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Todo en familia (7ª parte de 8)

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Después de esclavizar a Marta, la madre de Sonia y Jorge, quien realmente lo deseaba, la situación comenzó a cambiar pues ahora tenía mi propia cuadra de esclavos. Poco a poco comencé a follar menos en casa, en parte por las necesidades de llevar adelante mis estudios, y en parte porque gran parte de mi tiempo libre, que antes lo dedicaba a follar en casa, lo invertía ahora en mis aventuras con mi familia de esclavos. En mi casa no tenían ni idea de la existencia de mis sumisos, pensaban que cuando yo salía lo hacia con mis amigas, tal como les decía, para evitar que Alberto me volviese a pisar la presa. Esta situación no hacia mucha gracia a mi padrastro, pero al creer que yo salía con mis amigas no se atrevía a decirme nada pues temía que pudiese hacerse publica nuestra relación tan especial.

Este estado de cosas se mantuvo durante mas o menos un par de meses, hasta que recibí una sorpresa que al principio no entendí y que dio un nuevo giro a la situación. Todo empezó un sábado por la mañana, cuando Alberto, Stephan y yo estábamos en mitad de una salvaje ración de sexo. Estábamos los tres tumbados en la cama, en una de las habitaciones de la última planta, yo tumbada de lado con una pierna levantada, que sujetaba con sus fuertes brazos Alberto, el cual estaba tras de mí perforándome el culo con su gran polla, mientras que Stephan estaba delante de mí con su cabeza entre mis piernas y con su polla en mi boca. El ucraniano lamía alternativamente mi coño y la parte de polla de mi padrastro que quedaba fuera de mi culo en cada empellón. De cuando en cuando el chico sacaba la polla de Alberto de mi ano y se la tragaba hasta la raíz, entonces yo notaba como en mi culo dilatado entraba el aire y como se deslizaba por las paredes de mi recto la mezcla de semen, saliva y jugos vaginales propios que Alberto había usado como lubricante para encularme tras haberme follado por el coño. En estas estábamos cuando Alberto me dijo: - Sabes Sabrina, el próximo fin de semana tendremos una gran fiesta en casa y será tu presentación en la sociedad.

En ese momento me hubiese gustado preguntarle que estaba hablando, pero es difícil hablar con una polla dentro de la boca y preferí seguir chupando aquella preciosa y depilada polla eslava.

Seguimos así un rato, logrando yo un par de orgasmos hasta que noté como se desbordaba un torrente en el interior de mi recto. Alberto lanzaba generosas cantidades de su espeso y caliente semen. Tan pronto comenzó a correrse Alberto, Stephan sacó la polla de mi padrastro de mi culo y la introdujo en su sedienta boca, tragando ávidamente aquel néctar seminal y luego pasó a lamerme el ojete para no desaprovechar ni una gota, satisfaciendo así su perpetua sed de esperma. Una vez satisfecha su ansia descargo sus cojones en mi boca, dándome como siempre una deliciosa ración de semen ucraniano. Yo me tragué los tres primeros chorros pero el resto de la corrida la acumulé en mi boca. En cuanto Stephan hubo terminado gire mi cabeza y mostré a mi padrastro mi boca llena de semen. Jugué un rato con la masculina esencia en mi boca hasta el momento en que mi padre acercó su boca a la mía y nos besamos. Introdujo su lengua en mi boca jugueteando el también con aquella espesa masa de semen además de con mi lengua, hasta que se la pasé a él, quien se la tragó con cara de satisfacción.

Una vez hubimos terminado pregunté a Alberto a que se refería con lo que había dicho antes acerca de la fiesta, pero el me replico que no me preocupase en ese momento.

Alberto se levantó de la cama y se acercó a el asiento que estaba frente a esta, donde se encontraba atada Ludmilla. Había estado allí todo el tiempo, sin poder intervenir, pues estaba atada a aquel sillón, por cierto, con las piernas bien abiertas. Estaba así como castigo por no haber estado bien depilada el día anterior. El castigo consistía en que permanecía sentada con las piernas abiertas al máximo, los labios del coño abiertos y estirados hasta el limite gracias a unas pinzas metálicas de cocodrilo que generaban una gran presión y que estaban unidas a sendas cadenitas atadas a los brazos del sillón. En el culo tenía insertado un vibrador metálico que marchaba a toda potencia, mientras que otra pinza metálica oprimía su clítoris, la cual, al igual que el vibrador, estaba conectada con sendos cables a un regulador de corriente con temporizador y a una batería, de manera que cada tres minutos recibía una descarga de mediana intensidad que hacía que se debatiese entre espasmos en el asiento. Esos movimientos incontrolados hacían que los labios vaginales se estirasen aun mas y además como tenía enrolladas alrededor de la base de cada una de sus preciosas tetas una cuerda, las cuales a su vez estaban atadas al respaldo del sillón, resultaba que con cada movimiento en una dirección el pecho del lado contrario era oprimido y estirado. El tormento sobre sus pechos no terminaba ahí pues en cada uno de sus protuberantes pezones había prendida una pinza de la cual pendía una pesa de modo que a cada movimiento las pesas se balanceaban estirando aun mas sus pezones. Ludmilla tenía los pechos morados y los pezones increíblemente estirados, se le habían saltado las lágrimas de dolor pero aun así había en el asiento del sillón una mancha de flujo que goteaba hasta el suelo.

