Nuevos relatos publicados: 7

Mi historia con un torero

  • 12
  • 9.427
  • 10,00 (1 Val.)
  • 0

Por fin hemos conseguido traer al programa al hombre mas deseado del país, es la primera vez que viene a un plató a hablar de su vida privada desde que rompió con la hija de la duquesa. Fernando Romero Ortega es uno de los toreros mas conocidos y el que mas morbo tiene hoy por hoy en el panorama actual. Viene vestido con un traje gris, camisa blanca y corbata rosa, antes de entrar en directo bromea diciendo que se la ha puesto como homenaje al programa. Nunca le había tenido tan de cerca, la verdad es que es cautivador, tremendamente atractivo y mucho mas guapo de lo que ya es cuando le ves por la tele.

La entrevista esta yendo bien, no ha puesto objeción a ninguna pregunta, ha hablado de la relación con su ex antes, durante y después del matrimonio, el motivo por el que se separaron, las infidelidades reales y las que la prensa le achacó. Habla de su actual relación con Marta, amiga desde hace años y pide respeto para su relación, me temo que después de esta noche el acoso de la prensa será peor. Mientras contesta a las preguntas no puedo dejar de mirar sus ojos, sus labios y también el paquete, me pregunto que esconderá el impecable pantalón del traje, el porqué del éxito del torero.

El programa llega a su fin, la entrevista también, se empiezan a apagar las luces del plató, todo ha ido muy bien, la cantidad de millones que ha costado traerle ha valido la pena. Fernando charla con los periodistas que colaboran habitualmente con nosotros

Mientras el público abandona las gradas, tenemos que pasar todos por maquillaje para que nos quiten todos los potingues.

De repente llega Ana, una compañera de redacción, se acaba de enterar que el hotel donde se debería alojar Fernando y su gente esta noche, se está quemando. Los nervios son latentes, lo primero que preguntamos es si hay algún muerto, la redactora nos dice que de momento no se sabe nada, creen que no por que dio tiempo a desalojar el hotel en cuanto saltaron las alarmas. Al decir esto parece que quedamos mas tranquilos, ahora solo queda buscar alojamiento para todo el personal que tenia que pasar la noche allí, todos los invitados VIP y parte de los periodistas, los que no viven habitualmente en la ciudad.

Yo, por suerte, no me alojo normalmente en ese hotel, busqué uno mas tranquilo cuando me contrataron para presentar el programa, paso tres noches a la semana allí, el resto estoy en mi ciudad natal. Vienen de redacción, no encuentran nada, este fin de semana está todo lleno a causa de varios congresos y la actuación de un artista internacional que es la primera vez que viene al país.

A alguien se le ocurre que podríamos compartir habitación, es un puzzle enorme pero en cuestión de una hora el equipo encargado lo tiene todo listo, me dicen que Fernando se alojará conmigo, mi habitación tiene dos camas y como soy el presentador pues tendré el honor de dormir con el invitado estrella, "cuestión de protocolo" dice bromeando Ana. Ni que decir que a mi la idea me gusta, me seduce mas bien.

Vamos hacia el hotel en distintos coches, quedamos en la recepción para subir juntos. Allí no va nadie mas del programa, cuando firme el contrato deje bien claro que sería así para poder desconectar pronto. Es uno de los motivos por el que me han asignado al torero, no habrá periodistas cerca que puedan husmear.

Llego primero, a los pocos minutos llega él, nos damos la mano, le invito a tomar algo en el bar que está al lado de la recepción, acepta. Mucho mas relajado que delante de las cámaras me confiesa que le da pavor todo este mundo del corazón, el stress que le produce estar perseguido día y noche es insoportable, y lo peor es que no ve manera de cómo acabar con ello.

Sabe que la entrevista de esta noche traerá cola pero el cheque que lleva en el bolsillo le ayudará a sobrelleva la situación, "no todo es dinero" me dice, "Lo que he cobrado esta noche pienso donarlo a una institución benéfica que conozco desde hace años y que prácticamente mantengo yo. Nadie lo sabe, y nadie lo sabrá, confío en ti" me deja un poco trastocado, a pesar de que me cae bien es verdad que pensé que era un pesetero por aceptar venir a nuestro programa, sus palabras hacen que le vea de otra manera, bastante mas humano.

Entramos en la habitación, enciendo la luz. El suelo es de moqueta y yo tengo la costumbre en cuanto llego de quitarme los zapatos e ir descalzo, quitarme la ropa y quedarme en ropa interior pero confieso que me da cierto pudor delante de él. Fernando se quita la chaqueta y busca una percha en el armario para colgarla, se quita los pantalones y se afloja la camisa, lo hace todo muy natural, como si nos conociéramos de toda la vida. Puedo parecer un crío por tanta vergüenza pero una cosa es desnudarse delante de un desconocido y otra delante de un personaje como él.

