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Mi esposa tuvo sexo con otro cuando éramos novios

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Una historia real.

Es en mí un pensamiento recurrente y me obsesiona que mi esposa haya tenido sexo con otro cuando estábamos de novios. Ella misma me cuenta ahora que llevamos muchos años de casados que en aquella ocasión en que debió viajar a una lejana provincia del norte donde vivía un familiar, tuvo una aventura con Sergio, un chico que conoció a poco de haber llegado.

Fue su hermano quien los presentó y al conocerse salieron un par de veces a comer y a bailar. En una de esas noches y por un conflicto entre su hermano y la esposa, ella se quedó a dormir en casa de la familia del muchacho y fue cuando en medio de la fría madrugada, mi novia despertó sorprendida al ver que el jovencito se le metía en la cama. Me cuenta que enseguida comenzó a besarla y que ella aún medio dormida le correspondió, no sabe por qué.

Mientras se besaban él le bajaba la bombacha y ya encima de ella comenzaba a empujar con su miembro tieso y caliente para penetrarla, aunque Sussy asegura que no lo logró. Esta situación al parecer duró solo unos minutos y el joven sin haber logrado meterle su miembro se retiró de encima de mi novia para salir rápidamente de la habitación. Ella me cuenta que enseguida se acurrucó y se durmió confundida y arrepentida.

Al otro día, mi novia se vistió y salió para compartir unos mates con la mamá del chico. En ese instante, él la llamó desde una oficina contigua donde ordenaba algunos trabajos de su padre. Cuando Sussy llegó ahí, el muchacho la tomó con sus fuertes brazos y la alzó para depositarla sentada sobre el escritorio, y mientras la besaba en la boca dulcemente le iba diciendo "perdóname... perdóname...", refiriéndose seguramente a la incursión realizada a la habitación de mi novia durante la madrugada.

Sussy dice que nunca más volvió a pasar nada aunque se encontraron un par de veces y salieron a tomar algo.

Cuando hablamos de eso, se muestra confundida y arrepentida. Dice que es algo que le duele recordar porque me falló. No sabe por qué lo hizo. Está convencida de que yo no merecía aquello y que nunca debió permitir que Sergio abusara de ella intentando penetrarla mientras la besaba y la acariciaba, con el agravante de que ella le correspondió a esas caricias y besos.

Llevamos muchos años de casados y la amo con locura. Somos muy felices y tenemos sexo de una forma maravillosa. Pero siempre aparece en mi mente ese recuerdo. Esa aventura que mi esposa tuvo en su juventud y que no puedo olvidar. Creo que es una obsesión y no una preocupación. No sé si es malo o bueno lo que me pasa.

Hay momentos en que no puedo quitar de mi mente las imágenes de mi novia en la cama con ese chico encima tratando de penetrarla mientras se besan apasionadamente.

Sé que aquello fue el producto de una aventura de juventud. De una noche de calentura en donde el hombre trató de sacar el mejor provecho. Nunca la condené ni creo que por eso sea una mujer infiel. Es sólo que siento como que aquel macho dejó sus marcas o sus huellas en la piel o en la mente de mi mujer, y eso me lleva a recordar todo lo que me confesó.

La historia es bastante más extensa y la cuento aquí algo resumida. Sólo quisiera que sea publicada cuanto antes y que alguien me sugiera qué hacer. Cómo manejar esto en mi mente:

Sus padres no me querían y nos costaba mucho estar juntos. De vez en cuando su papá la enviaba a esa provincia del norte donde vivía su hermano, quien se había casado allí hacía poco. La enviaban para tratar de separarnos, para castigarnos. Lo que hacían nos amargaba y ciertamente ponía en riesgo nuestra relación.

