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El bloqueo de Catalina

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Muchos relatos están basados en hechos reales adornados con fantasías que nos gustaría llevar a cabo. Otros en cambio, son solo fantasías por cumplir, plasmando los anhelos del autor adornándolos con experiencias reales.

Este relato no se sale de la norma, una parte está basada en hechos reales y otra en los deseos del autor y/o la protagonista.

Que parte es real y cual no, queda a vuestra elección.

Espero que sea de vuestro agrado.

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Eran las tres de la mañana cuando abrió la puerta de casa y su único pensamiento, después de haber estado estudiando por mas de cuatro horas en la biblioteca de la facultad, era meterse en la cama y dejarse caer en brazos de Morfeo.

La verdad era que ese ritmo de vida estaba acabando con su vida social, pensaba mientras se despojaba de la ropa y se metía en la cama. Poco a poco, había ido perdiendo amistades e incluso a su novio. Su día a día, consistía en estudiar, estudiar y como no, estudiar. El sacrificio era enorme, pero a sus 23 años, tenía bien claro que si quería llegar a ser una buena cirujana, lo primero debían ser los estudios.

Al cerrar los ojos sobre la almohada, la imagen de Miguel, su novio... ex-novio, se corrigió mentalmente, se adueñó de su mente recordando la conversación que habían tenido semanas atrás cuando decidió terminar con ella, acusándola de dedicarle poco tiempo y que apenas se veían. Además, remató la frase diciendo que estaba seguro de que el motivo de no querer pasar mas tiempo con el, era que había una tercera persona. -Imbécil, -grito mentalmente. No había nadie mas, solo estaba el. Bueno... el y los estudios que, como ya le había repetido mil veces, era algo que no pensaba dejar de lado en ningún momento.

Incorporándose en la cama, maldijo su estupidez por pensar de nuevo en Miguel y haberse desvelado.

Incapaz de conciliar el sueño de nuevo, se levantó de la cama y se dirigió al salón. Tras sentarse en el sofá con las piernas cruzadas, tomó el portátil y, apoyándolo en sus muslos, levantó la tapa. El brillo de la pantalla la cegó momentáneamente, a la vez que la canción "Shake it off" de Taylor Swift comenzaba a sonar a todo volumen y comenzaba a reproducirse un video donde una rubia escultural, vestida con unas mallas y un top amarillo, arengaba a esforzarse al máximo con los ejercicios que iban a llevar a cabo y que harían que sus "pompis" estarían mas duros que una piedra. Rápidamente, puso el portátil en silencio y bajó el brillo de la pantalla, mientras recordaba como, antes de marchar a la universidad, había dejado preparado el portátil para, el día siguiente, hacer su rutina diaria de ejercicio. -Bueno, -susurró, - ya veremos si mañana seré capaz de hacerlo, porque, como no dé dormido...

Tras cerrar el video, pulsó sobre el icono del navegador y tecleo la dirección de una página de relatos eróticos, para continuar la lectura de una serie de relatos que la tenía totalmente enganchada. Dichos relatos trataban sobre un chica que tras ponerse en contacto con un hombre mayor que ella, comenzaba a vivir su sexualidad plenamente, olvidándose de los tabúes impuestos por la sociedad y dejándose guiar por el. La verdad es que estaba enganchadisima y todos los días se conectaba a ver si se había publicado el siguiente capítulo. De no ser así, los releía de nuevo y le encantaba imaginar que ella era la protagonista del relato e incluso, alguna vez, llegó a realizar alguna de las órdenes que recibía la protagonista. Lamentablemente, su cuerpo no reaccionaba igual que el de ella, ya que rara era la vez que conseguía llegar al orgasmo, se excitaba, sí, y mucho, pero el orgasmo se le resistía. Debido a sus estudios, sabía que era algún tipo de bloqueo emocional, al que, a su debido tiempo, pondría solución acudiendo a algún profesional en el medio, pero eso era algo que podía esperar. Lo primero eran los estudios.

Al fin un poco de buena suerte, tras ojear las últimas novedades, vio que se había publicado la siguiente entrega y sin perder un segundo, pulso sobre el enlace y se acomodó en el sofá para leerla.

