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Diario de un dedo

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El Inicio

Mi iniciación en el mundo de la masturbación femenina fue al contarme una amiga su primer dedo.

Mi amiga se llama Franceska y es una rubia de melena hasta el culo, sin extensiones, ojos de un verde intenso labios de pecado y un cuerpo de infarto y cuando sus padres se ponían a discutir por el inminente divorcio, Franceska se encerraba en su cuarto ponía música heavy, su favorita, especialmente de AC/DC y se tumbaba en su cama y se dedeaba al ritmo de la canción.

La primera vez que lo hizo fue cuando le comunicaron la noticia del divorcio hará unos 6 meses, Franceska y puso la canción titulada Back in Black y se desnudó y al empezar los primeros acordes rozaba despacio con dos yemas el clítoris como si punteara las cuerdas de una guitarra eléctrica y después seguía con gran maestría el ritmo de la canción y cuando parecía que Franceska iba a correrse el ritmo de la canción cambiaba y ella se tenía que adaptar el ritmo de sus punteos corporales al ritmo de la melodía.

Franceska contenía las ganas de correrse acelerando y disminuyendo los roces de sus yemas y deseando que acabase de una vez la canción para tener la gran ovación de su particular concierto. Los últimos acordes del tema fueron la señal que precisaba ella para tener su primer gran orgasmo y lo tuvo pero de una forma tan intensa que salieron disparados los primeros 3 chorros de fluido vaginal, que empaparon el nórdico violeta que tenía en su cama pero estaba dispuesta para un bis, pero eso aún no me lo ha contado ella...

Placer Dirigido

Un día Franceska fue pillada paseando por los pasillos del instituto y la mandaron al despacho de la directora, que se llamaba Clara. Franceska tocó con sus nudillos en la puerta del despacho de Clara y ésta se abrió despacio y sin hacer ningún ruido, y vio que Clara se estaba dedeando como si fuese su primera vez.

Franceska, se sentó en la silla que había delante de la de mesa de Clara y cuando ésta abrió los ojos se asustó y se puso nerviosa pero no se alteró con ella sino que se intentó recolocar la ropa pero Franceska hizo con su dedo índice el gesto del NO.

Franceska se levantó y se dirigió hasta el lado de la silla de la directora Clara y le empezó a acariciar la cara interna del muslo izquierdo hasta llegar al borde izquierdo de las bragas blancas con puntilla que llevaba la directora ese día. Clara pensaba que se lo apartaría pero Franceska no lo hizo, sólo rozó el clítoris por encima de las bragas de Clara muy despacio, fue dibujándolo con suma perfección bajo sus delicadas caricias digitales.

Acto seguido Franceska, añadió un segundo dedo y aumentó la fricción sobre las bragas de Clara y ésta no tardó en gemir, pero Franceska tenía otros planes para la directora Clara, como hacía calor la ventana del despacho estaba medio abierta y Franceska hizo levantarse a Clara de la silla y la llevó a la ventana. Apoyada en una columna estaba la profesora de gimnasia, que mientras sus alumnos hacían un circuito ella le estaba chupando la polla al bedel del instituto y que estaban fuera de miradas indiscretas, menos de las de Franceska y la de la directora Clara, que tenían una visión perfecta de lo que hacían los dos.

Franceska acabo de abrir una hoja de la ventana del despacho de Clara y le desabrochó los cuatro primeros botones de la blusa que llevaba y empezó a acariciar suavemente las tetas de Clara al mismo tiempo que seguía jugando con su clítoris. El efecto conjunto de las caricias de Franceska y la visión de la mamada de la profesora de gimnasia al bedel en el cuerpo de la directora Clara no tardó en aparecer, pezones erectos, bragas húmedas y gemidos de placer incontrolados.

Mientras abajo, la profe de gimnasia, apuraba la mamada al bedel porque sus alumnos habían acabado ya el circuito y estaban esperándola y cuando el bedel se corrió, ella se lo bebió hasta la última gota y cuando volvió a su clase dijo entre risas había que beber mucha leche para estar como yo.

Mientras, desde la ventana, Clara tenía que aguantarse con sus manos al marco del ventanal por sus orgasmos eran brutales a manos de Franceska y Clara le dijo gracias por esta visión ha sido más estimulante de lo que me esperaba, mientras las dos se fundían en un apasionado beso muy morboso.

Calor Caribeño

En el mes de junio, nuestra clase fue al tan ansiado viaje fin de curso al Caribe, con algunos profesores, incluida la profe de gimnasia. Todos estábamos nerviosos en el aeropuerto esperando a que saliera el avión con nuestros billetes. Yo iba monísima con una blusa blanca tipo ibicenca y una falda con motivos florales y sin ningún tipo de ropa interior que me molestara.

Noté que una mano me acariciaba el pecho por encima de la blusa y me susurraba ‘te gusta, verdad?’ y mi respuesta fue ‘Mmmm... Siii, pero baja un poco más y ya verás que ya estoy llenando mi "piscina" de aguas caudalosas para que se conviertan en cascadas imparables’. La mano hizo lo que le sugerí, metió la mano en la raja frontal de la falda y un dedo profundizó lentamente en mi sexo, que estaba deseando de ser atendido como se merecía y éste reaccionó como se esperaba, primero saludó al invitado, después el dedo se puso muy cómodo y finalmente se hizo dueño y señor del placer de mi coño.