Alberto acercó su polla morcillona a la cara de Ludmilla quien abrió la boca y con gesto suplicante acercó la cabeza con animo de chuparla. Sin embargo mi padre le agarró la cabeza antes de que llegase a engullir su pene, mientras que con la otra mano agarró su nabo y lo apuntó a la boca de la ucraniana. Comenzó a salir un grueso chorro de amarilla orina que era recogido por Ludmilla en su boca. Esta tragaba todo lo que le era posible pero era tan grande el caudal que le costaba hacerlo y alguna parte de la meada se derramaba por su cuerpo. Pronto se unió Stephan y con tanta cantidad de cerveza humana apenas podía Ludmilla tragar ni la mitad de aquel río dorado, de manera que el amarillo torrente también regaba su cuerpo. Cuando los chicos hubieron terminado llegó mi turno. Me coloqué en pie sobre el asiento del sillón pisando los muslos de nuestra criada eslava con mis zapatos de tacón de aguja, los preferidos de mi padrastro cuando me monta, y apuntando con mi coño a la boquita de nuestra esclava. Lentamente deje brotar mi orina que ella recibió con deleite pues sin perder ni una gota fue tragando la meada que yo le ofrecía. Cuando terminé acerqué mi coño a Ludmilla quien me lo limpió de las ultimas gotas de orina lamiéndome a conciencia el coño.

- Espero que esta vez hayas aprendido la lección - dijo mi padrastro con tono severo a Ludmilla - La próxima vez no seré tan clemente.

Yo me puse a desatar a Ludmilla mientras el hermano de esta y Alberto salían de la habitación. La cara de satisfacción de la ucraniana y el inmenso charco de flujo que había dejado en el sillón y el suelo no hacían sino indicarme que había hecho que la castigasen aposta. Sabía que mi padre es muy maniático con ese tipo de asuntos y no era la primera vez que la castigaba por algo de ese estilo, así que no había otra explicación que la de que lo había hecho para ser castigada, de manera que Ludmilla iba a resultar una esclava a la que le gusta ser maltratada a fondo. Resultaba un descubrimiento interesante. Una vez suelta la criada se agachó y comenzó a lamer sus fluidos de la gran mancha que estaba en el suelo, justo como había tenido que hacer muchas veces anteriores cuando el semen o los flujos de alguno o alguna de nosotros había acabado en el suelo. Ahora quedaba claro que Ludmilla había ido buscando el castigo, pues resultaba que sin necesidad de ninguna indicación estaba haciendo algo que sabia tendría que hacer con total seguridad. Espere a que Ludmilla se levantase del suelo y en ese momento le di un fuerte bofetón en la cara, dejando su mejilla roja y con mi mano marcada en ella.

- Te crees muy lista Ludmilla, pero yo se que lo has hecho para que te castiguen y eso no me

hace gracia. Yo fui quien te domo y ahora quieres que sea mi padre quien te maltrate, eso me parece una falta de respeto así que mucho cuidado con lo que haces a partir de ahora - advertí a nuestra criada.

Ludmilla miro al suelo con cara de arrepentimiento y en ese momento le levante la cabeza y le di otro bofetón igual de fuerte en la otra mejilla. La chica se toco la cara y me sonrió con cara de satisfacción. Estaba encantada después de que le hubiese dado dos ostias y parecía que le gustaría recibir muchas mas. Me contuve para no seguir porque sabia que cualquier tortura a que sometiese a Ludmilla, que no estuviese autorizada por Alberto, supondría un castigo para mi, así que me marché.

De todos modos no le di muchas mas vueltas al asunto de Ludmilla, pues me interesaba mas lo que me había dicho Alberto sobre una gran fiesta para el siguiente fin de semana. Una fiesta en la que me presentarían en sociedad. Me imagine que se trataría de una fiesta a la que acudiría lo mas granado de la alta sociedad de la ciudad, ataviados todos con nuestras mejores galas y en la que se servirían increíbles manjares, y si bien no estaba del todo equivocada, tampoco mis ideas se acercaban a la realidad.

Una primera pista acerca del carácter poco convencional de la fiesta que se avecinaba me la proporciono el modo en que esta estaba siendo preparada. Desde el lunes no pude entrar en el gran salón de la casa y si bien es cierto que rara vez entro allí el hecho de que me llegasen a impedir la entrada ya me pareció extraño. Por otro lado también era extraño el hecho de que los preparativos de la fiesta, cosas como el catering y la miríada de cosas que se necesitan para preparar una fiesta por todo lo alto, no estuviesen a cargo de una empresa. En la propiedad entraban furgonetas que no llevaban ningún logotipo identificador de alguna empresa, aunque no dejaban de traer cosas, y los operarios que instalaban todo aquello tampoco parecían formar parte de ninguna empresa conocida, aunque hacían su trabajo, al menos la parte que podía ver, con toda eficacia y rapidez.

Lo que supuso la confirmación de que lo que se aproximaba no era la clase de fiesta que yo había imaginado era que por parte mi madre y mi padrastro no hicieron ningún tipo de preparativo con respecto a la clase de ropa que deberíamos llevar. Esto ultimo me llevo, un par de días antes del viernes, día de la fiesta, a decirle a mi padrastro con suma seriedad e interrumpiendo su visionado de una película de porno inter racial: - Alberto, me parece que estas olvidando un aspecto con respecto a esa fiesta del viernes.

