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Invasión a la intimidad

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Me sentía mal por invadir su privacidad de esa forma, pero no podía evitar verla desnuda. La cámara que instale en el cuarto de visitas era muy discreta y de alta definición.

Me encantaba ver como se enjabonaba y se tocaba los pechos, bien definidos. El jabón escurría por su cuerpo hasta llegar a su hermoso monte de venus para finalmente descender por sus piernas.

Tampoco podía evitar ver como se tocaba en la intimidad y yo era parte de eso, aunque ella no lo supiera.

Si pudiera describirla como persona solo puedo decir que amaba venirse. No encontraba otra explicación para que Sandy se tocara tan seguido.

Casi todos los días, al llegar a casa Sandy se desnudaba dejándose solo las calcetas y ya estando en la cama, se abría de piernas y me mostraba su "flor" sin saberlo, dejando al aire sus dos pétalos rosados, listos para ser acariciados.

Usando solo sus dedos humedecidos con saliva, comenzó a acariciarse la vulva y el clítoris de forma circular, despacio en un inicio, un poco más rápido después. Su respiración se agitaba al ritmo de sus caricias. Me pregunto en que estará pensando, seguramente en que está teniendo sexo con algún chico o chica, no lo sé.

Su respiración agitada comenzó a convertirse en otra cosa, en gemidos, gemidos femeninos llenos de placer. Ahh, ahhh, ahhh, siii, ahhh... No dejaba de gemir al ritmo de sus dos dedos que se movían en forma circular ya sea por delante o a veces, por detrás de ella. Su placer era tal que en ocasiones levantaba la cintura, dejando al descubierto sus hermosas nalgas blancas.

Sus gemidos eran cada vez más fuertes, Ahhh, ahhh, ahhhh. Sandy se estremecía. Estaba a punto de llegar al orgasmo.

Finalmente, el momento tan ansiado llegó mientras varios microorgasmos la invadían, a tal grado que su vulva dejo escapar un líquido a cierta distancia de ella. Su tez se había sonrojado ante tal situación a pesar de que se encontraba sola. Sí, se había venido y muy rico. Su respiración comenzó a volver a la normalidad poco a poco mientras descansaba completamente desnuda.

Al poco tiempo, se quedó dormida. Pude hacer acercamientos con la cámara a sus partes más íntimas. Era tan hermosa, pensaba dentro de mí, como quisiera acariciarle todo el cuerpo y comérmela a besos, especialmente esa parte que tanto le gusta acariciarse.

Las semanas y los meses pasaban. Había aprendido a conocerla, a saber cuándo tenía apetito sexual, cuando estaba cansada o triste. Sandy iba evolucionando, pasó de experimentar torpemente con su cuerpo hasta ser toda una experta en excitarse, a tal grado que podía venirse en cuestión de minutos o de horas. Ella controlaba su cuerpo y no su cuerpo a ella. Me encantaba cuando se arreglaba para salir, tomaba sus cosas y salía de su cuarto para unos minutos después regresar, quitarse la falda, bajarse las bragas y comenzar a acariciarse la vulva. No le tomaba más que unos momentos venirse, volver a vestirse y salir.

Con el tiempo las caricias dejaron de tener tanto atractivo para ella. Meterse uno o dos dedos ya no era suficiente. Sandy necesitaba algo digamos un poco más "erecto". Un día llegó, se quitó la ropa quedando en lencería y saco un vibrador de esos de plástico.

Comenzó por acariciarse como siempre para entrar en calor y cuando sintió que estaba suficientemente lubricada y dispuesta a recibir aquel objeto, lo puso en su boca imaginándose que era un pene y después de humedecerlo con su lengua lo colocó a la entrada de su vagina abriendo con sus dedos sus labios mayores para poder recibirlo.

Lo que vi aquella tarde es difícil de expresar con palabras. Fue un día diferente para ella y para mí. Su semblante había cambiado, se tornabas más sonriente y sus gemidos se habían vuelto mucho más sensuales. La sensación que tuve en ese momento fue de que la estaba viendo cogiendo con alguien. Definitivamente no fue lo mismo para ella introducirse sus dedos delgados que aquel objeto grueso. Sandy estaba gratamente sorprendida.

Disfrutó mucho con ese objeto resbaladizo en varias posiciones. Sin duda, la que más me excito fue aquella en donde se sentó sobre el estando en la cama. Mientras se movía de arriba a abajo se podía apreciar como sus labios mayores envolvían a aquel objeto hasta desaparecer en su interior, para posteriormente volver a aparecer resbalando muy rico dentro de ella.

Ahh, ahhh, rico, ahh, si, así, así... rico rico, no dejaba de gemir mientras se movía de arriba a abajo.

Hice un acercamiento con la cámara. Su ano color de rosa me observaba. Su culo blanco se veía hermoso reposando sobre el vibrador y las sábanas blancas. Supe por sus gemidos que estaba empezando a tener un orgasmo muy rico. Ella se estremecía hasta ya no poder aguantar más y después de gemir muy intensamente un líquido semitransparente comenzó a escurrir por el vibrador de arriba a abajo.

Al terminar, visiblemente agitada, se sacó el vibrador y llevo aquel objeto empapado en sus propios fluidos a su boca y poco después sonrió. Nunca la había visto tan contenta, vaya que lo disfrutó.

Sin duda alguna, había presenciado el despertar sexual de aquella hermosa chica, de principio a fin, hasta convertirse en toda una mujer activa sexualmente. Si..., activa, supe por sus conversaciones telefónicas que había empezado a tener relaciones con un chico y que le encantaba que le hiciera un perrito.

De pronto, recordé que en algunas ocasiones le gustaba amarrar el vibrador a la cama, abrir las piernas y recibirlo de espaldas, para simular aquella posición que tanto le gustaba.

De ahora en adelante solo quedaba disfrutar, y así lo hizo muchas veces mientras yo la observaba.

Vaya que fue un hermoso despertar sexual.

(9,20)