Cuando terminó de leer, fue consciente de como su mano derecha había terminado colándose entre sus piernas y estaba acariciándose el clítoris por encima de la braguita, la cual acuciaba una gran mancha de humedad debido a su excitación, siendo esta incrementada por el calor proveniente del portátil apoyado sobre sus muslos. Cerrando los ojos, echó la cabeza hacia atrás al tiempo que aumentó el movimiento de su mano derecha. Apartó ligeramente la tira de la braguita y deslizó el dedo corazón en su vagina mientras la palma de su mano presionaba el clítoris. La mano izquierda cobró vida y ascendió por su tripa, levantando a su paso la parte de arriba del pijama y dejando sus pechos al descubierto. Continuo ascendiendo y los dedos corazón y anular acariciaron su cuello y lentamente se abrieron paso entre sus labios y comenzó a lamerlos imaginando que una gran polla se adueñaba de su boca. El ritmo de sus manos aumento considerablemente y tanto su coño como su boca estaban siendo follados brutalmente cuando empezó a sentir contracciones en su vagina anunciando la llegada del anhelado orgasmo.

- Joder, -consiguió decir a duras penas. - esta vez me voy a CORRER!!

Nada mas decirlo, se arrepintió ya que su mente hizo de las suyas y una vocecita llenó su mente, gritando en silencio, -No, no lo harás.

Trató de no hacerle caso, pero poderosa es la mente y tras unos minutos follándose salvajemente la boca y su coño con los dedos, cesó en el intento y sudorosa saco las falanges de su interior, respirando agitadamente, acostumbrada ya a quedarse a las puertas del orgasmo sin poder llegar a franquearlas.

Miró el ordenador y sin saber porqué pulsó sobre el nombre del autor, abriéndose el correo electrónico y le escribió unas líneas:

"Me encanta la saga que estás escribiendo. Me ha gustado muchísimo este último capitulo.

Espero con ansia la próxima entrega.

Un beso.

Catalina".

Las teclas del ordenador quedaron impregnadas de la humedad de sus dedos y aspirando el aroma de sus flujos pulsó sobre el botón de envío y seguido cerro el portátil y sudorosa como estaba se acostó de nuevo, logrando conciliar el sueño casi al instante.

A las 10 de la mañana, la alarma del móvil, interrumpió su sueño y forzándose a levantarse, abandonó la cama camino del baño.

Se sentó en el váter y mientras meaba, se paso las manos por la cara desperezándose y el olor de sus dedos le trajo a la memoria lo sucedido unas pocas horas antes arrancándola una triste sonrisa pensando en lo cerca que había estado de alcanzar el orgasmo.

Después de asearse, cogió unos minúsculos pantalones de deporte negros y un top rosa y se encaminó al salón dispuesta a llevar a cabo su rutina diaria de deporte. La verdad es que no tenía ganas de hacerlo, pero el ritmo de vida que llevaba, había pasado factura. Sin apenas tiempo para cocinar, las comidas las solventaba, casi siempre, a base de sándwiches en la cafetería de la universidad. Sándwiches que comía de cuatro bocados, camino de la biblioteca o de las prácticas del hospital, para no perder mucho tiempo y poder arañar unos minutos mas al reloj. Debido a la mala alimentación había engordado un par de kilos que deseaba quitarse de encima, así que diariamente, se obligaba a hacer ejercicio durante 30 minutos.

Se colocó frente al espejo y se retiró el pelo hacia atrás haciendo una coleta para que no le molestase y observó su reflejo en el espejo.

La imagen que este le devolvía le gusto. Unos ojos azules le devolvían la mirada e incluso así, con el pelo negro formando una apresurada coleta, se veía atractiva. Bajó la mirada a sus pechos, unos pechos firmes, duros, ni grandes ni pequeños, de proporciones perfectas con el resto de su cuerpo, que el gilipollas de Miguel no dejaba de acariciar siempre que tenia oportunidad. Sus caderas se habían anchado un poco debido a esos kilos de mas que había ganado, pero que pronto se quitaría de encima. Volteándose, miro su culo y azotó ambas nalgas con las manos mientras asentía para sí pasando ahora a estudiar sus piernas. Largas, estilizadas, con un poco de vello. Ups, tendría que poner remedio a eso después en la ducha ya que el buen tiempo estaba haciendo acto de presencia y las faldas volverían de nuevo a su armario. No tenía tiempo nada mas que para estudiar, pero eso no estaba reñido con verse atractiva.

