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El chico y los viejos

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Lalo estaba en la parada esperando el colectivo para volver a su hogar. Venia del gimnasio, que estaba en la zona portuaria, ya era tarde y había poca gente en la parada. Estaba caluroso y el chico vestía solo un short, quizás bastante corto y una remera. Le gustaba exhibirse porque sabía que tenía buen físico, sobre todo sus piernas muy modeladas, no tanto musculosas sino torneadas, sin vello como casi todo su cuerpo y agradecía ser lampiño porque no le gustaba tener pelos. Era rubio de cara aniñada, a sus 18 años había estado con otros chicos de su edad pero nunca había estado con hombres mayores. Y le encantaban los hombres mayores. En determinado momento vio que llegaban a la parada dos individuos y que se ponían a mirarlo en forma poco disimulada. Eran dos viejos quizás mayores de 60 o 65 años, y no apartaban sus miradas de las piernas del chico.

Lalo se sintió un poco intimidado por las miradas de esos viejos y a la vez se sintió un poco excitado. Se pasó una mano por un muslo en forma sugerente y los viejos se pasaron la lengua por los labios. Uno de ellos se acercó para hablar con el chico "Mira nosotros vivimos cerca no querés venir a tomar algo con nosotros?", el muchacho quedo shockeado, sin respuesta ante la directa invitación del viejo, que mientras le hablaba no le miraba a la cara sino que le miraba las piernas. El hombre insistió "Dale, un ratito nada más, después venís de vuelta a la parada, igual a esta hora demoran en pasar".

El chico, para su propia sorpresa, se encontró respondiendo "Bueno pero solo un rato porque me esperan en mi casa" dándose cuenta que la excitación que tenía en ese momento lo había llevado a aceptar la invitación de dos extraños.

Bueno, vamos dijo el viejo y lo tomo de un brazo para llevarlo con su amigo y encaminarse por unas calles oscuras hacia el domicilio de los viejos. En el camino el hombre que le había tomado un brazo le dijo "Que lindo que sos nene, tenés una piernas muy lindas" y el otro dijo "Si tenés unas piernas preciosas se ve que haces ejercicio". Lalo no dijo nada, se daba cuenta de la calentura de los viejos y que lo llevaban a algún lugar para hacerle de todo, pero estaba demasiado excitado para negarse.

Llegaron a un edificio muy antiguo, entraron y tomaron el ascensor. Uno de los hombres empezó a tocarle una pierna y Lalo no dijo nada. El otro hombre también se puso a acariciarle la otra pierna y decían, con voz lujuriosa "Que bueno estas precioso, que suaves son tus piernas" y los manoseos aumentaron. Uno quiso besarlo pero Lalo esquivo su cara y entonces el ascensor se detuvo...

Los dos hombres llevaron al chico hasta el apartamento y entraron Se sentaron en un sillón y las caricias al chico se acrecentaron. Uno dijo "Nene sácate el short así te podemos tocar bien esas piernas" Lalo se levantó entre los dos hombres y se bajó el short, mientras se lo quitaba los dos calientes viejos se hacían una fiesta manoseando los muslos y nalgas del chico. Lo sentaron entre los dos y retomaron las caricias y apretones sobre los muslos del muchacho, que ya sentía una calentura parecida a la de los viejos. Cuando uno se inclinó a besarlo en la boca no se resistió y se dejó chuponear por la lengua del viejo mientras lo seguían sobando con sus toscas manos por los suaves muslos del muchacho.

Uno dijo "Vamos al cuarto, no me aguanto de las ganas de cogerme esta preciosura" y entre los dos lo llevaron al dormitorio, en el trayecto le tocaban las nalgas sin cesar. Lalo estaba en trance y se dejaba llevar por la lujuria de esos viejos verdes. Mientras uno lo sostenía, el otro le saco la remera dejándolo desnudo, le empezó a acariciar los pechos y pezones y se lanzó a chuparle un pezón, lo que hizo gemir al chico...

El otro hombre se quitó los pantalones, tenía su verga erecta y se puso a frotarse contra la espalda y nalgas del chico mientras el otro seguía chupándole los pezones. Finalmente lo pusieron en la cama, el muchacho supo lo que iba a pasar, esos viejos calientes lo iban a coger.

Lo hicieron poner boca abajo y el chico sintió que decían "Mira lo bueno que esta, tiene un culo y unas piernas de mujer" mientras lo acariciaban y sobaban incansablemente, le pellizcaban las nalgas y uno se puso a lamerle las piernas y subió hasta sus nalgas.

Lalo sintió como una descarga eléctrica cuando una lengua le surco la raja y se detuvo en su ano, insistiendo y salivando y provocándole un placer inmenso.

Sintió como unas manos lo levantaban de la cama tomando sus caderas y lo ponían en cuatro, al instante sintió como uno de los viejos le metía la verga en el culo, con dificultad al comienzo hasta que venció la resistencia del esfínter y lo penetro. Lalo grito y el viejo empujo más y lo penetro completamente. Empezó a cogerlo lentamente al principio y luego más fuerte, las embestidas eran dolorosa, el viejo gruñía de placer al taladrar ese culo que le apretaba su verga deliciosamente. Siguió el mete y saca hasta que en una embestida, emitiendo un gutural gruñido eyaculo dentro del chico. Siguió cogiéndolo hasta que su pene perdió rigidez y entonces se salió del chico. Al instante el otro viejo verde ocupo su lugar y en un santiamén penetro de nuevo al muchacho, esta vez al estar lubricado la penetración fue más fácil y el viejo lo montaba enérgicamente, Lalo ya no sentía tanto dolor y el mete y saca continuo por varios minutos hasta que el viejo se derramo también en sus entrañas. Los dos viejos que habían sodomizado al chico lo hicieron vestir y luego lo acompañaron a la parada.

Cuando finalmente el chico se fue se quedaron comentando "Que bueno que estaba el pendejo, hacía mucho que no me cogia un culo tan bueno".

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