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Una perra muy puta
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Tengo un tío llamado Manuel, casi no nos vemos seguido, él es hermano de mi padre, siempre se me ha figurado guapo. Esto que les cuento paso cuando yo tenía 18 años.

Yo empezaba a ir a la Uni por lo que necesitaba un tutor, mi tío Manuel era muy buena opción pues él siempre había sido aplicado en la escuela, así que de ser un poco distantes empezamos a frecuentarnos más seguido para ser exactos, 3 veces por semana, por eso de las tutorías.

Al principio mi tiempo con mi tío era como siempre, solo que un día empecé a ver que mi tío me miraba de forma diferente. Yo suelo vestir con poca ropa pues donde vivo siempre hace calor, un día llegué a su casa con una pequeña mini, y una blusa sin brasier, sujetador o como le llamen, mi tío me miró de arriba a abajo y solo atinó a decirme "Ay sobrina como has crecido, pásale, has traído tu tarea”, pero la tarea era lo que menos me importaba, en esos momentos la forma en que mi tío me veía ahora no era como antes, me miraba directo a mis pechos sin discreción alguna.

Yo hacía como que no le miraba, pero me estaba poniendo caliente pues me excitaba pensar que mi tío me veía como mujer ahora, por lo que pensé llevar las cosas al extremo.

Me levantaba por cualquier excusa dejando que mi tío viera mi lindo culo que se asomaba por la pequeña mini que llevaba, tiraba los lapiceros o cualquier cosa para que mi tío los recogiera y en eso aprovechaba para abrir un poco mis piernas y dejarle ver mi rayita, ese día no pasó a más. Cuando llegué a casa tuve que darme una buena masturbada pensando en la pija que tendría mi tío. Pasó un día más para tutorías otra vez, ese día juré que sería cuando mi tío probara mi rajita, así que llegué con un top muy pegado y que dejaba ver mi brasier, una falda escocesa y sin pantis.

Al verme mi tío se quedó boca abierta, me dijo “que vas a una fiesta o qué?”, solo sonreí y seguí caminado hacia la mesa de la cocina, él atrás de mí. Sentía como sus ojos no los quitaba de mi culito, eso me ponía caliente, dejé caer la pila de libros que traía, esta vez permanecí parada mientras mi lindo tío se agachaba a recoger los libros, él trataba de mirar por debajo de mi falda, cuando notó que no traía pantis se dio un golpe en la cabeza con la mesa, yo muy tierna le ayudé a levantarse del piso cuando noté que en su pantalón se veía su verga erecta, muy grande por cierto.

Quise disimular, pero él se acercó rápidamente a mí, me tomó de la cintura y me dijo al oído “ves lo que provocas querida sobrina”, me estremecían sus palabras, sentir su verga contra mí me excitaba. Me comenzó a tocar y al no ver que yo lo rechazaba comenzó a quitarme mi top, después comenzó a besar y a lamer mis pechos hasta que mis pezones se pudieron duros, me quitó el brasier, no tardó mucho en quitarme la falda también.

Ahí estaba yo parada delante de mi tío completamente desnuda, me miraba mientras desabrochaba su jeans, me pedía que me pusiera de rodillas, yo obedecí mientras vi que se sacaba ese pene que era más grande y gordo que lo que parecía en sus jeans. De un solo golpe metió su verga en toda mi boca era tan rica, le mamé un poco y él me levantó para darme un beso y ponerme sobre la mesa, abrió completamente mis piernas y metió su cabeza entre ellas empezó a lamer mi conchita, primero suave luego más rápido, después mojó su dedo y lo fue metiendo lentamente en mi rayita.

Era tan rico sentir su dedo adentro de mí, mis jugos no tardaron en invadir su boca, él los bebió completamente, yo ya estaba a 100 y lista para ser penetrada, cosa que él notó y dirigió su rica verga hacia mi conchita, yo estaba tan mojada que no fue trabajo alguno que metiera esa rica polla adentro, empezó un mete saca riquísimo mientras me decía “estás rebuena sobrinita ya varias veces había soñado con este momento”, “si si tío” decía yo, me encantaba el movimiento rápido de sus caderas.

No tardó mucho para que tuviera otro orgasmo, este más largo y mejor que el anterior, sentía como su verga palpitaba dentro de mí de lo caliente que mi tío estaba, comenzó a darle más rápido hasta que su leche inundó completamente mi rayita, tanta era su leche que escurría por mis muslos, “me encantó que me cogieras tío de verdad”, “a mí me encantó cogerte mucho sobrinita, hay que agradecerle a tu papá que me aconsejó que fuera tu tutor”, yo solo sonreí, y “dime tío -le decía mientras me vestía- esto volverá a pasar”, me tomó por la cintura mientras besaba mis pechos “claro sobrinita te faltan muchos años de tutoría por lo menos hasta que acabes la universidad”.

Desde ese entonces mi tío y yo tenemos sexo ahora ya hace casi 3 años, cuando tenemos tiempo nos vamos fuera de la cuidad para vivir como dos amantes.

Una perra muy puta.

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