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Nuestra amiga argentina y el pendejo (01)

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Nota del autor: Iba a ser un único relato pero al final he decidido dividirlo en 7 relatos. Será una serie de siete relatos de las aventuras de nuestra amiga argentina con un pendejo al que lleva 6 años pero que resultará muy lanzado.

Siempre digo lo mismo, contar lo que hago por acá es como un desahogo, me gusta hacerlo, aparte es como revivirlo de nuevo.

Para que entiendan, lo que pasó, les cuento, que yo vivo en un barrio que son todas casas, y donde la gente que camina por ahí, es porque vive ahí, no es una zona de paso. Bueno la cosa es que varias veces me cruce con un pendejo, si un pendejo pero re lindo, de esos que a mí me pueden, rubiecito, ojos celestes, no muy alto, y lo vi varias veces con la novia (bah suponía que era la novia, también pendeja porque estaba con ropa del colegio).

La cosa es que hoy me iba a quedar estudiando, y me quede sin cigarrillos y en el único lugar que venden es en una estación de servicio que está en la avenida (a 4 o 5 cuadras de casa), no hacía frío a la tarde, así que salí como estaba vestida, un shortcito de jean, zapatillas y un buzo. Me cruzo al pendejo, me pide fuego, le doy, y me empieza a chamullar, me decía que ya me había visto un par de veces por ahí, yo le digo que también, le pido un pucho y nos quedamos hablando boludeces un rato largo, no sé, más de 40 minutos, porque nos fumamos un par de cigarrillos, hasta que dejaron de ser boludeces lo que hablamos, que fue más o menos así (el pendejo se llama Martín):

Yo: pero ¿qué edad tenés nene??

Martín: 18 ¿y vos?

Yo: 24, sos un bebe jaja

Martín: no creas nena, a veces no soy tan bebe

Yo: si, pero te veo con tu novia que todavía va al cole.

Martín: si, pero ya termina, si te pregunto si te da para ir a tomar algo, ¿qué me decís?

(¡Re zarpado el pendejo!, aparte estaba con una remerita, le vi los bracitos, pocos pelitos como a mí me gusta, el cuerpo marcado, y no podía de dejar de pensar en cómo sería su pija, me la imaginaba blanquita y linda como él).

Yo: nene, estás de novio y yo también, me parece que no da que alguien nos vea, ¿no?

(Sé que con eso me fui a la mierda, jaja, pero pensaba que iba a arrugar.)

Martín: bueno linda, si querés podemos ir a un lugar que no nos vea nadie.

Yo: no te entiendo nene.

(La verdad que ya estaba mojada, sabía que era una locura, pero quería que me cogiera, les repito, es re lindo el pendejo y no me quería quedar con las ganas.)

Martín: si, linda, me entendés bien jaja, sos re linda pendeja y esas piernitas que tenés me vuelven loco.

Yo: pero solo salí a comprar puchos.

(Trataba de hacerme la boluda con un pendejo de 18 años jeje)

Martín: te animas, ¿o te vas a cagar? Jeje, tengo el auto a una cuadra, vamos.

Y se me acerca y me da un tímido beso, que me sorprendió, y no lo pude rechazar, y se lo respondí con un beso de lengua (el pendejo se jugó y eso me gusta).

No hizo falta para que le diera mi respuesta, solo me dice “vamos”, nos subimos a su auto y encaró al telo más cerca que había, la verdad es que todavía no podía creer lo que estaba haciendo, salí a comprar cigarrillos y me iba a terminar cogiendo a un pendejo, que desde la primera vez que lo vi me calentó y mucho, un nene hermoso, no me voy a cansar de repetirlo.

Bueno, llegamos al telo, lo normal, nos matamos a besos, nos empezamos a sacar la ropa, y cuando lo vi, pufff, HERMOSO, pocos pelitos y rubios, una pija blanquita, pero no tan pequeña, por lo que no pude evitar ponerme de rodillas y empezar a acariciarla, primero la acaricie con mis dos manos, después la empecé a besar, le pasaba toda mi lengua, le empecé a besar nada más que la puntita hasta que de a poco me la empecé a meter toda en la boca y él me empujaba más mi cabeza para que me la coma ¡toda!

Nos acostamos en la cama, le beso todo ese lomo hermoso y marcado que tiene, se lo muerdo, me lo quería comer, hasta que llego de nuevo a su pija y se la chupo de nuevo, hasta que me subo arriba de él, de frente, quería ver esa carita hermosa como gozaba cogiéndome, me clavo la pija en mi concha y empiezo a cabalgar sobre él, y me empecé a mover como una zorra, el me tocaba, me acariciaba, me amasaba las tetas, y yo como buena puta le decía: “¿Te gusta bb?” “si, me volves loco, no pares”, es lo que me decía él, y así seguimos hasta que acabamos los dos juntos, explotando de placer.

Me acosté al lado de él, y nunca dejamos de tocarnos, así que a los cinco minutos le pongo la mano en su pija y ya se le empezaba a parar de nuevo (claro era un pendejo lleno de lechita), me tiro sobre su pija hasta que ya la tenía parada de nuevo, nos acomodamos para un 69, con su boca me empezó a comer la concha y yo tenía esa hermosa pija blanquita en mi boca toda para mi, que no me cansé de besarla y chuparla.

Me da vuelta y me empieza a besar la cola, ¡con mucha timidez lo hacía! Eso me sorprendió, con mis jugos se anima a ponerme un dedo (la verdad es que empecé a pensar que nunca había hecho una cola), cuando me mete el dedo le digo: “si bb, hacelo asi, me gusta”, yo en cuatro ya entregándole mi cola, ¡y estaba dispuesta a hacerlo!, me mete un dedo de a poco hasta que me lo mete entero y mis gemidos ya decían que me gustaba lo que me hacía, yo estaba re caliente, le digo: “ponemela” y me dice: “¿estás segura?” “si pendejo métemela haceme la cola, me gusta”, y me la empieza a poner, me dolió, (después me confesó que era la primera vez que hacía una cola) pero no me importaba, quería que me cogiera, quería sentirla adentro.

De a poco, pobre, con cuidado de no lastimarme me la empezó a meter y yo le decía: “toda pendejo métemela toda” hasta que me la metió toda, ayyy me dolió, pero el placer y las ganas de ser su puta eran mayor, y me empezó a bombear por la cola, yo habría cada vez más mis piernas para que me la pueda meter mejor, obvio, volvió a acabar al rato ¡y yo también!

Nos quedamos otra vez acariciándonos, hasta que hago lo mismo, se la empiezo a tocar se le para de nuevo y me coge otra vez.

En dos horas el pendejo acabó tres veces yo también.

Mi celular había sonado varias veces, era mi novio, pero como ayer discutimos, cuando llegue a casa lo llamé, le dije que no sea tan pesado que cuando me enojo no me rompa las bolas, al final nos arreglamos, yo sabía que iba a pasar eso, sé que está muerto conmigo y eso lo aprovecho, nos arreglamos a la noche salgo con él, otra vez dos pijas en un día.

Espero que el pendejo no sea boludo y no cuente lo que paso, me prometió que no lo iba a contar porque él también está de novio.

 

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