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Mientras estabas con él por primera vez

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No... no tenía idea de cuánto había logrado hacer en ti, para que disfrutaras ese momento; sin embargo, podía a placer imaginarme tu cara, si, con las fosas de tu nariz agitadas por el placer al sentir como por primera vez te penetró con su verga, me la he imaginado, grande muy grande, gorda y con una cabeza que parezca bola de nieve de fresa, con la piel que la recubre morena de tal manera que la humedad se conserve bastante en ella, y tu sentada en la cama viéndosela por primera vez, dormida, flácida.

Después de haberte taladrado la concha, después de que abrazada a él sentiste como te iba desgarrando la vagina nuevamente y se hundía en ti tan profundo, como jamás lo habías sentido, se abría camino en tu interior lentamente, tus labios vaginales se estiraban apretando su contorno, mientras sentías como milímetro a milímetro te perforaba, te montaba como un macho que sabe que esta dominando a su hembra, empalándote, y tú, abierta receptiva, con las piernas abiertas y sostenidas en el aire un poco flexionadas y con los talones empujando sus nalgas para gozar aún más esa posesión que te hacia al montarte, derramándote sin control, mientras que al mismo tiempo lo abrazabas acariciando sus cabellos y su espalda mientras se fundían en un beso que era interminable lo poseías y te poseía, toda tu eras una concha que lo único que sentías era tu sexo arder, expandido por su verga, mientras sus lenguas danzaban... y después sentiste como sus huevos, golpeaban en tus nalgas, finalmente te había hundido su verga hasta el tope, sentías sus bellos púbicos rozarte el clítoris, y tu hinchados labios depilados completamente te transmitían el roce mientras iniciaba un bombeo lento, deslizándola hacia afuera lentamente, sentías que te arrastraba a ti también, apretabas tus músculos vaginales y oprimías ese garrote enorme que sentías dentro y que te estaba matando de placer, la sacó toda, y se hincó para ver como tenías tu concha, la vio abierta con los labios de tu flor empapados de líquidos lubricantes de tu orgasmo anterior, de color rosa fuerte, la frotó por el exterior de tu concha, acariciándote el clítoris, y vio como poco a poco recobraba su tamaño original, se cerraba, empujabas las caderas, buscando sentirte de nuevo penetrada, entonces, apuntó nuevamente la cabeza y la colocó en la entrada de tu vagina presionó su cabeza y lentamente vio como tus labios se abrían para dejar paso a su glande ya amoratado y deseoso de enviarte los chorros de leche que había guardado para ti durante 30 años, se...

- No, no señorita, no voy a llevar nada sólo ando mirando unas prendas que me gustarían para mi esposa. Gracias.

Si deje de imaginar y coloqué el conjunto de ropa interior en su lugar y seguí recorriendo los departamentos de ropa mientras imaginaba que tú estabas en otro de ellos, escogiendo alguna otra cosa y nos veríamos en unos minutos... mientras sabía que estabas con él por primera vez!!!

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