dormido al poco rato y al día siguiente, me levanto y me pongo a lavar las sabanas de mi corrida.

En eso estoy, cuando oigo un sonido en el ordenador que se había quedado encendido. Es Lara que vuelve a saludarme. Me cuenta que anoche se corrió pensando en mí y yo le digo que también y que estoy deseando que nos conozcamos en persona y poder follármela.

Ella tiene una idea y me la cuenta. Quiere que me haga pasar por su amigo, y que conozca a su amo y así me la pueda follar.

Pero ¿y cómo hago para que me convierta en amigo de su amo?

Lara tenía la solución.

Dos días más tarde, quiso que su amo y yo nos conociéramos vía Skype.

Yo no quise darle mi nombre real y le di uno falso. Lara si sabía mi nombre real. Hablamos un buen rato y quedamos en volver a hablar al día siguiente.

Después de 3 semanas, Ricardo, que así se llamaba el amo de Lara, me invitó a su casa. Por fin iba a conocerla y conociendo su modo de vida, amo-sumisa, me la tiraría.

Lara me decía todo el rato que era buena persona y eso, pero yo solo pensaba en comerle el coño y follármela como uno de sus amigos. En el fondo, tal vez no era tan buena persona, ¿no?

Me desperté pronto, aunque hablamos quedado a las dos. Me di una buena ducha, me afeité bien y me depilé para ella. Me perfumé bien y salí para su casa.

Llevaba una botella de vino para acompañar la comida.

Llegué allí sobre las 13:45. Estaba algo nervioso, lo reconozco. Tras las presentaciones, di dos besos a Lara y pude comprobar lo guapa que era y lo suave que era su piel, ayudé a la pareja a preparar la mesa.

Nos sentamos a la mesa y empezamos a comer. Hablamos de todo, pero yo, algo tímido, no quise hablar de su relación amo-sumisa.

Después de la comida, claro, llegó el momento que tanto temía, pero a la vez deseaba.

Ricardo me habló sinceramente de su relación con Lara y que con lo que hablamos hablado, sabía que era buena persona y que me consideraba un amigo, y que por lo tanto, podía acostarme con su pareja.

Por supuesto, Lara no rechistó. Se levantó del sofá donde nos habíamos sentado tras la comida y me llevó a su cuarto. Esa primera vez Ricardo estaría presente, viendo como lo hacíamos.

Aunque tiempo atrás había fantaseado con que su amo nos mirara mientras follábamos, ahora me incomodaba un poco su presencia.

Intenté olvidarme de que él se había sentado frente a nosotros en su habitación, mientras desnudaba a Lara.

Lara no estaba para nada nerviosa, ya me había dicho que se había acostado con amigos de su amo, solo porque este se lo ordenaba.

Me desnudé yo también y tumbé a Lara boca arriba. La besé en la boca y luego bajé a su cuello. Su amo me animaba y me decía que siguiera, que a ella le encantaban los besos en el cuello.

Después bajé a su tripa y antes de llegar a su coño, me desvié a sus muslos, como ya le había dicho alguna vez, cuando nuestras conversaciones eran solo fantasías.

Besé cada parte de sus muslos antes de dirigirme a su órgano más preciado. Para entonces ella estaba húmeda, muy húmeda.

Ricardo se levantó empalmado y me pasó un preservativo. Mientras yo me lo ponía, él se masturbaba mirándonos.

Penetré a Lara sin muchos preámbulos y comencé a deslizarme en ella. Mi polla rozaba su coño con fuerza y Lara empezó a disfrutar enseguida.

Sus gemidos acompañaban a los míos mientras su amo se le meneaba.

Yo estaba cerca del orgasmo. Acababa de penetrarla, pero me daba cuenta de que no iba a durar mucho. Me sabia mal irme tan pronto, pero me concentré en la penetración y me olvidé por unos minutos de todo.

Un poco más, pensé, debo aguantar un poco más. Pero di unas embestidas más y me corrí agarrando fuerte el cuerpo de Lara.

Noté como el preservativo se llenó de mi semen porque al salir de ella, hizo como un bluff.

Su amo se levantó sin haberse corrido y se acercó a Lara. La masturbó un poco y luego la penetró sin goma, y terminó de follársela hasta que se corrió con un grito, agarrada a la espalda de su amo.

Yo me di una ducha, Ricardo me invitó a ello y me fui de allí. Tenía una sensación agridulce al salir de allí, pero había podido follar con ella.

