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Tres negros y Andrea

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Para Andrea era una rutina diaria el ir al gimnasio y regresar caminando a casa, estaba relativamente cerca. Y además le gustaba que la miraran, sabía que los años invertidos en ejercitarse no eran en vano. Hace más o menos un mes, un grupo de chicos negros comenzaron a ir al mismo gimnasio. Y aunque le daban algo de miedo, le excitaba saber que la mirada de estos tipos se clavaba en su culo. Siempre había fantaseado con coger con un negro. Pero no se decidía cuál le gustaba más. Nunca supo sus nombres, ellos se hablaban por apodos (“Big Daddy” alto y con rastas, con músculos hasta debajo de la lengua.

"DJ” Delgado, alto y con una voz que bien podría usarse como megáfono y “Rome”(Se pronuncia "Rom") este último era pequeño y con cara de perro. Pero con una mirada maliciosa que hacía que todos bajaran la mirada cuando se topaban con él.

Por supuesto, en cuanto Andrea entró en su espectro, hablaban tan fuerte, que todos en el gimnasio podían escuchar.

—Pero mira que coñito tan rico.

—La partiría en dos a la puta ésa!

—Esa zorra está tremenda!

Andrea escuchaba, una mezcla de miedo y excitación le recorría el cuerpo. Antes varios instructores quisieron salir con ella, pero jamás aceptó ninguna invitación. La negativa constante los hacía desistir. De manera habitual regresaba a casa con los audífonos a todo volumen.

Nunca se dio cuenta que los tres negros llevaban una semana siguiéndola. Sabían dónde estudiaba, a qué hora salía y entraba de casa. Y tenían ya estudiados los horarios de sus padres. Sabían que los jueves por la tarde, Andrea estaba sola hasta pasadas las diez de la noche. Así que mientras caminaba, casi bailando al ritmo de la música. Estos tres negros la seguían guardando su distancia. Pero en cuanto doblo la esquina y su llave entró en la puerta de su casa, sintió como la sujetaban. Al principio pensó que era su hermano que le jugaba una broma. Pero cuando miro abajo, noto que los brazos que la sujetaban eran negros como la noche y vio a otro terminando el proceso con las llaves. Cuando por fin se abrió la puerta, sus pies ya no tocaban el suelo. Pataleaba y gritaba, pero era imposible escapar. El forcejeo fue zafando sus audífonos y logró por fin escuchar lo que decían.

—¡Vamos a ver si sigues de presumida mami!

—¡Mira, la mamita está llorando, pobre pendeja!

—¿Ahora si nos miras hija de puta?

—¡DÉJENME NOOO!

—¡Cállate puta!

Para cuando llegaron a la sala, la camiseta de Andrea estaba hecha trizas y sus pechos estaban al aire, al mismo tiempo podía sentir como rompían sus leggings por la parte de atrás mientras entre los tres negros la iban sujetando hasta dejarla boca arriba en el sillón más grande de la sala.

—¡Quiero que esa boquita suya me la chupe!

—¡Vas a chuparnos la verga, putita!

Cómo pudo se soltó del que la tenía agarrada y corrió por las escaleras hasta su habitación, pero no logró cerrar la puerta a tiempo y el negro de rastas metió sus pies para atorar la puerta. Luego, con ayuda de los otros dos empujaron y entraron a su habitación.

—¡No corras hija de puta!

—¡Zorra de mierda!

—¡Bro, lo que quiere es que se metan en su camita, la muy cabrona!

Nuevamente estaba inmovilizada y uno de los negros revolvió sus cajones para sacar una camiseta y ponérsela de mordaza. Andrea seguía llorando y pataleando como loca. Pero sus fuerzas eran cada vez menos. Mientras sentía como iban reventando sus leggings, sentía sus manos apretando sus nalgas, pellizcándole los pezones.

—¡Hija de puta que rica estás mamacita!

—Agárrala que le chupo su coño.

—¡Así se hace DJ !

Entre dos de los negros la abrieron de piernas y DJ hundió su cara entre sus piernas, aunque ella seguía revolcándose. La lengua del negro le ensalivaba toda su raja.

—¡Te vas a callar de una buena vez!

—Esto sabe delicioso!

—¡Deja que yo también quiero, cabrón!

