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A mi madrastra le gustan las nalgadas

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Conocen una familia aburrida, si no conocen una le describo la mía, ojalá que no se aburran.

Somos cinco en la familia, mis padres y dos hermanas, en realidad somos una familia de las que se llama compuesta. Mis hermanas son hijas biológicas de mi madre y yo de mi padre. Papá quedó viudo de mi madre biológica hace siete años y en ese momento se hizo pastor evangélico, supongo que un escape a su profunda pena, estuvo tres años solo hasta que conoció a Silvia mi madrasta, ella también había quedado viuda, su esposo era bombero y perdió la vida en un incendio forestal, quedo destruida y con dos hijas pequeñas, se refugió en la iglesia en la que mi padre era pastor.

Silvia tiene 29 años, es muy joven para mi papá que tiene 56, aunque para el amor no hay edad. Cuando lo conoció ella trabajaba como secretaria en una aerolínea, siempre viste formal, o por lo menos le exigen un traje que puede ser gris oscuro o azul, con sus lentes de marco metálico fino la convierte en una sexi ejecutiva, es hermosa, un cuerpo hermoso que llama la atención a todos, aunque no por mostrar, no tiene escotes pronunciados, ni pollera corta, son las formas que dibujan su cuerpo y sus espectaculares rasgos faciales. Su pelo es largo y castaño claro, siempre lo lleva recogido en un rodete sobre su cabeza. No sólo su vestimenta es formal, ella también lo es, por lo menos cuando está con mi padre no se muestra cariñosa con él, es una típica ama de casa, su vida está casi dedicada en exclusiva al cuidado de sus dos hijas. Acompaña a mi padre todas las tardes a la iglesia donde da sus sermones, ella lo asiste en su trabajo. En cambio yo no le encuentro el sentido que le encuentran ellos a la religión, razón por la que tengo una relación media complicada con mi padre, aunque no llegamos a pelearnos mostramos indiferencia uno del otro. Puede ser que yo sienta celos de mi padre, envidia de estar con una diosa, creo que desde el primer día en que la vi me enamoré de ella.

Mi nombre es Cristian y tengo 21 años, estudio y trabajo, todavía el presupuesto no me da para irme de casa, aunque yo no me quiero alejar de ella, no quiero dejar de verla y sentir aunque más no sea un amor platónico no correspondido.

Con Silvia mi trato es como si fuera una hermana, cuando está con mi padre casi no me habla sólo lo hace cuando él no se encuentra en casa, pero esto no ocurre muchas veces, estas pocas veces que está conmigo la veo sonreír, hablamos de música o video juegos, cosa rara en una mujer, pero ella juega cuando puede y lo hace muy bien.

Un día estaba en casa con Silvia y mis dos hermanas, ellas estaban en su habitación jugando, se las escuchaba reír, Silvia había terminado de lavar en la cocina y estaba terminando de barrer en el living, yo estaba sentado en el sofá jugando al Call of Duty, con la tv a todo volumen, cosa que a ella no le molestaba. Me ve y se sienta a mi lado, toma el otro control y empieza a jugar conmigo, jugamos una misión en la que teníamos que emboscar al enemigo en modo francotirador, así que nos movemos con cautela.

Se escuchaba el sonido del viento y las ramas de los arbustos del juego, con el fondo de las risas de mis dos hermanas, en el juego nos acercábamos a una cabaña, muy despacio para no ser descubiertos, ella estaba concentrada, yo aunque trataba de estarlo no podía alejar mi vista de sus tetas que miraba en el reflejo de la pantalla. Ya nos encontrábamos a segundos de sorprender al enemigo y de pronto un sonido me sorprende,

-Trrrr…

Silvia en su profunda concentración se había tirado un pedo, me sorprendió que ese hermoso culo sonara de aquella forma, aunque fue un sonido corto y seco, tuvo la frescura de un fonema de algún idioma desconocido. Giro la cabeza y la miro, se le comienza a dibujar una sonrisa que se trasforma en carcajada, en ese preciso momento estábamos muertos los dos en el juego, nos habían descubierto. Tira el control sobre el sillón y se para riendo, me muestra el culo moviéndolo mientras se ríe, yo me hago él enojado y le digo.