Estamos los dos en calzoncillos, sentados en el respaldo de la cama, aunque son dos camas están juntas, hemos puesto la tele, ya no hay nada interesante, paso los canales y en alguna emisora local dan imágenes sueltas de películas porno, nos miramos y sonreímos, casi no puedo pero le miro de arriba abajo sin que se de cuenta, tiene un cuerpo bonito, no es un tipo alto pero esta bien proporcionado. Me está excitando y no debería.

Decidimos apagar la televisión y dormir, es tarde. Hace calor pero no tanto como para poner el aire acondicionado. La noche invita a dormir destapados, la luz de la luna entra por la ventana. Me doy cuenta que la habitación huele a pies pero a mi no me molesta, todo lo contrario, me gusta y a Fernando parece no molestarle tampoco.

Se ha quedado dormido en poco tiempo, yo aún no puedo, tengo que recrearme con el regalito que me han hecho esta noche, ahora puedo mirarle bien, sin cortarme un pelo. Admiro sus pectorales, su abdomen, miro el slip y lo que tiene debajo, el vello de las piernas. Parece tan inocente que dan ganas de besarle en la frente y taparle como si fuese un niño. Se coloca un brazo por debajo de la cabeza y deja su axila al aire, el olor que desprende mezcla de sudor y desodorante me pone aún mas cachondo, el deseo de tratarle como a un niño se esfuma, ahora me lo comía entero, le trataría como a una perra en celo.

Me acercó con cuidado a él para olerle mejor, primero a su axila, me dan ganas de chupársela, saco la lengua y casi le rozo pero me inhibo en el último momento. Me acerco a su cara, siento su respiración cerca de mi boca mientras miro sus ojos cerrados "si no fueras quien eres, esta noche no te escapabas" pienso para mi mismo.

Ya estoy a cien, no puedo evitar acercarme a su paquete, huele muy bien, miro desde ese punto la cara del torero, sonríe en sueños, me pregunto que soñará. No debería, me arriesgo mucho pero… rozo mi lengua en el slip, espero su reacción, no lo ha notado, vuelvo a acercarme y esta vez son mis labios los que tocan la tela sintiendo lo que hay dentro, sin duda, un toro dormido.

De repente se mueve, reacciono rápido y me quito corriendo, vuelvo a mi sitio, me tumbo en mi cama, miro mi paquete, la verga esta a reventar así que meto la mano y bajo el slip dejándola libre, esta grande y me mira pidiendo guerra, pero no puedo darle lo que pide, a lo más un masajito para que se calme.

Fernando se ha puesto de espaldas a mí, el ajustado calzoncillo le marca bien los glúteos, esta a medio tumbar, tiene un culo bonito, como todo el resto de su anatomía. Mi polla está inquieta, me dice que quiere entrar dentro de ese culito pero no puede ser. La agarro con la mano y me la meneo, eso si, cerca del torero para sentir su aroma. Cuando noto que voy a descargar me tumbo en la cama para verter mi leche en el abdomen y no manchar las sábanas. Cierro los ojos cuando siento que me viene, en ese momento me imagino la cara de Fernando a la altura de mi polla, a punto de recibir la leche, cara de vicioso, me corro y veo como le lleno el pelo y la cara, gotas por sus ojos y la boca llena del viscoso líquido.

Abro los ojos, ha sido buena corrida, me levanto y voy al baño a limpiarme, pienso en ducharme pero es tarde y podría despertarle, además, me gusta conservar el aroma que deja una buena corrida después de un rato. Me tumbo en la cama de nuevo, Fernando no se ha inmutado siquiera, al poco rato me viene el sueño, me pesan los párpados…

Oigo un ruido y abro los ojos despacio, por la ventana entra luz, miro el reloj, son las 8:00. El ruido viene del baño, Fernando no está en su cama, está meando por que oigo caer el pis en el water. Me pongo de cara a él, y me hago el dormido. Se acuesta aunque no cierra los ojos, me mira y antes de que se de cuenta cierro los ojos para que no descubra que le espío. Se acaricia el pecho con las dos manos, creo saber lo que va hacer, miro hacia abajo y veo que su paquete está mas grande. Me parece que se ha levantado cachondo y como yo duermo…

Se toca los pezones, se le ponen erectos rápidamente. Baja las dos manos hacia el slip y las mete dentro, oigo como se rasca el vello y a juzgar por el ruido debe ser abundante. Se levanta un poco y de un pequeño esfuerzo se baja el slip pero no se lo quita. La verga queda al aire, aún morcillona, se agarra con una mano los huevos y con otra se la masajea para que coja su tamaño real.