Antes de meter su lengua, Rome metió sus dedos de manera brusca y ella se quejó, seguía llorando. Pero eso solo los ponía más calientes. Así que el negro metió varios dedos a la vez, mientras le chupaba el clítoris.

—¡Tan rica la estúpida, ésta!

—¡Y tan sabrosa que se veía en el gimnasio!

—Te voy a quitar esto, pero si gritas te mato, ¿me oíste?

Aunque asintió, en cuanto le quitaron la mordaza ella gritó.

—¡AUXILIOOO! ¡AYUDENME!

Una cachetada le volteó la cara y el silencio fue absoluto.

—¡TE DIJE QUE TE CALLARAS, PUTA DE MIERDA!

Al mismo tiempo, Big Daddy sacaba de su espalda una pistola que le apuntaba directo a la cabeza.

—¿TE QUIERES MORIR HIJA DE PUTA?

—Nooo!

—Pues cállese y pórtese bien. ¿Se va a portar bien con mis hermanos?

—…Ajá

—No te escuche.

—Si… si

Las lágrimas seguían escurriéndole, pero ahora sabía que si no cooperaba, podría estar en mucho peligro.

—¡agáchate aquí perra! Vas a chuparnos la verga.

—Nooo… no quiero…

—¡Abre la maldita boca… puta!

Cuando fueron sacando uno a uno sus miembros, Andrea tuvo una nueva oleada de terror. Eran casi del tamaño de su brazo. Enormes, lo pudo comprobar cuando al que apodaban “Big Daddy” recargo su verga en su rostro y le atravesaba por completo la cara.

—¡Por favor, llévense lo que quieran!

—Resulta que, lo que queremos es tu boquita!

—Ahora abre tu puta boca.

Se frotaban sus miembros y les crecían más, aunque ella seguía con la boca sellada, el tal Big Daddy le apuntó con la pistola y ella abrió su boca tímidamente. Aunque sentía que se ahogaba y no cabía nada más dentro de su boca, no tenía ni la mitad de la verga de aquel negro en su boca.

—haaag! Haaag! Haaaahgh!

—Abra más la boquita mi niña, si te cabe otro poquito.

—Haaagh! Haaagh!

Solo pudo tomar un respiro cuando Big Daddy sacó su verga y Dj tomó su lugar. Esa verga era más gruesa y apenas entraba, le dolía la quijada.

—Ghhhaggg! Hhhaggg!

—Me toca!

—Enserio Rome, apenas empecé.

Se turnaron la boca de Andrea durante un rato, al tiempo le jalaban la poca ropa que le quedaba para terminar de romperla y dejarla completamente desnuda.

—Mira a esta hija de puta!

—Cerda, estás más dura que mi verga.

Debido al ejercicio constante, Andrea tenía un cuerpo hermoso. Cada músculo bien desarrollado. Y lo disfrutaban, recorrían cada parte con sus manos.

—La voy a acostar en la cama, yo sé que le cabe más verga.

La recostaron boca arriba, con la cabeza colgándole al borde de la cama y DJ le metió la verga hasta la garganta, ella pensaba en que moriría de asfixia, pero cada que sentía que el aire le faltaba, le sacaba la verga y en cuanto jalaba aire, la sumía hasta la garganta

—¡NO POR FAVOR BASTA NO MMM!

—¡Abre la boca!

—Abre la puta boca, carajo!

—... mmmm

—¡Vamos a ver si así la abres, pendeja!

Sintió como entre sus piernas resbalaba una enorme verga, hasta entrar en su panochita. Al momento de sentir como la rasgaba por dentro abrió los ojos y la boca para dar un gran grito.

—¡HAAAAY! HAAAGHH,

Ese instante lo aprovechó DJ, para meter su verga en la pequeña boca de Andrea. Mientras podía ver al de rastas empujar más y más para meter lo más que podía su enorme verga.

—¡Ya ves como si se pudo mamita!

—¡Está bien apretada, la hija de puta!

—Huele a nuevo la cabrona!

—Déjame probar.

Ahora no solo se ahogaba, también sentía como le ardía su interior cada que una nueva embestida le llegaba. Y no tenía ya fuerzas para pelear.

—Ponla de lado que se la voy a meter por el culo.

En cuanto sintió que la punta le destrozaba su ano, gritó, pataleo y abrió los ojos lo más que pudo. Pero la verga siguió entrando y cuando llegó a hasta el fondo y ella sentía que no soportaría más. Otra verga comenzó a entrar en su conchita.

