Nuevos relatos publicados: 13

Placer sobre 4 ruedas (Cuarto encuentro)

  • 18
  • 14.460
  • 9,88 (25 Val.)
  • 0

Es un día normal como siempre, mi rutina diaria empieza desde mis 6:00 am, ejercitarme y prepararme para irme al trabajo.

Al subir a mi auto para marcharme a mi trabajo, en el camino escucho ciertos ruidos en mi auto, cosa que no había sucedido antes ya que suelo llevarlo a inspección cada mes por su uso diario en ir de un lado para otro. No lo tomé mucho aprecio y llegué sin problema alguno a trabajar.

Todo normal como día lunes, iniciando la semana con algo de papeleo, vueltas por aquí y por allá. Llegando la tarde y queriendo avance el reloj para irme a casa. Se llegan las 5:00 p.m. la hora de salida y preparo todo para irme.

Al venir de regreso a casa escucho el mismo ruido de la mañana en mi auto, cosa que ya de momento me preocupa porque no podía tenerlo así en carretera, mucho menos a estas horas porque es algo peligroso vararse a medio camino. Decido ir en busca de mi mecánico, pero al llegar él estaba ya a punto de irse a casa por la hora en la cual ya era algo tarde. Revisó un poco de forma rápida y me recomendó simplemente ir de forma lenta, que para el día de mañana lo trajera de camino al trabajo y él me prestaría el suyo para moverme. Ya por la tarde estaría listo y podría andar en él de forma habitual.

Siendo así hice caso a su consejo y maneje de forma lenta, avance unos 30 minutos de forma normal cuando de pronto comenzó a fallar por completo. No me quedó de otra más que orillarme para evitar algún accidente vial. Intenté llamar a un amigo para ver si podía venir por mí y ayudarme a remolcar mi auto pero mis llamadas eran a buzón en todo momento. No sabía qué hacer, si irme y dejar mi auto o esperar un poco a ver si algún conocido pasaba por ahí, ya que es la carretera principal hacia la residencia donde vivo. Esperé un poco más de 40 minutos y ningún conocido pasaba, comencé a desesperarme y pensar en irme caminando y dejar a la suerte mi auto varado en lo que llegaba a casa y llamaba una grúa. Al preparar mis cosas para irme, veo que un carro se viene orillando tras donde me estacioné, con algo de poca visión por la noche que ya había llegado, pude escuchar llamaban por mi nombre.

Al irse acercando hacia a mí pude reconocer a mis vecinos, Mayra y su esposo, como ya saben he tenido algunos encuentros con ella, pero por cosas de trabajo y vacaciones, ya hemos tenido poco contacto hasta el momento.

Me preguntaron ¿Qué había pasado?

Les respondí que simplemente ya no dio para más y planeaba irme a casa a llamar una grúa para remolcarlo y mañana llamar al mecánico para que lo repare en casa.

Se ofrecieron a llevarme a casa, y acepte ya que por la hora no podía ir caminando.

Me subí a la parte trasera de su auto, él tras el volante y Mayra por delante de lado del copiloto.

Todo el camino fue charla sobre donde se fueron de vacaciones y cuando me iría yo a vacacionar, que rara vez me ven salir y todo el tiempo me ven del trabajo a casa. Les respondí que por el momento no dispongo de vacaciones por exceso de trabajo pero que además, sabía cómo distraerme y pasarla muy bien sin necesidad de salir de viaje. Mayra me regresó a ver con su sonrisa coqueta y preguntó:

“¿Ahh si? Y ¿Cómo se divierte un hombre como tú? Pásale el tip a mi marido para cuando no pueda estar en casa.

Le hice gestos de “calla” cuando me pedía dicha información.

“¿Debe tener seguro una amiguita por ahí verdad?... ¡Hombres!”

Solamente respondí:

- Pues no es por presumir pero sí, tengo por ahí una amiga con la cual nos la hemos pasado bien.

Mayra me regresa a ver y sin que su marido lo note, desliza su lengua entre sus labios y me guiña el ojo mientras él, solamente se ríe de mi respuesta.

