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Primordial

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Era el otoño en aquella noche montevideana del 2001. Lucía cobijada en el la comodidad de su casa se encontraba en su estudio en penumbras mientras su atención se volcaba a la pantalla de la computadora. En la casa había una persona más, su pareja pero este permanecía ocupado en otras tareas mientras ella trabajaba en la pc.

Lucía conoció a Marcelo, cuyo nombre en realidad es Gustavo chateando. Las primeras charlas fueron sobre cosas generales, se contaban sus vidas, de sus parejas , de sus venturas y desventuras que hacían, su relación sentimental..

El era casado con dos niños de los que a Lucía le encantaba escuchar. Lucía vivía en pareja desde hacía casi un año. Sus charlas se extendieron un tiempo cuando Marcelo estaba en su trabajo en un diario y Lucía se conectaba de un ciber café. Alguna vez llegaron a chatear cuando ella se encontraba en su casa y entonces las charlas discurrían por numerosos temas amparados en aquella casi semi intimidad que había entre los dos.

A veces las charlas con Marcelo se elevaban de tono, él usaba un lenguaje provocador, hacia preguntas incisivas y no puedo negar que la excitaba mucho. Era muy difícil contenerse de poner caras o hacer gestos sobre lo que él escribía. En un momento preciso la pareja de Lucía salió y ella no se contuvo de comentárselo a Marcelo. Entonces la charla cambió un poco de rumbo, es decir tomó el rumbo que solía tomar, una conversación muy erótica y atrevida .No podía evitar lo que ese hombre le causaba, le encantaba las sensaciones que producía en todo su cuerpo y disfrutaba cada palabra. Fue entonces que Marcelo le preguntó si podía llamarme al celular .

Nunca antes habían charlado por teléfono mientras Lucía estaba en su casa y menos él en l a suya. Comenzaron a charlar y por supuesto ella comenzó a respirar más fuerte sintiendo como el aire entibiaba sus mucosas, como una profunda excitación quemaba su pecho. Él le preguntaba como ella estaba vestida y comenzó a decirle que deseaba acariciarla y hacerle el amor.

Le relataba las caricias que le haría si la complicidad del tiempo ye el espacio les permitiera estar juntos. Lucía se excitaba mucho, sentía como su vagina se humedecía, como sus pezones se endurecían y empujaban la ropa .Empezó a deslizar sus dedos por sobre su ropa interior lentamente acariciando suavemente, sintiendo la humedad que brotaba de ella . Entonces sin prisa deslizó sus dedos por debajo y empezó a rozar el clítoris moviendo sus dedos de manera circular, presionando sintiendo que la excitación aumentaba más y más. La respiración se entrecortaba, pero lo que estremeció su corazón fue el ruido de la llave en la puerta, su pareja había vuelto.

Era imposible cortar esa charla, pero más imposible era negar que algo sucedía, ya que su rostro era un poema. Se esforzó por disimular y se fue a hablar a otra habitación. Por supuesto que la pareja de Lucía preguntó quien era, a lo que contesto que era una amiga.

Entró en una habitación y cerró la puerta y no pudo evitar seguir acariciándose. Era todo una locura, él estaba a unos metros, podía escucharla gemir, podía escucharla hablar pero en ese momento no le importo nada y siguió entregándome a los susurros, a las caricias que Marcelo esbozaba a través del teléfono. Su voz la transportaba, la manera en que decía las cosas, las cosas que decía eran espectaculares y lograba liberar todo la pasión sin importar nada más. Fue así que luego de unos minutos tuvo un orgasmo que trato de disimular de la mejor manera, evitando gritar y gemir como deseaba. Luego de que todo acabó, Lucía se arregló la ropa y salió de la habitación. Había sido su primera experiencia telefónica y sólo fue el principio de una larga historia con Marcelo.

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