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Creemos lo que queremos creer

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―Joder Daniel que pedazo de polla gastas, dije asombrado mientras se la manoseaba dentro de la sauna.

Daniel cerraba los ojos y sonreía por oír mis palabras que seguramente le “engordaban” no solo el ego, ya llevábamos varios días acudiendo a la misma sauna junto a dos amigos suyos, Álvaro y Manuel, ninguno de los tres habría ganado un concurso de belleza pero hay que reconocer que estaba bien dotados, no tanto como Daniel que era un portento pero en un concurso de gays habrían quedado bastante bien. Debían ser unos tres o cuatro años más jóvenes que yo y por tamaño y salvo por lo que yo me machaba en el gimnasio, podría decirse que eran más fuertes que yo pero estaba seguro que me los merendaba a los tres en caso de tenernos que poner a dar tortas. Como buenos jóvenes maduros, estaba cuidaditos, morenos de lámpara y con piercing colocados en lugares que ni por asomo yo hubiese sospechado que se podría clavar algo, confieso que lo único que me seducía de ellos era un posible polvo rápido porque en nada se parecían a mi prototipo de amante ideal pero es que uno es muy rarito y busca un Javier Bardem que le rompa el alma cuando se la meten.

De nosotros cuatro y digo creo porque soy más miope que un murciélago, el único que se depilaba los bajos era yo y lo hacía a conciencia y por el puro placer de sentir la caricia de mi piel desnuda con cualquier cosa que me tocase pero allí dentro con el calor y las toallas blancas medio echadas no se si alguien se dio cuenta alguna vez o no.

Daniel entreabrió los ojos y miró a nuestros compañeros mientras yo echaba más agua al carbón caliente y me refrescaba en la ducha helada de la puerta, no sabía lo que decía pero sabía que cuchicheaban a mis espaldas y debo decir que me importaba un comino pues asumo que me gustan las pollas y que me follen por lo que no me avergonzaba lo más mínimo que me pillasen mirando un cuerpo de tío desnudo y sudoroso.

Cuando volví a pasar a la sauna y ya refrescado vi que Álvaro y Manuel se habían colocado a mis lados y que Daniel permanecía en la parte superior de la sauna, no se decían nada pero se hablaban con la mirada o eso debieron hacer pues como digo soy miope perdido y no me percaté de lo que me estaba a punto de suceder. Daniel seguía manoseándose la polla cada vez de forma más libidinosa y sabiendo que le estaba mirando, imagino que esperaba que me lanzase o dijese algo pero entre tantos tampoco me apetecía montar una escenita y más porque apenas los conocía y los conocía de ese ratito que pasaba después de mi sesión de pesas. Harto de mi inactividad Daniel se incorporó y me dijo al oído pero con el volumen suficiente como para que le escuchasen nuestros compañeros de sudores.

―Veo que te gusta, oye, estamos entre amigos y no pasará nada si te apetece darme un poquito de placer.

Como soy cualquier cosa menos tímido, le miré a los ojos y tratando de no dejar ver mi excitación, le dije que alguien podría vernos y no me sentía cómodo y di por zanjada la invitación pero veo que Daniel debía tener más ganas que yo porque no habían transcurrido ni cinco minutos cuando en voz alta dijo:

―Pues a mi si me apetece y tu hoy vas a comer polla porque lo digo yo, con frase soez a más no poder y con tan poco tacto Álvaro y Manuel me agarraron de las muñecas para sujetarme fuertemente; confieso que si hubiese querido esos tres esa noche habrían dormido en la UVI pero la fantasía de que me estaban forzando era tan poderosa que me dejé llevar.

No hubo si besos, ni caricias, nada, aquello pretendían que fuese una violación en serio y me colocaron boca abajo en el banco inferior con mi culo en pompa, sobre mi espalda se sentó Álvaro, el más pesado de los tres y sentía sus buenos huevos sobre mis riñones mientras simulaba que pateaba y trataba de librarme; Manuel por su cuenta sacó unos condones de entre los pliegues de su toalla y ayudo a  Daniel a colocarse entre mis muslos sudorosos y calientes, mi polla caía apuntando al suelo pero adquiriendo un tamaño cada vez más “interesante” pero ese aspecto no les pareció importar a mis tres compañeros de fantasía.

Daniel me escupió al ojete y comenzó a mete saca de dedos, primero el dedo corazón ligeramente y humedeciéndolo bien entre sus labios, lo movía de dentro hacia fuera primero, luego lo giraba y trataba de tocar mi próstata lo que me demostró que ya conocía más culos que el mío, luego dos dedos que entraron con un poco de más de dificultad pero que no le desanimó, yo fingía gruñir para disimular mis gemidos de gusto deseoso de sentir esa preciosa polla que gastaba, antes de que él se diese cuenta tres dedos me tenía tan abierto como una entrada del metro y se decidió que ya era el momento de romperme el culo, JA, si supiera la de pollas que me han metido pero tampoco le iba a quitar la ilusión al chaval.

