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Mi nuera me necesita
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Soy Rodolfo, tengo 59 años, vivo en un pueblo alejado de la ciudad con mi esposa Anabela. Ella es una mujer bajita, ojos verdes, blanca, caderas anchas, cintura pequeña, culito parado, pero lo que más me gusta y creo que eso me enamoró fueron sus pequeños y redondos senos con un pezón grande y hermoso.

Tenemos un matrimonio bueno, en este matrimonio nacieron nuestros hijos Patricia de 32 años, Fabián 29 años, Juan de 26 años (de él se trata esta historia) y Ana de 20 años.

Juan mi hijo, cuando salió de la preparatoria se fue a la ciudad con los papas de mi esposa, a los años se casó con una jovencita hermosa dos años menor que él, era una mujer blanca su pelo color amarillo como el sol, sus ojos verdes, unos labios rojos naturales, su cuerpo, es esbelta, senos grandes, nalgas redondas, paradas y duritas, una cinturita de diosa y caderitas anchas, era una diosa de verdad.

Hace unos meses mi hijo y ella estaban planeando su primer hijo, pero cuando él regresaba del trabajo un borracho le chocó su auto y quedó muy mal herido quedo sin moverse de la cintura para abajo, en pocas palabras eso significa algo no podrá tener más sexo coital por el desgraciado borracho.

Pasaron unas semanas del accidente mi hijo llamo. Me sorprendió mucho oírlo.

-buenas noches. -Conteste

-hola papa ¿Cómo estás?

-muy bien hijo, y ese milagro que nos llamas. (Se quedó unos segundos callado). Hola hijo estas ahí. Pregunte.

-Si. Padre aquí estoy perdón me quede pensando.

-Y qué piensas Juan, para que nos hablaste, que te ocurre. Conteste.

-Calma padre es que llame para decirte que mi mujer Helena y yo iremos a quedarnos allá un tiempo.

Me dio mucha alegría que mi hijo vendría a vernos a mi esposa y a mí nos despedimos y quede en recogerlos en la central del pueblo el viernes en la tarde.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

La Preocupación. (Escrito por mi hijo).

No tenía más que pensar que ya no íbamos a ser padres, en mi cabeza daba vueltas, las mismas preguntas me las hacia cada día y noche, mi mujer no se daba cuenta de nada, aunque a veces me veía pensativo y alejado de ella, hasta que un día me dijo:

-Juan que te pasa mijo. Yo voltee a ver a mi mujer a ver sus grandes ojos verdes

-Nada, nada mi amor le conteste nervioso.

Ella me sonríe y me dice.

-mijo nunca me engañaras te conozco muy bien, dímelo por favor.

-Está bien -le conteste, sonriéndole- Helena no he dejado de pensar esto pero déjame hablar y no me interrumpas por favor mija -ella con la cabeza me confirma y empiezo decirle que por mi culpa ya no tendremos hijos, ella iba a hablar pero no la deje- no déjame hablar Helena. Hablando con un amigo me dijo que te pagara un tratamiento para quedaras embarazada, pero no confío en esta medicina moderna por eso no estoy de acuerdo. -Mi esposa me oía atentamente sus ojos se reflejaban muchas dudas hasta que le solté la bomba- embarázate de otro Helena.

Ella agacho la cabeza y me dijo

-me vas a dejar hablar. -Yo sonreí y le conteste que sí- Bueno Juan, no quiero, ser eso Juan, no me gustaría tener otro hombre para tener hijos yo te amo y no importa si no tenemos hijos -me afirmo.

Yo sonreí. Rápidamente le conteste

-pero Helena no entiendes, ocupas tener hijos para que estés completa como mujer.

-no, no y no -me contesto enojada se fue enfurecida a la cocina y se quedó ahí toda la noche.

Así pasaron unos días hasta que me acerque y le dije:

-Helena perdóname no quería ofenderte -ella me agarra de mi mano y se inca, me da un beso largo jugando nuestras lengua, fue magnifico.

-no te preocupes Juan, -contesto Helena

-mira Helena quiero decirte algo. -Le dije

-no, y no -contesto mi mujer.

Asombrado que no me dejo hablar, mejor se fue de ahí, ya no puede más con mi silla de ruedas la seguí hasta la cocina y le dije:

-amor, niña, chiquita -ella volteo y me dijo.

-te oigo

-mira Helena hable con un doctor especializado y me dijo esto: Que podías tener sexo con otro hombre unos días si no funciona ya no lo haríamos.

Quedo pensando mi mujer, fue hacia la sala y me dejo solo en la cocina cuando fui a seguirla ya no estaba llego la noche y me dice.

