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Soy muy cachonda

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Mi nombre es Victoria y tengo 26 años, y hace poco pasaron dos cosas que cambiaron mi vida drásticamente. Primero la muerte de mi papá y eso no es algo muy grave pues casi no lo veíamos, pero a causa de eso descubrimos que tenemos medios hermanos, En mi familia somos siete hijos dos mujeres y cinco hombres, todos los hombres son mayores, y las más pequeñas somos la mujeres. Bueno cuando se leyó el testamento de mi papá, tuvimos que conocer a la familia secreta, y todos nos sentimos muy molestos por ello, todos excepto mi hermano Mauricio, que es el que va antes de mí y tiene 28 años, que de inmediato les habló como si no le molestara en absoluto. Creo que los estoy haciendo bolas les explico.

Nosotros somos siete; Héctor de 43, Rogelio de 39, Gerardo de 36, José de 32, Mauricio de 28, yo de 26 y Elena de 23. En la otra familia son dos hijas, Ángeles de 18 y Alicia de 15. En el testamento se repartió para todos, y a mi hermano Mauricio y a mí nos dejó la casa donde todos crecimos, tal vez porque éramos los únicos que estábamos ahí viviendo. Mi hermano propuso conservar la casa, pero yo que trabajaba bastante lejos y tenía unas cuantas deudas, le dije que la vendiéramos; a él como le va demasiado bien económicamente no puso reparos, y en un par de semanas ya había comprado un departamento muy bonito, cerca de su negocio. Yo no me podía mudar hasta que se vendiera la casa y tuviera dinero para comprar un departamento.

Mi hermano se empezó a mudar, pero tuvo que hacer un viaje a china por cuestiones de trabajo, así que me encargó la mudanza a su nuevo departamento, y en eso se centra la historia que les relato hoy de las muchas que me han pasado últimamente.

Me describo. Mi estatura es de 1. 68, mi cabello es negro y lacio, mi piel morena clara, mi nariz es recta, mis ojos cafés, mi boca pequeña y de labios sensuales (creo), mis pechos soy prominentes, uso copa C, en fin mis medidas son 92, 60, 87, mis piernas me encantan pues hago ejercicio para mantenerlas torneadas, sin que se marquen los músculos, no me gusta. Bueno esa soy yo. También diré que siempre he sido una chica no muy difícil de convencer, pues me encanta el sexo, desde pequeña, bueno eso se los contaré en otra ocasión si quieren.

El día de la mudanza de las cosas de mi hermano, la mudanza debía llegar a la una de la tarde, pero eran más de las tres y no llegaban, pensé que todo se pospondría hasta el día siguiente, y como iba a ir a cenar con una amiga, me metí al baño, tenía tiempo de sobra así que preparé la tina y me di un rico baño, ya calientita con el agua decidí que sería rico masturbarme, y es eso estaba, sintiendo de lo lindo, cuando suena el timbre. Me levanté y conteste el intercomunicador. ¿Ya se imaginan? Era la mudanza, me sequé muy molesta, pues apenas estaba empezando con lo mío, y ahora tal vez ni tiempo me daría de ir a cenar. Me puse un vestido, me vestí rápido y salí a recibir a la mudanza. Eran cuatro chico con una gran camión, uno de ellos era extremadamente guapo, otro más o menos y los dos restantes ni bien ni mal, pero los cuatro eran delgados y musculosos, tal como me gustan los hombres. En ese momento no le di importancia, le indiqué que era lo que se tenían que llevar y pensando que tal vez aun podía me daba tiempo de llegar a mi compromiso, me metí a mi cuarto a cambiarme.

Sería de noche la salida y tal vez después ir a un bar, así que me puse un conjunto de ropa interior negro de encaje con unos lindos listones lilas, y media con ligero, una falda casi a las rodillas y una blusa pegada de botones, me maquillé y salí cuando casi había terminado de subir todo, cuando me vieron, los dos muchachos que estaban dentro de la casa, se quedaron sin respirar, nada que ver con la muchacha fodonga que les abrió la puerta. La forma en la que me veían pronto me empezó a calentar.

Terminaron de subir las cosas y yo me subí a mi carro para que me siguieran al departamento. El departamento de mi hermano está en un quinto piso, y tiene una vista muy bonita. Muchas cosas las subieron por el ascensor, pero muchas otras las tuvieron que subir por las escaleras. Yo no tenía nada que hacer, más que seguir fantaseando con esos hombres, que ya sudados y con sus camisetas de tirantes me llevaban a unas ideas loquísimas. Lo que se me ocurrió fue pararme junto a las escaleras, segura de que al ir subiendo podían ver mis muslos, mis ligas y hasta mis bragas. Eran casi las ocho de la noche cuando terminaron.