No pasó más de ahí y al cabo de unos minutos llegamos a casa. Al bajar me dijo que si tenía que regresar a mi auto se lo dijera, ya que la vez pasada le ayude con su auto cuando él lo reparaba en su garaje. Que en vez de ayudarle, terminé cogiendo con su esposa en su propia casa sin que se diera cuenta en lo absoluto.

Le dije que sí, que en un momento le resolvía si me echaba la mano o desde casa esperaría la grúa con mi auto.

Llame a una grúa y si estaba disponible, me pidió la dirección donde estaba y como le dije que estaba en casa, me pidió que si podía regresar lo hiciera, ya que por levantarlo sin que nadie esté presente él podría tener problemas con policía de caminos. Le dije que estaba bien, que en unos 20 minutos estaba ahí.

Llame de nuevo a mi amigo para ver si ahora podía responder mi llamada y me llevara a mi auto, ya que me daba algo de pena pedirle a mi vecino me llevara, seguro llegaba cansado de su viaje. Sin respuesta alguno de mi amigo nuevamente, me tome el valor de ir a la casa de mi vecino. Toqué la puerta y salió ella, le dije que si le podía avisar a su marido que me llevara ya que mi amigo no está disponible y no tenía con quien más ir. Sonriendo me dijo “Espera que le aviso”

Me quede en la puerta mientras se dio la vuelta y se dirigió en busca de su esposo. Obviamente no pude evitar ver sus movimientos de cadera, cosa que creo hizo con más descaro porque sabía que la miraría. Llevaba puesto una falda blanca corta entre bordada y una blusa del mismo color sin nada de escote. Cosa que me desilusionó un poco ya que tiene buenos atributos y esta vez, no pude mirar siquiera un poco.

Al paso de un par de minutos sale ella con las llaves en la mano y solamente me dice con una sonrisa:

¡Listo vámonos!

Le pregunté por su marido y solo dijo, “Se metió a bañar y cuando entra tarda mucho, me dijo que si podía llevarte y aquí me tienes, tu chofer personal por esta tarde”

Claro está que la idea me agrado, pero no pasaba nada perverso por mi mente en ese instante.

Nos subimos y nos fuimos en camino hacia donde dejé mi auto. Ya en el camino me pregunta:

“¿Así que tienes una amiga con la cual te diviertes?”

- Pues sí, tengo una muy excelente amiga con la cual me he divertido pero ya no nos hemos visto. ¡Me ha desatendido!

“O quizás tú la has desatendido a ella “

- ¡Qué va! Si apenas la he mirado estos días, de lo contrario…

“¿De lo contrario qué?

- De lo contrario nada, pon atención al frente o nos vamos a salir de la carretera.

“Ya sé que no te gusta salirte tan pronto” (Riendo coquetamente)

- Claro que no, siempre es bueno ir recto y rápido (Obvio usé un doble sentido)

- Oye y una pregunta…

“¡Si! ¿Dime?“

- Tu marido… ¿Sabe algo de lo que ha ocurrido entre nosotros?

“No tonto, no tiene ni la menor idea sino, ¿Te imaginas como me iría?”

“Sabe que soy muy caliente pero no a tal grado de serle infiel”

- Bueno, menos mal ya que pensaba lo contrario por su risa de camino a casa cuando le dije de mi amiga.

“No te preocupes, no sabe nada y mejor que así quede nuestro secreto”

Entre nuestra charla, llegamos al lugar donde dejé mi auto.

Ya la grúa estaba esperándome listo para remolcarlo. Le dije me esperara un momento, bajé y hable con el encargado. Me preguntó si me iría de vuelta con ella o me iría con él para guiarlo hasta mi domicilio. Le respondí que me iría con ella para no dejarla ir sola por la noche, le oriente más o menos la dirección pero de todos modos iríamos tras de él.

Acomodo mi auto sobre su grúa y comenzó a llevárselo. Yo me subí de nuevo al auto con Mayra y le dije que nos fuéramos.

Avanzamos en el camino y hubo un par de minutos en silencio. Pienso que para romper la tensión un poco fue el por qué prendió la radio. Era la hora romántica al parecer en la radio a lo cual sonaba cierta canción algo instrumental.

“Esa canción me encanta” Dijo ella:

- Si la he escuchado un par de veces, es muy buena.