—No nooo nooo! Ya déjenme! Me dueleee haaaay!

—¡Ándale cabrón y metele la verga en la boca para que se calle de una buena vez!

—haaaagh! Haaaagh! Nooogh! Meeegh dueleeegh!

El llanto y los intentos de grito los excitaba, cada vez era más doloroso el sentir dos vergas enormes dentro. Y sentía como le ardía la garganta de tan adentro que le metía la verga el otro negro.

—¡Haaag haagh haaaagh!

—¿Te gusta mami?

—¡Nunca nos vas a olvidar perra!

—Déjame probar ese culo estrecho no jodas!

Ahora Big Daddy se sentó y ella se ensarto sobre el, de frente, podía sentir su aliento. Mientras por detrás la penetraba otra verga.

—¡Ya déjenme por favor! ¡Se los ruego!

—Ven aquí, y prueba a que sabe tu culo pendeja.

Sobre sus labios ya chocaba la enorme verga que antes le destrozó el culo y en efecto, en cuanto abrió la boca. Más por la necesidad de acabar esa pesadilla lo antes posible, pudo comprobar que el sabor era el que esperaba. Y el negro, tomándola de la nuca le llevaba ese sabor hasta la garganta.

—¡haaagp! Haaaag!

—Eso mami, coopera.

—¡Que deliciosa estás perra maldita!

—Con razón se cree tan creída la hija de puta! ¡Tremendo culo!

—Esperen!

Dijo el de rastas sacando su verga de la boca de Andrea.

—¡Haaay! ¡Haaay! ¡Siii!

—¡está gozando la hija de puta,

Incluso Big Daddy frenó sus embestidas para escuchar lo que salía de su boca.

—¡No pares! ¡Métela toda!

—Wooow!

—Dame por el culo papi!

—¡La gozadera con esta cabrona hija de puta!

—¡pues perfórenme más duro, idiotas!

—Haaay haaaay haaay que rico me cogen!

Andrea solo quería que todo acabara. Y si fingir era necesario, lo haría. Además, en el fondo estaba empezando a disfrutar. Nunca pensó que una doble penetración fuera tan dolorosa.

Los tres sonreían y celebraban, Andrea parecía poseída. Sus ojos totalmente en blanco, los pequeños escalofríos, los gemidos. Todo era parte de un orgasmo genuino. Pero apenas estaban empezando. Con una cinta de las cortinas, ataron sus manos por detrás de la espalda.

La levantaban con facilidad, y cada uno iba tomando su turno. Aunque estaba destrozada físicamente quería seguir sintiendo esas vergas dentro de ella.

—¡Eso mi niña, que rica cola tienes! ¡DJ te va a llevar al cielo!

Andrea llevaba días fantaseando con aquellos negros, pero ninguno de sus dildos alcanzaba el tamaño que ellos tenían en realidad. El dolor que sentía la obligaba a gritar. Pero esta vez ella buscaba alguna verga para, por voluntad propia ponerse a chupar.

—¡Eso hija de puta, abre bien esa boca!

—¡Te lo dije! ¿No te lo dije? Esta perra es una puta al derecho y al revés!

—¿Te gustan los negritos, verdad pendeja?

Las piernas le temblaban, sabía que otro orgasmo se acercaba. Ella cabalgaba sin parar y recibía tremendas nalgadas de ellos.

—Eso, muévete perra!

—¡Vamos a llenar su carita!

—¿Te gusta la leche hija de puta?

Con la boca llena de verga, Andrea asentía. Le encantaba la sensación de los chorros calientes en su cara. Aunque nunca había recibido más de uno. Tres, como ese día, sería algo nuevo para ella.

Y los negros estaban que reventaban después de tanto perforar sus agujeros a placer. Así que la pusieron de rodillas y le gritaron que cerrara los ojos. Pero una cachetada la hizo reaccionar.

—¡Haz la cabeza hacia atrás me oíste, no quiero que escurra todo!

—¡Haaay!

—¿Entendió?

—Siii

En cuanto acomodo la cara sintió un gran disparo de semen, sintió como le atravesó desde el mentón hasta la frente y luego otro, y otro. Parecía que no acabarían nunca. Tenía la cara bañada en semen y apenas había sido el primer negro.