La verdad es que nos queríamos mucho y nos deseábamos. En algunas oportunidades llegamos a tener sexo superficial con mucha pasión aunque nunca llegué a penetrarla porque quería cuidarla y atesorarla para el matrimonio. Una noche me metí en su cama cuando estábamos de visita en casa de sus parientes, y entre caricias y roces íntimos la mojé toda porque no me pude aguantar. Recuerdo que ella casi enloqueció de placer mientras me susurraba al oído la delicia que experimentaba con eso tan rico.

Mi novia Sussy siempre fue una rica piba, muy atractiva y deseable. Pienso que eso generó mucho interés en algunos amigos que su hermano tenía allá en el norte, y por eso se dio la ocasión de que estando ella de visita, salió con su hermano y su cuñada a bailar, junto con uno de esos amigos llamado Sergio, quien según luego me contó, desde hacía tiempo le venía haciendo propuestas. Esa noche en el boliche además de bailar apretados, se besaron y les subió bastante la temperatura a ambos. No hubo caricias íntimas pero sí mucho roce y pudo ella sentir al contacto a través de la ropa, que el jovencito estaba muy excitado.

Cuando llegó la hora de marcharse fueron todos en taxi hasta la casa de los padres de Sergio y allí pasaron largo rato reunidos charlando entre café, bromas y chanzas. La oportunidad probablemente fue propicia para crear o afianzar el vínculo con el joven, aunque Sussy asegura que nunca despertó en ella emoción alguna como para pensar en tener una relación.

Por esos días los recién casados tenían algunos conflictos y una noche en que la situación se tornó mucho más violenta entre ellos, mi novia decidió ir a la casa de la madre de Sergio con quien tenía una excelente conexión pues la señora la quería y siempre le brindaba atenciones. Estando ya en esa casa, nada más haber llegado le contó a la mujer lo que sucedía y la invitaron a pasar allí la noche. Así, mi novia ocupó el cuarto del hermano de Sergio que en esos días estaba en otra provincia, lo cual le permitiría descansar tranquila.

Sussy se acostó y enseguida se durmió profundamente. Ella misma me cuenta que se sorprendió cuando en medio de la fría madrugada se le apareció Sergio en calzoncillos en la habitación y sin mediar palabra se le metió en la cama. En la silenciosa penumbra ella percibió cómo se le venía encima y la besaba con pasión. Cuando le pregunté qué hizo ella, me respondió que solamente atinó a abrazarlo respondiendo a sus besos. Es algo que no me queda claro porque siempre me explica que no sentía nada, que no estaba excitada pero que ella también lo abrazaba y lo besaba.

El momento ya se tornó excitante y apasionado, y el chico empezó a bajarle la bombacha deslizando la prenda rápidamente por las piernas de mi novia. Sin llegar a quitársela totalmente de inmediato le apuntó su miembro duro y caliente tratando de abrirle las piernas.

Me cuesta mucho entender esta parte porque Sussy me dice que no sintió que la penetrara aunque sí recuerda perfectamente que la cosa dura presionaba sobre su pequeño orificio y sobre sus labios vaginales sin depilar. Ella tenía 20 años igual que él, era virgen y por eso estima que de haberla penetrado le hubiese dolido y probablemente hasta habría sangrado. Sussy me jura que no sentía ganas ni fuego en la sangre aunque la situación no le disgustaba y tenía algo de agradable, y que si él hubiera insistido está segura que se habría entregado, porque se sentía absolutamente vulnerable en ese momento.

La situación que era por demás extrema, con jadeos encendidos, con besos y abrazos, su bombacha a mitad de las piernas y el miembro tieso y caliente que supuestamente no entraba, se prolongó por algunos minutos sin que ninguno de los dos pronunciara palabra alguna. Sussy podía percibir el perfume masculino y el aliento hirviendo del muchacho que por momentos parecía querer devorarle la boca en su locura. Repentinamente el chico se incorporó y moviéndose con agilidad desapareció rápidamente de la habitación.

Entre la sorpresa y sin haber despertado del todo Sussy se volvió a dormir hasta el otro día, que fue cuando se vistió y salió hasta la cocina para tomar unos mates con la mamá de Sergio.

