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Los manjares de la buena mesa

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La buena mesa es una de mis grandes debilidades, sin embargo existe otra en mi, mas exquisita ....son las mujeres.

La historia que les contaré es real, cambio los nombres, auque en el fondo no se ni porque, espero que les guste.

Una buena compañía es el mejor complemento pare sentarse a manteles, Angélica es una chica bonita pero normal, no es una modelo pero tiene la mejor de las garantías, con 19 años, cabello castaño claro, muy corto, pero muy sexy, su cuerpo delgado, su piel bronceada por el sol, unas manos delgadas con dedos muy largos y uñas muy bien cuidadas , ni alta ni baja, sus piernas largas y compactas fruto de un trabajo permanente en el gimnasio, un par de tetas que hacían juego con todo el conjunto, algo que me encanta de ella es su forma de vestir, aquel día estaba particularmente encantadora, un vestido suelto muy juvenil con una tela delgada de flores, que la verdad caía muy bien, la faldita le llegaba a la mitad de los muslos y la daba una apariencia de niña-mujer, unas gafas sport acomodadas en la cabeza, sandalias amarradas en los tobillos, una diminuta cadenita de oro rodeando su pantorrilla, un collar de piedras pequeñas complementaba su apariencia, una risa encantadora y un andar descomplicado, aquel día el sol se paseaba y era uno de nuestros buenos compañeros, en resumen todos mis amigos sentían envidia cuando me veían caminar con ella por aquellos lugares.

Angelica era una buena compañía, pero hasta aquel día nuestra relación no había pasado de ser la de buenos amigos, nos habíamos conocido en la U. Hacia tres meses Y aunque estábamos en diferentes carreras veíamos algunas materia juntos, ya habíamos hecho un trabajo en compañía y de allí habíamos notado que teníamos alguna afinidad.

Aquel día, equivocadamente me llamo por su celular y yo por impulso me atreví a invitarla a almorzar, ella sonrió y me dijo que si, pusimos hora y lugar de encuentro y allí realmente comienza mi historia...

Yo llegué un poco mas temprano de lo acordado, de pronto la vi de lejos, que espectáculo de mujer, caminaba lentamente y sus caderas acompañaban estos movimientos rítmicamente, sus senos firmes acompañaban con algún movimiento su andar, me sonrió, me dio un beso en la mejilla, se colgó de mi brazo y me dijo:

-Aquí estamos... y tengo todo el tiempo del mundo, así que tu decides que quieres hacer con migo....

Aunque la frase salió sin ningún sentido en especial, mi mente retorcida pensó... QUE MAS QUISIRA YO ...., pero simplemente le respondí que tampoco tenia ningún tipo de afán y por ello disponíamos de todo el tiempo para pasar un rato muy agradable.

Mi restaurante favorito, está como escondido entre calles pequeñas y angostas, su especialidad son los frutos del mar, es mas bien intimo, pequeño y acogedor, no es muy formal, lo atiende su propietario y una hija que le ayuda allí permanentemente, de ella hablaremos luego porque también tiene parte de esta historia.

Llegamos al sitio pasadas las 12 y media, estaban ocupadas cuatro o cinco mesas, y el olor era estupendo, pasamos la puerta y en un instante ella quedó en contraluz, el sol golpeándola de frente y yo no podía apartar mis ojos de ella, mi corazón se aceleró porque pude ver su silueta perfectamente, se encendió en mi esos sentimientos de pasión, esas ganas de mujer, pude verle el contorno de las caderas en su totalidad y mas arriba, pude contemplar entre sombras, ese puente que se forma entre las dos piernas, mi mente empezó a fantasear e imaginarme como sería ella desnuda, su cuerpo, su vagina, sus tetas en fin....el sexo invadió mi mente y empecé a maquinar si podría llevarme esa mujer a la cama....

En esas estaban mis pensamientos cuando al mirarla me di cuenta que ella se había dado cuenta de todo, mi rostro su puso colorado y no supe que decir, inclusive en un momento llegué a pensar que ella se indispondría, pero no ... su reacción fue diferente, giró muy lentamente su cuerpo y se puso totalmente de frente, como quien dice mireme toda y disfrute, me sonrió y luego muy lentamente me tomo del brazo para dirigirnos a la mesa que yo había seleccionado, situada en el fondo, mas bien retirada, cerca de una ventana eso nos permitía una vista del lugar.

Yo, como siempre caballero, retiré la silla y la invite a sentarse, quedando de espaldas a ella, esto me permitió cuando ella se sentó, ver por encima de sus hombros, el escote del vestido, vaporoso por demás, y Ho sorpresa no tenia puesto brasier alguno, sus dos tetas mas bien pequeñas se sostenían solas, erguidas turgentes y pude casi adivinar la punta de esos pezones, que ricura, que espectáculo para mis ojos, mi reacción se trasladó inmediatamente a mis pantalones y mi verga que hasta ese momento estaba casi en paz, y digo casi ya saben por que.... empezó a tratar de salir de su cárcel de algodón.