Era guapa, lo sabía. Siempre decía que se consideraba una chica del montón, pero lo decía por no parecer presumida. Lo que mas le gustaba de ella era su mirada, sus ojos azules resaltaban en su rostro y ella lo acentuaba maquillándose los ojos con tal fin.

No retrasó mas lo inevitable, así que colocó el portátil sobre la mesa del salón y tras levantar la tapa restauró de nuevo el video de los ejercicios. Puso el volumen al máximo y mientras la instructora comenzaba su arenga, cogió la esterilla y la extendió en el suelo dispuesta a comenzar a sufrir.

Tras cuarenta interminables minutos, y el sudor empapando su ropa, dio por finalizada la rutina y enfiló el camino al aseo para darse una buena ducha y prepararse para un nuevo día de estudio.

Ya con las piernas recién depiladas, opto por ponerse una falda por encima de las rodillas y una camisa azul y se dispuso a abandonar la casa camino de la universidad. Al comprobar si llevaba todo en el bolso, un parpadeo en el móvil llamó su atención y lo desbloqueo para leer el mensaje que había recibido, seguramente, del grupo de Whatsapp de la Uni.

Abrió los ojos como platos al comprobar que la notificación no era de ningún whatsapp, sino de un email recibido una hora y media antes, siendo el remitente del mismo el autor de la saga de relatos. Este, había leído su mensaje y la había contestado.

Sin saber porque se sintió nerviosa, y procedió a abrir el mensaje. No era largo, apenas unas líneas agradeciéndole el haberle enviado el email y alegrándose de que los relatos fuesen de su agrado. Así mismo, la instó a volver a escribirle aportando cualquier idea y/o sugerencia que tuviera bien a darle para incorporarla a algún próximo relato.

Catalina, después de leerlo un par de veces, le escribió un nuevo email dándole las gracias por haberse tomado su tiempo en contestarla y que no hacía falta darle ninguna idea ya que la saga iba genial y que confiaba en que el próximo relato le gustaría tanto o mas que el último. Además, apostilló, diciendo que desgraciadamente ella le sería de poca ayuda ya que apenas tenia experiencia en el sexo, y que la poca que tenía no era digna de aparecer en ningún relato. Tras escribir una última frase de despedida, firmo con su nombre seguido de un beso escrito en mayúsculas y lo envió.

Cerró la puerta de casa tras de sí con una sonrisa en los labios. Mira por donde, el día había empezado bien y el recibir ese mensaje, la había animado y dado fuerzas para emprender otro día mas de duro estudio.

Al llegar a la universidad, nada mas aparcar el coche, echó mano de su bolso y al ver que tenía una notificación, desbloqueó rápidamente el móvil dispuesta a leer el mensaje que le había enviado, pero, desilusionada, comprobó que esta vez el mensaje si pertenecía al grupo de whatsapp y aún siendo un meme bastante gracioso, deseó que el remitente hubiese sido otro. Al no ir el mensaje con ella, bloqueó de nuevo el móvil y se encaminó a clase.

Mientras caminaba por los pasillos el móvil no dejaba de recibir notificaciones, al parecer el meme había sido todo un éxito y todo el mundo estaba reaccionando. Hastiada de tanto pitido, busco el móvil para ponerlo en silencio y para su sorpresa, además de las 84 notificaciones pertenecientes al grupo, había una referente a un nuevo email.

Se detuvo en seco para abrir el mensaje, pero pensándoselo mejor, contuvo su ansia por leerlo y se encaminó a uno de los aseos para tener un poco mas de intimidad a la hora de abrirlo.

Ya en el aseo, se encerró en el cubículo y leyó el mensaje:

"Hola de nuevo, Catalina.

Cualquier idea y/o sugerencia, por mínima que sea, puede cambiar una historia radicalmente y tomar otro rumbo diferente que la mejore, así que me reitero, estaré encantado de leer cualquier sugerencia que tengas a bien hacerme.

En cuanto a tu poca experiencia en el sexo... eso es algo fácil de remediar. Estoy seguro de que sabrás solucionarlo.

Un saludo Chrom.

Pd: Sabes? Eres de las pocas personas que me han escrito que no me ha preguntado si los relatos están basados en hechos reales. Estoy tentado a revelártelo, pero...

Pd2: Funcionará? Habrá servido para que me escribas de nuevo? O quedará aquí nuestra conversación?"

A duras penas contuvo la risa que le había producido las Postdatas, ya que cualquiera que la oiría podría pensar que estaba loca por reírse en el aseo.

