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La noche con Roberto

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Mi nombre actualmente es Marlen y tengo 18 años. Comenzaré este relato describiéndome un poco, a los 13 años comenzó mi tratamiento hormonal, gracias a eso, hoy tengo buenos atributos, unas piernas muy bien formadas, al igual que unas nalgas muy buenas, soy de esas chicas de cuerpo de pera, caderas anchas y cintura delgada, tengo el cabello negro y lacio, a la altura de los codos, tez morena clara, ojos color café y unos labios un poco carnosos y mido 1,65.

Esto pasó hace una semana atrás. Actualmente vivo con una tía la cual me ha apoyado en todo mi proceso, ella es sola así que somos muy buenas amigas y confidentes. Ella trabaja en una farmacia de 7 a 5 de la tarde, yo entró a mi escuela a las 6 de la mañana y salgo a las 12, siempre al salir de la escuela me va a recoger un vecino, tiene 35 años, es algo atlético, tez clara y mide cómo 10 cm más que yo. Se llama Roberto, siempre me propone tener relaciones, a lo cual siempre contestó que lo pensare, pero ese viernes fue diferente.

Al salir de la escuela, subí a su camioneta, y me dijo que ya no aguantaba, que de verdad necesitaba estar conmigo, que la frustración de tenerme en una cama, lo mataba por las noches, me propuso con mucho más fervor, diciéndome que sería un momento muy lindo, que sería en el mejor lugar, que me gustaría mucho, que se esmeraría para poder satisfacerme, y que ya no aceptaría un “lo pensaré” como respuesta, quería que le diera un no, o un sí. La verdad yo también estaba queriendo, no es nada feo, así que así lo acepte, le dije que si le daría una oportunidad de estar conmigo, pero que era difícil de complacer, el sólo se río y me dio una tarjeta, era un restaurante, ya lo había planeado todo, o sea estaba decidido a que yo aceptara.

Al ir camino a casa le pedí que pasáramos a un lugar, era una tienda de lencería, pero lo hice que se estacionara una cuadra antes y que se quedara en el auto para que no sospechara la sorpresa, así que baje del auto yo sola, y camine hasta la lencería. Hacía tiempo que quería un conjunto en específico, y era la oportunidad de comprarlo, un liguero negro con encaje en el brassier y un cachetero igual de encaje, lo pague y salí, pase por una tienda dónde vi un vestido hermoso que le quedaría perfecto a la lencería, era un vestido negro entallado, hasta 5 dedos abajo de la rodilla, con un cierre que llega desde la espalda hasta dónde termina el vestido, lo compre y regrese al auto, llegamos a casa a las 2:15, la cita en el restaurante era a las 6, aún tenía tiempo, me dejó en casa y se despidió dándome un beso y diciéndome gracias “ponte más hermosa” respondí al beso y le dije hasta luego.

Con tiempo anticipado me duché muy bien, y lave mi bien mi zona íntima, (para el sexo anal) me puse cremas suavizantes con olor a durazno, y comencé a colocarme la lencería, cuando estaba por ponerme el vestido escuche que llego mi tía, abrió la puerta y subió a mi habitación como siempre...

Tía: ¿a dónde va con esa ropa, señorita?

Yo: ¡tengo una cita con alguien muy esperado, cómo me veo? Me ayudas a ponerme el vestido?

Tía: una cita? Parece que vas a un prostíbulo -dijo en tono burlón, me ayudó a ponerme el vestido, mientras pensaba en que tacones usar, opte por ponerme unos negro mate de aguja, me puse un collar de oro con un corazón pequeño igual de oro, y un pulso de oro, ya estaba lista y faltaba medía hora, salí me despedí de mi tía y tome un taxi, pedí que me llevará a la dirección, al llegar, algunos hombre volteaban se verme mientras caminaba hasta la mesa, moviendo con clase y coqueteo las caderas, al llegar vi al señor Roberto muy bien vestido, con un traje azul rey, y con un olor a perfume muy rico.

Roberto: Estas hermosa Marlen.

Yo: gracias, admito que usted también está muy bien, y aún más su perfume me encanta.

Me tomo del brazo y salimos.