—¡Así se hace hermano, mira como la dejaste!

—Cabron, está muy rica esta pendeja!

Otra carga intensa de semen le cayó sobre lo que ya tenía, la sensación pegajosa era inevitable. Aunque tenía los labios sellados, sentía el sabor colándose a su boca. Cuando sintió el tercero, sus párpados pesaban.

—Pásame su celular de esta cabrona!

—¿Se lo vas a robar?

—Noo, unas cuantas fotos, nada más. ¿Cuál es la clave para desbloquear?

El negro de rastas le vaciaba las últimas gotas de semen en la frente.

—¿Cuál es el puto código, cabrona?

—Cerrop! Doossp! Cerrrop! Treeeshaagh!

En cuanto abrió la boca el semen se introdujo en su boca y ahora estaba tragando una parte.

—¡Mira que linda se ve con la lechita en la cara!

—Casi ni se le ven los ojos a la perra!

Aunque quería limpiarse el rostro, sus manos seguían atadas a su espalda. Pero podía escuchar el sonido de la cámara de su teléfono.

Cuando los negros acabaron de llenar su cara de leche, la desataron y le dijeron que si iba con la policía a denunciarlos, la iban a matar. Completamente adolorida, ella asintió y dijo entre dientes que no le iba a decir a nadie.

Andrea estaba... Destrozada.

Los 3 hombres se vistieron y salieron de su casa. Andrea se acostó en el suelo de su habitación y se quedó profundamente dormida. Al día siguiente, despertó aún tirada en el suelo, con la cara llena de semen ya seco, adolorida de sus agujeros, se fue a duchar. Recorría cada parte de su cuerpo y recordaba la brutal cogida que recibió a manos de esa pandilla de negros.

Andrea faltó por dos semanas al gimnasio, pasadas estas semanas, y con toda su fuerza de voluntad se convenció de regresar al gimnasio para poder encontrarse con los negros, esos que la tuvieron secuestrada. Se vistió con una mini falda azul, un top del mismo color y tenis para la deportivos, sentía como el aire le recorría las piernas y se colaba pues no llevaba nada debajo de su top ni de su falda. Decepcionada al no verlos preguntó por ellos.

—Disculpa, ¿sabes dónde están los negros?

—Recién dejaron los aparatos, seguro están en las regaderas. Ten cuidado, esos tipos me dan mala espina.

—No te preocupes y gracias.

Camino fingiendo una sonrisa, con una mezcla de miedo y de adrenalina, pensando si en verdad quería repetir lo que le habían hecho. Segura de sí misma, de su decisión, llegó a las duchas y vaya sorpresa, se fue encontrando con Big Daddy.

—¡Mira lo que llegó pana!

—¡Hola!

Se acercó para saludarlo y a invitarlos a su casa porque no había nadie, con una voz de niña mala se acercó aún más a aquel negro y le susurró en el oído que se sentía bastante sola y que necesitaba un poco de compañía de sus otros amigos.

—¿Quieres que vayamos los tres pequeña puta malparida?

—Si

—Rome no está, pero DJ y yo ta pasamo a ver

La jalo y le apretó una nalga con su mano, y la metió al vestuario.

A esa hora, el gimnasio ya estaba totalmente vacío por lo que las duchas estaban igual de vacías. Entró al vestuario con un poco de temor por si regresaba alguien a ducharse, se moriría de vergüenza si la sorprendieran dentro del baño de hombres. Cuando DJ la vio ahí parada con su minifalda, le sonrió un poco extrañado. Andrea lo saludo con un beso en la boca y le susurró al oído.

—Me han dejado muy sola en casa!

—¿extrañas a tus negros mami?

—Quiero tenerlos de nuevo en mi casa, y voy a estar sola en casa.

—Mami, que me doy una ducha ya verás como te meneamos!

DJ se quitó la camiseta mostrando su musculoso torso mientras Andy se lo comía con la mirada, sin darle importancia se quitó el pantalón mostrando su ajustado bóxer que para el deleite de ella, se marcaba un paquete enorme. Cuando se quitó el bóxer pudo ver aquella verga enorme, casi del tamaño de su brazo. Y se lubricó un poco al recordar que lo había tenido dentro todo.

—Hoy tendrás compañía hija de puta!

—¿gracias?