“Demasiado, si supieras los bailes que he dado con esa” (riendo a carcajadas)

- Entonces ya tengo un motivo para oírla completa la próxima vez que la escuche sonar.

“Y ¿Cuál sería ese motivo si se puede saber?

- Pues… el imaginarte bailarme en algún lugar a solas para mí supongo (riendo)

“Pues puede que en algún momento próximo te de esa primicia eh”

A la mitad de la canción se orilló y dijo:

“Ayúdame a manejar por favor”

No puse pero alguno y me cambie al volante, pero ella no se sentó a mi lado sino, atrás del auto. Me cayó algo extraño el asunto, pensé que se había molestado o algo parecido.

Me quede callado y avance manejando, a los cuantos segundos me dice:

“Súbele un poco a la música”

Le subí y miré por el retrovisor, me miró y me guiño un ojo. Comenzó a moverse poco a poco, bailando apenas la canción que sonaba, no sabía que hacer yo, ya que debía mirar al frente mientras manejaba pero quería mirar tras el retrovisor para mirarla a ella.

Escuché apenas una respiración profunda de ella, voltee a verla y tocaba sus pechos con sus manos. Me seducía a través del retrovisor. Miraba al frente y miraba hacia atrás para ver lo que hacía. Ya estaba por terminar la canción cuando me dice:

“Y por traerte hasta tu auto, ¿Cuánto me vas a pagar? Recuerda que sólo vine como tu chofer”

- ¿Cómo deseas que te pague?

Un silencio de unos segundos y la escucho sobre mi oído susurrando:

“Tú ya sabes cómo pagarme”

Un frio recorrió mi cuerpo y mi piel se erizo al instante.

“¿Puedo comenzar a cobrarme?

Mudo solamente afirme con mi cabeza.

Sentí su mano derecha sobre mi pecho, desabotonando mi camisa, mientras su respiración me iba calentando poco a poco. Su mano quitó hasta el último botón de mi camisa, acaricio mi pecho y bajó por completo hasta mi pantalón. Yo solamente miraba al frente para no salirme de la carretera. Sentí su mano deslizarse por mi cadera, mi miembro comenzaba a ponerse firme. Ella notó eso y fue por encima del pantalón sobre él, comenzaba a acariciarlo y ella hacia pequeños gemiditos cerca de mi oído, no hacía más que calentarme mucho más. Sus dedos buscaban el cierre para deslizarlo, al mismo tiempo en el que quitó el mismo botón de mi pantalón. En menos de 15 segundos sentí como su mano ya sostenía mi miembro con firmeza. Lo envolvió con algo de fuerza y comenzó a masturbarme de forma lenta, yo disminuía la velocidad para disfrutar un poco más antes de llegar a casa. Lo movía y emitía pequeños gemidos sobre mi oído, provocando así más su dureza entre su mano al mismo tiempo en el que mi respiración comenzaba a agitarse más y más. Eché mi mano hacia atrás para tratar de tocarle un poco, sin visión alguna más que al frente mientras manejaba, sentí apenas parte de sus piernas, su corta falda me permitió sentir su piel entre mis dedos. Sus piernas comenzaron a separarse para mí y ella se acercó un poco más para que pudiera llegar hasta su sexo. Mis dedos llegaron por encima de su panty. Era cálida y húmeda a la vez, mientras ella masturbaba con algo de más fuerza mi miembro. Ambos comenzábamos a emitir pequeños gemidos disfrutando ese momento de placer. Mis dedos resbalaban por encima de su panty, recorriendo su sexo ya caliente. Su cadera se movía de tal forma que disfrutaba sentir mis dedos entre sus piernas. Se acercó lo más que pudo y pude hacer entrar mis dedos por un lado de su panty, era algo tan maravilloso y a la vez tan indescriptible para contárselos. Sentir su sexo tan húmedo entre mis dedos, era algo tan increíble. Mi miembro no se quedó atrás y comenzó de igual forma a derramar mis gotas pres seminales. Su pulgar acudió a donde emergían y las esparcía por toda la punta de mi miembro. Comenzó a morder mi oreja a la misma vez que gemía, mis dedos bruscamente recorrían su sexo, y con poco de suerte pude llegar a la entrada de él mismo con mi dedo de medio. No lo pensé dos veces ni ella lo espero tanto, acomodó apenas su cadera para que mi dedo se hundiera en su caliente y húmedo sexo. Mordió mi oreja al sentir como mi dedo se le hundía, su mano apretó con fuerza mi miembro provocando que más de mis gotas emergieran mojando sus dedos.

