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Me sentí una zorra bien cogida

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Era un viernes por la noche y como todos los viernes me encontraba en la casa de una amiga realizando algunas tareas de la universidad, esa noche en especial terminamos algo temprano pues ella tenía una cita.

Así que decidí a marcharme, al salir me encontré con su hermano, un tipo alto, pelo negro, complexión delgada, pero muy bien marcada, quien iba de salida también, muy amablemente se ofreció a llevarme ya que le quedaba de camino al Gym, y yo accedí, obviamente.

Subí a su coche, había algo de tráfico en el camino, casi no hablamos, él solo me veía y sonreía. Noté que algunas miradas se perdían entre mis piernas ya que yo llevaba puesta una faldita bastante corta.

Él llevaba un pants algo ajustado que sentado dejaba notar lo bien dotado que estaba, eso comenzó a ponerme algo caliente pues comencé a imaginar lo que haría con ese armamento, lo imaginé en mi boca saboreándolo de arriba abajo, pasando mi lengua por toda la punta, penetrándome profundamente. ¡¡¡En serio, me estaba calentando mucho!!! Intencionadamente dejaba abrir un poco mis piernas para dejarle ver discretamente la tanguita rosa que llevaba puesta.

De pronto comenzó a llover muy fuerte, casi no se podía ver nada, estábamos a unas pocas cuadras de mi casa, pero por lo fuerte de la lluvia tuvimos que parquearnos. Él volteó hacia mí y me dijo:

-Bueno creo que nos quedaremos aquí un rato -llevando su mano hacia mi pierna y acariciándola lentamente.

¡¡¡Dios tenía que salir de allí, estaba a punto de no poder controlarme más!!!

Le dije que estaba bien que yo podía quedarme allí y caminar a mi casa igual el agua no mataba, así que abrí la puerta e intente bajar, pero él se estiró y cerrando la puerta me dijo:

-Estás loca, esta lluvia está muy fuerte, mira solo por abrir la puerta que mojada estas -estiró su mano hacia atrás y me dio un suéter que traía- toma, ponte esto, te enfermaras.

Así que tome el suéter y me di la vuelta, intentaba quitarme la blusa cuando sentí sus manos tibias y suaves, me quité la blusa lentamente mientras sus manos subían de mi cintura deliciosamente por mi espalda.

Sentía su respiración en mi cuello, tomó mis pechos entre sus manos, besó mi cuello y comenzó a apretar mis pechos, a juguetear con mis pezones realizando deliciosos movimientos circulares mientras susurraba a mi oído “quiero destrozar esa tanguita rosa que traes puesta nena”.

Dirigí mi mano hacia atrás, hacia su pene, ese bulto que se veía tan delicioso hace un momento, como pude lo saqué y no me equivocaba era enorme y bastante grueso. Comencé a frotarlo de arriba abajo mientras él seguía tocándome y cada vez se ponía más duro y erguido así que no aguante más y me volteé hacia él.

Él se abalanzó sobre mí, comenzó a besar mis pechos mientras con una mano frotaba mi vagina colocando sus dedos entre mis labios se abrió paso e introdujo uno de sus dedos y comenzó a masturbarme exquisitamente. Yo para ese entonces estaba ya muy mojada y no lo digo por la lluvia.

Los movimientos con su mano y su lengua rozando mis pezones y mi cuello me llevaron casi al orgasmo, él se dio cuenta así que me giró e inclinó y de un sólo tirón introdujo todo su pene en mi… el éxtasis adentro y afuera una y otra vez, lo sentía salir y entrar fuertemente al mismo tiempo lo escuchaba decirme al oído “que deliciosa vagina que tienes... me encanta lo mojada que estás”. Y eso me excitaba cada vez más y en cada embestida que me daba era un completo placer y entonces dijo “estás lista…” y en ese preciso momento dejó salir todo su semen tibio y delicioso dentro de mí.

Fue maravilloso, me sentía como una zorra por haberlo hecho con alguien con quien casi nunca hable, pero al menos era una zorra muy bien cogida y satisfecha.

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