Inmediatamente le contestó:

"Si, Chrom, ha funcionado. Aquí estoy de nuevo escribiéndote...

No me hace falta preguntarte si son reales o no. Algo dentro de mi me dice que SI, que todo ha ocurrido en realidad.

La verdad es que sí tengo una sugerencia, me gustaría que incluyeses en el relato una sesión de compras, donde la prota sea puesta a prueba en mas de una situación.

Que te parece? Podrías hacerlo?

Gracias de antemano."

Debido al contacto electrónico de la conversación, Cata tuvo un arranque de sinceridad y continuó el mensaje.

"En lo referente a mi poca (casi nula) experiencia en el sexo, es un tema bastante difícil de solucionar. NUNCA he tenido un orgasmo, ni con mi ex-novio, ni siquiera masturbándome. Me excito muchísimo, pero siempre me quedo en las puertas. No soy capaz de probar las mieles del orgasmo.

Un beso enorme.

Catalina"

Una vez terminado el mensaje, a la hora de enviarlo, se detuvo. Sin saber porque, buscó en la galería de imágenes y adjuntó una foto suya tomada diez días atrás, cuando habiendo ido a comprar un rímel, una dependienta se ofreció a maquillarla para demostrarle las excelencias de sus productos y así engordar su comisión por la venta. En esta foto estaba especialmente hermosa, ya que la habían maquillado muy bien y sus ojos azules destacaban en su rostro.

Tras adjuntar la foto, continuó el mensaje.

"Me ayudarías Chrom? Me ayudarías a descubrirme?"

Una vez envió el mensaje, fue presa de un ataque de nervios. - Que he hecho? -pensó. - Le acabo de mandar mi foto a un completo desconocido!!!

Nerviosa, apagó el móvil y se encaminó a clase, dispuesta a ocupar la cabeza con la materia y no pensar en lo que acababa de hacer.

Durante las dos horas siguientes estuvo tentada a encender el móvil, pero no llegó a atreverse. Tenía "miedo" de que la hubiese contestado el mensaje y, a su vez, estaba horrorizada de que no fuese así.

Al finalizar la cuarta hora, la tentación ganó la batalla y finalmente, prendió el móvil. Los segundos le parecieron horas hasta que, por fin, el teléfono le pidió el numero PIN. Al momento, empezaron a llegar notificaciones, pero solo una captó su atención. Tenía un nuevo correo electrónico.

No se atrevió a abrirlo, al menos, no lo haría en la facultad. Recogió todo dispuesta a irse a casa dejando de un lado, al menos por un día, el pasar el resto de la tarde estudiando.

Catalina siempre era muy prudente al volante, debido a sus estudios de medicina y las prácticas en el hospital, había sido testigo de primera mano de las consecuencias de los accidentes de tráfico, pero esta vez, condujo a toda velocidad rumbo a casa para descubrir el contenido del mensaje.

Ya en casa, se dejó caer en sofá y tras inspirar profundamente un par de veces, abrió el mensaje:

"No, no te ha fallado la intuición. Todo es cierto. Salvo algún adorno necesario y el conveniente cambio de nombres y localizaciones, todo ha ocurrido realmente.

Cuenta con ello. En la próxima entrega veras cumplida tu sugerencia y la "sesión de compras" será incorporada al relato. Espero estar a la altura de tus expectativas.

En cuanto a tu "problema", lo lamento profundamente, espero que logres solucionarlo y consigas disfrutar plenamente de todos los aspectos del sexo.

Me pides que te ayude a descubrirte pero...has tenido en cuenta que somos dos completos desconocidos? Podría ser cualquiera! tu vecino, tu profesor, alguien que viva a 10000 kilómetros, incluso, ¿por qué no?, algún familiar tuyo. La vida está llena de casualidades.

No negaré que el guiarte despierta en mí un gran morbo.

Has leído los relatos por lo que ya sabes como soy y lo que esperaría de ti. ¿Realmente estás dispuesta a ello? Con todas las consecuencias?

Trataría de llevarte al límite, te pediría hacer cosas que nunca habrías considerado llevar a cabo y, sobre todo, no admitiría que faltases a la verdad en ningún momento.

Piénsatelo Catalina. Tomate un momento y piénsalo. Aunque... quizás será mejor que dejemos que sea tu cuerpo quién tome la decisión por ti...