Big Daddy a sus espaldas le miraba el culo, DJ salio de la ducha y le dijo.

—ya Listo, vámonos!

—Venga pues, ¿tienes hambre nena? ¿Llevamos algo?

—No no no, Yo les cocino.

Andrea viajaba en el asiento trasero, levantó su falda y les dejó ver su rajita, le dijo que ella haría la comida en su casa ya que sus padres no estaban, mientras se ensaliva un dedo y se frota el clítoris.

—Tremenda zorra mi nena!

—Te dije pana, está es una púa bien hecha.

—Mira como me pusiste, ven tócalo.

Big Daddy riéndose morbosamente jalo la mano de Andy, aprisionada con la suya en su enorme paquete. Podía sentir el enorme grosor sobre la tela del pantalón deportivo. Su otra mano la dirigió a sus muslos, deslizándose a través de su falda hacia la rajita de Andrea que empezaba a mojarse y vaya que bien mojada por aquella situación.

—Mete tu dedo papito!

—¡Ya estas húmeda mamita!

El continuó llegando a su afeitada rajita, que estaba más que empapada, sus jugos empezaron a mojar el asiento de piel de la camioneta de DJ, al tocarla volvió a resoplar, y dirigiéndose a su amigo, le dijo sonriendo.

—¡Que nos sacamos la lotería papi!

—Te lo dije webon!

Soltó la mano de Andrea para desabrochar su bragueta, sacando ya semi dura su enorme y gruesa verga, le jalo la cabeza para que ella se la chupársela ahí en la camioneta. Ella como una puta sumisa y con la complicidad de la noche en el interior de la camioneta, bajo la cabeza para comenzar a lamer su enorme glande, brillante y duro, que se asomaba con parte de su suculenta verga por aquella cremallera abierta, él respondió con un suspiro de alivio ante la primer chupada, mientras que su mano y dos de sus dedos se escabullían en su goteante y empapada rajita bien rasurada.

DJ bajo el espejo retrovisor para no perder detalle de la situación, diciendo, que él también quería participar.

—Mira que boquita mami!

—Lo mama de puta madre!

En un minuto, la separo de su verga, tan deliciosa con la que se estaba atragantando, retiró su mano de su conchita para soltar todo su pantalón y bajarlo hasta los tobillos, mostrando sus afeitados huevos que rápidamente tomó para degustar junto a su enorme verga que ya estaba en buena forma, gesto que él agradecía con suspiros y gemidos.

—Ya casi llegamos nena!

Cuando llegaron a la casa de Andrea hicieron una pausa al calentón, para entrar al garaje y subir a la casa, ya casi sin decir nada ninguno de los tres, deseando este tiempo se acortara para comenzar con la faena sexual que se presumía lujuriosa y placentera. Mientras Andy subía los escalones, los mismos por donde la obligaron antes, ellos iban aflojando sus ropas, que fue cayendo al suelo camino a la habitación.

—¡ESPEREN! Déjenme recojo un poco el desorden que tengo ahí dentro!

—Bueno…

—loca hija de puta!

Andrea entró a su habitación, escondió sus juguetes, y se desnudó por completo, se acostó boca arriba en la cama con sus piernas bien abiertas, mientras una mano iba a su boquita y lamía delicadamente tres de sus dedos, la otra fue directamente a su rajita, empezó a sobarse y después, les grito a sus machos que podían entraran. La imagen era de lujo, ella acostada en la cama desnuda, con su rajita pidiendo ser destrozada, y delante dos negros con sus enormes mástiles, los dos con un tamaño descomunal.

DJ se acercó a ella ahora con mirada lasciva y tras acariciar sus muslos suavemente, saboreó con su experimentada lengua aquella conchita, la hizo levantar la cadera con tal fuerza que su nariz se clavaba en su abierta y mojada raja, suplicando fuese despacio pues no quería acabar ahí mismo.

Big Daddy no perdió el tiempo, se arrodilló a lado de Andrea y empezó a chuparle las tetas. Una de las manos de DJ, fue directamente a pellizcar los duros pezones de Andy.

—¡Que ricos negros, mis negros

—Que rica panochita hija de puta!

