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Mis amigos albañiles me hacen trampa para aprovecharse de mí

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El Corcho, el Gordo y yo somos amigos desde pendejos. No terminamos el secundario y hace 2 años que trabajamos de albañiles. Nos alcanza para el asado obligado de los domingos y el escabio de todos los días. El Gordo le pasa unos pesos a una minita que dejó embarazada y el nene ya tiene 1 año. Desde chicos que estos dos culeados me cargan que tengo orto de mina. Dicen que parece el culo de una negra de las pelis porno porque es grande, redondo y duro. Pero yo soy el más blanco de todos. Sobre todo más que el Corcho que le decimos así porque en un acto de la primaria le dijeron que le pintaran la cara con un corcho quemado y la madre lo mando sin nada porque dijo que no hacía falta de lo negro que es jajaja.

Bueno, resulta que estos cabrones cuando pueden me tocan el orto y me apoyan. Yo me agacho a agarrar algo y enseguida tengo a alguno atrás mío jodiéndome las pelotas. Lo peor es que me gusta la atención, no porque sea puto, sino porque me siento el más lindo de los tres. Siempre me llevo la mina más linda y me encanta refregárselos en la cara.

La cagada se armó cuando empezamos a trabajar con el “Jefe”. Un viejo cómo de 50 años que se hace el que se las sabe todas. Yo le discutía mucho y se agarró bronca conmigo. Al viejo se le ocurrió que después de los almuerzos jugáramos al truco todos los días. El jefe siempre elige al Corcho y a mí me toca el Gordo que es medio boludo. La cuestión es que después de unas semanas les agarré la mano y con el Gordo a cuestas le ganábamos igual y los re sobrábamos. Se ponían rojos de rabia y el Corcho me puteaba y arremetía con las cargadas por mi culo. El jefe tomo nota. Desde ahí me empezó a mirar raro y susurraban con el Corcho y se cagaban de risa.

Una vuelta, después de perder terriblemente, pusieron la excusa que era por falta de incentivo. Y que estaban distraídos porque estaban re calientes. Yo les dije que con el gordo estábamos igual, pero siempre ganábamos. El jefe me dijo que si era tan cocorito, que hiciéramos una apuesta. El equipo que perdía le tenía que chupar la pija al otro equipo. Yo me cagaba de risa de la idea pero el gordo me llamó aparte y me pidió que jugáramos. Hacía más de un año que no lo peteaban y estaba seguro que ganábamos.

Se me vino a la cabeza el jefe y el corcho chupándome la pija y me re morboseé. Accedimos y los muchachos dijeron que al final del día, cuando termináramos de trabajar. Como a las 7 de la tarde cerramos todo y nos fuimos a la piecita de descanso, donde teníamos un colchón, las cartas y el chupi. Empezamos a fernetear pero el jefe y el negro tomaban menos, según ellos para concentrarse.

A la mitad del partido íbamos re ganando, como siempre. En eso cantan falta envido y el gordo acepta diciendo que le van a chupar bien la pija. Cuando larga las 33 no lo podía creer! Pero el conchudo del negro baja sus cartas y también tenía 33, pero él era mano! La cuestión es que quedaban unas pocas manos más y lo podíamos dar vuelta. El jefe y el negro se agarraban la pija que ya se les veía morcillona. Yo le decía al gordo que iba a chupar él, porque había sido su error, pero los otros dijeron que ellos podían elegir al que quisieran. Nos pusimos tan nerviosos con el gordo que terminamos perdiendo. El negro y el jefe se cagaban de risa.

El negro dijo que quería que yo se la chupara y el jefe también. Yo me quise quejar pero entre el Fernet y la bronca no se me ocurría nada.

El negro peló su verga que era igual que la mía pero más oscura. Me hizo arrodillar y yo le pedí que no me hiciera hacer esto. Pero no terminé de hablar que ya tenía media poronga adentro. Me agarró la cabeza y empezó un mete y saca medio bruto. Hasta que grito y se quejó porque lo había agarrado con los dientes. El jefe le dijo que tenía que aprender. Se sentó y se bajó los pantalones. Al cabrón se le veía la verga más grande que a nosotros. Me hizo acercarme y que se la lamiera. Tenía un olor a pija terrible, porque habíamos estado trabajando todo el día. Era más fuerte que el olor del negro. El culeado me hizo mirarlo mientras se la lamía y después me dijo que me la metiera a mi ritmo. Fui haciendo lo que pude pero el jefe agarraba la cabeza y cada vez llegaba más profundo. Me decía que cubriera los dientes con los labios y que disfrutara, que era muy putita. Lo peor es que yo tenía la pija dura también no sabía porque mierda. Cuando estaba medio atragantado me la sacaba y me hacía chupar la del negro que estaba parado al lado nuestro. Después agarraba su poronga dura me pegaba en los labios y en los cachetes y me preguntaba si me gustaba su pija. Yo no respondía. El negro me dijo que iba a estar mil años, que los calentara haciéndome el entusiasmado y diciendo que me gustaba mucho, que eso lo re ponía. Después de un rato me dolía la mandíbula, así que empecé a hacer lo que me decían para terminar de una vez por todas.