-Perdimos por tu culo.

Y le pego en el culo con fuerza, fue una tentación muy grande verlo sacudirse a unos centímetros delante de mí, mi mano hizo contacto y pensé que se iba a enojar, a ponerse furiosa, pero no fue así. Pego un saltito y salió corriendo, como si hubiese hecho una travesura. Ese momento creo que no los voy a olvidar en mi vida, fue un giro en nuestra relación.

Ese día no podía borrar una sonrisa de su cara cuando me miraba, hasta lo hacia delante de mi papá sin que él se diera cuenta. Fueron a la iglesia y no los vi hasta la cena.

Después de cenar mi padre se levanta de la mesa y lleva a mis hermanas a la habitación, les iba a mostrar un juego de mesa que les había comprado. Quedo sentado en la mesa y se acerca Silvia y me dice en voz baja.

-Mañana me das la revancha.

-Sí, no hay problema, pero no quiero perder de nuevo, vas a tener que guardar silencio.

-jajaja, ¿por qué? Me vas a castigar de nuevo.

-Si haces los mismos ruidos, sí

En eso regresa mi padre y cortamos la conversación como si nunca hubiésemos estado hablando, pero ella no podía esconder una leve sonrisa como la de La Mona Lisa.

Teníamos un secreto a espaldas de mi padre, creo que eso empezó a hacer más excitante nuestra relación, lo clandestino nos excitaba.

Al otro día yo iba estar temprano en casa, no trabajaba y estaba en un receso de la universidad, Silvia llegaría a eso de las tres de la tarde después de buscar a sus hijas de la escuela.

Empiezo a jugar mientras espero a que llegue, el tiempo se hacía elástico hasta que escucho el sonido del picaporte de la puerta y a mis hermanas que pasan corriendo a su habitación. Silvia pasa a mi lado, con su traje azul, se la ve agotada pero me dice

-¿No me esperaste?

-quería pasar de nivel.

-jajaja y conmigo no podías, ya vengo.

Se fue a cambiar y vuelve a los pocos minutos, con un camisa floreada de tela liviana que usa de entrecasa que le llega casi hasta las rodillas, con solo ropa interior debajo, se sienta a mi lado y toma el control para jugar, pero no la dejo quería pasar de nivel antes de cambiar el modo de juego.

-¿Puedo jugar?

-espera, espera, que paso de nivel.

-dale, déjame, te juro que no te distraigo.

-espera, espera.

-vamos, dale.

Parecía una nena caprichosa, nunca la vi así, con tantas ganas de jugar o de que yo le haga caso, era como que quería molestarme con la insistencia, me llega a tomar mi control del juego y la empujo para alejarla, pero sigue insistiendo y me niego a hacerle caso. Entonces no tiene mejor idea que atacarme y no se le ocurre mejor forma que sentarse sobre mí pensando que eso me molestaría, le sigo la corriente mostrando mi enojo, pero se sienta sobre mi mano izquierda que tenía sobre las piernas. Se sienta de forma tal que corre la tela de la camisa y mi mano queda en contacto con sus tibias nalgas y la tela de sus bragas. Ella inmediatamente se da cuanta, pienso que era su objetivo, tocarme la mano con el culo, entonces comienza a mover el culo sobre mi mano, lo frotaba y yo no podía mover la mano atrapada. Pero avanza un poco más y no tiene mejor idea que pasar a la acción con el culo, de pronto un aire caliente golpea sobre el dorso de mi mano, casi no hizo ruido, pero se había tirado un pedo en mi mano. Gira sobre su cuerpo y queda acostada sobre mis piernas con la excusa de agarrar el control que tenía en la mano derecha. El culo queda apuntando mi cara.

-jajaja ahora me vas a dar el control

-Saca de acá ese culo apestoso

Le digo y le pego una palmada en el culo y ella ríe pero no cambia de posición, entonces le pego varias veces más y más fuerte, mi mano en cada golpe sacudía las nalgas. De repente llegan sus hijas y ven que le estoy pegando en el culo mientras ella ríe, piensan que era un juego y no tienen mejor idea que empezar a pegarle cachetadas en los cachetes del culo. En su inocencia le van corriendo la camisa y el culo queda tapado solo por una braga de algodón blanco, yo casi podía sentir el calor que emanaba de ese hermoso culo, hasta un embriagante olor a perfume llegaba a mi nariz. Se empezaban a poner las nalgas rojas por los golpes, pero a Silvia perecía encantarle. Estuvimos así unos largos segundos hasta que se pone de pie y empieza a correr a las hijas hasta su habitación.