-está bien Juan lo hare.

Yo sonreía a oírla, pero me dijo.

-Va ser el hombre que yo quiera y que me guste -me dijo.

-pero que mija. -Ella sonrió, me tonteó en esos momentos y conteste- Está bien.

Pasó una semana de aquella platica, mi mujer llego con una cosas de su trabajo, me dio un beso en la frente y me dijo.

-Juan quiero decirte algo. Hablando con unas amigas me comentaron que Marifer estaba embarazada de su tío Rogelio -yo quede helado pero como conteste- si Juan, mi amiga no podía tener hijos porque su esposo es estéril pues busco un doctor y ese doctor le recomendó a una persona madura fuerte y sana-

-Y eso que tiene que ver con nosotros -dije confundido.

-Platique con Marifer ella me confirmo lo que me habían dicho y me dijo que me follara un hombre maduro como… (Quedo en silencio un momento).

-como quien Helena?

-te enojaras -me dijo yo quede mudo cuando me dijo…- con tu padre.

Al oír esto casi me caigo de mi silla de ruedas, hablamos toda la noche de su confesión hasta que me convenció y me dijo que serían tres días solamente, empezaran un día antes de estar estéril, fuimos con un ginecólogo para que nos digiera los días de cada mes hable con mi padre para que nos esperara en su rancho, va ser una sorpresa para él y mi madre pero valía la pena y mi padre no me iba decir no. Porque mi mujer es un bombón de vieja y él lo sabía.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

La llegada y la confesión

Cuando llego el autobús empezaron a bajar todos los pasajeros, de repente bajo mi nuera Helena con un pantalón rosa pegadito, su culito se veía perfectamente, una blusa que dejaba ver sus senos redondos y perfectos, mi nuera me vio y se acercó y me dio un beso en la mejilla. Luego el chofer y el copiloto bajaron a mi hijo con su silla de ruedas, lo salude y fuimos a la tienda para comprar los víveres de la semana, cuando íbamos por la carretera para mi rancho no dejaba de ver a mi nuera por el espejo de la camioneta, su pequeña cintura marcada por aquella blusa y grandes senos que se movían cada vez que botaba la camioneta, se movían por todos lados y mis ojos no dejaban de verlos, me encantaba. Llegamos al rancho tuve que apartar los ojos de ella para que mi mujer no se diera cuenta de nada.

Ese día así quedo, cenamos y dormimos, al día siguiente día desperté temprano, cuando baje al comedor mi hijo y su mujer ya estaba allí desayunado, al verla me sentí muy bien porque traía unos pantalones entallados, se veía perfectamente el triangulito de su concha, ella al verme me saludo, cuando voltee a ver a mi hijo él también sonrió por la actitud de su mujer, estaba muy cariñosa conmigo. Desayunamos los cuatro, luego salí a darle comida a los animales del rancho lo que sorprendió que ella quiso acompañarme  la verdad se me hizo raro porque ella era de ciudad, me imaginaba que no estaba acostumbrada a hacer eso), le dimos comida a los animales veía perfectamente su senos grandes y duros cuando se agachaba delante de mi, se veían duros y suaves me dio ganas de agarrárselos en ese mismo momento pero me detuve. Ella me acompañaba muy sensualmente, la verdad me dejaba muy caliente, a veces tenía mi pene erecto porque no sé qué pasaba pero hubo algunas ocasiones que me rozaba, no me molestaba si no me calentaba, en las noches tenia sexo con mi mujer siempre se lo hacía en cualquier posición la dejaba agotada pero en verdad creía que ella era mi nuera estaba loco por esa fantástica mujer.

Un día mi hijo despertó temprano, bajo y nos saludó a su madre y a mi, se me hizo raro que Helena, mi nuera no bajara con él, se sentó enfrente de los dos y empezó a explicarnos unos detalles que nosotros ya sospechábamos pero no sabíamos que iban a ser, cuando nos habló del ginecólogo de la experiencia de una amiga de Helena, me quede mudo, él sonrió y dijo:

-bueno, les estoy diciendo esto porque mi mujer tomo una decisión.

-Cual decisión hijo -dijo mi mujer.

Quedo en silencio un momento, sonrió y contesto la pregunta de mi mujer con mucha seguridad.

-ya les dije que no voy a tener hijos.

-Si, pero esa no fue mi pregunta -contesto mi esposa.

-Bueno madre, es que mi mujer no se quiso embarazar de nadie más si no de mi papa.