Viendo que ella no aguantaría mucho, DJ se detuvo, se incorporó y se arrodilló a lado como lo hizo su amigo, le ofrecieron sus negras y gruesas vergas para que chupara a la vez, cosa que ella agradeció aunque ciertamente le dedicó más tiempo a la de Big Daddy, con aquella cabeza gorda, era muy placentero chupar, además sus enormes y colgantes huevos al estar afeitados, pedían ser acariciados con la mano, aunque también se llevaban algún chupetón que el agradecía con fuertes gemidos de placer.

—Métela en tu boquita putita!

—Que rica lengua webona!

DJ bajó a su rajita y se puso a comer donde antes su amigo había estado devorando, y esta vez ella no pudo resistir y le dio su primer orgasmo.

—aaaah! Aaahhh! Si que rico haaa!

Sus ojos se pusieron en blanco mientras sus fluidos le caían a DJ en su boca, que fue celebrado por Big Daddy como si él lo hubiera recibido, y ciertamente parte de culpa la tenía, pues estar comiendo aquel monstruo que ahora brillaba y estaba terso, la había hecho explotar en unión a la experta comida de raja.

—ahora por favor cógeme y tú también, quiero ser su perra!

Andrea se acomodó sobre la cama, ahora esperando a ver quién de los dos la montaba primero, no dejando de tragarse la verga de Big Daddy al que no perdía ojo, pues la tenía anonadada aquella verga gruesa. Y trataba inútilmente de meterla toda en su boca.

—Ya sabe lo que tiene hacer mal parido!

—a la orden Big!

Andrea miro a DJ algo sorprendida y este tumbándose sobre la cama la llamo para que se sentara de espaldas sobre su verga, el cual sabiamente dirigió a su culito, y con sumo cuidado la fue penetrando, ante el deleite de Big Daddy que miraba como la penetraban como si él fuese el que lo hacía, viendo además que la verga de su amigo entraba con relativa facilidad, intuyendo con su mirada también que ella ya se había preparado y había practicado para ese momento.

—Te vamo a tratar como la puta que eres mami!

—Perra de mielda!

Andrea se tumbó sobre el torso de DJ esperando la acometida de Big Daddy, pero este sabiamente la demoro un poco, pues arrodillándose sobre su abierta concha, comenzó otra vez a comer, esta vez se ayudó con algunos dedos que con experta maestría iba metiendo y dilatando más, aquella conchita empapada.

—haaaa! Que rico! Chúpala cabron! Siii! Haaaa!

En esta posición le llego su segundo orgasmo, siendo esta vez la boca de Big Daddy, la agraciada.

—Que rico sabe mi putita!

—mmmm que rico!

Después de chupar todo el orgasmo, él se incorporó rápidamente y tras tomar con su mano su enorme y gruesa verga, la acerco a su hambrienta rajita, que suplicaba ya ser embestida, y tras unos sabios restregones de su cabeza para tomar jugos y lubrificarse, se la clavó toda hasta el fondo de una estocada, dejándose caer sobre el cuerpo de Andrea, ella sintiéndose empalada por aquellos dos sementales que con ritmos brutales estaban perforando sus dos agujeros.

—Le están entrando las dos a esta hija de puta!

—Tragona! Come vergas!

—siii siiii! Más fuerte!

Se sentía prisionera de ése par de negros que la estaban taladrando con maestría y sabiduría, pues no tardó ni diez minutos en comenzar con sus sesiones multiorgasmicas, producidas por aquel monstruo que perforaba su rajita como si fuese la primera vez que era desflorada, aunque tenía que reconocer también que las embestidas de DJ por detrás le estaban dando un tremendo placer.

— haaaay haaaa! Ha ha ha!

Sus ojos se volteaban cada que sentía un órgano llegar, luego de unas largas embestidas en esta postura y antes de que se corriera DJ, su amigo le pidió cambiar de postura, siendo Big Daddy el que se acostó sobre la cama tomando y montando a Andrea sobre su enorme verga, para tenerla sobre él, su mano fue ahora a sus nalgas buscando el ano de Andrea y tras meter tres dedos en él, para evitar este se contrajera, llamó a su amigo diciéndole que destrozara la raja de aquella puta y que él se encargaría de destrozar su culo.

—Vamo a ver si este culito aguanta más verga!

