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El chico - Introducción

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Hacía muy poco que andaba merodeando por esa web. Menos tiempo del que llevaba descubriendo ciertos y embrionarios deseos; relacionados con el sexo y, su sexo. Que parecían dar cobijo a una ciencia capaz de curarlo todo. Hacía ya varios años que la autosatisfacción formaba parte de su vida cotidiana. Y así era como todas las noches; sumergía su desnudez en la infinita oscuridad de su habitación. En ese inmenso y cómodo vacío daba rienda suelta a sus; cada vez más. Elaborados deseos. Capaces de construir fantasías o medias realidades paralelas, poco a poco. Mucho más excitantes y arriesgadas.

Durante ese sexual aprendizaje la mano zurda del muchacho. Había adquirido cierto conocimiento anatómico del propio apéndice de ese cuerpo; al que ambos pertenecían. Las prolongadas caricias a lo largo de ese hermoso y proporcionado tronco duro. Ligeramente curvado hacia abajo y terminado por un capullo; con la forma de fresón maduro de tacto aterciopelado, y en el que apenas se nota cicatriz alguna de su circuncisión. Se desdibujaron para volverse a dibujar; en la suculenta silueta de su durísima polla lubricada. De templada carne y encendida piel.

Y cuando llegaba al clímax. El cuerpo del chico se tensaba y toda su anatomía se dibujaba enérgica. Y cuando explotaba. El cuerpo del chico se ruborizaba, temblaba; y la piel que lo abrigaba ardía. Y cuando su sexo se derramaba. El cuerpo del chico hiperventilaba y extenuaba en un silencio contenido; amordazado siempre con la almohada. La única inquietud del muchacho entre tanto lascivo placer. Surgía en su búsqueda por adquirir cada vez; un mayor control de su eyaculación. Quería adiestrar cuerpo y mente; para prolongar el placentero tiempo del estímulo genital. Mediante el auto control del orgasmo.

El consumo de ese pensamiento iba directamente conectado al recuerdo y las sensaciones promovidas. Por el visionado casual de un video; hacia escasamente un par de semanas. Desde entonces. El muchacho se permitía perderse por los recovecos más profundos de las fantasías; que su mente generaba. Y eran muchos los detalles cotidianos que utilizaba el chico; para llenarlas de veracidad.

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