Las semanas fueron pasando y seguimos hablando. No había vuelto a ir a su casa desde aquella vez. Lara me contaba como su amo seguía compartiéndola con otros hombres y yo me ponía celoso. No sé porqué porque no estaba enamorado de ella, era algo sexual, pero la deseaba. La deseaba mucho y quería tenerla para mí solo.

En mis pajas solo había sitio para Lara. Había dejado de masturbarme viendo películas porno o con revistas de mujeres hermosas y solo lo hacía pensando en ella.

Una noche me desperté de madrugada y tuve una idea. Me fui al ordenador y conecté Skype. Aunque era tarde, contestó enseguida. Me dijo que su amo estaba dormido y le propuse un plan. Aceptó enseguida y quedamos para el sábado siguiente.

Sábado por la tarde. Un cine pequeño, algo antiguo. La película, un mini-clásico del terror de los 80. “Demons” de Lamberto Bava.

Antes de entrar en la sala Ricardo, como no, le dice a Lara que vaya a comprar palomitas y refrescos. Una Coca-Cola grande para él y para nosotros lo que queramos. Afortunadamente paga su amo.

Compramos todo y antes de volver a sala, nos detenemos en un pequeño mostrador. Quito la tapa del vaso de Coca-Cola y saco un sobre con somnífero que echo en el que va a ser su vaso. Agito bien con la pajita y vuelvo a poner la tapa. Lara coge las cosas de su amo para no confundirnos.

Se apagan las luces, un pequeño tráiler de otra película de los 80 “Critters”. Veo de reojo como Ricardo empieza a beber su refresco.

Empieza la película. Para cuando el desconocido de la máscara reparte las entradas, Ricardo está dando cabezadas.

Cuando los jóvenes bajan a la tumba de Nostradamus, el amo está completamente dormido.

Lara y yo salimos de la sala abandonando a los pocos espectadores que hay en el cine.

Nos vamos a los baños y sin que nadie nos vea, entramos en el de caballeros. Echamos el pestillo y Lara me sienta en la taza. Nos comemos la boca y nos desnudamos mutuamente.

Ella se pone sobre mí y chupa mi polla, cuando ya estoy erecto, se la clava sin más. Hemos quedado en hacerlo sin protección. Quiere sentir mi leche inundando su coño.

Me cabalga como solo una mujer sabe hacerlo. Esta vez duro más. Acaricio y chupo sus tetas y sus pezones.

Le tapo la boca, porque alguna vez se le escapa un gemido, aunque dudo que nadie pueda escucharnos.

Sigue follándome y yo estoy en el cielo. Agarro su cuello, su cabeza, sabe follar con una experta.

Entonces, quiero verla de espaldas y la giro para que me folle así.

Finalmente me corro y Lara conmigo. Termina de botar sobre mí y se sale.

Nos limpiamos nuestras partes. Lara quiere salir, pero el verla así, desnuda ante mí, me vuelve a poner cachondo.

La pongo apoyada contra el váter y se la meto flácida desde atrás. Quiero tener la visión de su culo en pompa.

Comienzo a bombearla de nuevo, pero mi rabo no reacciona.

-Date prisa, me dice, el amo podría despertarse.

-Le he echado suficiente somnífero para toda la película. Le digo gimiendo.

Mi polla no se endereza, aunque Lara está disfrutando porqué estoy estimulando su punto G.

Sigo dándole un rato más y cuando ya estoy medio empalmado me corro.

-¡Aaah, aaah! Lara, que gusto.

-No te pares ahora. No te pares, joder. Fóllame, fóllame.

Unos pequeños chorros de semen salen de mi pene, pero Lara no tiene bastante y sigo dándole hasta que vuelve a correrse

-Joder, Lara, no puedo más. Eres una fiera. No me queda una gota de semen en el cuerpo.

Me salgo de ella y se gira y nos besamos apasionadamente.

Nos volvemos a limpiar y tras vestirnos, ella mira antes de salir del baño. No hay nadie por allí.

Volvemos a la sala y Ricardo sigue durmiendo.

Hacemos como que hemos estado todo el rato en la sala y comemos las palomitas y bebemos los refrescos.

Cuando salen los créditos, Lara le da un codazo a su amo. Este se despierta.

-Te has dormido toda la película, le recrimina.

-Bueno, no pasa nada, le contesta. Estará toda la semana, podemos volver el próximo viernes.

Lara y yo nos miramos picaros, estoy encantado de que volvamos a quedar, pienso. Con tal de follar con ella, estoy dispuesto a lo que sea.

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