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El día que me comí a la mujer de mi jefe

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Tuve un trabajo en el cual estuve 5 años, aquel trabajo me dio conocimientos muy valiosos. Empecé desde muy joven en ese trabajo, tenía sólo 25 años.

Mi jefe era un señor de edad avanzada, podía ser mi padre, tenía en esa época como unos 60, su mujer era menor que él por 10 años. Pienso que cuando se van a dar las cosas, la primera vez es determinante, y la primera vez que la vi, lo primero que noté fue que ella era menor que él. La vi como una mujer interesante, no era hermosa pero al ser extranjera porque ambos eran españoles, la hacía una mujer interesante. Pienso que uno de sus mejores atributos era sus grandes senos, no tenía nada de nalgas y estaba un poco gordita, pero ese par de senos grandes y el hecho de ser extranjera era suficiente.

Yo siempre estaba con mi jefe todo el tiempo.

Éramos un dúo inseparable, salíamos a lugares juntos por cuestiones de trabajo obviamente, yo lo apoyaba en todo. A veces me veía como su hijo, y al ser tan joven, si yo hacía algo mal me regañaba, y me levantaba la voz cuando se cabreaba, no me enojaba lo veía como un señor mayor y lo respetaba.

Cuando era la hora del almuerzo se acordaba de su mujer y me decía: “vamos a buscar a mi mujer “

Inicialmente nunca me fijé en su mujer como para tener algo con ella. Teniendo ella 50 años, podía ser mi mamá. No la veía como una pareja para mí. Además lo respetaba mucho a él.

Cuando pasábamos a recogerla, ella era muy cariñosa y amable conmigo, me daba un beso en la mejilla y siempre tenía una sonrisa de amabilidad.

Decía ”que delgado estás Javier” (nombre ficticio) y yo le respondía: “gracias señora Claudia (nombre ficticio) lo que pasa es que yo corro y hago ejercicios” además teniendo 25 años y siendo tan joven pues me mantenía delgado.

Pero en mi inocencia nunca vi esos comentarios de ella como fuera de lo normal, la verdad.

El marido de ella tenía una empresa recién establecida pero interesante y manejaba números interesantes y yo ganaba muy bien y eso me mantenía súper enfocado. Yo era el gerente y su mano derecha en todo. Iba a todas las reuniones importantes, ambos tomábamos decisiones.

A veces íbamos a almorzar con la esposa, pero a veces estábamos en otras provincias o lejos de ella y él no podía invitarla a comer.

Cuando lo dejaba en su casa, a veces me pedía que pasara, yo saludaba a su mujer, y siempre el mismo comentario: “que delgado estás Javier“. Y se reía.

Yo seguía con mi inocencia o idiotez porque lo juro que hasta ese momento nunca sospeché nada.

Recuerdo que un día el escuchó y se puso serio como que no le hubiera gustado, se enfadó y se lo hizo saber a ella.

Siempre era lo mismo de que estaba delgado.

Un día era la hora de almuerzo y mi jefe me dice: “vamos a recoger a mi mujer”.

Como yo conocía el país, conocía los mejores restaurantes y fuimos a uno de esos.

Elegimos una mesa con 4 puestos, yo los tenía a los dos enfrente.

Ella me dice con una sonrisa: “que buen lugar has escogido Javier“. “Gracias señora Claudia”.

Nos traen la comida y todos nos disponíamos a comer, a veces mi jefe hablaba y yo lo miraba con atención y respeto y estando frente a los dos.

En eso cómo si sintiera una mirada, la miro a ella quien se mantenía mirándome fijamente a los ojos. Noté la intención de la mirada, no la apartaba y era una mirada sexual, me dejó sorprendido y me dio un poco de susto, miré para otro lado así como tratar de asimilar lo que veía, lo miré a él rápidamente para ver si se había percatado lo que su propia mujer estaba haciendo en su cara y no se había dado cuenta. Y cada vez que me percataba que él no me estaba mirando, la miraba a ella, me gustaba su mirada insistente y el desafío de miradas, reconozco que ese ha sido uno de los momentos más excitantes de mi vida, ver qué una mujer delante de su marido me coquetea de esa manera. Ya me había dado cuenta de sus intenciones y se lo hice saber al mantener la mirada, pero tenía que ser cuidadoso y mientras su marido hablaba también lo miraba a él, y disimulaba y seguía la conversación. El viejo pendejo ni se daba cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese momento.

Por momentos lo miraba mucho más a él para disimular pero cuando él se descuidaba, la miraba a ella solo para confirmar el deseo sexual que le noté en su mirada. Ya estaba todo dicho y solo era cuestión de tiempo para lograr lo que ella estaba queriendo.

Terminamos de comer y nos fuimos directo al auto, él iba al lado mío hablando y ella un poco más retrasada. Lo miraba a él para ver si se percataba y luego la miraba a ella y ambos nos reímos. Le hice con la mano la seña del celular, es decir que me diera su número.

Entramos al auto yo iba manejando y él iba al lado mío, conversando sus temas, ella iba atrás, noté que abrió su cartera y saco un bolígrafo y empezó a escribir su número de teléfono.

Yo le seguía la conversación al viejo, pero él ni se había percatado que nos mirábamos por el retrovisor.