Me imagino que estás leyendo este mensaje a solas, refugiada en tu habitación, así que ahora mismo, lleva tu mano a tu coño y desliza uno de tus dedos entre sus labios una sola vez. En tu dedo hallarás la respuesta.

Catalina dejo de leer y tal y como le había pedido (ordenado?) Chrom, separando las piernas, introdujo su mano bajo la falda y apartando la tira de la braga, deslizó su dedo corazón entre sus labios vaginales. Los recorrió, lentamente, de forma ascendente y al llegar al clítoris, un escalofrío recorrió su espalda muriendo entre sus labios en forma de gemido. Llevó su mano a la altura de sus ojos y fue consciente de que, efectivamente, su cuerpo había respondido por ella. El dedo corazón brillaba debido a los flujos que se habían adueñado de su coño.

"Mañana a las ocho de la mañana quiero que me envíes un correo haciéndome saber tu decisión.

De seguir adelante, quiero que me escribas sobre ti. Como y quien eres, si vives sola, que te gusta y que no, cuales serían tus límites, etc.

Por cierto, una foto preciosa, pero, comprenderás mis recelos. Hoy día es muy fácil conseguir una foto de una mujer bella. Acompaña el mensaje con una foto tuya sosteniendo un papel donde deberás escribir mi nombre.

Hasta mañana Catalina.

Chrom"

La decisión había sido tomada, así que lo primero que hizo fue poner una alarma para las 07:55 del día siguiente. Una vez activada la alarma, se acerco a la mesa de estudio y tomando un rotulador indeleble, escribió su nombre en mayúsculas seguido del suyo propio en minúsculas. Volvió de nuevo al sofá y sosteniendo el papel al lado de su rostro, se tomo el selfie que sería adjuntado el correo.

"Buenos días Chrom... aunque ahora que he aceptado tu guía, no se como debería llamarte... Chrom? Señor?... Amo?

Es difícil hablar de una misma, pero lo intentaré.

Soy Catalina, tengo 23 años y soy de un pueblo del sur de España, aunque por motivos académicos (estoy estudiando medicina), estoy viviendo en Valencia. Gracias a la ayuda de mis padres, me puedo permitir un piso de alquiler para mi sola, así que en casa tengo total libertad, aunque no paso mucho tiempo en ella ya que la mayor parte del tiempo lo paso estudiando en la biblioteca de la facultad o en las practicas del Hospital.

En cuanto a mi físico, mido 1,69 m, mi talla de pecho es la 95 y aunque me sobra algún kilo en la zona de las caderas, físicamente, me considero muy atractiva. No quiero parecer prepotente, pero estoy, como se suele decir muy buena.

Que me gusta y que no me gusta, uf, un poco difícil dar la respuesta correcta. Me explico.

Me gusta imaginarme que soy la protagonista de los relatos que leo, la de los tuyos y la de otros autores, pero una cosa es imaginármelo y otra muy diferente, llevarlo a la práctica. No sé si seré capaz.

Como te comenté en el correo anterior, me excito mucho cuando he mantengo relaciones sexuales, también cuando me toco, pero nunca he alcanzado un orgasmo. Cuando estaba con mi novio, me gustaba hacerle felaciones, ver su cara de placer y aunque a veces eyaculaba en mi boca, nunca me lo he llegado a tragar.

Si he de elegir alguna postura para mantener relaciones, me decanto por estar yo encima o arrodillada, en la postura del perrito. Cuando me masturbo, suelo introducir uno dos dedos en mi vagina y acariciarme el clítoris, pero como te digo es un poco frustrante, ya que nunca llego al orgasmo.

No sé que mas decir en este momento, quizás mas adelante se me ocurra algo mas, cosas que te haré saber.

Me gustaría saber también de ti.

Un beso.

Catalina"

Terminado el correo, lo guardo en la carpeta de borradores impaciente por que llegaran las ocho de la mañana del día siguiente y poder enviarlo.

Trató de estudiar en casa, pero por su cabeza no dejaban de pasar distintas situaciones leídas en los diferentes relatos, preguntándose cuales debería llevar a cabo u cuales no. Y lo mas importante, cuales sería capaz de llevar a cabo.

Viendo que no le serviría de nada estudiar, cerró los libros y se encaminó a la cocina dispuesta a hacer algo de cenar y poner una película en la tele para tener la cabeza ocupada y dejar de dar vueltas a todas las ideas que se le pasaban por la cabeza.