Alberto cogió el mando a distancia del reproductor de DVD y pulsó el botón de pause congelando la reproducción de la película, y apartando la mirada de la pantalla, donde había quedado fija la imagen de dos chicas rubias de apenas 18 años chupando una inmensa polla negra de por lo menos 20 cm de largo, me preguntó: - ¿A que demonios te refieres, cariño?.

- Aun no me habéis dado ni un céntimo para que me compre un vestido apropiado para la fiesta - replique yo un tanto enfadada.

- ¿Solo es eso? - dijo Alberto con voz de fastidio - No te preocupes por comprar ropa nueva, no vas a necesitarla.

- No pensaras que voy a ir a la gran fiesta en la que me presentareis en sociedad con ropa normal, o es que esperáis que vaya desnuda.

Alberto se quedo mirándome con cara de diversión y me dijo: - Entendiste mal, yo no dije que te presentaríamos en sociedad, sino en la sociedad.

- ¿Que quieres decir? - pregunté un tanto perpleja, aunque ya esperaba por donde fuesen los tiros.

- Será mejor que te explique todo a fondo. Yo me estaba refiriendo al grupo del que tu madre y yo formamos parte. Este no tiene nombre, algunos lo llamamos la sociedad, otros el grupo, los mas explícitos el circulo vicioso, en el fondo se trata de un conjunto de personas, hombres y mujeres, a las que nos va el sexo salvaje, unidas por una serie de gustos muy particulares, de los cuales podríamos señalar dos como comunes a todos, somos bisexuales y nos gusta el sadomasoquismo.

- Vaya - exclamé yo, para luego añadir - Aunque la verdad, esto no me pilla totalmente de sorpresa porque me parecía muy raro todo lo que rodea esta fiesta. Bueno, después de tu aclaración que mas debería saber.

- Bueno - dijo Alberto tras pensar unos momentos que era lo que me iba a contar - Para empezar te diré que este club lo formamos unas 150 personas, de ellas aproximadamente 50 son amos y amas y el resto esclavos, aunque el viernes no nos reuniremos todos. Todos los miembros son gente de nivel social medio y alto, incluyendo a personas con altos puestos en la administración de justicia, la policía, la fiscalía, la enseñanza, el mundo empresarial, todo lo cual hace que aunque podamos infringir la ley quedemos a salvo de posibles problemas legales. Entre los miembros es común la existencia de relaciones de parentesco, de modo que la pertenencia a la sociedad pasa de padres a hijos muy a menudo, aunque con una condición, que es que quien introduce al nuevo socio tenga la categoría de amo o ama, pues los esclavos por si mismos no pueden introducir a nuevos miembros, necesitan en todo caso que un amo o ama intervenga para poder proponer a un nuevo miembro. Por otro lado, los amos al introducir al nuevo integrante decide la categoría que tendrá este en la sociedad, estableciendo si el nuevo integrante es amo o esclavo en cualquiera de sus diversos niveles.

- ¿Niveles? - pregunté a Alberto interrumpiendo su relato.

Este me miró con cara de fastidio y continuó su explicación: - Hay cinco niveles, cada uno tiene una serie de practicas particulares a cada uno de ellos, cada vez de mayor dureza. Comunes a todos los niveles es el sometimiento de las esclavas y esclavos a las siguientes prácticas: penetraciones vaginales, anales y orales, dobles penetraciones, fist-fucking, introducciones de objetos cuyo grosor no exceda de un puño, corridas faciales con ingestión del semen y lluvia dorada sin necesidad de deglución. En el primer nivel de esclavitud la única particularidad es que se puede someter a los esclavos a ataduras simplemente inmovilizantes. En el segundo y siguientes niveles son prácticas comunes a ellos: la ingestión de la lluvia dorada, así como la introducción de objetos de grosor superior a un puño. Luego el segundo nivel tienes como actividades específicas: los azotes que no dejen marcas, colocación de pinzas, colocación de pesas no superiores a 400 gramos, así como las ataduras de compresión leve. En el tercer nivel son actividades propias de los esclavos: la coprofilia sin necesidad de ingestión, las ataduras de compresión media, los azotes que no dejen cicatrices aunque si moretones, la colocación de pesas superiores a 400 gramos e inferiores a 800, la practica de sexo oral con animales, la recepción de cera ardiente y ser usados como acericos solo con agujas hipodérmicas. En el cuarto nivel las practicas exclusivas son: la colocación de pesas superiores a 800 gramos, la zoofilia completa, la coprofilia con deglución de los excrementos, las ataduras de compresión fuerte, ser usados como acericos con cualquier tipo de agujas, ser marcados a fuego, bien con cigarrillos u otros objetos, la causación de heridas no profundas.

Yo estaba alucinada, realmente les iba el sexo extremo y de que manera, pero no me había dicho nada acerca del quinto nivel. - ¿Que pasa con el quinto nivel? - pregunté con intriga.