Yo: ¿Cómo? No pasáramos la cita aquí?

Roberto: la comida pueda esperar mi amor, a quien quiero comerte es a ti.

Admito que me sorprendió, me estaba dominando. Tomamos un taxi y le dio una dirección y el nombre de un hotel, es un hotel algo caro, me gustaba la idea de ser una puta de lujo, llegamos y el pidió las llaves del cuarto, ya estaba la reservación, llegamos al cuarto, abrió la puerta y comenzó a besarme el cuello, a tocarme las nalgas mientras me decía “no sabes cuánto esperaba poder sentirte mía, poder estar dentro de ti, yo sólo suspiraba”.

La situación me estaba existido, cerramos la puerta y me cargo hasta la cama, dónde me acostó boca abajo, bajo poco a poco el cierre de mi vestido, mientras lo hacía iba besando mi espalda, yo estaba en la gloria con sus besos, me quito todo el vestido, quede sólo en lencería y tacones, de pronto comencé a sentir su lengua por encima del cachetero de encaje, dando besos y mordidas a mis nalgas, me lo quito y me empezó a dar el mejor oral, su lengua entraba llenando de placer mi interior y lubricando a su paso, yo suspiraba y se me salió uno que otro gemido. Después de un tiempo se acercó a mi oído y me dijo…

Roberto: te haré mía como tanto lo deseaba.

Yo respondí con súplica: hazme tuya, quiero ser plenamente tuya.

Yo estaba en 4, con mí parte de sexo totalmente expuesta a él, con mis ojos cerrados y mi diminuto pene a penas y se alcanzaba a distinguir, parecía un pequeño clítoris, sentí cómo un líquido viscoso corría por mi culo, ya esperaba sentirlo dentro de mí, tras meter dos dedos en mí, comenzó a moverlos en círculos, los saco y sentí la punta de su pene en la entrada de mí, comenzó a empujar suavemente, lo sentía grueso, sentí un poco de dolor, pero al entrar la cabeza fue cambiando a placer, empujaba aún más, hasta que entro todo ese hermoso instrumento que me daba tanto placer, podría decir que unos 25 cm de hermosura estaban dentro de mí, comenzó el mete y saca con suavidad, mientras con sus manos apretaba mis tetas, fue subiendo el nivel del movimiento cada vez más rápido, yo gemía cómo loca.

Roberto: ¡oh sí! Que hermosa estas mi reina, mi puta, ¡aaah! Que rico! - mientras me daba nalgadas, yo gemía, era tan rico el momento así estuvo como 20 minutos- me vengo ¡aaah!

Yo: no! Me toca hacerte gozar a ti. -Saco su hermoso miembro de mí, hice que se acostara en la cama y me monte sobre el- te toca gozar después de esperar tanto para poder hacerme tuya. Le decía mientras colocaba su miembro en la entrada de mi, me fui sentando poco a poco mientras lo besaba tan apasionadamente, hasta que me dejé caer sobre su hermoso miembro, lo sentí más profundo, comencé a moverme lento, adelante y enfrente, arriba y abajo, y en círculos, así cambiaba los movimientos, cada vez lo hacía más y más rápido.

Roberto: Si! Que rico te mueves, muévete más putita. -mientras acariciaba mis nalgas, comenzó a besarme los pechos, a morder con suavidad mis pezones, nuestro respirar comenzó a agitarse, comencé a respirar rápido, sentía que me desmayaba, tuve contracciones y apretaba mi culo, el gemía más y más, hasta que de un quejido se dejó ir dentro de mi, aun con su miembro dentro de mi y duro, me seguía moviendo, me incline hacia él y me abrace de su cabeza mientras él me besaba los pechos y con esfuerzo me la metía más y más fuerte, era un sonido tan hermoso que hacía su miembro al entrar debido al semen que dejó en mi, sentí la gloria, sentí como las contracciones fueron más intensas y caí rendida en su pecho, aún con una poca de conciencia.

Así estuvimos toda esa noche, dormidos, al otro día fue a dejarme a casa, lo besé como actuar nadie mientras le agradecía por hacerme el amor de esa manera.

(10,00)