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Un día de trabajo

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Mi nombre es Carolina, tengo 22 años, soy una joven delgada de linda cola y de cabello oscuro y largo.

Actualmente estoy trabajando en la calle entregando folletos de un negocio importante junto con otra chica llamada Antonella de 18 años. Nuestra ropa de trabajo es una calza negra, la cual nos queda bien apretadita así se nos marca bien la manzanita que tenemos como cola y una musculosa blanca con el logo del negocio. Trabajando así nos ganamos la mirada de todos los hombres que pasan por allí, de veces en cuando nos dicen algunas groserías. Lo que les voy a contar sucedió hace unas semanas.

Estábamos Antonella y yo entregando folletos cuando de repente se nos para un hermoso auto en frente nuestro, nos quedamos flipando de lo espectacular que era, creo que era un Mercedes Benz. La ventana del acompañante se abre, el conductor se asoma y nos dice algo.

—Hola lindas, como están?

—Muy bien —dije.

—Vengan acérquense, no tenga miedo.

Las dos nos acercamos al auto y empezamos a mirar el hermoso interior del mismo.

—Qué lindo auto tiene señor —dijo Anto.

—Gracias linda, no quieren subirse y dar un paseo conmigo?

—Pero estamos trabajando —dije.

—Dale amiga, sólo va ser una vuelta —dijo Anto.

—Dale tu amiga te insiste.

—Bueno está bien.

Él nos abrió la puerta del acompañante y yo me senté con Antonella arriba mío. El arranco y empezamos a dar varias vueltas por toda la zona. Mi amiga estaba muy contenta por haberse subido al auto, se le notaba en la cara. El hombre mientras conducía nos hablaba de que él era un empresario exitoso que tenía varios negocios por todo el país. Yo como no soy tan ingenua me di cuenta que nos quería conquistar con su dinero y creo que con eso conquistó fácilmente a mi amiga.

—Vivo cerca de acá, no les gustaría almorzar conmigo?

—Sí, nos encantaría —dijo Antonella hablando por ella y por mí.

El hombre nos llevó a un hermoso departamento de un edificio enorme. Tuvimos que subir por el ascensor hasta el departamento del señor. Mi amiga estaba muy emocionada y maravillada con todo lo que nos estaba ocurriendo.

Quiero decir que cuando ingresamos a su departamento quedé estupefacta al igual que mi amiga. Su departamento era tan elegante y precioso, tenía cuadros, sillones, un televisor enorme y lo que más me gustó fue el enorme ventanal con vista a la ciudad.

—Me ayudas a cocinar? —dijo el hombre.

—Sí, ahí voy —dijo Antonella.

Yo me sentía un poco la mamá de Antonella, la cuidaba como si fuese mi hija. Por eso me asomaba para ver lo que hacían en la cocina. Él se ponía detrás de ella y le enseñaba a cocinar, un par de veces lo vi que le apoyaba el bulto en la cola y ella se dejaba. Sabía que nos llevó a su departamento para follarnos. Luego ambos regresaron a dónde yo me encontraba y el me pidió que hiciera algo.

—Podés mirar por la comida, que le quiero mostrar algo a tu amiga.

—Bueno.

El la tomo de la mano y se la llevó creo que a su dormitorio. Luego de que pasaron unos minutos empecé a sospechar de lo que seguro estaban haciendo, después de 10 minutos salieron. Él fue para la cocina y ella se quedó conmigo.

—Te hizo algo?

—Nada.

—Decime la verdad?

—Bueno, se la estuve mamando.

—Te obligó?

—No.

—Contame cómo fue.

—Entramos a su dormitorio y el empezó a decirme que soy muy bonita y eso me gusto. Luego él se bajó los pantalones y yo me puse a pajearlo y luego se la chupe.

—Te penetró?

—No, pero me encantaría.

—Estás loca, recién lo acabamos de conocer y ya te lo querés coger.

—Estas celosa?

—No, solo te estoy cuidando.

—No hace falta, tengo edad suficiente para hacer lo que quiera.

Ella se enojó conmigo y se fue con el hombre a la cocina. Yo me puse mal y no quería que ella esté enojada conmigo, así que fui a buscarla para disculparme. Al entrar a la cocina ella tenía la calzas bajadas, sus manos sobre la mesada y él la estaba penetrando por detrás a la vez que tenía sus manos sobre sus pechos.

—Pero que están haciendo?

Ellos se detuvieron y se pusieron a mirarme.

—No te detengas —ella le dijo a él.

El empezó a moverse hacia delante y hacia atrás metiéndole la pija hasta el fondo.

—Que querés? —dijo Antonella.

—Me quería disculpar, estuve mal.

Mientras él se la follaba ella intentaba escuchar lo que yo decía y se le dificultaba decir dos palabras seguidas.

—Está bien amiga, te perdonó.

—Hay espacio para uno más? —les pregunté a los dos.

—Vení amiga.

Yo me acerqué a ellos y primero empecé a besarme con él y luego con ella. Mientras lo hacía le tocaba la cola a mi amiga. Luego me arrodille y me quedé viendo como el la penetraba bien duro.

—Querés un poco? —el me pregunto.

Moví la cabeza indicándole que si quería.

Él retiró la pija de dentro del cuerpo de mi amiga y me lo acercó por un breve tiempo. Yo me puse a chupársela hasta que volvió a metérsela. Luego volvió a sacar la pija y yo a chuparla.

Después de estar penetrando a mi amiga, él se vino sobre la cola de ella y yo me puse a lamer toda esa leche que estaba sobre mi amiga. Luego ambas arrodilladas en el piso nos pusimos a besar y a comerle la polla al hombre.

Luego de almorzar con el hombre tuvimos que regresar al trabajo y el me prometió que me follaría.

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