- Bueno, el quinto nivel es una situación muy rara. En 15 años que llevo en la sociedad nunca ha habido un esclavo de nivel 5º, pero te puedo decir que a los esclavos y esclavas de 5º nivel se les puede torturar hasta la muerte, de ahí su rareza, al menos en la actualidad. En periodos anteriores, hubo algunos esclavos y esclavas de ese nivel, pero la última esclava del 5º nivel se remonta a hace casi treinta años. Fue una chica que murió a los 19 años, introducida como esclava de ese nivel por sus propios padres. Entre otras cosas que hizo fue ser penetrada por 9 hombres a la vez para lo cual le llegaron a sacar los ojos y a amputarle las piernas a la altura de las ingles para permitir que en su coño y culo se pudiesen albergar hasta cinco pollas a la vez y que sendos penes entrasen en las vacías cuencas oculares, lo cual unido a las dos pollas que se introdujeron en su boca llevo el total a nueve. Fue sometida a muchas mas torturas brutales y murió empalada a manos de sus padres y hermanas.

Aquella revelación me puso los pelos de punta a la vez que me excitó sobremanera. Realmente era un club muy salvaje, pero me encantaba la idea de formar parte de él. Lo único que me preocupaba era saber que puesto iba a tener yo.

- ¿Como qué voy a entrar yo en la sociedad? - pregunté con cierta aprensión.

- Debería dejarte con la duda hasta el viernes, pero te lo diré. Mientras que Ludmilla, Stephan y Akiko van a entrar como esclavos de nivel dos, tu lo harás como ama. Así que desde este momento ya no te someteré a mas tormentos, salvo que me lo pidas - me reveló Alberto - Una última cosa que debes saber. A la hora de usar a los esclavos, estos no pueden negarse a nada que entre dentro de las obligaciones de su nivel, aunque pueden optar libremente por someterse a practicas propias de un nivel superior, pero en todo caso si la practica supone la causación de marcas o heridas a los esclavos antes debes contar con el consentimiento de su amo, pues este puede considerar que en determinado momento no se puede someter a según que practicas al esclavo a fin de no perjudicar su utilidad y su estado físico. Generalmente lo que hacen los amos con esclavos del nivel superior es colocar una etiqueta a sus esclavos indicando si no pueden someterse a según que practicas, a fin de no tener que estar preguntando en medio de la fiesta. Si quieres saber mas en la biblioteca de abajo camuflada como una obra sobre la historia de Grecia hay toda una narración sobre la historia de la sociedad desde sus primeras andanzas.

Sin perder un momento bajé a la biblioteca y busqué el libro en cuestión, resultando que se trataba nada menos que de una obra con seis volúmenes y los seis trataban de la historia de la sociedad, la cual se remontaba a hacia casi cien años. Todo aquello era asombroso y también cierto pues había numerosas fotos de los miembros en sus orgías y se podía ver con todo lujo de detalles las cosas que hacían, incluyendo alguna en la que se podía ver a esclavos y esclavas de nivel 5º sometidos a torturas brutales. El texto se explayaba en mas detalles acerca de los miembros, sus vidas, las cosas que hacían en las orgías, sus gustos y muchos mas detalles, aparte de tratar sobre la forma de actuar de la sociedad y como le habían afectado los cambios que a los largo de casi 100 años había sufrido el país y sus gentes. Aquella noche me acosté tardísimo pues estuve ojeando todos los tomos, aunque la lectura en profundidad la empezaría al día siguiente, y con un estado de excitación que hacia difícil poder esperar hasta el viernes. Me apetecía una buena follada, pero ya era muy tarde y si me hacia follar seria aun mas tarde cuando me acostase y como al día siguiente tenía clase tuve que aguantarme.

Pasó el tiempo, no lo suficientemente rápido desde mi punto de vista, y llego el viernes, el día de la fiesta. A primera hora de la tarde entró en la finca una furgoneta blanca y de ella bajaron nada menos que dos de mis profesores de la facultad, acompañados por dos enfermeras y un enfermero. Yo me quede alucinada al verles, sobre todo cuando dijeron que venían a la fiesta. Traían varios maletines de equipo medico para análisis, y mientras uno de mis profesores preparaba todo con la ayuda de los auxiliares en uno de los salones de la casa, el otro me explicó que antes de una fiesta todo el mundo se sometía a un análisis de sangre para ver que todo estaba correcto, pues en las orgías corría el semen y otros fluidos corporales libremente y para evitar disgustos era necesario tomar ese tipo de precauciones. A mi me pareció estupendo y yo fui la primera a la que le extrajeron sangre para analizar. Tras de mí fueron Stephan, Akiko y Ludmilla quienes pasaron por el análisis, quedando en todos los casos probado que estábamos limpios de cualquier ETS. Después nos tuvimos que quitar de en medio, pues solo nos podrían ver los demás invitados una vez reunidos todos los asistentes. Yo fui a mi habitación, desde cuya ventana podía ver el camino de acceso a la casa. A través de los ventanales y oculta tras las cortinas pude ver los numerosos automóviles que llegaban a la casa, lo cual me dio la explicación de porque mi padrastro había hecho construir bajo la casa un aparcamiento mas propio de un gran almacén que de una vivienda, y también porque la casa contaba con un salón que no desentonaría en un palacio real debido a sus grandes dimensiones. Todo eso lo había hecho pensando en fiestas como aquellas. Entre tanto estuve ataviándome con las ropas que me había aconsejado mi madre, de manera que calzaba unas botas de cuero negro con caña hasta las rodillas y tacón de aguja metálico y vestía unas medias de rejilla negras con liguero de encaje a juego, unas bragas de látex rojo con una abertura central cerrada con cremallera y un corpiño de cuero negro y remaches metálicos que dejaba al descubierto mi pechos.