Yo estaba sentada en un sillón con las piernas bien cruzadas y la falda bien arriba, tres de ellos bajaron por las ultimas cosas y el muchacho guapo, Ernesto, se acercó a mí.

—Ya terminamos señorita.

—¿Y cuánto les debo?

—Son tres mil quinientos pesos. —Dijo.

—¡Que caro! —Respondí.

—Es lo que cobramos normalmente.

—Debería de hacerme un descuento.

—¿Yeso por qué?

—Pues por lo menos por todas las miradas que me echaron cuando subían las escaleras. —Dije sonriendo.

—Usted fue la que se paró ahí. —Dijo algo apenado y sonrojado. Era inevitable.

—Supongo que sí, pero aun así merece un descuento.

—Por esa poquita vista apenas y unos cien pesos.

—Me está ofendiendo, tan mal me veo.

—No señorita. —Dijo más rojo aun.— Usted está hermosa, pero casi no vimos nada, y menos con todo lo que traíamos cargando.

—¿Usted quería que me desvistiera?

—¿Usted lo habría hecho? —Dijo con nerviosismo.

—Eso depende.

—¿De?

—Del descuento.

—Pues si se desviste completamente serían unos mil pesos.

—¿Tan poquito? —Justo en esos momentos llegaban los otros tres muchachos, y ya muy caliente yo, les pregunté.— ¿Ustedes creen que soy bonita o fea?

—Muy bonita. —Contestaron sorprendidos.

—Ya ves, creo que no me estás valorando.

—Bueno… —Dijo tomando valor.— Ahora que si nos deja que no la jalemos viéndola, serían mil quinientos. —Los otros se quedaron helados.

—Siéntense. —Dije y me puse de pie. Tres se sentaron en el sofá donde yo estaba y uno más en el sillón.

Me fui a la recamara de mi hermano donde vi una grabadora, pues lo aparatos estaban empacados, tomé un disco de música bailable y regresé con ellos. Mi vagina ya estaba súper húmeda, pero cuando empecé a bailar me empapé. Después de unos cinco minutos de baile, comencé a desabotonarme la blusa de arriba hacia abajo sin dejarla que se abriera mucho, pero como era ajustada y mis senos son grandes, pronto parte de ellos y mi lindo sostén de encaje se empezaron a mostrar ante ellos. Cuando terminé de desabotonarla, les di la espalda y me la quité poco a poco, y la aventé a la mesa, luego giré y quedé de frente a ellos, su expresión me excito demasiado, estaban cachondisimos. El chico del sillón, que era el menos guapo de todos, fue el primero en bajarse los pantalones y mostrar frente a mí su rica y excitante verga, me sentí tan excitada, no podía creer que era lo que estaba haciendo, yo nunca había tenido relaciones con más de dos chicos a la vez, aquí estaba con cuatro desconocidos desnudándome frente a ellos, como una puta. Luego todos siguieron su ejemplo, y pronto cuatro deliciosas vergas estuvieron erectas frente a mí. El más guapo tenía una verga grande y riquísima, pero otro de los muchachos, el otro no guapo, tenía una verga para dar miedo, era un pene enorme y precioso; mi suerte estaba escrita.

Seguí bailando y esta vez le tocaba el turno a mi falda, cosa fácil, pues sólo bajé el cierre y mientras bailaba resbalo por mis piernas, así que estos chicos, cuyas vergas estaba paradísimas, me tenían frente a ellos en liguero y ropa interior. Pronto comenzaron animarme y a decirme piropos de lo más vulgares, lo cual fuera de molestarme, me encantó.

Me acerqué al muchacho más guapo, y sin dejar de bailar le dije que me tenía que ayudar con el sostén y le di la espalda. Él se levantó y me lo desabrocho muy lentamente, y mientras lo hacía me pego su pene en las nalgas, y con mi baile aproveché para restregarme bien a él; riquísimo. Luego me alejé sosteniendo las copas del brasiere con las manos para que aun no se mostraran mis pechos, me puse de frente a ellos y poco a poco baje las manos.

—¡Que tremendas tetas tiene putita! —Dijo el que estaba sentado sólo, lo cual me calentó. Los demás siguieron con sus halagos.

Me puse de espaldas a ellos una vez más, abrí las piernas y me incliné hacia enfrente, con mi cara entre mis piernas, si quería que no se vinieran tenía que tomar la iniciativa. Ya había tomado la decisión de que esas cuatro vergas me penetraran esa tarde. Me acerqué al segundo muchacho más guapo y le empecé a bailar, y después de un minuto en el que no hizo nada, me fui con el siguiente, el otro que no estaba guapo, pero que tenía la verga más grande y hermosa de todas. Me seguí contoneando frente a él, y después de un rato, levantó las manos y me tomó por las nalgas, me acarició las piernas y luego subió una de sus manos a mis pechos, y los frotó riquísimo, mostrando una gran experiencia. Luego sentí un segundo par de manos en mis nalgas, era chico que estaba sentado sólo, pero ahora esta arrodillado de tras de mí, pronto me empezó a besar las nalgas sobre mis bragas. Luego los dos restantes se acercaron a mí, el más guapo, ya sin los pantalones.