―Ahora te voy a dar por culo hasta romperte puta, que vulgares son algunos para incentivarse pensé para mi y colocando la punta de su polla enfundada en un condón rosa con estrías me la metió hasta el fondo y confieso que me si me impresionó sentirle tan dentro, pero si me hacéis confesarlo lo negaré hasta el día de mi muerte.

Yo permanecía todo lo callado que podía mientras Álvaro y Manuel ponían los ojos como platos viendo como Daniel entraba y salía de dentro de mi con maestría, reconozco que el muchacho sabía hacerlo y que se movía con soltura cosa que mi hambriento ojete agradeció, sin que él se percatará cada vez sus compañeros tenían menos fuerza que hacer para retenerme y pude apretar mis glúteos en torno a la polla de Daniel que debió pensar que era una reacción de mi ojete a sus embestidas, ays iluso, si supiera como le sujetaba cada vez que quería salir de mi y me relajaba cuando entraba, mmmm, su polla ardiente empezaba a agitarse con ciertos espasmos y su respiración se notaba rápida y agitada, mordiendo mis dedos evité gemir como una loca cuando sentí como se corría pues empujaba como si quisiera atravesarme y echándose en el hueco de mi espalda que le dejaban libre empezó a mordisquear el cuello como si un león en celo se tratase, que rico, uff, pero no podía descubrirme que estaba más excitado que ellos.

Tras un breve instante, Daniel dio el relevo a Álvaro y sin darme un descanso, descanso que no necesitaba porque yo quería más polla, me la metió igualmente a los bestia, la polla de Álvaro era más larga pero menos gruesa por lo que mi ojete tardó en acostumbrarse a su tamaño. Daniel estaba con los ojos casi fuera de si y se sacó el condón dejándolo tirado en el suelo mientras se acariciaba su pene empapado y lleno de semén. Mientras Álvaro me follaba con más torpeza y menos gracia que Daniel, Daniel me incorporó la cara de entre los tablones de la sauna para llevarme a la boca su polla cada vez más relajada.

―Límpiame en sable, si sabes lo que te interesa lo harás porque si no te daremos una paliza.

Ays ingenuo, pero obediente abrí mi boca y empecé a pasarle mi lengua seca y caliente por su capullo hinchado y lleno de lefa, como el tamaño decrecía, no era cuestión de hace una peli porno en plan garganta profunda, pero debo decir que le dejé la polla más limpia de lo que había entrado en la sauna. Álvaro como decía era un torpe amante y se corrió como un pajarillo, apenas tuve tiempo de jugar con mi culo y su polla cuando se corrió y salió de mi como si sintiese culpable de algo, estos niños semiraristas, jeje, pero dio lo mismo, el bruto de  Manuel le tomó el relevo y en dos embestidas se cargó el condón, su polla era un poco menor que la de Daniel pero era más gruesa y mi resentido culo lo notó, yo por la edad de estos chavales no me preocupé de que pegasen nada, es más eran ellos los que deberían temer que yo les pegara algo pero para su tranquilidad practico sexo seguro y mis controles me dicen que nada de nada con respecto a la enfermedad maldita pero el caso es que cuando sentí como se rompía, no dije nada, Manuel ni se dio cuenta, estaba más salido que un perro y yo me dejaba follar cuando de mi boca no pude reprimir mis gemidos de placer, cosa que notó Daniel.

―Mira como le gusta, si es que eres una putita, jaja.

Pero yo no decía nada y le dejaba hacer a Manuel, que su polla me estaba destrozando por dentro, mmm, como me gustaba y después del torpe de Álvaro, esto era una bendición, Manuel si sabía lo que hacía, me acariciaba la espalda y agarraba mis glúteos con fuerza mientras me soltaba de vez en cuando un azote para alegría y jolgorio de sus amigos y cuando su ritmo empezó a desbocarse, le sujeté con mis piernas como pude para que se corriese dentro de mi, cosa que debió parecerle bien pues se pegó a mi mientras mi polla expedía un chorro de lefa pringando el suelo de madera, era la primera vez que me corría pos la simple estimulación de la mi próstata y que orgasmo, uff, el cielo de Manuel se quedó pegado a mi y suavemente me acarició como solo un buen amante sabe hacerlo y poco a poco su gruesa polla salió de mi cuerpo, ninguno de los tres se dio cuenta, pero nadie me sujetaba y podía haber salido casi corriendo desde hacía un buen rato pero su propia vergüenza les pareció decir que es que no podía ir a ningún lado.

Cuando me incorporé, la lefa de Manuel salía por un ano en un hilo blanco que corría por el interior de mi muslo y sin decir nada, tomé mi toalla y me refresqué con la ducha de agua fría y me fui sin decirles ni una palabra, ellos tampoco hablaban, no se si fruto de lo que pensaban que habían hecho o de lo que habían descubierto.

Llevo una semana sin ir a la sauna pero se que ellos han vuelto y además los tres y todos por separado y siempre en el horario en el que coincidíamos los tres, ahora soy yo el que decidirá donde, cuando y como y te aseguro que no será la misma historia.

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