Una vez dejaron de entrar coches supuse que todos estarían ya reunidos allí, de manera que me dirigí a la sala de seguridad. Era una sala desde donde se controlaban las cámaras de seguridad que vigilaban la casa y donde estaban los equipos de grabación donde se registraban las imágenes captadas por las cámaras. El sistema funcionaba automáticamente haciendo innecesaria la presencia de vigilantes, pero también se podían controlar las cámaras manualmente y eso es lo que hice. A través de un monitor pude ver aproximadamente unas ochenta personas reunidas en la habitación donde se estaban haciendo los análisis, que poco a poco iban pasando al salón principal. Entre la gente que vi a través del monitor observe a varios personajes muy conocidos de la provincia como el presidente de la Audiencia, la Fiscal Jefe, el jefe de policía, el obispo, varios empresarios de la construcción y no me cabía la menor duda de que entre los demás invitados habría mas gente de renombre. Por otra parte, el grupo tenía una composición un tanto dispar, pues había mas mujeres que hombres, unas cincuenta mujeres frente a treinta hombres, la edad de los integrantes era también muy diversa, oscilando desde los 16 años a los 55, incluso su raza era variada pues había varios individuos de raza negra y también de procedencia asiática.

Poco a poco se fue despejando ese salón, a medida que sus ocupantes pasaban el análisis y entraban en el salón donde la orgía tendría lugar. En ese momento volví a mi habitación, justo cuando Alberto llegó allí para llevarme a la orgía junto a mi madre, quien llevaba un collar en el cuello que señalaba su nivel de esclavitud con un número dos escrito con cifras romanas como único atuendo, Akiko, Ludmilla y Stephan, yendo estos tres totalmente desnudos.

Entramos en el salón donde todo el mundo estaba expectante, los amos de pie y la mayoría de los esclavos de rodillas. El salón no se parecía en nada a como estaba habitualmente. Para empezar habían retirado todos los muebles salvo la gran mesa que estaba en el centro donde se encontraba el estupendo bufete que se podría degustar durante la fiesta. La forma de presentarlo era muy espectacular pues sobre la mesa estaban tumbadas dos esclavas con el cuerpo cubierto por diferentes viandas a cual mas apetitosa. Además, en uno de los extremos de la mesa estaban puestas a cuatro patas, cuatro esclavas y dos esclavos que servían como botelleros, ya que tenían introducidas en sus agujeros corporales, botellas, dos en el caso de las chicas y una en el de los chicos, de medio litro conteniendo diversos licores, pero también había cuatro, de las cuales dos contenían semen y dos orina. Y no era esta la única muestra de mobiliario humano, ya que en las esquinas del salón había otras dos chicas y dos chicos, también a cuatro patas, con sendas velas de grueso calibre encendidas metidas en el culo y en el caso de las chicas también en el coño.

En cuanto al nuevo mobiliario, había alrededor de la sala un buen numero de sillas con un peculiar asiento, pues en todas ellas había un grueso falo de plástico dispuesto a acomodarse en el culo o el coño de quien tomase asiento, también se había dispuesto un gran sillón colocado frente a un extraño artefacto, que pronto utilizaría yo. Por otra parte había un par de cepos de madera del más puro estilo medieval, donde estaban colocados un esclavo y una esclava listos para ser torturados, varias cadenas y cuerdas colgaban del techo para poder suspender allí a quien se desease, en una de las paredes habían colocado unas espalderas para poder someter a azotes a más esclavos y también había un par de sillones de ginecólogo para juegos de este estilo y unas cuantas camas para poder follar de manera cómoda.

Nos colocamos en el centro de la sala con todo el mundo alrededor. Mi padrastro cogió a dos esclavas e hizo que se pusiesen a cuatro patas una junto a la otra, para luego subir en tan particular estrado.

- Bienvenidos a todos, amos y amas, esclavas y esclavos - dijo mi padre desde su atalaya sobre las espaldas de las dos esclavas - Un fin de semana mas nos reunimos para disfrutar de nuestros gustos, pero en esta ocasión serán varias las circunstancias especiales. Espero que esta reunión sea memorable y pase a los anales de la historia de nuestro circulo en un lugar destacado.

Todos aquellos que podían comenzaron a aplaudir interrumpiendo el parlamento de Alberto. Este espero unos momentos antes de indicar a los demás que guardasen silencio a fin de continuar con su exposición.

- Para empezar los eventos de este fin de semana, hoy recibiremos a cuatro nuevos integrantes: Mi hijastra Sabrina que ingresará como ama, el sobrino transexual de mi mujer Akiko que entrará como esclavo de nivel dos, y mis criados Stephan y Ludmilla que también serán esclavos de nivel dos. Pero como todos sabéis no serán integrantes de nuestro circulo mientras no sean iniciados, así que comencemos con la iniciación.