Yo quede helado pensé (ese bombón de hembra quiere que me la folle), Salí de allí, mi mujer volteo a verme y me siguió pero mi hijo la detuvo.

Ese día no dejaba que se me acercara porque me sentía mal por mi hijo. Soy un hombre maduro, a mis 59 años no era muy galán que se imaginan, soy gordo, blanco, ojos café claros, brazos fuertes y manos raposas por mi trabajo del campo y ella era hermosa delicada mujer de ciudad. Ese día no baje a comer, mi mujer entro a la recamara y me dijo:

-hola amor. -Voltee como un niño regañado y sonreí contestando.

-Hola mija, estas molesta

-No -contesto- Rodolfo voltéame a ver. -Yo voltee a ver a mi mujer.

-Contéstame algo amor -me dijo.

-Te gustaría hacerle el amor a Helena.

Yo voltee a ver sus ojos esos ojos se veía que me estaba preguntando en serio yo agache la cabeza y conteste:

-Si. -Esperaba una cachetada o algo peor.

-Bueno Rodolfo ve al cuarto de la cocina te está esperando.

-En serio -pregunte.

Ella sonrió y me dijo:

-disfrútalo amor porque debes embarazar a esa mujer por tu hijo, quieren un hijo y yo quiero un nieto.

Antes de bajar a la recamara de la cocina, me bañe y me relaje, baje las escalera, entre al pasillo, se me hizo larguísimo, ya tenía mi pene erecto, abrí la puerta de la recamara y entre. Ella estaba en medio de la cama sentada, estaba hermosa con un babydoll rosa transparente, se veían sus curvas hermosísimas, un olor de rosas que olía su hermoso cuerpo, me senté en la orilla de la cama, ella se puso atrás de mí y empezó a besarme la nuca, me quito mi camisa, salió mi barriga, voltee a verla y tente esas hermosas piernas duras y muy bien formadas, las acariciaba con mis manos raposas, luego quite su babydoll y enfrente de mi unos senos perfectos grandes duros y parados y mi pene quería salir de su escondite, le besaba su cuello hasta sus senos cuando metí en mi boca esos pezones se pusieron duros, ella gemía por cada caricia de mi lengua, llegue a su vientre suave ella gemía cada vez más fuerte, luego pase a sus piernas, cuando quite su calzoncito vi un coño sin pelos, me excité mucho más de lo que ya estaba, jugué con su clítoris mucho tiempo hasta que sentí que sus paredes vaginales se contraían y termino en mi boca, llego a su primer orgasmo con mi lengua, baje mi pantalón y salto mi herramienta gorda y muy erecta, ella se sorprendió, cuando me la vio “es muy gorda” dijo, yo sonreí y lleve su boca a mi pene para que empezara a darle una mamada con su bonita boca, movía muy bien su lengua en la cabeza de mi pene.

Luego la metió toda en su boca, me quede en el cielo nunca me habían hecho una mamada tan sabrosa como la que me estaba dando Helena, estaba a punto de explotar cuando la quite y la acosté, ella abrió sus piernas, antes de eso nos dimos un beso nuestras lenguas jugaban, me acomode entre sus piernas ella cerro los ojos cuando sintió mi pene en la entrada de su vagina, empecé a meter mi verga en la concha de mi nuera ella no abría los ojos, es más abría más las piernas, cuando de pronto lo mande de un empujón hacia el fondo de su cuerpo, ella a sentirse llena de mi verga pego un gemido, me encajo las uñas en mi espalda, sonreí y empecé a bombear despacio, besaba sus enormes senos, mis manos apretaban sus nalgas duras, sus manos me manoseaban, voltee a ver la puerta, estaba mi hijo viéndonos, me calentó mucho, comencé a bombear fuertemente, ella gemía, no deje de bombear, de pronto sentí que sus paredes vaginales me apretaban mi enorme pene, grito ella al llegar al orgasmo, de pronto comencé a bombear más fuerte hasta que solté el primer chorro de semen adentro de ella, antes subí sus piernas en mis hombros para que mi semen entrara hasta lo más profundo de su ser, al ver eso mi hijo se retiró y me dijo “gracias padre”.

Ya pasaron algunos meses de eso. Cogíamos muchas veces, no dejaba de cogérmela y terminaba adentro de ella. Mi hijo y su mujer se fueron a la ciudad, cuando regresaron ella estaba embarazada. Mis hijos y nueras o yernos sonrieron, se preguntaban cómo se embarazo si esta en silla de ruedas, pero no sabían que el hijo que llevaba Helena era mío. Eso no fue lo mejor si no cuando dieron la noticia que eran dos, no uno.

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