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El Bombero. (Capítulo 2º de 3)

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Nos volvimos al departamento temprano por que yo viajaba a la noche y quería hacer el bolso. Apenas llegamos los chicos se fueron a bañar y cuando estuvieron listos nos dijeron que se iban a Marbella y regresaban a la noche.

Mi madre se metió al baño y yo me quede mirando un poco de TV y tomando una cervecita. Al rato me llama mi mamá desde el baño, yo me acerqué a la puerta y ella desde el otro lado me dice, entrá despacio.

Al abrir la puerta me la encuentro cubierta por una toalla desde los pechos hasta las rodillas.

―Pedro, quiero depilarme el chocho pero no me animo sola, me ayudarías?

―Pero claro mamá, con todo gusto, pero debes dejar de ser vergonzosa conmigo.

―Lo sabes hacer?

―Bueno, nunca rasuré un chocho de mujer, pero me rasuro mis huevos y hasta ahora nunca me lastimé.

―Bueno, vale…donde lo hacemos?

―Mejor vamos a mi cuarto, tu cuarto ahora. En la cama estaremos más cómodos.

Mientras buscaba los utensilios –maquinita, espuma, rasuradora, crema, mi mamá se fue al cuarto. Cuando llegue, estaba sentada en la cama todavía con la toalla puesta.

Así no te puedo rasurar, extiende la toalla en los pies de la cama y acuéstate con las piernas colgando así me da lugar para trabajar. Ella se puso colorada, suspiro profundamente y dijo: espero no arrepentirme de esto.

Si estas pensando en el incesto, que nos veamos desnudos no es incesto. Incesto es si te penetro por la vagina, dije yo muy convencido de algo que tampoco estaba.

Mi mamá se saco la toalla y la extendió a los pies de la cama como le pedí. Estaba de espaldas a mí y le veía un culito hermoso y carnoso. Algo caído pero durito. Y lo que mas me llamo la atención, aparte de su cintura bien marcada, es que al ser flaca, tenía los cachetes del culo separados y se le veía el anito rosadito marrón permanentemente.

Se dio la vuelta y nos miramos de frente por primera vez estando ella desnuda. Tenia una abundante mata de pelos negro en su entrepierna y no tenia nada de pancita. Mierda, era hermosa. Ella sabía que yo la estaba admirando y, con vos muy calma me dijo, vamos a lo nuestro, pero te quiero pedir que vos también te desvistas para que sea justo y no me sienta tan observada. Bueno le dije y me bajé el short que aun tenia puesto de la playa. Mi pija, no se si por los nervios o la vergüenza estaba flácida.

Menos mal por que eso parece que la tranquilizo un poco.

Se acostó sobre la toalla como le indiqué y abrió las piernas, yo tomé los utensilios y me acerque a rasurarla. El aroma que desprendía su conchita me embriagaba, era un olor dulce, como a miel y jabón.

Empecé cortándole los abundantes pelos con la maquinita eléctrica, con la que yo me corto, a continuación le puse espuma de afeitar por todos lados, desde el ombligo hasta el ano. Y al hacerlo, le pegué una buena toqueteada por todos lados. Yo estaba concentrado en lo que hacia pero de vez en cuando levantaba la vista y la veía mordiéndose los labios y esas montañas de tetas que sobresalían de la visión me estaban volviendo locos y mi pija se había puesto como piedra.

Tenía una erección que me dolía!

Le pregunté como quería la afeitada, todo o con un caminito desde la raja hacia arriba, me dijo que con el caminito para probar, que si no le gustaba después sería todo. Comencé por los bordes hasta el caminito y al llegar a la concha rasuraba todo, le fui descubriendo los labios de su vagina que eran marroncitos. Al llegar a los labios, para que no se plegaran se los tuve que estirar y para ello tenia que meter mis dedos en su conchita. A la primera apertura ella pego un respingo y un gemido de placer, pero no dijo ni mu. Y me di cuenta que estaba mojada y sus juguitos eran viscosos y de muy buen olor. Seguí por todo lo largo de su concha hasta abajo. Al llegar a los pliegues inferiores le pedí que levantara las piernas para poder trabajar sobre su ano. Ella ya estaba entregada, se ve que había vencido su vergüenza y puso sus piernas sobre mis hombros y quedo toda expuesta a mí. Si en ese momento no eyaculé fue por pudor, por que ganas no me faltaban. Creo que si en ese momento me tocaba la pija, me corría.

Continúe afeitando todo el contorno de su conchita hasta el ano y sus alrededores.

La enjuague con una esponja, la seque con otra toalla y con una pincita de depilar, le continúe sacando algunos pelitos que no había podido afeitar.

Mi mamá destilaba jugos y yo también. Me paré a buscar un espejo y se lo traje. Entonces ella me vio mi erección descomunal y me dijo, menos mal, creí que solo yo estaba así. Se miro en el espejo y me dijo espectacular!