Soltó mi miembro de su mano y se echó para atrás, recostándote sobre el mismo asiento. Mire por el retrovisor, me miró y llevo sus dedos a su boca, los mismos que se humedecieron con mis propios líquidos pre seminales. Me excitó mucho más de lo que ya estaba ese acto que cometió con sus dedos. ¡Lo supo de forma inmediata! Y los chupaba y lamia con esmero. No sabía si seguir o detenerme, estaba excitado y confundido a la vez.

Se acomodó sobre el asiento trasero de tal forma en el que separo sus piernas por completo, y llevo su mano a su sexo. Comenzó a masturbarse sin problema alguno, sus gemidos comenzaban a escucharse con algo de más frecuencia. Yo por mi parte no pude quedarme atrás, tomé de igual manera mi miembro ya firme y comencé a masturbarme junto con ella. Nos mirábamos por el retrovisor sin detenernos, gemíamos con los vidrios cerrados y el momento era tan excitante. Estábamos a solo un par de cuadras de llegar a casa y no pude contenerme, me orille en una esquina donde apenas la luz del poste alumbraba dicho camino.

Me gire y ella quitó de sus piernas su mano, pude mirar su sexo apenas en la poca luz que emitía la noche. Mi mano rápidamente fue a su sexo, le recorrió y hundí mis dedos dentro de ella. Elevó su cadera para que fueran hasta el fondo y sus gemidos no fueron demorados en oírse. Los hundía y los movía a la misma vez jugando con la intensidad y la excitación del momento. Mi miembro estaba a reventar de la misma excitación pero no me enfocaba en ello sino, en ella. Sus gemidos me volvían loco y no me detenía, sus fluidos comenzaban a bañar más y más mis dedos los cuales eran más fácil de hundirles en su preciosa vagina. Ella asistió sus dedos a su clítoris, ambos jugábamos y los movimientos se hacían más intensos. Le miraba fijamente y ella lo hacía conmigo, no paso más de un par de minutos entre el juego de nuestras manos en su sexo, cuando emitió un fuerte y excitante gemido. ¡Estaba teniendo su primer orgasmo!

Sentí como mis dedos se bañaban tibiamente de sus fluidos, atrapados entre sus contracciones tan exquisitas de su sexo. Sus ganas no se fueron, siendo que solo era el comienzo y las mías, ¡Ni se diga! Mi miembro estaba tan firme que lo que hice fue jalarla hacia adelante entre medio de los asientos como pude, para poder acomodarla sobre mí.

Recliné el asiento hacia atrás dándonos más espacio, mis manos elevaron su falda mientras ella tomaba mi miembro para acomodárselo en la entrada de su vagina. No nos pudimos contener más y fuimos en busca de la penetración. Se acomodó sobre él y se dejó caer en un solo golpe. ¡Ambos gemíamos fuerte! Sentir como mi miembro se clavó de lleno en su caliente vagina, fue el más exquisito de los placeres. No me resistí a tomar sus caderas para elevarla y que se dejara caer nuevamente como lo inició. ¡Así lo hizo! La eleve y ella como pudo, se dejaba caer con fuerza, cada vez más fuerte. El sonido que provocaban nuestros cuerpos era cada vez igual de fuerte que los gemidos que emitíamos al mismo instante. Sus fluidos bajaban por todo mi miembro en cada movimiento de ella para mí, mis manos fueron hasta su frente, a ese par de pechos que posee que a cualquiera vuelve loco, pero que en esta ocasión estaban siendo totalmente míos. Tiré de su blusa para descubrirlos, y ¡Así fue! Ese par de hermosos pechos grandes salieron a la vista, cosa que sólo me calentó más de lo que ya me tenía. Ella no se detenía en sus movimientos, empujaba con tanta fuerza su cuerpo contra el mío. La rodee con ambas manos de su cintura, dejé se clavara completamente en mí dejándola inmóvil. Mi boca fue en busca de sus pechos, aquellos que ansiaba desde hace días volver a probar. Me encontré con esos pezones ya erguidos y no esperé a succionarlos dentro de mi boca. Su cadera comenzó a balancearse de adelante atrás, mientras me enfocaba en succionar y lamer sus pezones. Eran duros y de una forma tan deliciosa como no pueden tener una idea. Sus movimientos se intensificaron y dejé sus pechos para ir en busca de su boca. Nos devoramos como si fuese la primera vez, esas ganas insaciables del momento se incrementaban de una forma tan inimaginable.