Como si fuera una coreografía su amigo comenzó una serie de brutales embestidas que hacían que su cuerpo cayera más sobre el de Big Daddy, clavándose más adentro su verga que sorprendentemente lucia dura como una piedra, ella se puso a pensar que seguramente se ayudaba de algún producto para poder mantener aquella dureza, pero le daba igual, ella lo que quería era poder disfrutar de esas vergas en toda su plenitud, y ciertamente lo estaba haciendo.

Pasaron unos 20 minutos de gloria, lujuria, y un placer demoledor, en esa postura cuando Big Daddy aceleró su ritmo avisando de su inminente inundación de nata en el trasero de Andrea, que agradeció con suspiros y gemidos que fueron silenciados por los labios de su otro amante, mientras este con sus manos seguía estrujando sus pechos a los que sus dedos pellizcaban con una clase que la tenía derretida de placer.

—Que rica colita pendeja haaa que rica cola… puta!

Esa noche, Andrea se sintió como el relleno de un sándwich, del que un par de negros estaban dando cuenta con exquisito gusto. Cuando finalizó y soltó Big Daddy toda su leche, retiro su gruesa verga del culito de Andrea, momento en el que DJ la giró, tumbándola sobre la cama, quedándose el encima de ella, todo este movimiento sin sacar su verga de su agujero, ahora siendo el, el único que la tenía poseída.

—Haaa haaa siii sigue siii!

Comenzó a bombearla con una fuerza y ritmo, a la vez que su cadera se movía como si bailara una lambada, dándole tanto placer que Andrea sufrió perdidas de conciencia y de lucidez, pues balbuceaba y gemía sin sentido, ante aquellas penetraciones brutales de verga.

—Eso putita! Gócelo perra!

Ella como podía miraba a Big Daddy que a la vez miraba de pie, como su amigo la destrozaba a embestidas con tanta fuerza y goce que lo tenía extasiado, este no dejaba de jalarse su apagado miembro como deseando ponerlo pronto en función para volver a cogerse a aquella puta.

De pronto, ella notó que su amante aflojó un poco el ritmo, comenzando a tensar y arquear un poco la espalda y antes de darle su leche, la saco de su raja y de una estocada la hundió hasta el fondo de su culo, inundándola con un aluvión de leche dentro de aquel destrozado pero agradecido ano, con tanta fuerza y cantidad que este por las fisuras que dejaba su enorme verga, desaguaba parte de esta. No le cabía más semen dentro del culo.

Andrea ya no estaba consciente, no era capaz de mantener el aliento ni un musculo de su cuerpo en tensión, era como un bulto de carne muerta que se había quedado inerte sobre la cama. La cantidad de mini orgasmos que ella había tenido seguidos era lo de menos y el número difícil de contar, pues a ella le pareció uno solo y de larga duración, como si todos se hubiesen comprimido en veinte ó treinta minutos y durante ese tiempo estuviera en la cúspide del placer.

DJ sacó después de recobrar el aliento su ya flácido pero grande miembro, tumbándose a lado de ella para volver a su ritmo de respiración normal, ya que también se le notaba jadeante y agitado.

—Está nena me pone duro!

—¿está desmayada?

Hablaron entre ellos como recordando viejos tiempos, pero Andrea seguía casi sin conciencia y apenas escuchaba sus palabras. Viendo el lamentable estado de su perra, Big Daddy la arropó y le dio una nalgada, dejándola dormir un rato sobre la cama mientras ellos se duchaban, hasta que los tres sintieron que la piel se les erizaba.

¡YA LLEGAMOS ANDY! ¡¿DONDE ESTAS?!

Rápidamente los escondió en su closet y se puso su pijama. Bajo a cenar y como pudo se retiró de la mesa.

—¿Que te paso? ¿Porque caminas así amor?

—Me caí y me duele la cadera mami, seguro mañana amanezco bien.

—Hay hija, descansa.

—Si mami, buenas noches!

Entró a su habitación y sus dos negros seguían escondidos. Abrió la puerta del closet y se arrodilló. Les mamo la verga, hasta que su garganta sintiera los estragos, cada que ellos hablaban, Andy les hacía la seña de silencio. Cuando logro tener la leche de ambos en su boca, se las mostró y luego la trago por completo.

—Salgan por la ventana, los veo mañana.

—Perra puta te amo!

—Mamita rica.

Se despidió con un beso apasionado de Big Daddy, esperando con ansias su siguiente encuentro.

@MmamaceandoO

(9,86)