Yo no podía creer que le estuve tocando el culo a mi madrasta, hasta pude sentir sus suaves vientos en mi piel. Pero la realidad volvió a ser oscura y aburrida cuando llega mi padre. Ella volvió a ser la misma de siempre, obediente hasta en la ropa, pero nuestra relación ya había cambiado.

Estábamos cenando y Silvia se para muy cerca de mí mientras hablaba con mi padre, no era nada raro que esto pase, pero esta vez estaba tan cerca que no tardo en tocarme el brazo derecho con su pierna, mejor dicho con la nalga izquierda, mi padre no notaba nada, seguía con la conversación y ella hacía lo mismo, pero en secreto me estaba provocando. Cuando termina de hablar, gira y le da la espalda a mi padre, me mira aunque desvía la vista mientras se le dibuja una pícara sonrisa.

Al día siguiente como todos los sábados estábamos en casa, algo estuvieron hablando durante la cena de una pareja, Peter y Alejandra que iban a pasar por la mañana para hablar con mi padre, que como ya les conté es pastor, para que les de consejos matrimoniales, era algo habitualmente hacía, algo que a mí me aburría enormemente, por esa razón me iba a mi habitación o muchas veces con mis amigos, así que no me molestaba. Silvia siempre se mostraba atenta y servil con los invitados y escucha al igual que ellos los consejos de mí padre, pero por la cara que me hizo durante la cena, sin que la viera mi padre, le pasaba igual que a mí, la aburría de la misma forma.

Cuando llega la joven pareja mi padre los atiende en el living, Silvia les arrima unas tazas de té y mientras lo hace observo que le dice algo al oído a mi padre y se va, yo en silencio me voy deslizando hacia mi habitación. Cuando estoy por el medio del pasillo escucho a Silvia llamar a mi padre, él se llama Osvaldo.

-¡Osvaldo! Podes venir por favor.

A lo que mi padre responde

-¡Cristian! Podes ir a ver qué quiere.

-Si ahora voy.

Estaba a unos metros del baño, me arrimo a la puerta y le pregunto qué quiere.

-Sí, que querés

-Ah, Cristian, me podes alcanzar un rollo de papel, se acabó.

Podía jurar que había en el baño cuando me levanté, pero voy a buscar un rollo a un armario en el cuarto de la limpieza y se lo alcanzo.

-toc, toc. (Golpeo en la puerta)

-Si pasa.

Le hago caso. Abro la puerta esperando ver sus manos para tomar el rollo de papel, pero no es así. El baño tiene frente a la puerta el lavamanos, con un gran espejo sobre él, a su costado izquierdo se encuentra el inodoro y sentada sobre este estaba ella esperándome con la mano extendida. Tenía el vestido subido hasta la cintura y la braga hasta debajo de sus rodillas. En voz baja me dice.

-pasa, pasa.

Entro tímidamente con el rollo de papel pero ella no lo toma con su mano, solo toma el comienzo del papel del rollo y empieza a tirar para sacar un tramo de medio metro al que empieza a enrollar en su mano. Mientras hace esto me pregunta con total normalidad.

-espero que no se queden mucho tiempo estos pesados.

-no sé

Yo no sabía que decir, estaba bloqueado, pero ella seguía con total normalidad la conversación y sus movimientos, termina de enroscar el papel en su mano derecha y se lo lleva a la vulva y la limpia, no podía ver como lo hacía me lo impedía el vestido pero veía sus movimientos, hasta que lo tira en el inodoro.