Mi madre me llevó hasta el sillón de cuero negro que tenía el extraño artefacto frente a él, mientras que los amos cogían a Ludmilla y Akiko y las amas a Stephan. Mi madre me sentó en el curioso asiento y me inmovilizó los brazos y las piernas, dejandome estas parcialmente abiertas, con las correas que tenía el sillón. Luego reclinó parcialmente el respaldo dejandome en una posición casi tumbada, para acercar luego la extraña maquina aun mas al asiento. Alcé lo que pude la cabeza y vi como apartaba mi madre la cubierta que tapaba parcialmente el artefacto. Ante mi y apuntando a mis agujeros tenía dos enormes consoladores negros unidos a aquel chisme por sendos pistones metálicos.

Mi madre me colocó un bozal en la boca de manera que no pudiese chillar ni hablar pero este era realmente un tubo que me hacia estar con la boca abierta al máximo, de forma que pudiese recibir las corridas o las meadas o lo que fuese que me diesen a beber o tragar. Luego lubricó bien los consoladores al igual que mi coño y mi ano y me introdujo aquellos dos monstruos de látex negro. Alberto se acercó a la máquina a la que estaban unidos los dos consoladores y la encendió, haciendo que los pistones que estaban rematados por los falos de plástico comenzasen a moverse, primero lentamente pero de manera progresiva aumentando su velocidad.

Mientras los dos consoladores iban dilatando mis grietas vi como el resto de miembros del circulo se lanzaba sobre las nuevas adquisiciones. Los amos cogieron a Ludmilla y Akiko y las tumbaron sobre los catres que había allí colocados mientras que las amas cogieron a Stephan y lo colocaron en un cepo dejandole indefenso y con el culo en pompa. Los esclavos y esclavas se colocaron alrededor de la habitación, algunos de ellos tomando asiento en las particulares sillas y clavandose en el culo o el coño los consoladores de los asientos, mientras que otros se colocaban de rodillas. Los amos comenzaron a hacer cola ante Ludmilla y Akiko para follarse a las dos nuevas esclavas.

Como eran bastantes estaban haciendo completo uso de los agujeros de la ucraniana y de mi primo transexual, de manera que la primera estaba siendo follada por el coño, el culo y la boca mientras que Akiko daba completo uso a su culo y a su boca. Los amos les daban unas acometidas brutales, follando con toda su fuerza a las nuevas esclavas, las cuales a cada pollazo parecía que iban a reventar. Los amos se tomaban muy en serio su labor y no trataban de acortar sus folladas para ceder su puesto a otro, muy al contrario aunque estaban follando de manera salvaje a las dos nuevas putas se contenían antes de correrse, alargando así el uso de sus nuevas monturas.

El resto de los folladores estaban impacientandose ante la larga duración de las folladas que sus antecesores estaba proporcionando a Ludmilla y Akiko, de manera que cogieron a un par de esclavas de unos dieciocho años que estaban de rodillas junto a la pared. Se pusieron junto a las camas donde estaban montando a las dos nuevas adquisiciones y ambas hicieron unas cosa que me dejo alucinada. Se quitaron sendas dentaduras postizas quedando sus bocas totalmente desdentadas y comenzaron a chupar y tragar toda polla que se puso a su alcance. Los tipos clavaban sus pollas sin piedad en aquellas dos bocas sin dientes como si estuviesen follando dos coños, algunos de ellos se agarraban de las orejas de las chicas y daban profundas estocadas hasta que sus cojones chocaban con los labios de las esclavas.

En ese momento la cosa empezó a acelerarse y por fin los primeros sementales terminaron de follar a Akiko y Ludmilla dejando el turno a los que estaban follando bucalmente a las dos jóvenes esclavas. Los que acababan de abandonar los agujeros de mi criada y mi primo transexual se acercaron hasta donde estaba yo, meneandose sus enhiestas pollas hasta que uno por uno colocaron el glande de sus pollones junto a mi abierta boca y comenzaron a descargar sus huevos en mi hocico. Como no podía cerrar la boca el semen se deslizaba por mi lengua hasta la garganta hasta llenar por completo mi boca, en ese momento me trague aquella copiosa corrida de color amarillento y fuerte olor, lo que delataba que muchos llevaban bastante tiempo sin correrse, esperando esa ocasión.

Fue justo cuando recibí la primera descarga seminal cuando sentí una cosa que no esperaba, los vibradores que percutían rítmicamente mi coño y mi culo aumentaron el ritmo, y no solo eso, sino que ademas se inflaron abriendo aun mas mis ya dilatadas rajas. La sensación era brutal, muy superior a cuando me habían hecho fist-fucking, pero gracias a mi habilidad para dilatar mis grietas podía disfrutar relativamente de la situación pues el dolor que sentía no era mucho, al contrario era hasta algo agradable.

Deje de prestar atención a Akiko y Ludmilla y pase a observar a Stephan, a quien las amas habían atado a un cepo, dejando su culo en pompa. Le habían colgado de la polla y los cojones algunas pesas que estiraban grotescamente sus huevos y su polla, la cual aun y con todo estaba erecta. Las amas le estaban azotando por turnos con unas paletas, de modo que tenia el culo tremendamente rojo, pero aun con todo aguantaba bien el dolor. Las mujeres pararon de azotar al jardinero y comenzaron a untarse las manos con aceite, y también el ojete de Stephan. Empezaron a meter sus dedos en el culo del ucraniano de modo anárquico, todas pugnaban por meter alguno de sus dedillos en el interior del orificio anal, pero evidentemente no era fácil, primero porque eran muchas tratando de hacer lo mismo, por otro lado Stephan había sido sodomizado numerosas veces pero nunca había sido sometido a un verdadero tratamiento de dilatación como aquel.

