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Cogiendo con mis dos hijos (Parte 1)

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Me llamo Laura, soy una mujer caliente de 35 años, tengo dos hijos, Arturo y Alberto de 18 y 20 años respectivamente, cada uno de padre diferente. A Alberto el mayor lo tuve a los 15 años, es un chico alto, bastante blanco, algo rellenito, pero muy guapo e inteligente, Arturo es un atleta nato, alto moreno y fornido pero bastante tímido.

Como ya dije tengo 35 años y tengo un buen cuerpo, senos medianos y firmes y un gran culo paradito y muy caliente.

Recientemente me he dado cuenta de que cuando paseo por la casa con ropa corta o un camisón mis muchachos no dejan de verme, les veo las poyas endurecerse, sé que no debería incitarlos, pero no puedo evitarlo, me excita saber que dos hombres jóvenes me encuentran atractiva. Podrían tener cualquier jovencita, pero no dejan de verle el culo a su madre. Aquel día estaba muy caliente mi hijo menor había salido y el mayor estaba haciendo alguna tarea en el comedor me puse unas bragas de encaje y un camisa larga nada más, me puse a lavar los trastes dándole la espalda, podía sentir su mirada y eso me excitaba cada vez más, nunca habría llegado tan lejos de no ser por un largo periodos sin sexo, volteé a verlo y pude ver el deseo en sus ojos, vi el bulto bajo su pantalón y moje mis bragas. Me le acerqué y le hablé al oído, iba por todo o nafa.

—cariño si sigues así te va a explotar la poya.

Y me regresé a seguir lavando trastes, conté exacto 5 segundos cuando lo sentí cercarse y darme un gran arrimón, sentí su poya dura empujando mi trasero, me habló al oído.

—mama, me pones muy caliente y si no me ayudas definitivamente me va a explotar la poya por culpa de este culo hermoso y caliente.

No podía dejar que mi primogénito sufriera de esa forma así que me di la vuelta, me puse en cuclillas y le saque la poya del pantalón, era blanca rosada, no muy larga, pero si ancha, deliciosa, dura como piedra, la vi y volteé a ver a mi hijo, todo un hombre ya, le di un lambetazo desde la base hasta la punta, volví a verlo, parecía que su mayor fantasía se estaba cumpliendo.

Me la metí por completo en la boca y comencé un mete y saca, lamiendo por completo ese pedazo de carne caliente.

—mmm, ahh, mama! Oh Dios no sabes cuántas veces me la jale imaginando este momento. —Me dijo.

Esto me excitaba aún más, me tomó por el pelo y empezó a follarme la boca, me la metía hasta el fondo la sentía en la garganta cuando empezó a temblar, supe que estaba por terminar y en ese momento sentí toda su leche en mi garganta, la trague por completo y comencé a limpiarlo todo.

Estaba por decirle alguna frase caliente cuando se escuchó la puerta, mi hijo menor llegaba a casa, se subió el pantalón y me dijo al oído:

—seguiremos luego mami.

Salió de la cocina y saludo a su hermano. Seguí lavando los trastes pensando en cuanto deseaba continuar con ese "encuentro", sentía de nuevo como me veían el trasero, volteé y vi a mi hijo menor que trató de disimular en cuanto me vio.

—parece que mi hermanito tampoco puede dejar de verte el culo, sé que también se la jala pensando en ti, lástima por él porque ese culo va a ser mío. —Me dijo Alberto.

—cariño, debes ser compartido con tu hermano. —Le conteste en tono pícaro.

Lo vi que llamo a Arturo a su habitación y luego de un muy buen rato Arturo volvió a sentarse en la mesa haciéndose el loco, no dejaba de verme y yo no podía dejar de volteé a verle el bulto, traía una pantalonera deportiva y visiblemente se veía más dotado que su hermano mayor. Decidí dar el paso, me le acerque y le hable al oído.

—cariño si sigues así te va a explotar la poya.

Regrese a los trastes y comencé a contar en voz baja, Arturo duro 10 segundos en venir a rempujar su poya en mi culo y duro un rato antes de hablar, pero cuando hablo lo hizo mucho más desesperado.

—mamá mira como me tienes, todas las noches me la jalo pensando en ti.

Sonaba desesperado, dolorido, caliente. No pude escucharlo sufrir así, me volteé, me puse en cuclillas y le saque la poya dura como roca, larga, negra y con las venas marcadas. Se la mame de inmediato, la chupaba como si fuera un dulce, le veía la cara de satisfacción y me sentía la zorra más puta de la tierra, entonces, en el marco de la puerta de la cocina vi a Alberto nos veía desde ahí, con la verga de fuera, masturbándose, me veía mamar la pija de su hermano, que me entraba en el fondo de la garganta provocándome arcadas, me veía disfrutarla. Arturo empezó a tener espasmos y sentí los chorros de esperma, gorgoteaba, un chorro tras otro y yo trataba de tragarlo tan rápido como podía.

Cuando me levante mi hijo menor me abrió la camisa descuento mis senos y empezó a tocarlos, me acariciaba desesperado, y empezó a chuparme un pezón y sentí a mí hijo mayor acercarse, me manoseo los senos y comenzó a chuparme en otro pezón, tenía a cada hijo prendido de un seno, y Alberto comenzó a acariciar mi clítoris.

—estás muy mojada zorra.

Sentía las poyas de mis hijos en las caderas, era una zorra sin lugar a dudas y me encantaba, estaba tan excitada.

—me vengo, oh!

No termine de decirlo cuando Arturo sin previo aviso se puso de rodillas y metió su lengua en mi concha encharcada, me lamía con calma y después rápido, no dure mucho cuando me vine como nunca antes.

Después de eso, nos fuimos a la habitación...

 

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