Yo mientras tanto, pegaba mi culito a su entrepierna y me rozaba ligeramente hasta sentir que su bulto me hacía presión en la tela que envolvía mi culo que por ese momento era totalmente virgen y en ese momento se acercó un profesor, que nos cortó totalmente el rollo y paramos de inmediato pero antes de separarnos me dio a probar su dedo bañado en mis jugos y lo saboreé lentamente y cuando se alejaba de mí, vi de reojo como chupaba el dedo y me guiñaba un ojo.

Ya dentro del avión, me senté al lado de mi mejor amigo, Nico, que vestí una camiseta de manga sisa y unas bermudas hawaianas amplias y entre risas y comentarios picantes empecé a calentarme otra vez y me desafió a pajearle allí mismo a cambio yo recibiría un masaje relajante cuando llegaríamos al hotel de Barbados.

Yo ni corta ni perezosa alargué mi brazo izquierdo hacia las bermudas de Nico, metí la mano, y empecé a masajear con los dedos índice y el dedo pulgar el glande a velocidad lenta, mientras yo miraba el cielo azul que se veía por la ventana del avión y cuando Nico estaba con un buen calentón me detuvo y me coge hasta el aseo del avión entramos los dos y me subió al lavabo me levantó la falda, él se agachó y me empezó a lamer de tal forma que a los pocos segundos tuve 3 orgasmos seguidos.

He de reconocer, que hasta ese momento ningún hombre me supo hacer un buen cunnilingus como en el aquel minúsculo baño de aquel avión rumbo al mejor viaje de fin del curso de mi vida. Y esto fue un pequeño aperitivo de mis aventuras con el calor caribeño, y aún estaba en pleno vuelo.

Hotel 5 orgasmos

Cuando llegamos al hotel de las Islas Barbados nos regresamos, aunque no me tocó con Nico estaba en la habitación contigua y mi compañera de habitación era Mónica, la profesora de gimnasia, que poco después que como compañera de habitación no estaría nada mal.

Cuando entramos en la habitación puse mi maleta encima de una de las dos camas que había en ella, la abrí y cogí mi neceser, una toalla y un bikini muy minúsculo de color verde fosforito y me fui a la ducha y estaba realmente cansa del vuelo. Con el pedazo cunnilingus que me hiciera Nico en el baño del avión, mi coño no necesitaba más atenciones por ese día. Por eso no me dedeé en esa primera ducha tropical.

Me vestí con ese bikini fosforito y me puse un pareo azulón y salí del baño y la mirada de Mónica fue de total lujuria y de mi maleta otra toalla, las gafas de sol y la crema solar y me fui a la terraza con piscina del hotel.

Cuando llegué a la terraza, me tumbé en la única tumbona que quedaba libre cerca de la piscina y me coloqué boca abajo me desaté la parte superior del bikini y se acercó Nico que acababa de salir del chiringuito del hotel y le pedí que cumpliera su parte del trato del avión.

Nico llevaba un bañador turbo rojo que le hacía un buen paquete que mientras se acercaba hasta mi tumbona, mi sexo reaccionaba empapando mi minúsculo tanga verde. Cuando le di la crema solar para que me diera el masaje mi sexo se contrajo para regalarme un micro orgasmos de un par de segundos pero muy intensos. Nico me embarduno de crema solar los hombros y el centro de mi media bronceada espalda y sentí sus delicados movimientos circulares que me hacían evadirme de mi entorno y sólo concentrarme en lo que me hacía Nico con sus manos. Lo estaba haciendo tan bien que mis pezones estaban rozando la tela de la tumbona y que yo para contribuir a la presión me movía ligueramente hacia arriba y hacia abajo para aumentar su erección.

Nico no se atrevía a pasar más a allá de mi espalda y yo no quería que mi excitación me dominara en la tumbona y decidimos seguir en mi habitación. No me puse ni la parte superior del bikini y cuando nos fuimos todas las miradas estaban clavadas en mis senos, incluso la de Nico. Cuando llegamos a la habitación descubrimos a Mónica totalmente desnuda en su cama dedeandose pero con una velocidad endiablada y mirando la gran tele que teníamos en frente de las camas viendo una peli porno no se inmutó con nuestra llegada y me indico con su dedo que me acercara a su cama y yo lo hice. Para estar a la misma altura de Mónica me puse de rodillas encima de cama y ella se incorporó un poco y acercó su boca a uno de mis pezones y abrió sus labios y lo succionó tan suavemente que me provocó que mi cuerpo temblara de placer.

Nico se acercó y me dio a chupar dos de sus dedos y yo los empapé bien y él los dirigió hacía el coño de Mónica, mientras que ella jugaba con su lengua en mis pezones. Poco después, ambas estábamos chupando la polla de Nico y Mónica me dirigía mi cabeza para que se la chupase bien la polla a Nico. Así pasamos un buen rato hasta que Nico se corrió en nuestros senos y se durmió en mi cama.

Yo me quedé con ganas de más y Mónica me sugirió que me desvirgaba analmente, yo me sentía algo reacia, pero cuando la lengua de Mónica tocó y jugó mi ano me relaje y disfruté como nunca y cuando ella introdujo su dedo anular previamente bien ensalivado por ella y por mí y lo metió sin que nada pusiera la menor resistencia y de mi boca sólo salían gemidos de auténtico placer pues los movimientos del dedo de Mónica fueron más violentos que no tardé mucho en tener una serie de orgasmo que dejaron un rastro de gotitas de fluido vaginal desde la sábana blanca hasta el cabecero de madera de la cama de Mónica, que las dos limpiamos gustosamente y al cavar nos fundimos en un beso totalmente apasionado y lascivo y después nos quedamos las dos dormidas desnudas y con una gran sonrisa pícara en nuestros labios.

(9,00)