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Mi tía Mari y yo, su sobrino favorito
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Os voy a contar otra historia real. Begoña, mi vecina y ahora mi tía. Suena tópico pero es real. Me vuelven loco las mujeres maduras y siempre lo he intentado con las más cercanas, mi tía entre ellas.

La relación con mi tía Mari siempre ha sido muy especial, ha sido mi favorita y yo su sobrino preferido.

Todo esto ha conllevado una confianza total y un gran respeto que nunca hemos perdido, ni después de lo que os voy a contar.

Como sabéis siempre me han gustado las mujeres maduras y por supuesto mí tía ha sido una de ellas.

Ella y mi tío no han podido tener hijos. Desde niño me ha mimado más que a sus otros sobrinos y con el paso de los años eso sigue así. Hoy día yo la mimo a ella.

Mi tío siempre ha sido un vividor y mi tía una currante. Es la hermana de mi madre y mi tía favorita. Ella estaba casada con mi tío, un tío muy cachondo y vividor que no trabajaba.

Mi tía tiene, y digo tiene porque hoy día sigo disfrutando de ellas, unas tetazas increíbles. Tetas que a mí adolescencia no pasaban desapercibidas y hoy día tampoco.

Somos una familia humilde y de apariencia normal, y digo de apariencia normal porque jamás pensé que esto que os voy a contar fuera a pasar.

Mi tía siempre me ha querido más que a sus otros sobrinos y siempre me lo ha demostrado y hecho saber.

Tanto cariño por su parte consiguió que con el paso de los años yo empecé a verla de otra manera.

Mi tía me ponía cachondo, muy cachondo y quería follármela. Sus enormes tetas y su trato hacia mí me ponía mucho y aprovechando esa confianza le pedía las llaves de su casa mientras ella trabajaba con mi madre y subía a su casa a pajearme con sus sujetadores corriéndome en ellos sin cortarme.

Ella por supuesto que se había dado cuenta de eso y cuando iba a verla empezó a mostrarme más sus tetas, yo que tampoco me cortaba al saludarla la apretaba contra mí para sentir esos pechos contra mi cuerpo.

Entre calentura y calentura pasó el tiempo sin decir nada hasta que un día ella me dio las llaves de su casa para subir al baño sabiendo que yo iba a pajearme con uno de sus sujetadores y subió detrás de mí para pillarme. Entró sigilosamente y me observó con ganas de pillarme y recriminarme lo que estaba haciendo pero no fue así. Vio lo cachonda que estaba y me dejó hacer…

Mi tía se puso cachonda conmigo, su sobrino de 18 añitos pajeándose pensando en ella. Ella empezó a acariciar su coño mientras me miraba y se corrió soltando un gemido. ‘Aaahh!! Siiii!!’

Cuando oí ese gemido y supe que ella estaba ahí me corrí en su sujetador gritando. ‘Siii!! Tiiaaa!! Síii’.

Oí como se iba y bajé detrás a la tienda a devolverle la llave, me miró con cara de complicidad y me guiñó un ojo.

Buuuff!! Los dos sabíamos lo que había pasado y solo había que buscar el momento.

El momento no tardó, esa misma tarde mi tía llamo a casa y le dijo a mi madre a ver si podía ir a sintonizar la TV que había perdido los canales. Mi madre me mandó y yo fui a su casa nervioso.

Al llegar mi tía me recibió en bata, como siempre, y me dijo que le sintonizara los canales. Empecé a salsear en la TV cuando me ofreció una cerveza la cual acepté con gusto. Me la trajo y me dijo:

—Toma Sergio.

—Gracias tía, alargué la mano para cogerla sin mirar, la cogí le di un trago y al ir a dejarla en la mesa miré a mi tía buscando mirar esas tetas y para mí sorpresa ella me miraba con la bata abierta enseñándome sus tetas sin quitarse el sujetador y me dijo:

—Aquí las tienes Sergio!! Te pajeas hace tiempo con mis sujetadores.. Quitándose despacito el sujetador me dijo: Estás tetas te ponen cachondo sobrino?

—Si tía, hablé con voz entrecortada, vaya tetas tienes!!

—Ven aquí y cómetelas sobrino!! Pero esto será nuestro secreto vale?

—Si tía Mari!!

Empecé a comerme esas tetas sin respiro, con deseo. Ella se ponía cada vez más cachonda y yo empecé a bajar, le quité la bata y la tumbé en el sofá diciéndole:

—Te voy a comer todo tía!!

—Que dices Sergio?? El que?

—Te voy a lamer el coño y ese culo hasta que te corras.

—Que dices?? Sergio! Nunca me han hecho eso!! Qué haces?? Paraa… Buuuff!! Nooo, no pares!!

—Jajaja!! Disfruta tía Mari!!

—Yo pensaba que iba a enseñar sobrino y Nooo. Enséñame tu Sergio.

—Vamos a aprender los dos tía, creeme!! El sexo oral te va a encantar.

—Siii!! Sobrino… Uuuufff!

Yo lamía su coño y su culo de arriba a abajo y noté como se corría varias veces entonces apunté mi polla a ese coño humedísimo y la penetré despacio y profundo una y otra vez.

Ella gritaba: Siii!! Fóllame sobrino!!

—Si tía Mari!! Síii Buuuff!!!

Entonces ella se giró y me puso boca arriba, se subió encima de mi polla y empezó a cabalgarme como una loca. Saltaba encima de mi rabo muy duro y me decía.

—Jamás he tenido un rabo tan duro dentro. Fóllame sobrino!! Buuuff!!

Sus tetazas saltaban mientras me cabalgaba, yo las agarré con las dos manos y me corrí dentro de ella. Nos fundimos en un abrazo sincero de complicidad.

Me confesó que mi tío le había sido infiel varias veces y que ella lo sabía pero que el matrimonio de esa época lo perdonaba todo y por eso seguía con él.

—No te preocupes tía Mari, a partir de ahora eso va a cambiar.

Y tanto dijo ella mientras acercaba su boca a mí polla otra vez tiesa con ganas de tragársela toda. Empezó a mamarla con ganas y me dijo:

—Esto no lo he hecho nunca.

—Buufff!! Sigue tía, sigue!! Jodeeerr como la chupas!! Me corrí en su boca otra vez.

Hoy día seguimos haciéndolo de vez en cuando, nunca hemos dejado de hacerlo. Ahora ella tiene 82 años y yo 43 pero no hemos parado nunca de follar.

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