Al final todo quedó ahí y los dejé en su casa.

Aquel día estaba impactado y me sentía súper halagado, una extranjera española y guapa se había fijado en mí. Podía ser mi mamá es cierto pero esto lo hacía más interesante.

Al día siguiente le mandé un mensaje de: hola

Su respuesta fue: hola guapo

Me gustó lo que pasó aquel día, pero como vamos hacer para vernos ?

Fui directo y le hablé claro.

Su respuesta fue, yo siempre salgo de la casa, podemos vernos mañana en el mismo mall que comimos a las 11 de la mañana.

Le dije ok.

Llegó el día, iba en camino y la llamé, me dijo ya estoy llegando, y le contesté: yo también

Al llegar la veo parada y esperándome, la recogí,

Me dio dos besos en la mejilla y empezó a conversar.

Eres terrible mi niño

Jajaja solté una carcajada

Y adonde me vas a llevar? Me pregunta en su acento de española súper interesante

Te voy a llevar a un lugar interesante, estaba nervioso, sentía cómo me palpitaba el corazón, solo tenía 25, y este era sin duda una de mis más excitantes experiencias la de comerme a la mujer de mi jefe.

Y tienes tiempo le pregunté.

Tengo mucho tiempo, como 2 o 3 horas.

Suficiente le dije

Llegamos al hotel y entramos a la habitación.

Nos abrazamos y me dice: te siento las palpitaciones, estás nervioso? Ay mi niño, me dice

Un poco, le contesto

En lo que la voy a besar, ella se adelanta y llega primero a mi que yo a ella con sus labios.

Nos dimos un largo beso apasionado.

Después le acaricio los pechos con todo y ropa

A lo que ella me dice: “no es mejor si me quitas la ropa?”.

Y le dije si.

Alzó sus manos y le quité la blusa

Después le quité el brassier y contemplé aquel par de grandes tetas blancas con pezones rosaditos hermosos y procedo a mamárselos y suelta un gemido y miro en su rostro la excitación.

La acuesto en la cama para estar más cómodos y me ayuda a quitarme la camisa. Me besa el pecho y me acaricia el cuerpo y el abdomen plano producto de los ejercicios. La miro a los ojos y la vuelvo a besar en los labios.

Algo me detiene y le dije: “no traigo condones, quieres que los compre?“ y su respuesta fue: “como quieras“.

Me sorprendió aquella respuesta y le volví a preguntar “o sea que no es necesario que los compre?”

Y me responde: “como quieras, yo acepto lo que tú quieras. Si quieres hacerlo con condón o sin condón, por mi está bien Javier”.

Esta mujer me había halagado en todos los sentidos. Procedimos a desnudarnos completamente y me dijo: “puedes venirte adentro yo estoy operada“

Uffff que mujer está, pensé en mi mente.

Empecé a introducirle mi pene suave y con ritmo, estaba húmeda pero se sentía rico, en lo que estoy en el mete y saca con ritmo procedo a mamarle los grandes pechos, a lo que ella exclama: “ay que rico“.

Se pasa la lengua por los labios como señal de puro placer. Iba con ritmo constante pero no tan fuerte, no quería venirme ni loco, seguía el mete y saca y cuando mi boca no estaba en sus pechos estaba en sus labios.

Hice una pausa y le pedí que por favor se pusiera arriba. Y así lo hizo

Estaba subiendo y bajando y decía: ay que rico, que grande la tienes “es la mejor pinga que he tenido. Esta súper grande.

Estando ella arriba sentía mucho placer: y gemía bastante y me dijo: “me voy a venir ahhhh ahhh ahhh que rico”.

Se detiene y me da un beso de pico en los labios.

Y se acuesta en la cama.

Yo aún no me había venido, o sea esto recién comenzaba.

Le dije ponte en 4 mami y así lo hizo.

Empecé a darle y uff que delicia ver cómo se movían ese par de grandes tetas y cómo se chocaban con su humanidad. Estuvo varios minutos así y le pedí que por favor se acostara.

Me puse arriba cara a cara nuevamente, aún ni me había venido y quería llegar a eso.

Empecé a aumentar la velocidad y darle duro a esa mujer, sin duda alguna representaba una de las mejores experiencias de mi vida.

Se escuchaba el ruido de la penetración bien fuerte y me sentía a otro nivel. Empecé a contar las veces que entraba y salía para que fuera bastante. Hasta que hubo un momento en que fui sintiendo que ya me estaba llegando y de que me iba a venir.

Sus gemidos en voz baja y la forma en cómo se quejaba eran de otro mundo. Hasta que llegaba el momento y le dije: ”me voy a venir“.

Y sas le llené toda su micha de semen, fueron chorros y chorros, me palpitaba el pene dentro de ella descargándose. No lo quería sacar por nada del mundo, lo dejé ahí por varios minutos.

Al final lo retiré y descansamos por unos minutos.

Volvimos a hacerlo por segunda vez esta vez demore mucho más. Y volví a venirme adentro.

Esta fue la primera de muchas veces que estuvimos juntos.

Era mi mujer.

El marido nunca se dio cuenta, pero a veces si sospechaba cuando nos reíamos.

Y así fue como me comí a la mujer de mi jefe.

Pueden escribirme a [email protected].

 

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