-Espero que no los invite a comer, sabes cómo es tu padre. Jajaja

Yo era su porta rollo, ahora toma otro trozo de papel y lo pliega de igual manera, ahora se levanta un poco, se inclina y se lo lleva al culo, se lo empieza a limpiar lentamente, lo empieza a pasar de arriba abajo recorriendo la hermosa raya. Ella era consciente de la forma en que me estaba calentando y le fascinaba, seguía hablando como si nada y aparentemente sabía una cosa, que yo podía ver su reflejo en el espejo del lavabo, así era, desde que se inclina me doy cuenta que le puedo ver el culo abierto esperando el papel, ella miraba el suelo, me regalaba la libertad de deleitarme con esa espectacular visión. Tira el papel, me doy cuenta que lo tira limpio, no había cagado, ni olor había, era todo un juego, pero me pide otro pedazo y obediente le arrimo el rollo. Sigo mirando el culo abierto y el rosado ano sobre el comienzo de los labios que se perdían entre sus piernas. Con el papel termina de limpiarlo en varias pasadas. Enseguida se levanta y sube su braga mientras se baja el vestido. Ya había cumplido su misión, dejarme caliente como una estufa. Luego se lava las manos y salimos cada uno para su lado, ella a acompañar a mi padre en el living y yo a pajearme a mi habitación.

Fue increíble lo que había vivido, no me podía sacar el culo de la cabeza, soñaba con partirlo, con metérsela tan profundo que lloraría del dolor, pero todo era un sueño.

El domingo se fueron todos al templo, yo prefería no ir, cosa que le molestaba a mi padre pero no me obligaba. Regresan por la tarde a casa como es habitual, pero esta vez con una noticia.

-Cristian, nos invitaron a un casamiento. (Dice mi padre)

-¿Quién?

-Peter y Alejandra.

-Los que vinieron ayer

-Sí nos pagan todo. El hotel, la estadía.

-pero ¿dónde viven?

-Se quieren casar cerca de donde son sus padres a 500 km. Nos vamos el martes y volvemos el sábado. Te la vas a tener que arreglar solo estos días.

-No hay problema.

Era la primera vez que no quería estar solo, tenía necesidad de ver a Silvia, era casi una atracción animal que sentía hacia ella.

Luego cenamos como es habitual pero un simple gesto en Silvia era el preludio de lo que vendría. Se inclinó para levantar los platos de la mesa y se reincorporó de golpe tomándose la cintura, se arrima a mi padre y le dice algo al oído. Mi padre en voz alta le dice.

-Otra vez te duele, pero si tomas algo no podes ir

-No, no puedo, si me agarra el dolor fuerte allá va a ser peor

-Pero si te quedas, no te puedo ayudar, vas a estar con este inútil

Me señala indicando al inútil.

-puedo llamar a mamá

-No, ni loca, metes a la vieja acá y no se va más.

-Bueno entonces que me ayude el inútil.

-Hace lo que quieras si te podes arreglar, quédate, yo me llevo a las nenas, mira que él trabaja y no puede estar todo el día.

Me meto en la conversación de la que era parte

-yo puedo tomar unos días de vacaciones que tengo acumulados y se me vencen.

-Listo todo solucionado, ya tengo quien me cuide.

El lunes yo trabajaba y tenía que arreglar lo de las vacaciones por lo que me tuve que quedar más tarde para terminar unos trabajos pendientes, iba a llegar muy tarde a casa.

El martes mí padre se iba a ir muy temprano con mis dos hermanas, lo llevo al aeroparque cercano y lo acompaño hasta que parta el avión. En esa espera me da uno consejo.

-Cristian, ya sé que es medio complicado a tu edad tener que cuidar a alguien y peor a tu madre, pero sabes cómo es Silvia y como se pone si no le haces caso. Ella está tomando unos analgésicos para el dolor que tiene en la cintura, casi siempre son suficientes, pero algunas veces me pide que le pase un analgésico local porque dice que le hace efecto más rápido. Si te pide que le pases ese, hace el favor y pásaselo sino me va a llamar para que regrese, porque no le deje que vaya la madre, sabes cómo es de insistente.

-No hay problema pa, podes ir tranquilo. Nos vamos a arreglar.

Los despido y vuelvo a casa, eran como las nueve de la mañana.

Cuando entro a casa me dirijo a mi habitación y mientras estoy caminado hacia allí escucho que me llama Silvia desde la suya.

-Cristian ¿Podes venir?

-Sí que pasa.