De todos modos, poco a poco eran cada vez mas los dedos que conseguían acomodarse en el interior del cada vez mas dilatado ano de Stephan y después de ver como tenia casi dedos de seis mujeres, vi como una de ellas metía todo su puño en el interior del culo del hermano de Ludmilla. El chico gimoteaba con una mezcla de dolor y placer difícil de describir, debatiendose entre espasmos y con el culo convertido en un cráter enrojecido y sangrante. La cosa no paró ahí y las amas continuaron ensanchando el esfínter del criado y sin tardar demasiado vi como otra chica ponía junto a la primera su puño dentro del culo del ucraniano, cierto que era una jovencita de unos 15 años y su mano era pequeña, pero aun así aquello suponía una dilatación bestial del hasta entonces casi virginal culo de Stephan.

Mientras tanto Akiko y Ludmilla seguían siendo folladas enérgicamente por los hombres, pues no se trataba tan solo de que fuesen penetradas por los amos, pues también los esclavos estaban clavando sus penes en los agujeros de mi primo transexual y mi criada ucraniana. A medida que iban estando a punto para descargar sus cojones, venían los chicos y derramaban en mi boca su néctar masculino llenandome totalmente de semen. Pero no paraban aquí las practicas de nuestra orgia, por ejemplo un grupo de amos que ya se habían corrido en mi boca cogieron a una esclava de unos 17 años y la colocaron con su culo apuntando al techo.

Uno de ellos comenzó a separar al máximo las nalgas de la joven abriendo así el ano todo lo posible sin introducir nada en el. Los demás se acercaron a la mesa donde estaban las viandas y cogieron unos plátanos y kiwis. Luego volvieron junto a la esclava y tras pelar las frutas, comenzaron a introducirlas en el ano de la chica. Las frutas comenzaron a perderse en el interior del dilatado ojete de la joven, primero sin demasiada dificultad, y posteriormente con mayor esfuerzo, pero aunque las frutas estaban quedando totalmente machacadas acabaron por entrar en el interior del recto de la joven. En ese momento los hombres comenzaron a meter sus pollas en el interior del culo de la esclava, haciendo totalmente puré los plátanos y los kiwis. Se turnaban en la labor introduciendo sus pollas totalmente y dando unas cuantas estocadas profundas en el ano de la jovencita para luego sacar sus nabos completamente llenos de aquella curiosa masa.

En ese momento algunos esclavos estaban allí dispuestos para limpiar con sus bocas las pringosas pollas antes de que volviesen a internarse nuevamente en el ano de la esclava. Estuvieron haciendo puré en el interior del joven recto durante casi un cuarto de hora, tiempo en el que pude disfrutar de otra ración de semen, hasta que un par de los tipos se dirigieron a donde estaban las botellas. Cogieron del culo y el coño de una de las chicas que hacia de botellero dos botellas, una con semen y otra con orina. Luego vertieron todo el contenido de ambas botellas en el interior del culo de la chica, hasta que el liquido empezó a rebosar. Aun quedaba algo de liquido en las botellas y se lo dieron a beber a un par de esclavas de unos 40 años que se bebieron el semen y la meada sin desperdiciar ni gota. Volvieron a meter sus pollas en el interior de la chica, pero esta vez brevemente pues en cuestión de segundos colocaron un gran bol en el suelo y le dieron la vuelta a la coctelera humana que habían improvisado. Del enorme cráter anal de la chica surgió un torrente formado por el curioso batido preparado por los chicos y que estaba formado por semen, orina, plátano, kiwi y mierda de la joven. Una vez se vació totalmente la chica los tipos cogieron el bol y le dieron a beber a la esclava que dio un largo trago disfrutando del escatológico batido. Pero no fue la única que bebió pues también lo hicieron los tipos que habían preparado el mejunje, ademas de varios esclavos y esclavas.

Pero la utilización salvaje de los esclavos y esclavas no terminaba ahí. Entre otras cosas podía ver como un tipo había cogido a una chica de unos 16 años y la había inmovilizado en un cepo dejandola a cuatro patas totalmente inmóvil. Cogió unas pinzas metálicas de cocodrilo y las prendió en las incipientes tetas de la chica, así como en los labios del coño de la pequeña puta. A continuación tomó unas gruesas pesas y las enganchó en las pinzas para así estirar grotescamente los jóvenes atributos de la zorra. No quedó ahí la tortura, el hombre desapareció unos minutos de la sala para volver acompañado por un gran danés que puso junto a la chica. El tipo se puso debajo del perro y comenzó a masajear la polla del perro y luego a chupar la gran polla del can. Este pronto tuvo su mástil totalmente en forma y en ese momento el tipo dejo de chupar aquel enorme nabo y colocó al perro en posición sobre la chica introduciendo el nabo canino en el coño de la esclava, en el cual apenas cabía.

