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Cuando te reclutan, cualquier hueco es trinchera

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A regañadientes y de camino hacia el batallón reclutado para el servicio militar y asignado al Pelotón No. 4 del Cuerpo de Infantería, miraba por la ventana del bus despidiéndome de una vida desordenada y placentera, yo un joven de raza negra delgado y con un cabello afro que pronto perdería por un corte militar solo pensaba si sería capaz de someterme a las órdenes, a la disciplina y madrugar.

Pero era mirar alrededor y todos los que íbamos en ese bus ninguno que estaba saltando de alegría por reclutarse e inclusive los voluntarios que con tristeza se despedían de sus familias o novias que posiblemente solo en unos meses volveríamos a ver. Ya de camino para el batallón que estaba ubicado en un sitio cálido, se sentó en la silla del al lado Benítez un joven del interior del país, blanco este como la mayoría de los reclutados que aburrido como yo me decía;

Benítez: Cuando volveremos a beber una cerveza? Cuando veremos a la familia?

Yo: Quién sabe? Pero pasara unos días o meses…

Benítez: Y el sexo?

Yo: Ahí si… Y ni revistas porno! Jajaja

Así entablamos una conversación con Benítez que hizo ameno el viaje, pero llegamos al Batallón y de inmediato nos hicieron formar para darnos la bienvenida, que de bienvenida poco porque empezaron las órdenes las reglas y las privaciones, quitándonos los teléfonos luego vino el corte de cabello donde mi afro frondoso termino en nada y por último el cambio de vestimenta por el uniforme camuflado lo que nos indicó que ya no éramos civiles sino éramos el soldados por lo que ahora era el soldado Ramírez y mi nuevo amigo era el soldado Benítez.

Al día siguiente el pelotón No. 4 se nos ordenó formar a las cuatrocientas horas donde nos reasignaron nuestros comandantes e instructores de la base militar el primero en presentarse fue el Sargento Martínez un hombre de realmente intimidante por su tamaño con sus 1,96 cm y su voz firme gruesa, nos indicaba que sería el encargado de prevalecer la disciplina en el pelotón. Luego se presentó la Subteniente Rojas una mujer que nos impactó a todos por su esbelta figura acuerpada ella, de tés blanca, 1,74 cm y con un hermosa cabellera pelirroja quien se encargaría de instruirnos en lo táctico y físico, junto al Capitán Torres líder del pelotón, esa sería la cadena de mando más cercana pero también estaba obviamente en la base más superiores como el coronel Romero y el comandante de la bese mi General Giraldo.

Luego no tardaron las ordenes y los deberes sin darnos espacio al ocio, haciendo que día se pasara volando y solo hasta las mil novecientas horas nos permitieron descansar en los catres apagando las luces, sin embargo se escuchaban murmullos de mis compañeros comentando la experiencia del primer día, pero el tema más recurrente fue la subteniente Rojas evidentemente fue un estimulante para soportar tanta orden y como decía Benítez:

Benítez: Con mi subteniente Rojas solo es que mande y yo se lo mando jajaja.

Ramírez: Da placer decirle MI subteniente Rojas…?

Benítez: Ya quisiera poseerla a mi subteniente Rojas

Ramírez: Y porque no? Seguro no aprobado verga de negro Jajaja…

Benítez: Soñar no cuesta nada!

Y así pasaron 6 semanas muy duras de entrenamiento donde el único aliciente era ver a mi Subteniente Rojas, pero eso tenía de contraproducente que el pelotón alimentaba día a día las ganas de tener sexo, pues la abstinencia no la calmaba ni una ducha, ni una masturbada y lo que es peor no tenia de mal humor a más de uno, generando actos de indisciplina que el sargento Martínez trato de manejar pero en realidad todos estábamos pidiendo a gritos una salida de la base por lo que fui a presionar al sargento Martínez:

Ramírez: Mi sargento Martínez para solicitarle el favor de un permiso para el pelotón que estamos cansados y necesitamos despejar la mente

Sargento Martínez: Y es andan muy estresados?

Ramírez: Mi sargento es que hace mucho no vemos a la familia, ni las novias…

Sargento Martínez: Aaaaa… Deje sus maricadas Soldado Ramírez lo que pasa que tienen ganas de sexo! Y eso se soluciona con una salida una noche al pueblo donde las putas.

Ramírez: Pues si! Entonces nos da el permiso?

Sargento Martínez: Voy a preguntarle a mi capitán Torres y les cuento.

Luego fui a donde mis compañeros hacer las labores de aseo que nos había ordenado el sargento Martínez, obviamente mis compañeros estaban esperando la buena noticia pero nada, había que seguir esperando y aguantando las ganas por otros cinco días donde mi sargento Martínez nos informó:

Sargento Martínez: Soldados mi capitán me dijo que por motivos de seguridad por ahora esta negada la salida de la base.

Eso no solo desalentó el pelotón sino también puso el habiente más tenso, lo que hacía que la convivencia estuviera hecho un infierno, por lo que como líder del pelotón sin proponérmelo fui hablar con mi capitán Torres:

Ramírez: Mi capitán Torres para solicitarle que reconsideren la opción de dejarnos salir solo una noche.

Capitán Torres: Soldado Ramírez ya dimos una instrucción no me saque el mal genio, además si la cosa es de sexo como me dijo el sargento Martínez, jálensela! Pensando en la subteniente Rojas que es una buena motivación o no? jajajaja…

Ramírez: Mi capitán permiso de hablar libremente…

Capitán Torres: Hágale soldado hable!

Ramírez: Ese el problema mi capitán, la subteniente es como pedazo de queso en medio de ratón hambriento

Capitán Torres: Jajajaja… Muchas ganas por la subteniente entonces los tiene estresados! Pues que los ratones coman queso.