Gemíamos a ventanas cerradas tan fuerte que nadie por fuera podría escucharnos, los movimientos se hicieron de forma frenética, le pedí no detenerse y ella obedeció sin pero alguno. Se abrazó a mi cuello y se apoyó para moverse con mucho más fuerza. Me estaba enloqueciendo y a la vez me hacía sentir un placer tan magnifico. Nos besábamos y a la vez gemíamos. Sus palabras fueron simplemente “Ya no aguanto más” asistí a sus palabras y le pedí que lo hiciera.

Al oír eso sus movimientos se hicieron insaciables, sus gemidos ya eran gritos y de forma tan maravillosa, nuevamente estaba teniendo otro orgasmo. Fue tan increíble sentir como su humedad bañaba de lleno mi miembro al mismo tiempo en la que sus contracciones lo estimulaban.

Buscó mi boca y me beso apasionadamente, entre besos quería terminara para ella y sólo afirmé con mi cabeza. Lentamente fue levantándose, sentándose sobre el sillón de lado. Se fue sobre mí agachándose, iba en busca de mi miembro con su boca. Simplemente me recliné hacia atrás y le dejé lo hiciera a su antojo. Su mano rodeo mi miembro y su boca no esperó más, lo succiono deliciosamente. Pude sentir como su lengua me recorría desesperadamente. Sus labios apretaban y soltaban al ritmo en el que su lengua me recorría.

Mis gemidos se intensificaban cada vez más, su boca era imparable y mi miembro comenzaba a vibrar con fuerza. Mi mano fue sobre su cabeza y la jalaba para no dejarla se retirara de él.

Subía y bajaba con una velocidad imparable, succionaba y estiraba por completo mi miembro. ¡No puedo más! Le dije apenas entre mis gemidos, devoró por completo mi miembro y era la señal. No pude contenerme más a su boca y comencé a estallar dentro de su boca. Mi semen emanaba a chorros y ella lo sacó en lo absoluto de su boca. Succionaba mientras me derramaba, era un placer jamás sentido en mi vida. Solté su pelo y la deje quitar hasta la última gota de lo que había sacado en mí.

Se levantó limpiando con su lengua lo que quedaba entre sus labios.

“Cuenta pagada” dijo mientras sonreía y se mordía los labios.

Yo, simplemente sin palabras.

Miró la hora y exclamo, ¡Rayos ya tardamos demasiado!

De forma rápida me acomodé la ropa y avance lo que faltaba con el auto.

Su esposo y el de la grúa ya estaban esperándonos. Llegamos y su esposo pregunto:

- ¿Por qué tardaron tanto?

“Pasé a la tienda a comprar un cigarro mi amor” Respondió ella.

Le di las gracias por haberme ayudado con lo de mi auto y le dije que estaba en deuda con ellos por lo de esa noche.

“No hay problema vecino, cuando guste aquí estamos para lo que se le ofrezca”

Caminé hacia mi casa y el señor de la grúa simplemente me vio y dijo:

“Como que estuvo muy bueno el cigarrito verdad”

Simplemente me reí y le dije que no dijera nada.

“No hay problema, he comprado ese tipo de cigarros amigo”

Dejó mi carro sobre la acera de mi casa, le pague y obvio le di un extra por haberme esperado un poco más por el supuesto “Cigarro”

Me metí a la casa directo al baño para darme una buena ducha, salí de ella después de un buen baño y me dirigí a mi cama donde quede completamente dormido hasta el otro día.

********************

Con cariño y respeto para mi bella inspiración:

Mayra G

(9,88)