Yo seguía de rodillas en el piso y ella casi sentada en la cama. Con el espejo en su mano, se escudriñaba la conchita y un par de veces se paso el dedo por el clítoris y gimió. Entonces yo acerque nuevamente mi cara a su concha y le metí la lengua bien adentro por los labios, la vagina y el clítoris. Ella no dijo nada, excepto un sordo gemido… y yo insistí, una vez más y dos y tres y seguí comiéndole esa conchita fabulosa y húmeda por un largo rato hasta que terminó con un terrible y sonoro orgasmo. Me agarraba la cabeza entre sus manos y me empujaba para adentro.

―Ah!!!! ―Le escuche decir―, fue lo único que dijo y se desplomo hacia atrás quedando acostada.

―Estas mejor ahora? Pregunte yo con sorna

―Ha sido el mejor orgasmo en mucho tiempo. Gracias hijo.

―Bueno, ahora que estas mas relajada, date vuelta y ponete en 4 que te saco los últimos pelos del ojete con la pincita

A regañadientes se dio la vuelta y se puso como yo le pedí pero con la cabeza en la cama, dejando todo su culito a mi disposición. Ella y yo sabíamos que yo no me animaría a nada mas que lo que ya había hecho. Yo pensaba que lo nuestro podía ser oral y nada más.

El día era brillante y las ventanas estaban abiertas totalmente, estábamos en el último piso y la luz era intensa. Me paré detrás de ella con la pija apuntando a su concha, pero sin tocarla y comencé a sacarle pelitos. Con un dedo escarbaba en los alrededores de su ano levantando pelos aplastados y se los sacaba con la pincita. Por la posición en que yo estaba, la punta de mi pija se metía entre sus piernas, pero sin tocarla, por supuesto entre los movimientos le rozaba las piernas pero no era mi intención hacerlo.

En eso siento la mano de mi madre que me toma la verga por entre medio de sus piernas, la acaricia y la apoya por el tronco en su concha abierta y jugosa. Lejos de penetrarla, era solo apoyar el tronco y resbalarlo por la concha. Yo no quería penetrarla ni ella quería que yo la penetrara. Era todo un jugueteo muy sexy. Termine de sacarle los pelitos, mientras ella seguía con sus caricias con mi pija en los labios de su concha.

De mi mesa de luz, tomé una crema hidratante para pasarle por sus partes rasuradas, me coloque nuevamente tras ella y le aplicaba crema por la concha desde atrás, por los cachetes y el ano. Y cada vez que me acercaba a su ojete con el dedo con crema, ella en vez de contraerlo lo relajaba. Entonces empecé a masajearle el ano… ya que ella quería jugar, jugaríamos!

Mi madre jadeaba y gemía mientras yo le acariciaba el ano y sus alrededores, ya estaba blandito y relajado. No nos decíamos ni una palabra. Todo era silencio y gemidos.

En una de esas incursiones, con abundante crema le penetre el culo con un dedo hasta la mitad y no dijo nada. Entonces lo mantuve allí mientras con los de la otra mano seguía acariciando sus cachetes y a veces su clítoris que estaba hinchadísimo. Saque el dedo de su culo, me puse mas crema e incursione de nuevo pero esta ves con dos. Ella dejo salir el aire de sus pulmones en un suspiro largo y sonoro. Yo no solo mantuve mis 2 dedos dentro de ella sino que los profundicé más y los giraba lentamente.

En eso siento la mano de mi madre nuevamente sobre mi verga, quiere seguir jugando con su concha pensé. Pero me equivoque. En un movimiento muy rápido, mi madre tomo mi pija con su mano derecha, movió su culo para que mis dedos se salieran de ella y con mi verga bien empuñada, apunto a su ano y se penetro de un saque hasta la mitad…Y terminó! Se corrió con gritos y convulsiones casi hasta llantos. Yo me mantuve durante ese proceso bien metido en ella y cada convulsión que tenía se la metía un poco más. Cuando se calmo, como a los 2 minutos, mi pija estaba en su culo hasta los huevos.

―Quieres que me salga? Le dije

―Ni loco te salgas ahora, movete despacio y disfruta hasta terminar, que yo ya no voy a volver a terminar.

Empecé un suave bamboleo de cadera. Se la sacaba casi toda muy lentamente y se la volvía a meter también muy lentamente. La crema ayudaba mucho en eso y ella y yo estábamos gozando mucho. Ella se ayudaba en el goce con sus dedos pasándolos sobre su clítoris, yo quise ayudarla también pero gentilmente me saco la mano. Yo fui acelerando mis embestidas hasta que sentí que me corría, se lo dije y se salio, se giro y me dijo aquí, señalando sus tetas. Fue una catarata de semen la que me salio. La pringue desde las tetas hasta el vientre. Y ella también tuvo su tercer orgasmo viéndome y con los dedos en su chocho.

Quería ver a mi hijo eyacular, me dijo.

―Gracias!

―Gracias por que mamá?

―Por todo le hermoso que me diste esta tarde, por ser tan gentil y comprensivo de mi y mis necesidades.

―Bueno, mamá, yo también las tengo... entonces también gracias a vos.

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