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Un colegio especial

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Otra vez estaba llegando tarde. Fabiana se apuró a entrar al salón de clases confiando en pasar desapercibida, pero grande fue su sorpresa al encontrar a sus compañeros en pleno silencio, concentrados en sus pupitres escribiendo algo. Recordó al instante que esa mañana tocaba prueba escrita, casi de inmediato sintió la voz del profe de Historia, que sentado en su escritorio al frente del salón, le dijo: ‘Señorita Fabiana, otra vez llega tarde, vaya a la dirección por favor’.

Fabiana quiso esbozar una excusa "Pero es que..." y fue interrumpida por la voz del profe que esta vez sin mirarla le volvió a decir "Vaya a la dirección, por favor" con tono autoritario. No tuvo más remedio que volver sobre sus pasos, y dirigirse por el pasillo hacia la Dirección. La secretaria del Director, la Señorita Luciana, una mujer madura de gesto adusto y aspecto severo la recibió preguntándole a que se debía su concurrencia a la Dirección. "El profesor de Historia me dijo que viniera porque llegue tarde a clase" contesto Fabiana.

La mujer se dirigió al escritorio donde había un intercomunicador, pulso un botón y dijo "Sr Director tengo una alumna castigada por llegar tarde, la hago pasar?" "Castigada?" pensó Fabiana, ella suponía que a lo sumo le darían una amonestación. La mujer se volvió hacia la chica diciéndole "El Director la espera, pase" y Fabiana sintió en ese momento la mirada escrutadora de la mujer, la miraba de arriba abajo evaluando lo corta de la polera escocesa del uniforme que lucía la joven, que ponía en evidencia sus lindas y bronceadas piernas.

Fabiana era una chica alta, a sus 18 años había heredado de su padre su alto porte y de su madre su rubia cabellera, que usaba larga y daba a su aspecto personal un atractivo que hacía que los chicos del cole e incluso más de un profe se dieran vuelta para verla. En ese momento, mientras entraba al despacho del director, se sintió incomoda con la mirada de la Señorita Luciana, recordaba que algunas compañeras suyas decían que a la Secretaria del Director le gustaban las chicas y hasta hablaban de una supuesta aventura de una chica del último año con la Señorita Luciana. Sintió incluso cuando le daba la espalda, que la mujer la desnudaba con los ojos, pensó que seguramente eran suposiciones suyas e ingreso al despacho donde la esperaba sentado en su sillón, tras un imponente escritorio. El Sr Juggernuts, director del colegio-

Fabiana solo había visto dos o tres veces de cerca al director, se sorprendió al ver lo alto que era, incluso sentado su figura sobresalía, sus cabellos totalmente canosos y su expresión severa imponían respeto. Era un hombre de edad madura, entre 50 o 60 años, para Fabiana era difícil descifrar la edad que tenía, solo sabía que era un hombre mayor. Fabiana se reconocía como adicta a los hombres mayores, no le interesaban los jóvenes de su edad a los que consideraba insípidos y superficiales Sus preferidos eran los señores grandes, los padres de sus amigas o amigos de sus padres. De hecho había perdido su virginidad el año anterior, en una fiesta despedida de año con el padre de una amiga, una noche que todo se había descontrolado y en medio de los fuegos artificiales ella también había tenido sus fuegos artificiales. Sin embargo, ahora enfrentada con el Director, lo menos que podía sentir eran fuegos artificiales. Ese señor imponía respeto y autoridad.

Se levantó de su sillón y le dijo "Acérquese señorita", Fabiana se acercó hasta estar a dos pasos del Director. "Tengo entendido que ha llegado tarde en repetidas oportunidades, en este colegio se respeta la puntualidad, es algo serio y que merece ser corregido".

El Sr Juggernuts le dijo ahora con un tono más enérgico "Va a tener un correctivo para que no vuelva a incurrir en faltas, de lo contrario los correctivos van a ser cada vez más serios" y agrego "Póngase de frente al escritorio y súbase la pollera"

Fabiana creyó que no había escuchado bien, quedo un instante petrificada y solo pudo decir "Que me suba que..." a lo que el Director dijo, alzando la voz, "Que se suba la pollera, y si Ud. no quiere le diré a la Señorita Luciana que se lo haga, que prefiere?" La joven lo pensó un segundo y decidió que no iba a permitir que la secretaria del director le subiera la pollera y con timidez tomo los costados de su pollera y los subió apenas unos centímetros.

El director, a su espalda dijo "Hasta la cintura señorita, hágalo rápido así terminamos el correctivo, solo está demorando esta situación"

Fabiana no terminaba de creerlo, el Director le estaba pidiendo que se subiera la pollera hasta la cintura y la dejara exponiendo su cola, no podía estar ocurriendo.