Esa mañana mientras conversaba con la señora, escuchó que él la llamaba desde la oficina contigua donde por pedido del padre ordenaba algunos artículos y productos.

Al llegar allí, el muchacho la tomó con sus fuertes brazos y levantándola, la depositó sentada sobre el escritorio mientras la besaba dulcemente en la boca. En ese momento él le dijo “perdóname… perdóname…”, refiriéndose seguramente a la incursión que hizo esa noche a la habitación donde mi novia dormía.

En su confesión, Sussy me dice que después de eso, vino su hermano a buscarla, y que nunca volvió a estar con Sergio. Hace poco logré que de nuevo hablara conmigo del incidente y me pareció que inclusive está algo confundida, aparentemente no recuerda bien aquel tiempo porque ahora me dice que después de esa tormentosa noche volvieron a salir en un par de oportunidades sin que nada sucediera. Ese chico, asegura Sussy, pasó a ser solamente un recuerdo.

Han pasado los años y aún recuerdo que por propia decisión y arrepentida, en cuanto volvió de aquel viaje inolvidable, ella fue a mi casa y me contó sobre esa aventura. Aunque sentí una enorme bronca y despecho, yo decidí perdonarle el desliz. Creo y creí en ella y en su valiente actitud de ir a contarme lo que hizo. Estoy convencido que lo sucedido fue producto de su inexperiencia, de su juventud, de la ocasión que se presentó y de la pasión de esa noche, a raíz de una caliente situación que seguramente se generó en el boliche. Además, por esos días cuando viajó estábamos algo peleados por no sé qué cosas.

Llevamos muchos años de casados y somos muy apasionados al tener sexo. Cuando lo hacemos la disfruto y la deseo como si fuera la primera vez, y creo que también a ella le ocurre lo mismo. Pero me confunde una sensación de desesperación cada vez que pienso en la escena de aquella noche en la provincia del norte, con ese chico encima de ella intentando penetrarla y los dos besándose apasionadamente. Las dudas me asaltan y pienso que para no herirme, me ha estado ocultando algo mucho más intenso que vivió con ese muchacho. Es probable que hayan salido varias veces y que hayan tenido sexo en algunas otras oportunidades. Mi esposa era y sigue siendo muy linda. En su juventud; de verdad era un exquisito bomboncito. No agrego aquí una foto de ella de aquel tiempo porque sería dejarla en evidencia. Pero estaba muy deseable. En verdad, riquísima. Así es que no puedo concebir que un tipo deje escapar esa presa teniéndola a su disposición. No logro entender o interpretar lo que verdaderamente sucedió durante su estadía en aquella provincia. De repente comienzo a preguntarme si realmente él le hizo el amor espectacularmente y no me lo quiere decir, o si en verdad estaba tan confundida que no sabe exactamente qué le pasó. No tengo respuestas para varias preguntas que surgen en mi cabeza. Cómo es que estando encima de ella el tipo no aprovecharía para entrar apasionadamente con su miembro hasta lo más profundo, si ella misma me asegura que desde hacía mucho se volvía loco cada vez que la veía llegar. Y, si en todo caso no la penetró, cómo es que se fue de la habitación sin llegar por lo menos a eyacular encima de ella, teniendo en cuenta la locura y la pasión que tenía con mi novia? Sussy me asegura que cuando Sergio se le quitó de encima, ella no percibió líquido alguno sobre sus partes, sobre su vello púbico, o en sus muslos o en su vientre.