—Quién diría que una señorita como usted resultaría toda una putona. —Me dijo mientras me tomaba por la cintura y me daba un beso en la boca, el cual fue bien correspondido. Fue increíble, besaba tremendamente, y el sentir todas esas manos por mi cuerpo.

—Tírala en el sillón. —Dijo uno de ellos.

—Bueno señorita zorra, le llegó la hora. —Dijo y me recostó en el sillón.

—Creo que ya es tiempo de que te quites esto. —Dijo el otro guapo y me sacó las bragas.— ¿Me quieres mamar la verga?

—Por favor. —Respondí.

Esa tremenda verga se acercó a mi cara, y después de recorrerme un par de veces el rostro fue invadiendo mi boca poco a poco. Era una verga tremenda, pero aun así la introduje toda en mi boca, la humedecí muy bien, y comencé el delicioso mete y saca que tantas veces he hecho. Uno de los tres chicos me lamía la raja, no era el más feo, porque él estaba a mi lado chupándome las tetas. Era una lengua hábil y rápida, luego un dedo, luego dos y al final se detuvo, justo cuando me llevaba al orgasmo; pero valió la pena, pues empecé a sentir como una verga se presionaba contra mi vagina, está claro, no puso ninguna resistencia, ahora lo veía, era el chico guapísimo. Abrí más las piernas para recibirlo, se arrodilló sobre el sillón y la penetración fue completa, deliciosa, agresiva y pasional. Pero faltaba uno de mis amantes, el otro guapo. Me saqué por un momento la tremenda verga de mi boca y lo busqué, estaba frente a nosotros observando y jalándose la verga, estiré mi mano libre hacia él, que de inmediato se acercó, y comencé a jalarla, con la otra mano me introduje de nuevo la verga en mi boca, ahora si estuve como toda una perra cachonda, con cuatro hombres gozando de mí. Mi hombre guapo cada vez me penetraba más agresivamente y en un par de minutos me llevó a mi primer y sensacional orgasmo, justo después sacó su pene de mí y eyaculo sobre mis tetas, fue una cantidad impresionante, me mojó toda. El chico que antes me chupaba los senos, se preparó para penetrarme, pero su amigo tenía otros planes.

—Espera, esta zorra tiene más que dar. —Dijo y sacó su verga de mi boca.— Levántate putita. —Yo aproveché para pasar mis dedos por mis pechos y luego chuparlos para probar el semen de mi hombre apuesto. Para esos momentos ellos me movían como querían, yo estaba tan caliente, que aceptaría lo que fuera.

—Acuéstate en el sillón. —Le dijo el chico guapo al muchacho que me quería penetrar.— La zorrita te va a montar.

Luego me acosté sobre él y me introduje su pene en mi vagina chorreante. Empecé a gemir de inmediato pidiendo más, y no tardaron en dármelo. El muchacho de la enorme verga se puso detrás de mí.

—Por favor chúpame el ano antes de meterme esa barbaridad de verga. —Dije.

—No tengas miedo putita seguro no es la primera.

—No es ni la segunda, ni la tercera, pero es la más grande. —respondí.

—Esta es toda una prostituta. —Dijo uno de ellos.

Pero me consintieron, pues de inmediato se arrodilló y empezó a pasar la lengua por mi ano, y me saco un gemido enorme, el cual otro chico aprovechó para introducir si verga en mi boca, yo por supuesto no me hice del rogar y comencé a mamar con gran placer, se la mamaba y se la jalaba, exprimiéndola y girándola un poco, le besaba los huevos, y luego me la tragaba de nuevo. El chico guapo nos veía desde el sillón, al parecer tomaba un descanso, pero con el espectáculo que se le ofrecía, no tardó en recuperar su erección. Ahí estaba yo, toda una puta con mis tres agujeros dándole placer a unos machos sensacionales. Me fascinó que me insultaran, que me cogieran, que me nalguearan, pero todo fue mucho más placentero cuando esa tremenda verga se abrió paso por mi ano. Sentí como sus manos me abrieron las nalgas para que esa cosa entrara por fin por completo, solté un tremendo grito que se ahogó por la verga que me estaba penetrando en la boca. Así me tuvieron varios maravillosos minutos, en los que mi hombre guapo recuperó por completo su erección. Fue increíble lo que pasó después, un tremendo orgasmo, que más que nacer en mi vagina nació en mi ano, me inundo, justo en ese momento el otro chico se acercó a mí y se la empecé a jalar, ahora sí, las cuatro vergas eran mías. Luego el que me daba tanto placer por el ano, me la sacó.

