Nuevos relatos publicados: 7

Hipnosis (Parte 1)

  • 3
  • 10.007
  • 9,80 (15 Val.)
  • 4

¿En qué momento ocurrió esto? Estaba arrodillada, como poseída, degustado un delicioso pene. No podía despegar mi boca ni mi lengua de él, era grande, firme y duro, tenía un sabor encantador. Su aroma solo invitaba mucha lujuria. Mis senos estaban descubiertos, solo tenía aun mi falda amarilla. Algo andaba mal...

Ese pene no me pertenecía. No era el pene de mi novio. Sabría reconocerlo fácilmente, pues no es ni de cerca tan grande como este. ¿Cómo había llegado a esta situación? Me costaba recordar en qué momento había conocido a este chico, en qué momento fui seducida de tal forma, que estaría disfrutando tanto de otro miembro masculino que no fuera el de mi querido novio. ¿Cómo fue que fui despojada de mi blusa, regalando mis senos que, aunque disfruto de presumir, celosamente guardo para mi novio? Sentía humedad en mis pezones, sentía el frio del aire acondicionado. Era obvio que una lengua ya había pasado por ahí. Lo más extraño, no podía detenerme, estaba perdida en ese dulce pene delicioso. Mis pensamientos estaban turbios. Supuse que era el alcohol.

Y aunque me pareciera muy extraño... no tenía ni la más mínima intensión de detenerme. Algo en mi me impulsaba a seguir así, saboreando... siendo una puta.

Estaba muy cerca de una mesita, como un tocador. Mi celular estaba ahí. Una llamada. Era mi novio. Noté la hora y era tarde.

—Contéstale —me ordenó la voz del muchacho con el que me encontraba. Era una voz muy familiar. Pero estaba tan confundida que no podía pensar claramente.

Extrañamente obedecí. He sido infiel en otras ocasiones (cuando la situación es inevitable) y jamás me atrevería a contestarle a mi novio. Pero lo hice.

—Amor, dónde estás? No avisaste cuando llegaste a tu casa... —me reclamó algo serio, molesto.

—Amor... no puedo ahora... —no podía parar de saborear este misterioso pene. Debí haber sonado como si estuviera comiendo una paleta al teléfono.

—Dónde estás? Está todo bien? —preguntó mi novio algo nervioso.

—Dile... —me ordenó la voz de mi acompañante.

—Mi amor... perdóname. Debiste haberme acompañado. No llegaré a dormir, mi amigo me invito a pasar la noche con el —no entendía. ¿Por qué dije todo eso? ¿En qué estaba pensando?

—Cómo?! Cuál amigo?! Cómo que pasar la noche?! —el tono de mi novio me indicaba furia y mucha preocupación. Miedo.

—Si amor... me hará el amor esta noche —esto no podía estar más fuera de control.— No quiere usar condón, perdón amor —nuevamente mi boca traicionaba a mi mente. Era como si me desconectara temporalmente.

—Sofía, con quién estas?! Es broma?! —me preguntó mi novio. En el fondo sentía horrible por él, Sabía cómo debía sentirse, pero mi mente no me dejaba actuar.

—No amor, no es broma. Él me dará lo que tú nunca has podido darme — le dije. Me sentía terrible, pero mi mano continuaba masajeando suavemente el exquisito pene del que al parecer era mi amigo.

—Es en serio, amor?! —me preguntó mi novio, se oía aun molesto, preocupado.

—Si mi amor... te tengo que dejar. Ya quiere que me desvista —le dije. Inmediatamente le colgué. Puse el celular de nuevo en la mesita.

—Muy bien preciosa —me dijo mi "amigo".— Esta noche ya no eres su mujer —me dijo sonriente.

—Ya no —le sonreí.

—Tómate una foto —me ordenó.

Y lo hice. Tomé el teléfono, me tomé una selfie, apreté mis senos con mis brazos para hacerlos ver más apetecibles. Actuaba como si otra persona me controlara. Me fijé que el largo pene apareciera frente a mi cara. Sonreía pícaramente. Flash. Tomé la foto.

—Mándasela —me dijo.

—Sí... —le contesté. Abrí mi Whatsapp. Encontré la conversación con mi novio. Estaba lleno de audios, mensajes, preguntándome dónde estaba. Busqué entre las fotos. Seleccioné. Envié la foto. Debo admitir que me veía hermosa, mis senos brillaban por el flash de la cámara frontal. Era una foto tan sexy.

Chicos, les doy un consejo. No dejen que su novia vaya sola de fiesta.

Continuará...

(9,80)