Han pasado muchos años desde aquel incidente. Inevitablemente me asaltan los pensamientos y comienzo a plantearme interrogantes sobre lo que realmente vivió Sussy con ese muchacho. Es probable que aunque ella viajó a esa provincia no muchas veces, hayan mantenido una relación mucho más intensa aprovechando cada momento. Estoy seguro que el tipo estaba dispuesto a todo y puede haberla convencido para que, estando ella alejada de mí, se dispusiera a vivir con él una relación amorosa que le hiciera olvidar los sinsabores y problemas que le acarreaba siempre el estar conmigo. Por momentos, llego a estar convencido de que Sussy tuvo sexo varias veces con él y que debe haber disfrutado algo nuevo con ese chico. Imagino que con todo el tiempo que él la tuvo disponible, le hizo conocer otras formas de placer, besándola toda entera y mojándola con su lengua por doquier, produciéndole orgasmos increíbles. De verdad no me cierra que Sergio haya sido tan torpe subiéndose encima de ella y bajándole solo un poco la bombacha. Yo imagino que le quitó la bombacha totalmente y que fue directamente a comerle su intimidad como no se la había devorado nadie. Ya sabemos lo que pasa cuando esos momentos calientes nos dominan. Con la lengua debe haber recorrido todos los exquisitos orificios de Sussy bebiéndose sus jugos y una vez extasiado, recién le debe haber metido su trozo tieso y caliente hasta el fondo haciéndole doler las entrañas y a la vez produciéndole una vibración y placer infinitos. Esa noche y otras noches, deben haber ocurrido muchas cosas. Sussy debe haber aprendido ahí a cabalgar a un hombre como sabe hacerlo ahora y hasta le debe haber extraído con su boca, los contenidos del miembro al muchacho. Seguramente pasaron cosas así y ella me lo ha estado ocultando siempre para no causarme dolor.

Sussy dice que no le gusta hablar de aquello porque considera que lo que hizo fue una pelotudez, que incurrió en una falta que yo no merecía. Preocupada y algo enojada me dijo que así como ella no me pregunta de mis aventuras de juventud, que no la torture preguntándole de eso que actualmente le resulta tan doloroso y desagradable. La última vez que hablamos de eso me dijo que es algo que quisiera olvidar para siempre.

La duda me carcome y a la vez el pensamiento me excita de tal modo, que hasta quisiera que Sussy volviese a vivir aquel momento. Confieso que el sólo imaginar lo que pasó aquella noche, me ha llevado varias veces a excitarme como si fuese de nuevo un jovencito.

Es probable que lo que cuento parezca una locura. Hace poco viajé con ella a esa provincia donde aún vive su hermano, y lo hice con la esperanza de encontrar a ese tal Sergio. Logré saber dónde es su casa, y de hecho me detuve a contemplarla desde la calle, porque fue ahí, en uno de esos cuartos donde él supuestamente le hizo el amor aquella noche. Viajé con la oculta intención de descubrir un poco más del asunto. Tenía inclusive la esperanza de que al estar allí, Sussy comenzara a contarme con más detalles lo que sucedió y que se animara a señalarme hechos y lugares. Pero nada de eso sucedió. Creo que ocurrió lo contrario y de algún modo mi esposa trató de evitar el tema y hasta comentó en algún momento, como al pasar, que todo estaba tan cambiado que ni siquiera recordaba por dónde había andado ella en aquel tiempo que estuvo de visita.

La historia es mucho más rica en detalles, pero he tratado de resumirla para poder contarla. Escribo ahora mientras ella duerme y tengo muchas ganas de ir a despertarla para hacerle el amor. Es una fría noche aquí.

Posiblemente alguien que lea este relato, aporte un enfoque, una opinión o algún elemento que me ayude a clarificar lo que a mi entender, es aún bastante confuso. Lo expresado aquí es absolutamente real y sólo los nombres he cambiado. Es algo que nos pasó y que por lo menos, a mí, me marcó para siempre.

Es probable que alguien pueda analizar esto que es mucho más extenso, pero que he tratado de sintetizar aquí. Me gustaría obtener a la brevedad un consejo, opinión o sugerencia sobre el asunto, lo cual me permitiría encontrar la calma y la comprensión.

La historia, lo aseguro, es absolutamente real. Me pasó a mí con mi esposa.

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