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Con doña Mary, la vecina del edificio

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Hoy no voy a hablar de mi cuñada Sonia, hoy les platicaré de doña Mary, una vecina del mismo edificio en el que yo vivo, y con la que me he pasado un sinfín de noches y días de sexo extremo.

Bueno, pues resulta que la primera vez que me lie con ella fue por casualidad, normalmente yo solo la saludaba a ella y a su marido que viven solos en su departamento, sus hijas viven en una ciudad cercana y la visitan de vez en cuando, como les contaba fue casualidad, ya que cuando baje al estacionamiento un día que salía de compras (era un sábado al medio día) la mire que estaba sola con el cofre de su auto levantado, buscando cual eran la falla que no le permitía encenderlo, como les digo es una mujer mayor pero muy bien conservada, traía ropa deportiva, unos leggings ajustados que permitían ver las curvas perfectas de su trasero, y una blusa de tirantes bastante escotada y ajustada que hacía que sus preciosas tetas resaltaran tanto que no podía dejar de verla, me acerque para ver si podía ser de utilidad en algo, la verdad se dé mecánica tanto como de astrofísica, o sea nada, pero ver ese cuerpo escultural bien valía la pena de hacer el intento de ayudar.

—Buenas tardes doña Mary como esta que es lo que pasa puedo ayudar —fue lo que le dije.

—la verdad no sé qué le paso al coche, hizo un ruido raro y después solo se apagó y ya no quiso arrancar, no sé qué es lo que tenga, y mi marido salió de la ciudad y no regresa hasta el martes por la mañana, así que ya me quede sin carro todo el fin de semana, no poder salir ni a hacer las compras —me respondió ella.

—bueno la ayudaría pero la verdad no se absolutamente nada de mecánica y no quisiera dañar más su coche, pero como ve si la llevo al supermercado, y a donde usted necesite ir, sin ningún problema.

Ella volteo a verme y me responde:

—claro que no, no quiero causarle molestias, ya veré como me las arreglo yo para hacer mis diligencias no se preocupe.

Yo estaba extasiado viéndola de arriba a abajo, nunca me había tomado el tiempo para observar su belleza, ver esas piernas bien formadas terminando en unas nalgas impresionante mente duras por el ejercicio, y esas tetas con sus pezones invitándome a chuparlas y estrujarlas, su coño se dibujaba perfectamente en la parte frontal de su leggings, y era una verdadera invitación a chuparlo y penetrarlo sin compasión.

—no se preocupe yo estoy libre todo el fin de semana, de hecho iba saliendo para hacer mis compras a el supermercado, con todo el gusto del mundo la puedo llevar a donde usted disponga.

La verdad no se hizo mucho del rogar y nos fuimos al supermercado, hicimos cada quien sus compras, la lleve a la tintorería a dejar unas prendas y a recoger otras, mientras nos transportábamos de un lugar a otro, platicamos de su vida, lo monótona que era por el trabajo de su esposo casi no se veían, ya que él tenía que viajar constantemente, y sus hijas solo la visitan cada 2 o 3 meses, ella va al gimnasio y sale de vez en cuando con alguna amiga para distraerse, y ahí fue en donde me acomode, la invite a comer, y ya en más confianza la invite a salir en la noche a algún bar para distraernos y salir de la rutina diaria, ella acepto de muy buena gana, creo que maneje bien la situación, porque al despedirse me dio un beso en la mejilla pero tan cerca de la comisura de mi boca que por poco y le planto un beso en los labios, pero me contuve, me dio un abrazo tan apretado que pude sentir sus tetas en mi pecho y yo le correspondí rodeando su cintura y dándole una palmadita en la espalda, así nos quedamos de ver en unas horas para salir.

Llegada la noche pase por ella así departamento y cuál fue mi sorpresa cuando abrió su puerta, estaba vestida con un minivestido totalmente ceñido a su cuerpo, tan escotado que no dejaba nada a la imaginación, de la parte de abajo solo lograba taparle su raja, casi salían sus nalgas del vestido, yo me quede con la boca abierta y una erección tremenda, no me imaginaba que fuera tan hermosa, y para rematar me dice que preparo una velada para los dos ahí en su departamento, que no teníamos porque salir, había preparado cena, bebidas y música para que la pasáramos bien, en agradecimiento por haberla ayudado con sus compras, me tomo de la mano y me llevo al sofá, me dio una bebida que la verdad no supe ni que era, porque yo estaba realmente embobado con la vista que me estaba obsequiando.

Así pasamos un rato, bebimos algunos tragos y ella empezó a relajarse a platicarme lo habitual, que su marido ya no la tocaba, que casi no convivían, que ya no la atendía en sus necesidades sexuales, y que ella necesitaba a alguien que la hiciera sentir que aun valía como mujer, como hembra, la verdad ya no me pude contener más, y me lance sobre ella, la bese con lujuria, la lujuria contenida durante todo el día, le subí el vestido y acaricie sus piernas tan firmes y hermosas, me deslice por su cuellos hasta sus tetas y poco a poco le baje el vestido por los hombros para dejar al descubierto esa suculentas tetas con sus hermosas aureolas y las empecé a besar y a chupar con desesperación, ella gemía de placer, se veía que tenía mucho tiempo sin tener sexo, porque a los primeros roses de mis dedos en su vagina explotó en un orgasmo bastante intenso, ella me saco la verga y empezó los movimiento hacia arriba y abajo y me regalo una mamada espectacular, mientras yo introducía mis dedos en su coño mojado por sus jugos, y acariciaba su ano preparándolo para más tarde poder disfrutarlo.

Ya desnudos los dos completamente locos de pasión, nos movimos a su recamara y ahí la penetre durísimo, ella gemía y pedía más y más, mientras se corría nuevamente, yo por mi parte estaba realmente confundido, como teniendo una mujer así de hermosa y cachonda su esposo no la aprovechaba, que tono en verdad, seguí preparando su culo para poder follarlo e introduje un dedo como advertencia de lo que venía ella no replico en lo absoluto, introduje un segundo y tercer dedo y cuando ya estaba suficientemente dilatado introduje mi verga dura como un trocó suavemente, para que no doliera tanto, solo la mitad y la deje unos minutos para que su ano se fuera acostumbrando, y después termine de introducirla hasta el fondo, ella solo jadeaba y gemía, así pasamos casi toda la noche, y los días posteriores, disfrutando de nuestro romance de fin de semana, su marido llegaría el martes por la mañana así que nos despedimos el lunes por la noche, con una larga sesión de sexo que se prolongó hasta casi las 4 de la madrugada, hora en que tomamos un baño y ella salió rumbo al aeropuerto para recibir a su marido.

Así es como doña Mary y yo seguimos viéndonos de vez en cuando y pasamos muy buenos ratos casi siempre en fin de semana que es cuando su marido sale, y podemos hacer de su casa un palacio del sexo y el deseo.

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