La alarma no llegó a sonar, faltaban diez minutos para las ocho de la mañana cuando se despertó. Abrió el correo electrónico desde el móvil y tras seleccionar el mensaje guardado la noche anterior en la carpeta de borradores, pasó los siguientes minutos pendientes del reloj para enviar el correo a las ocho en punto de la mañana.

Nerviosa por la futura contestación de Chrom, Catalina decidió hacer un poco de ejercicio a ver si así se le iba de la cabeza.

Cuando termino la rutina, se obligó a no mirar el correo, por lo menos, hasta haberse dado una buena ducha y librarse así del sudor que cubría su cuerpo, por lo que tras poner el tapón en la bañera, abrió el grifo del agua caliente y comenzó a desnudarse. Le costó mucho trabajo sacarse el top ya que debido al sudor se le había pegado al cuerpo, sus pechos opusieron resistencia a salir a la luz.

- Qué te ocurre, Catalina? -preguntó a la imagen que le devolvía e espejo. - Eres lista, guapa, atractiva. Por qué no puedes nunca correrte como cualquier mujer? Físicamente estás bien. Que coño pasa por tu cabeza?

Incapaz de dar una respuesta, se introdujo en la bañera y cerrando los ojos, trato de relajar el cuerpo, llegando incluso, a quedarse dormida durante unos minutos.

Se despertó tiritando, lo que en principio pensó que serían cinco minutos de relajación, se convirtieron en cincuenta minutos de siesta matutina y el agua se había quedado ya muy fría. Quitó el tapón para vaciar la bañera e irguiéndose, abrió nuevamente el grifo del agua caliente para entrar en calor bajo el chorro de la ducha, del cual no se separó hasta que el baño estuvo completamente abarrotado de vapor.

Se envolvió con una toalla e hizo lo mismo con el cabello húmedo y tomando el móvil, se sentó el sofá y lo desbloqueó, viendo, como ya sabía, que tenia un correo nuevo.

En el momento que lo iba a abrir, se detuvo y recordó varios de los relatos de Chrom. Sabía, y el mismo se lo había confirmado que los relatos eran reales, así que intuyó parte del contenido del mensaje y antes de abrir el correo, se despojó de la toalla que cubría su cuerpo, así como de la de la cabeza. El pelo húmedo cayó sobre su espalda y un mechón se separó del resto de la melena y avanzó por su pecho, quedando a la altura de su pezón izquierdo. Al estar aún mojado, pequeñas gotas comenzaron a resbalar sobre su pezón, el cual comenzó a responder al contraste de temperatura. Enderezó la espalda y tras separar las piernas, exponiendo su vagina como si estuviese delante de ella, abrió el correo.

Lo primero que hizo fue sonreír, ya que después de haberle dado tantas vueltas en su cabeza, pensando mil y una situaciones por las que tendría que pasar, se dio cuenta de que prácticamente había adivinado el contenido del mensaje.

En el, Chrom le agradecía de nuevo la confianza depositada en el y le aseguraba que trataría ser merecedor de ella. Así mismo, le explicó que irían poco a poco, disfrutando de cada paso del camino y tras exponerle tres normas básicas de OBLIGADO cumplimiento, le indicó cual sería la primera de las ordenes que recibiría a partir se ese momento.

Las normas le parecieron aceptables, quizás con la última se sentiría un poco extraña cumpliéndola, pero la llevaría a cabo, tal y como el le había pedido. Estas normas eran:

1- NUNCA, bajo ningún concepto, mentirle.

2- En casa debería estar DESNUDA. Nada mas entrar en casa, debería desnudarse.

3- Siempre que estuviese en su habitación, debería andar a gatas.

Una vez repasadas las normas, se dispuso a cumplir la primera de las ordenes recibidas. Tomó las toallas y se encaminó de nuevo al baño.

Con la toalla que había usado para el pelo, limpió el cristal del espejo de los restos de vaho que aún había y, como el le había pedido, procedió a mirarse en el.