Puedo sentir como su respiración se acrecienta. Veo que saca la lengua y se humedece los labios mientras cierra los ojos. Se agarra el miembro y lo menea con fuerza, poco a poco se va deshaciendo del calzoncillo que queda a los pies. Cada vez el movimiento es mas rápido, creo que se olvida que existo por que empieza a contonear su cuerpo, acariciándose por todos lados.

Menos mal que estoy tapado de cintura para abajo y no puede ver la tremenda erección que tengo, además, ahora que recuerdo, no llevo puesto los slips. Hago un movimiento pero con los ojos cerrado para ver que hace. Por un momento para pero en pocos segundos vuelve a lo suyo. Me da por pensar que a lo mejor sabe que le estoy observando y que eso le excita, o que incluso anoche se hizo el dormido mientras yo le exploraba y me hacía la paja, como saberlo, si fuese así estaría desperdiciando un tiempo precioso y la posibilidad de tirarme al torero mas atractivo del país y al macho por excelencia. Prefiero no arriesgarme, tampoco lo estoy pasando tan mal, si fuese así, el juego me excita y solo ver el tamaño de su verga merece la pena.

El movimiento frenético de la mano llega a su fin, un leve gemido sale de su boca a la vez que de su polla sale un tremendo chorro de semen que le inunda el pecho, veo como se agarra los huevos cubiertos de negro pelo mientras se corre. Un segundo chorro no menos fuerte que el anterior hace que las gotas le lleguen al cuello, los siguientes ya son menos intensos, al final aprieta la mano para escurrir bien la polla, las últimas gotas le caen en el abdomen mientras los músculos se empiezan a relajar.

Se sienta en la cama de espaldas a mi, puedo ver como con su mano recoge el semen que mas peligro tiene de caer al suelo, se levanta y va al baño, oigo como coje papel y se limpia, tirándolo posteriormente por el water y dando al agua. Lastima, que desperdicio de leche calentita. Al poco rato oigo la ducha.

Me fijo y veo el slip en la cama, donde lo dejo cuando se lo quitó, lo cojo y veo manchas amarillas en la zona de delante, lo huelo, mmm excitante, muy excitante. Mi polla me pide guerra de nuevo, y no se la niego. Me quito la sábana y me pajeo mientras saboreo el olor del zumo de mi compañero de habitación. No aguanto mucho y me corro rápido, casi a la vez dejo de oír el sonido de la ducha. Casi me pilla, acaso importa, ¿que pasaría?

Me levanto y me siento en la cama, me coloco mi slip y dejo el suyo donde estaba, sale del baño con una toalla tapándole, aún esta un poco mojado, me echa una sonrisa que para si la quisiera medio país, se acerca a la ventana para ver el día, "va hacer un día muy bonito" "mas bonito eres tu" pienso. La luz le marca los abdominales y el pecho, esta mas guapo aún así, recién duchado y sin afeitar, con los pelos mojados sin peinar.

Se deja caer la toalla, veo su pubis ahora bien, cubierto de un intenso pelo negro que apenas dejan ver sus huevos, no así la polla, aún grande después del ejercicio. Estoy aún excitado y tener delante semejante espectáculo así no ayuda a que me pueda levantar sin que vea lo que no debe ver.

"me tienes que hacer un favor" dice "necesito que me dejes un slip, odio la sensación de no llevarlos y toda mi ropa estaba en el hotel que se ha quemado" junto a la cama tengo el cajón lo abro y saco uno, blancos, parecido al que llevaba anoche, tenemos mas o menos la misma talla. "creo que me voy a duchar", le digo, y como puedo me levanto haciendo como que me rasco la polla para que no se de cuenta de mi erección. Mira aunque no dice nada, sigue desnudo delante de la ventana.

Al salir de la ducha, ya se ha vestido, se ha puesto hasta la corbata rosa, "tengo prisa, me espera el coche abajo, tengo que ir al aeropuerto" dice. "muy bien, ha sido un placer haberte conocido y haber podido compartir mi habitación contigo" contesto todo protocolario "para mi también ha sido todo un… placer" y lo dice separando esa palabra, mirándome a los ojos y lanzando una sonrisa que a mi me parece picarona. Me quedo parado mientas va hacia la puerta, me sujeto la toalla por que parece que se vaya a caer, abre la puerta y cuando va a salir se da media vuelta y dice:

"Para otra vez, lánzate al toro. Es lo que decimos en el argot taurino" y se larga, dejándome como un idiota allí parado. Esta visto que no se puede ser tan profesional.

(10,00)