El perro conocía su trabajo y comenzó a dar fuertes empellones metiendo su polla hasta lo mas profundo del coño de la chica arrancando a esta gemidos de placer y dolor. Fueron minutos de gran intensidad con el gran danés empalando a la putita con mucha fuerza, hasta el punto que las pesas que colgaban de las tetas y el coño de la chica se balanceaban salvajemente de un lado a otro. El tipo se masturbaba frenéticamente viendo el espectáculo hasta que la chica lanzó un aullido espeluznante, y que se debía a que el perro le había introducido todo su bulbo dentro del coño. En ese momento el tipo se abalanzó sobre el coño de la chica, agarró el pene del can y sorprendentemente lo sacó de un tirón entre una gran cantidad de sangre de la esclava. El hombre comenzó a lamer el nabo cubierto de sangre hasta que el perro se corrió en su boca, y él se dedicó a tragar con glotonería la gran cantidad de semen. Después terminó de masturbarse eyaculando en un vaso y luego bebiendo su semen degustandolo lentamente en varios tragos.

Otro grupo de amos había cogido a una mujer de unos 40 años y la ataron a un aspa que había en una esquina, dejandola con las piernas totalmente abiertas, así como los brazos alzados. Uno de los amos, un tipo negro de polla enorme, cogió una fusta de cuero, pero con núcleo metálico y comenzó a azotar los brazos de la mujer. Daba los latigazos con calma, pero con mucha fuerza, dejando rojizas marcas en la increíblemente blanca piel de la mujer. Sin apresurarse, fue cubriendo de golpes ambos brazos en toda su longitud sin que la mujer dejase escapar mas que algún suspiro de placer. Después el negro dio un fuerte fustazo a la esclava en la parte superior de sus tetas dejando sobre ellos una larga marca roja que cruzaba el pecho de la zorra. En ese momento otro de los amos que hasta el momento había estado montando a un transexual de unos 17 años que resultaba ser el hijo de la esclava se acercó a esta con un acerico en las manos. Comenzó a sacar agujas de este y cuando encontró las que le satisfacían empezó a clavarlas en el pecho de la esclava. El tipo clavaba las agujas poco a poco, rotando un poco la gorda cabeza metálica de las gruesas agujas de costura para que la aguja se clavase mas en la carne.

Aun así la esclava no gritaba en absoluto solo débiles gemidos escapaban de su boca, pero era difícil saber si eran gemidos de dolor o de placer, pero la mirada lujuriosa de la sierva indicaba que se trataba de lo segundo. Las dos ultimas agujas las clavó atravesando de parte a parte los pezones de la mujer. Numerosas gotas de sangre brotaban de donde habían sido clavadas las agujas y pronto fueron aun mas cuando el negro volvió a azotar las maltrechas tetas. Un tercer amo se acercó a la esclava y le colgó sendas pesas de las agujas que atravesaban los pezones, estirandolos de modo brutal agrandando el agujero causado por las agujas y aumentado la cantidad de sangre que brotaba de las heridas. El hijo transexual de la sierva estaba lamiendole el culo al negro cuando este lo apartó e hizo que el chico comenzase a lamer la sangre a la vez que le clavaba su gorda polla al chaval, metiendosela hasta los cojones. Por su parte el tipo de las agujas se colocó tras la madre y también comenzó a sodomizarla a la vez que apretaba las tetas a la sierva aumentando la cantidad de sangre que brotaba de las heridas y que el chico lamia solícitamente. Estuvieron así un rato y cuando llego la hora de que descargasen sus cojones se acercaron a mi.

El negro y su compañero fueron los únicos que repitieron en lanzarme su corrida, pues ya me habían dado una ración de su semen cuando montaron a Ludmilla y a Akiko, y fueron también los que pusieron fin al bukkake que me bautizó como miembros de aquel vicioso grupo. Estaba totalmente cubierta por esa deliciosa materia, que en algunos de los sitios de mi cuerpo donde había aterrizado se estaba secando. Mi madre se acercó a mi con los pechos y las nalgas totalmente rojos debido a la tanda de azotes que había recibido mientras a mi me cubrían de semen y me soltó del asiento tras sacarme aquellos inmensos vibradores. Una vez libre recogí con mis manos todo el semen que pude y me lo trague lentamente, saboreandolo totalmente. Vi como Akiko y Ludmilla tenían sus orificios realmente irritados pues habían sido folladas por todos sin recibir ni una gota de semen como lubricante. Un grupo de amos cogieron a Akiko y Ludmilla y las tumbaron bajo el potro donde Stephan seguía atado y con el ano dilatado de manera bestial. En ese momento los amos se acercaron y comenzaron a orinar en el interior del enormemente abierto ojete del ucraniano. Uno tras otro fueron vaciandose en el interior de los intestinos del chico hasta que estuvieron repletos y entonces la orina empezó a caer sobre mi criada y mi primo. Empezaron a beber todo lo que pudieron pero era una verdadera catarata de manera que la meada terminó por bañarlas, sobre todo porque para rematar la jugada las amas mearon directamente sobre las nuevas esclavas.

Entonces mi padrastro nos proclamó como nuevos miembros de aquella sociedad secreta y pervertida. Así terminó la primera jornada de aquella reunión orgiástica, pero la cosa no terminaría ahí pues al día siguiente tuvimos una nueva ración de sexo extremo, pero eso os lo contare mas adelante.

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