Esta vez fue diferente, en lugar de ver su reflejo, lo miró. Presto atención a cada detalle de su anatomía que este le devolvía. Primero posó la vista en sus ojos azules para luego recorrer su nariz y sentir como sus labios se abrían para facilitar que la lengua los hidratase con su saliva. Su pelo negro caía por su espalda, salvo el rebelde mechón que cubría parte de su pecho izquierdo. Llevó las manos a los pechos y tomándolos desde abajo, los alzó al tiempo que los apretaba y pellizcaba sus pezones. Sintió un leve dolor en el labio y al levantar la vista hacia ellos, fue consciente de que sus dientes lo habían atrapado y se lo estaba mordiendo. Se estaba excitando por momentos, se había visto muchas veces en el espejo, pero esta vez SE VEÍA, SENTÍA cada parte de su anatomía.

Abandonó los pechos, deslizando sus manos por sus caderas, camino de las nalgas. Las acarició, las recorrió lentamente, sintiendo como se le erizaba la piel. Cuando las manos llegaron al monte de venus, fue consciente del contacto de sus yemas con cada pelo que lo cubría. - Cuando terminé deberé solucionar esto. -pensó al tiempo que esbozaba una sonrisa. -Estoy segura de que será una de sus futuras ordenes. -Tomó los labios vaginales con los dedos y los separó, exponiendo su clítoris al minucioso examen del espejo. Se le aceleró la respiración, deseaba acariciarlo, pero aún no podía. Aún no.

Llegado este momento, se introdujo en la bañera, abrió el agua caliente y colocó el telefonillo de la ducha en la pared sintiendo el contacto del agua en cada centímetro cuadrado de su piel. Cerrando los ojos, repitió de nuevo el examen al que había sometido su cuerpo un par de minutos antes, utilizando esta vez únicamente el sentido del tacto de las yemas de los dedos. Recorrió sus ojos, su nariz, su boca. Se sorprendió a notar que inconscientemente, había separado levemente los labios introduciendo la primera falange de su dedo corazón y como la punta de la lengua lo acariciaba al tiempo que su mano izquierda se deslizaba por su cuello. Tomando de nuevo sus pechos, los alzó y apretó entre sí buscando el contacto de los chorros de agua en los pezones. Estos, duros como piedras, rompían cada gota de agua que impactaba sobre ellos. Tras unos segundos sintiendo la caricia del agua, soltó los pechos y se dispuso a acariciar de nuevo sus nalgas. Gotas de agua se aferraban los pelos de su pubis haciendo brillar su monte de venus. Dando un paso atrás, separó los labios vaginales y un torrente de sensaciones se adueñó de ella al sentir el impacto del agua contra su clítoris. Abrió los ojos y presionó el botón del mando de la ducha interrumpiendo la forma en la que caía el agua haciéndola brotar directamente del grifo. Se tumbo en la bañera y apoyando los pies en la pared, movió las caderas buscando que el chorro del agua cayese directamente sobre su clítoris. Cuando lo logró, volvió a cerrar los ojos y de nuevo, tomo sus pechos entre sus manos pellizcándose los pezones cada vez mas fuerte, buscando su límite de dolor aceptable. Sus caderas habían tomando vida moviéndose cada vez mas rápido, el ruido del agua ahogaba sus suspiros, los gemidos pugnaban por salir de su boca cuando se obligó a cerrar el agua.

No debía continuar, no debía buscar el orgasmo. No, solo debía centrarse en cada sensación, en como respondía su cuerpo. Debía buscar la excitación máxima y detenerse. No pensar en si alcanzaría o no el orgasmo. Solo disfrutar del momento y aprender de las sensaciones.

Permaneció acostada en la bañera hasta que se reguló su respiración y tras secarse corrió al salón dispuesta a mandarle el correo donde le contaría como había llevado a cabo la orden recibida.

Recordó, que en cada mensaje podría hacerle una pregunta sobre el. Podría obtener la respuesta a cualquier duda o curiosidad sobre el que se le pasase por la mente, así que finalizó el mensaje preguntándole donde vivía.

Tras enviar el mensaje, fue a su cuarto dispuesta a prepararse para ir a la universidad. Al tomar el pomo de la puerta, recordó la tercera norma y arrodillada abrió la puerta internándose en la habitación.

Irguiéndose solo para tomar la ropa del armario, cayó en la cuenta de que no sabía como llevar la ropa fuera de la habitación si tenia que ir andando a cuatro patas. Después de unos segundos de dudas, lanzó la ropa por la puerta hacia el pasillo. - Prueba superada. -dijo en voz alta al tiempo que se arrodillaba de nuevo y abandonaba la habitación.

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