"Quiere que llame a la Señorita Luciana así terminamos de una vez?" Nuevamente la chica obedeció y se subió la falda hasta la cintura, sintiendo que enrojecía de vergüenza y de humillación. El Señor Juggernuts dijo ahora "inclínese sobre el escritorio, señorita", Fabiana obedeció y a pesar de lo bizarro de la situación sintió un estremecimiento que provenía de su entrepierna, sentirse desnuda de la cintura para abajo mientras el director la observaba era de alguna manera muy excitante y noto que empezaba a notar una creciente humedad en su intimidad.

El director dijo, mientras miraba extasiado las nalgas y piernas desnudas de la chica, "Veo que tampoco usa ropa interior decorosa de acuerdo a este colegio, señorita, pero de eso hablaremos luego" refiriéndose a la pequeña tanga de algodón blanco que usaba Fabiana.

La chica sintió que el director se acercó más hacia ella mientras decía " En mi época eran 30 nalgueadas, pero ahora son solo 10, antes aprendíamos disciplina y respeto" y al mismo tiempo sintió el primer "Paf" en su nalga izquierda. La tomo por sorpresa, no recordaba que ni siquiera sus padres la nalguearan cuando era chica y se portaba mal, esas prácticas ya no existían. El director descargo una segunda y tercera palmada en su nalga y aunque fuera inverosímil Fabiana sintió que se excitaba y mojaba cada vez más. El Sr Juggernuts termino de aplicar las 5 palmadas en la nalga izquierda y ahora continuo el correctivo sobre la nalga derecha de la chica que cada vez se excitaba más y su humedad era evidente traspasando su tanga. Cuando hubo terminado, el director pasó sus dos manos por las nalgas de la chica, aliviando así su irritación, y continuó acariciando por la parte trasera de sus sedosos muslos. Fabiana sentía que ya no podía controlarse, sus pezones estaban duros por el contacto sobre el escritorio del director y esas caricias la estaban llevando inexorablemente a tener un orgasmo Quería que la siguiera acariciando, las manos del director volvieron sobre sus nalgas y ahora deslizo sus dedos por entre las dos nalgas hasta llegar a su mojada conchita, "Parece que el correctivo le está gustando, vamos a tener que hacer algo" dijo mientras presionaba con sus dedos sobre la mojada tela de la tanga.

El señor Juggarnuts, en este momento experimentaba una formidable erección, recordaba haber "castigado" otras alumnas pero ninguna estaba tan buena como esta rubia, verla a su disposición, echada sobre su escritorio mientras le manoseaba las nalgas y la concha lo estaban volviendo loco. Decidió aumentar el "castigo", con sus dos manos tomo los costados de la tanga y los bajo por sus piernas hasta sacársela por los tobillos. Fabiana sintió cuando el director se bajaba el cierre de su pantalón y lo siguiente que sintió fue una mano sujetándola por la cintura y de inmediato, casi sin darse cuenta, sintió que el miembro del rígido y severo Señor Juggernuts la estaba penetrando. Soltó un gemido mezcla de sorpresa y placer y de inmediato el hombre empezó a cogerla, moviéndose hacia adentro y afuera con energía, situándose mejor entre las piernas de la colegiala para penetrarla mejor. Los resoplidos placenteros del director se mezclaban con los gemidos de Fabiana. Por largos minutos lo único que se escuchaba eran los sonidos que hacían la desigual pareja, una chica joven y un hombre maduro, resoplando sobre el escritorio que se cimbraba al impulso de las embestidas que le propinaba el hombre a la chica, que a su vez adaptaba sus propios movimientos a los de su pareja. El Señor Juggernuts sentía que desde sus testículos partía la orden inexorable de descargar todo su contenido y en una frenética embestida empezó a eyacular dentro de Fabiana. La chica sintió la calidez y humedad que se derramaba dentro de ella y a su vez experimento un orgasmo que la hizo arquearse sobre el escritorio, convulsionada del placer y sin poder evitar gemir quedamente mientras el director terminaba de descargarse.

Al cabo de unos instantes, el director se apartó de la chica, su miembro ya había perdido rigidez, se acercó a un cajón del escritorio, saco unas servilletas y se limpió y subió los pantalones. Saco más servilletas, se acercó a Fabiana que continuaba boca abajo sobre el escritorio, le limpio las piernas por donde había rastros de su semen, con más servilletas limpio la zona intima de Fabiana, que parecía estar en el limbo, sin entender lo que había pasado. Le dio su ropa interior, le dijo que se vistiera, que su "correctivo" había terminado y que esperaba que desde ahora en adelante no hubiera más motivos para "castigarla" pero si tenía que hacerlo iba a ser inexorable. Fabiana, confundida, solo atino a contestar, "Si Señor Director, quiero decir no Señor Director" y salió del despacho mientras la Señorita Luciana la miraba de manera intrigante. El resto de la mañana Fabiana paso desconcentrada en las clases, no entendía nada, no ponía atención, su mente solo repasaba lo que había ocurrido en la oficina del Director. Y en determinado momento se dio cuenta que su entrepierna se volvía a mojar.

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