Me asomo a su habitación y veo que sigue acostada, estaba boca abajo, tapada con una fina sabana rosa. Mira por sobre su hombro y me dice

-Me podes ayudar con esta crema, me la podes pasar en la cintura

Me arrimo a un costado de la cama y sacando la mano de debajo de la sabana me alcanza un pomo de crema desinflamatoria, como la que usan los deportistas. Como un estúpido le pregunto.

-¿Qué hago?

-Dale, bobo, pasame en la cintura

Se corre la sabana y queda tapada con un camisón floreado que le llegaba hasta detrás de las rodillas. Se queda esperando con los brazos a los costados.

-y dale ¿me vas a pasar la crema?

-Pero, te tengo que levantar el camisón.

-Y claro tonto, ¿no tenés manos?

Me increpa para que la toque, lo que me da valor para tocarla.

Le levanto el camisón hasta la mitad de la espalda dejando al descubierto el hermoso culito tapado solo por una braga que me llama la atención, tenía un estampado de múltiples titulares de diarios sobre un fondo blanco, las letras se escurrían entre sus nalgas, daban ganas de morderlas para que no se caigan en esa brecha.

Tomo el pomo y lo apretó sobre su cintura, le empiezo a esparcir con las dos manos la crema con movimientos circulares, mientras subo lentamente por la espalda. Pero me para.

-más abajo.

Toma con las dos manos la braga y se la baja dejando el culo al aire.

-Bueno, como quieras

Me siento sobre sus piernas automáticamente, como algo instintivo y le empiezo a pasar crema por el culo, le manoseo esos hermosos cachetes mientras se los separo con cada movimiento. Tenía el mejor plano de su arrugado y apretado ano. Ella estaba entregada, fue deslizando su mano entre su cuerpo y la sábana hasta lograr introducir sus dedos en la vulva, comienza a masturbarse mientras se retuerce del placer. Pasa un rato y no podía para de tocarle el culo, y me dice en voz baja.

-Pegame.

No dije nada, le empiezo a pegar en las nalgas como si fueran unas tumbadoras cubanas. Se ponían las nalgas levemente coloradas mientras ella se retorcía y me pedía más.

-¡Dale!, no seas puto, más fuerte.

Me enojó su insistencia y empiezo a pegarle con más fuerza, sonaban los golpes de cada palmada. Empezaba a sentir dolor pero le encantaba y pedía más, mientras se masturbaba con fuerza. No resisto más y meto mi cara entre sus nalgas y empiezo a pasar la lengua sobre su ano. Ella grita con cada lengüetazo hasta que acaba con fuerza sobre su mano, el líquido se escurre sobre la cama.

No sé de qué forma terminé desnudo y con el pene erecto, pero así estaba. Me lanzo sobre ella para meterlo en sus entrañas, pero me detiene. Toma el pene con la mano y me dice

-No, ahora no. Quiero que sigas excitado, lo quiero tocar así duro.

Su deseo no dura mucho tiempo, acaricia el pene con su mano unas pocas veces y acabo en su mano, un chorro de leche cae en varias cuotas, ello lo miraba fascinada. Se empieza a reír a carcajadas, no podía parar, me desafiaba con su risa, la tiro con fuerza sobre la cama y ríe más fuerte, la pongo boca abajo y le empiezo a pegar en el culo para que no se ría más, pero ella pedía más, un dolor la excitaba. Esta vez no le hice caso, no pude parar y como un animal se la metí en el culo, por la violencia parecía que la estaba violando, pero quería más era insaciable.

Cogimos los tres días que estuvimos solos y desnudos por la casa, azotarle el culo se hizo una rutina antes de metérsela en todos los agujeros posibles. Se acostumbró a unas paletas de madera de ping pong, le quedaban marcados los pequeños cuadraditos en las nalgas de la goma que reviste las paletas.

Después que volvió mi padre del viaje nosotros seguimos haciendo lo mismo a escondidas, lo que nos excita más, siempre algún dedo juguetón termina en su culo cuando mi padre nos da la espalda y puede ser en cualquier lado, en casa, en el supermercado o en la iglesia, no lo podemos evitar, vivimos en pecado, un pecado que nos alimenta y nos consume.

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