—¡Quítate! —Le dijo al que estaba recibiendo sexo oral.— Me quiero chorrear en la boca de esta golfa.

—Yo también estoy a punto de bañar a la puta.

Yo aprovechando que ya nadie me cogía mi ano, me levanté y empecé a cabalgar al que me penetraba por la vagina, que tenía un tremendo aguante, pues llevaba varios minutos dándome con todo. Lo único que se les ocurrió a los otros dos fue clavarme sus vergas en la boca al mismo tiempo, y por lo mismo casi sólo pude tragar sus glandes. Los dos explotaron en mi boca casi al mismo tiempo, me tragué su primer chorro con avidez, pero no pude hacerlo con los que siguieron, pues de inmediato me inundaron, chorros de semen me escurrieron por la boca y me cayeron en los pechos, la verga enorme de uno de ellos salió de mi boca y termino de correrse en mi cara, me metí totalmente la otra verga en la boca y la chupe hasta tragarme todo el demás semen y no me la saqué hasta que estuvo totalmente limpia. Cuando las dos vergas estuvieron fuera me mi boca, me chupe las tetas para limpiarme todo el semen que pude. Pero no sirvió de mucho, pues el chico que me cogía, me tomo en brazos y sin sacarme la verga me levantó y nos cambió de posición, ahora yo quedé abajo, y él arriba, me dio unos fuertes empujones de su verga, y pronto la sacó para eyacular sobre mis tetas, y mi abdomen, aunque algunas ricas gotas llegaron a mi carita.

—¡Que rico! —Grité.— Cójanme más, no quiero parar.

—Esta no se va a llenar. —Dijo el vergón.

—No importa, ya estoy listo. —Dijo el guapo.

Me tomó de la mano y me levantó del sillón, luego se acostó sobre la alfombra, y me dijo que me la quería meter por el ano, yo por supuesto accedí, me senté sobre él, dándole la espalda, pero la penetración fue difícil, mi ano ya estaba cerrado de nuevo. Me levanté y me incliné sobre su verga, se la lamí un par de veces y me la llevé a la boca, la humedecí lo más que pude y hasta la escupí, el mientras tanto me metía su dedo ensalivado entre las nalgas, luego lo intentamos de nuevo y esta vez su verga me penetro el ano por completo, la segunda verga en mi ano, ese día, esa posición no la conocía muy bien, lo estaba cabalgando pero dándole la espalda, y además siendo cogida por el ano y no por la vagina, tal vez por eso, el orgasmo me llego inmediatamente. Los otros tres se acercaron a mí, y a base de jalárselas, besárselas, chupárselas y sobarles los huevos, los dejé listos para la segunda ronda en un par de minutos.

Uno de los muchachos se arrodilló frente a mí, que estaba sentada sobre mi hombre guapo y con las piernas totalmente abiertas, se acercó y me apunto a la raja con su verga, iba a ser penetrada doblemente una vez más, me tomo de las piernas, me las levantó y me invadió con su verga dura y calientísima, aun húmeda de mi propia saliva. Me daban por mis dos orificios, y las otras dos vergas se turnaban en mi boca, una la jalaba, la otra mamaba y luego cambiaba, fue tan hermoso, tan increíble…

Así me estuvieron cogiendo hasta que todos pasaron por todos mis orificios, pero cuando llegó el final el vergón una vez más estaba en mi vagina, y el muchacho medio guapo en mi ano, yo se las chupaba al guapísimo y al feíto. De pronto el que me cogía por la vagina, me la sacó y me dijo que me preparara, saqué la verga de mi boca y la abrí lo más que pude, su primer chorro fue certero y me lo trague, luego unos más se fueron por mi cara, para esas altura el guapo, ya me estaba cogiendo por la vagina y no tardo es explotar sobre mi cara y mis pechos, luego llegó el turno del feíto, que exploto en mi boca, tan duro que se escurrió gran parte, al final el que me daba por atrás me levantó y también me eyaculó es rostro, luego arrodillada se las mame a todos hasta dejárselas limpias y al final me lamí las tetas para limpiar el semen que pudiera. Todos sin importar que se hubiesen venido en mi boca, me besaron para despedirse, y claro, no me cobraron un centavo. Yo me quedé tirada en la alfombra para recuperarme de los, creo, cinco orgasmos que tuve. Si mi hermano supiera lo que estaba haciendo en su depa.

Cuando me sentí un poco descansada, decidí meterme a dar un baño, aún no había gas, pero una ducha fría me caería bien, luego me vestí, afortunadamente mis bragas, no estaban manchadas, cuando estuve lista vi que había algunas gotas de semen secándose en el sillón, tome una con un dedo y la llevé a mi boca; no es tan rico como beberlo del envase, pero era semen.

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