Ramírez: Jajajaja

Capitán Torres: Soldado estoy hablando en serio. Cómanse esa zorra y así matamos dos pájaros de un tiro

Ramírez: Como así?

Capitán Torres: Mire soldado necesito darle una lección a la subteniente Rojas que la ponga sumisa y respete. Entonces vamos organizar un campamento en la jungla al mando de la subteniente Rojas para que desfoguen sus ganas y llegue sumisa esa zorra! Entendido soldado?

Ramírez: Firme mi capitán.

Luego le comunique las novedades a mis compañeros los cuales más que tranquilizarlos los puse ansiosos como ratones de laboratorio por lo que las horas estaban contadas alas seiscientas horas saldríamos en un helicóptero a un lugar remoto de la jungla al mando de mi subteniente Rojas, que por cierto era centro de todas las miradas del pelotón que ya la miraban con lujuria, pero ella mantenía su posición de mando y firmemente nos daba la orden de bajarnos del helicóptero para someternos en la espesa selva, y por cerca de unas dos horas de marcha la subteniente Rojas dio la orden para el levantamiento del campamento el cual el pelotón cumplió, pero esperaba con premura la orden mía para atacar a la subteniente Rojas y tomar el mando sobre ella.

Y al ver la ansiedad de los soldados me toco dar la orden y hacia las mil trescientas horas se dio la orden apoyado por mi sargento Martínez, pero liderado por mí se tomó posesión sobre la subteniente Rojas que aterrada vio como no solo era relevada en su mando sino manoseada por todo el pelotón pero hábilmente supo dar la pelea y salió a correr por lo que el sargento Martínez dijo:

Sargento Martínez: Cójanla! No la dejen ir muy lejos. Cójanla! y el primero que la agarre se la come!

Por lo que se volvió una cacería en la mitad de la selva a pleno rayo de sol, todos salimos detrás de mí subteniente Rojas alborotados he entusiasmados por ser el primero en poseerla, pero la subteniente supo esconderse como libre asustada pero por suerte la encontré primero pero como buena soldado se me enfrento cuerpo a cuerpo y debo reconocerlo me estaba ganando sino es porque llega mi sargento Martínez que gracias a sus 1.96 cm la tomo fácilmente del cuello con una sola mano y le dice;

Sargento Martínez: Mi Subteniente rojas tiene una nueva misión, satisfacer al pelotón con sus atributos y comienza con el soldado Ramírez que la encontró de primeras.

Subteniente Rojas: Suéltenme no se atrevan!

Para ese momento ya estaba todo el pelotón alrededor de la subteniente Rojas que con arengas decían; “Viólenla” y ponía muy alterada a mi subteniente Rojas que trataba de zafarse de las manos de mi sargento Martínez pero este la tenía plenamente controlada por lo que facilito quitarle el camuflado lentamente, para el divertimento de todo el pelotón que feriaba sus prendas en las medida que se lo íbamos quitando primero fue su saco, luego su pantalón y por ultimo su camiseta negra dejándola solo en ropa interior y fue ahí donde puso firme todo el pelotón al admirar sus piernotas jamonudas, sus pechos enormes y unas caderas que invitaban a fusilar con nuestros cañones. En ese momento el sargento Martínez la dejo suelta a la subteniente Rojas como el queso en medio de ratones y dándome la orden:

Sargento Martínez: Tómela solado Ramírez!

Y al mirar a la subteniente Rojas estaba humillada tratándose de cubrir llorando pidiendo que le dieran su ropa y que no le hiciera nada, pero yo estaba muy hambriento y me lance contra ella con mucho ímpetu arrancándole su brasier primero y luego sus pantys negros, para por fin penetrarla brutalmente sacándole muchos alaridos de ramera que no solo satisfacían al pelotón sino me animaban a aferrarme a mi subteniente Rojas como un taladro clavándole mi verga una y otras vez en lo profundo de su vagina, saciando todas las ganas reprimidas mientras ella solo gritaba;

Subteniente Rojas: Para! Basta!

Pero yo literalmente le solté toda la artillería haciendo que la subteniente Rojas no solo se rindiera entregándose a mí, sino también me entregaba el mando pues comenzó a gemir como ramera teniendo múltiples espasmos que sentía a placer porque la subteniente Rojas había sido sometida y poseída.

Luego sin dejarla casi tomar aliento mi subteniente Rojas siguió mi sargento Martínez, que muy violentamente la jodió como si fuera una muñeca zarandeándola en el aire la insertaba en su verga por detrás, mientras que ella solo podía gritar infructuosamente pues después seguirán toda clase de vejámenes con el resto del pelotón que pudo desfogar todo el estrés que tenía acumulado con la subteniente Rojas que hicieron que al final de la tarde ya estaba sumisa y presta para los que quería repetir con ella y hacer lo que quisiéramos, por lo que más de unos repitió con ella solo que en tríos y cuartetos. Yo particularmente repetí con la subteniente Rojas obligándola a que chupara mi verga lo cual fue un trabajo fantástico al ver como colaboraba y cumplía con la orden, aunque yo le ayudaba tomándola de su cabello largo y pelirrojo lo hizo muy rico!

Así la noche llego en al campamento y antes de irme a descansar mientras las órdenes para subteniente Rojas aún se escuchaban a lo lejos llame a mi capitán Torres para reportarme;

Soldado Ramírez: Mi Capitán reportando la última novedad

Capitán Torres: Diga soldado

Soldado Ramírez: Mi capitán el pelotón firme con la subteniente Rojas. Está sometida! Espero ordenes?...

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