Ella seguía allí con su cara de inocencia, riéndose de todo y hablando de cosas triviales y sin importancia, yo le seguía la corriente, casi inmediatamente llegó la hija del dueño, que se desempeñaba como mesera, a tomar nuestro pedido, sonriendo nos abordó y preguntó que queríamos tomar, en un momento posó sus ojos por el mismo escote que hacia unos instantes me había hecho alborotar los sentidos y que coincidencia parece ser que ella experimentó la misma reacción, durante unos instantes no pudo apartar la vista de esa visión, esas tetas que quieren llamar la atención, luego me miró y el rubor le subió al rostro por unos segundos, yo le dije con los ojos muchas cosas pero la verdad al final no supe que entendió, le pedimos dos copas de vino de la casa y se retiró cortésmente.

Así las cosas decidí ir al baño para recomponerme ya que el bulto que tenia en la entrepierna fruto de esos pequeños detalles requería atención, mi verga quería salirse, cuando me puse de pie pude observar a Angélica mirándome descaradamente allí y divertida me hizo un guiño, no supe que decir. En el camino me crucé con la mesera quien me sonrió en forma cómplice primero se detuvo a observar mi paquete y luego fijamente a los ojos, ella era conciente de todo lo que a mi me pasaba.

En el baño, realmente lo único que pude hacer fue recomponerme un poco la verga para que no se notara mucho, hice algunos minutos y cuando pretendía salir entró rápidamente la mesera y sin pronunciar palabra me beso en la boca y me acaricio por encima del pantalón la entrepierna, a continuación se puso de rodillas, rápidamente bajo mi cremallera y me metió la mano, casi no logra sacarlo, recordemos su estado..., ágilmente lo tomo con una de sus manos y los labios se apoderaron de el, rápidamente lo recorría con la lengua en todas direcciones se detenía en la cabezota que se quería estallar y yo solo sentía un placer inmenso y un miedo terrible de que alguien entrara y nos encontrara en esas circunstancias, pasaron unos minutos o unos instantes, no se...y ella pensando lo mismo que yo, me lo guardo nuevamente en su nido de algodón, lo acomodó lo mejor que pudo, se puso nuevamente de pie, su respiración y creo que toda ella agitada, mirándome dijo:

-Nos queda un asuntillo pendiente, no te parece? Esa chica que te acompaña te tiene volando, hoy por lo visto no será nuestro día pero ya llegará...., igual que entro, salió y me dejo allí pensando...

Regresé a la mesa donde me esperaba Angélica, me miró primero a la entrepierna y luego haciéndose la seria me dijo, te demoraste no? Y llegaste igual por lo visto...

No sabia que decir así que simplemente me senté y tomé un sorbo de ese vino de la casa, ella sonriendo me dijo:

-Veo que estas algo agitado no?, que te pasa hombre? Yo seguía sin saber que decir estaba como aturdido y no me salían las palabras.

Ella muy sutilmente por debajo de la mesa, puso su mano en mi muslo y me dijo yo creo tener la solución a tu problema y sin mas me acaricio primero por encima del pantalón y luego soltó el botón superior y fue bajando la cremallera, yo por mi parte me quedé como petrificado, mi corazón latía a mil por hora, el estomago lleno de mariposas y mi verga de fiesta, al principio ella seguía hablando de cosas sin importancia y yo simplemente le contestaba con monosílabos, rodeados de muchas personas si sospechar lo que ocurría debajo de esa mesa, placer y mas placer, no sabia cuanto mas podía resistir pues su mano parecía muchas manos me pajeaba lenta pero segura, sube... baja.. sube, aprovechando nuestra posición, en un instante desapareció y por debajo de la mesa se introdujo todo el miembro en la boca, parecía una loca, lo que antes hiciera con la mano ahora lo hacia con la boca, que delicia, no podia tocarla, yo solamente podía moverme sutilmente pero mi cuerpo se retorcía de placer y cuando menos lo pensé una gran cantidad de esperma salía disparada que orgasmo tan especial y tan poco expresado y ella no perdía gota, lamía y relamía.

Luego de la misma manera que desapareció, emergió de donde se encontraba, sonriendo me preguntó si mi problema había sido resuelto satisfactoriamente, yo le sonreí y le dije:

- El mío si, pero creo que ahora quien tiene un problema por resolver eres tu, a lo cual sinceramente me respondió que si.

Nos sentamos a manteles y nuestro almuerzo fue delicioso aunque ella manifestara no tener mucho apetito ya que se había comido el postre antes del plato fuerte...}

Ya totalmente desinhibido, le dije tenemos toda la tarde por delante... ella sonrió y me dijo tu dispones cariño.....

La tarde será una continuación de este relato que espero le haya gustado, si fue así por favor coméntenlo, sino de todas formas también.

EXCORPAX

(8,00)