Empecé a chupar con más ganas y mirarlos y cuando ellos me preguntaban si me gustaba yo les decía que sí, que me den pija. El jefe estaba cerca y me pidió que me pajeara… que eso lo calentaba. Me bajé el pantalón como pude y me empecé a pajear. Me seguían pidiendo que les dijera cuánto me gustaba y esas pelotudeces así que yo me imaginaba en una porno y decías todas las guarradas que se me ocurrían. En eso el jefe dijo que no daba más y me agarró bien fuerte la cabeza. Me acabó adentro el conchudo y me sostuvo hasta que tragara todo. Cuando me soltó empecé a toser y el negro me agarró y me soltó toda la leche en la cara.

Cuando me limpio la cara llena de lefa, veo que el conchudo del gordo había filmado todo. Me le abalancé para cargarlo a palos pero los otros dos me agarraron. El viejo me dijo que estaba todo planeado. Qué en el Fernet había viagra y que el Gordo perdió a propósito. Yo quise luchar pero el negro me la dejo bien clara. Sino hacia lo que me pedían mandaban ya el vídeo a mis contactos. Yo quería llorar y matarlos. El viejo me dijo que no tenía opción.

El gordo medio asustado se excusó diciendo que era verdad que hacía un toco que no lo peteaban. El Gordo se sentó en la silla dónde estaba el viejo y sacó su pija gorda y sudada. El viejo me dijo que me desnudara y le chupara la pija al Gordo como había aprendido… diciendo que me gustaba y todo. Yo estaba rojo de la vergüenza y la bronca. Me saqué la ropa y empecé a chupar. El Gordo me miraba desorbitado y me decía que no podía creer que le estuviera chupando la pija y qué bien lo hacía. El negro también se sacó todo y buscó un forro y lubricante.

Empecé a llorar porque sabía lo que se venía. El viejo le dijo al Gordo que siguiera obligándome a chuparle la pija. El negro se embadurnó un dedo con lubricante y me lo restregó por el ojete. El viejo se arrodilló ye empezó a caricias todo el cuerpo. Cuando llegó a las tetillas vió que me estremecí y ahí descubrió mi punto débil. Les dijo a los otros que había que lograr que yo también disfrutara… a toda costa. El gordo me agarró la cabeza más suavemente y me decía que bien que se la chupaba. El negro metía un dedo hasta el fondo y a la vez me pajeaba con lubricante. El viejo me acariciaba los pezones y me decía cosas cochinas al oído que cada vez me excitaban más. El negro metió dos dedos bien lubricados y seguía con la paja. Yo ya no lloraba. Estaba concentrado en la pija gorda que tenía en la boca y en el placer que sentía en todo el cuerpo. El negro se puso el condón, lo llenó de lubricante y se apoyó en mi orto. Me agarraba las dos nalgas y las separaba. Apuntó la punta de su pija en la puerta de mi ojete y quiso entrar de golpe. El viejo lo paró y le dijo que despacio. Yo dejé de chupar verga gorda y el viejo me pidió que me relajara y respirara profundo. Me seguía tocando los pezones, pero ahora los pellizcaba un poquito. Se me escapó un gemido y el negro aprovecho para seguir entrando. En eso, el viejo se me acerca al oído y me dice que ha entrado toda… y me pellizca bien fuerte las tetitas. Yo respiro bien profundo y el gordo me agarra y me baja a su pija. El negro empieza a moverse y me incomoda pero me la aguanto. El negro me amasa el orto mientras me la da en cuatro y el gordo me tiene la cabeza mientras empieza un mete y saca a todo lo que da. Se escucha un grito y el Gordo le inunda la boca de leche mientras el Jefe me susurra que la trague toda.

Cuando por fin puedo respirar, siento como el negro está bombeándome el orto como un loco mientras grita qué rico culo tengo.

Cuando acaba se me tira arriba de la espalda y me jura despacito que hacía años que fantaseaba con esto.

Cuando me saca la pija me siento re incómodo. El jefe se sienta en el colchón y me dice que me siente en su pija. Yo me estoy por largar a llorar de nuevo. Me hace sentarme arrodillado mirándolo a él. Apunta la pija y hace que me siente de a poquito. Siento el culo partido. Me mira a los ojos el culeado y me dice que me relaje. Cuando logro sentarme y empalarme entero con su verga, el viejo sonríe sobradamente. El guacho me empieza a chupar los pezones y yo me refuerzo de placer. Me pide que me haga la paja y que me mueva solo. Me siento una puta porque no paro de gemir mientras el jefe me chupa los pezones y me da pija por el orto. En eso me agarra de los pelos y me manda un beso morboso. Con mucha lengua y gusto a Fernet. Cuando nos separamos me dice que tengo gusto a leche todavía… y me vuelve a besar. Yo no aguanto más y acabo chorreándonos la panza a los dos. El viejo se detiene, me saca la pija del orto, se para, se saca el forro y se pajea a mil. Me pide que abra la boca y me larga cinco chorros que me los traigo sin chistar.

Cuando terminamos, el Gordo me mira con ganas y el viejo le dice que mañana… ahí caigo que estoy frito… y todo por culpa de mi colita.

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