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Una relación demasiado duradera (3: La Tregua)

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Aquellas navidades eran especiales, Lola llegaba a Madrid el 22 y acordé ir a recogerla personalmente al aeropuerto. Llegué 2 horas antes a Barajas y tuve tiempo para pensar, como recibiría a mi chica. ¿Corría a sus brazos implorando perdón por haberle sido infiel?,¿haría como si nada hubiera pasado y me mostraría enamoradísimo?...El cuerpo me pedía decirle la verdad y cortar por lo sano.

Salió Lola por la puerta de pasajeros con los auriculares puestos, estaba muy cambiada, había cogido 5 o 6 kilos, estaba más rellenita que cuando se fue, maldita comida basura de los yanquis. Se había rapado la cabeza casi al cero, por lo que me costó reconocerla al principio y además no me había dicho nada por teléfono. Oteó a su alrededor y me encontró, sonrió y aceleró el paso hacia mi. - ¡Sorpresa!.Dijo tocándose la cabeza. – Te queda bien...No terminé de decir la frase y la abracé. Ella me correspondió y comenzó a llorar. Yo aguanté mis ganas de hacer lo mismo, la despegué de mi cuerpo y la miré fijamente a los ojos.

-¿Qué te pasa Lola?

-Abrázame fuerte, no te preocupes, solo estoy emocionada al verte.

Así lo hice, la abracé todo lo fuerte que podía sin hacerle daño.De todos modos aquello me pareció extraño, Lola era una chica muy fuerte, la única vez que la vi llorar a parte de esa fue cuando murió su Abuela. Nos besamos, le cogí el carrito con sus maletas y nos dirigimos al coche. De camino a mi ciudad, eran 4 horas de camino, tuvimos tiempo de ponernos al día, y a excepción de mis infidelidades le conté todo. Ella me contó que sus compañeras de piso eran muy majas, me enseñó una foto, la francesa estaba realmente buena se llamaba Cati, por otro lado, la alemana era grandota, fuerte para ser chica, llevaba media melena peinada hacia atrás y se llamaba Sara. Se llevaba muy bien con ellas y había quedado el verano siguiente para ir juntas a la playa. También me habló de un chico colombiano, Walter, que estaba en su clase, de él me dijo que había sido un gran apoyo para ella, Walter había sido especial. A la hora y media de trayecto Lola se durmió en el asiento del copiloto.

Yo empecé a darle vueltas a la cabeza aprovechando que Lola dormía, ¿ese Walter?, seguro que quería follarla, con su acentillo latino....¿se la habrá follado ya y por eso llora?...Estuve a punto de despertarla y pedirle explicaciones, porque vale que yo le había sido infiel, pero sin ser machista, que no lo soy, eso de que te venga un tío a mear en tu territorio....Que chorrada, reaccioné pronto. Desde la aventura con Ana me había tirado a 5 putas. Si, no era yo quien para pedir explicaciones.

Lo de las putas no es despectivo, después de la aventura con Ana y en el periodo que iba desde entonces hasta el momento de la llegada de Lola, me lo hice con cinco prostitutas. Esto vino a raíz de empezar a salir con un compañero de mi nuevo trabajo, Satur, era un guasón, un tipo gordo y un poco animal que era jefe de obra de mi empresa. Tenía 35 años, soltero y un putero indomable. Coincidiendo con una cena de empresa, Satur y yo nos fuimos de copas, el tío no hacía más que hablar de la putas, que si tenía una puta que no le cobraba, que para qué quería tener novia. En fin, que al final nos fuimos al puticlub donde supuestamente le esperaba su chica. Era un sitio enorme, entramos tras pagar la consumición obligatoria y ante nosotros el burdel más grande que he visto jamás, en el centro había una barra circular y alrededor de esta unas 100 putas y unos 50 puteros que babeaban detrás de cualquier coño que se moviera. Satur enseguida hizo un ademán para que lo siguiera y comenzó a buscar a su alrededor a su guarra, como el la llamaba.

-Ahí está Leonor. Me dijo antes de abandonarme en medio del burdel.

Leonor era portuguesa, alta y con los tacones que llevaba le sacaba dos cabezas a mi compañero. Tenía un culo enorme, resaltado por una cintura muy estrecha, grandes tetas, enormes diría yo, su pelo era negro largo y laceo y eso si, tenía una cara muy bonita. Desde luego no era mi tipo, demasiada exagerada en todas sus características, pero Satur hablaba maravillas de aquella meretriz. Los vi marchar hacia una puerta que conducía a las habitaciones y mirando hacia atrás, Satur me hizo el signo de la Victoria. En fin, que me acerqué a la barra y me pedí un Wiski que me cobraron como si hubiese sido una botella del mejor Champán de Francia. No estaba muy dispuesto a hacer yo lo mismo con ninguna de aquellas chicas, había verdaderos bombones, pero eso de irme de putas no era lo mío.Solo fui en una ocasión en la despedida de soltero de un primo mío.En aquella ocasión no me tiré ninguna y ahora tampoco quería que fuese mi primera vez. El caso es que allí estaba yo con mi wiski oteando el panorama. Cuanta mujer medio desnuda a mi alrededor, algunas chicas podrían ser verdaderas top models, había un buen nivel. A mi lado, se dio la vuelta una de aquellas putas que hasta hacía un segundo hablaba con un putero, que la dejo solita y ella buscaba nuevo cliente.

-Hola guapo como te llamás, mi sielo.Dijo aquella mujer con un fuerte acento porteño de la Argentina.

-Hola, soy Alex, ¿y tu?Le contesté desinteresado.

-Me llamo Gabi, encantada. Contestó y se apresuró a darme dos besos de presentación.

Gabi era un encanto, una chica de raza mestiza, medio indígena, medio italiana. Morena de piel, delgada, medía un metro sesenta, muy estilizada y con un par de tetas que destacaban en su pequeño cuerpecito. Comenzamos a hablar, de todos modos hablar es gratis. Me contó que allá en su país había hecho sus pinitos como modelo, la creí, era más guapa que muchas modelos que yo había visto, y que por problemas económicos se veía avocada a aquella situación, que me juró que le encantaba. Decía que allá ella tenía un novio, no se si para retarme a que le pusiéramos los cuernos que el muchacho ya tendría bien afilados, seguro. Gabi se partía de risa conmigo, soy un tipo que hago reír a las mujeres y esta chica reía a carcajada limpia, y cada vez aprovechaba para agarrarse más a mi. Yo estaba a gusto, aquella piba sabía como hacer para que no te sintieras un putero y todo fuese como una conquista en cualquier discoteca. Me ofreció un cigarro y yo le dije que yo solo fumaba Marihuana, a eso Gabi, se le abrieron los ojos y me propuso algo, si la invitaba a un porrito, ella me haría un descuento suculento. Dijo que ella me haría todo lo que yo quisiera, que estaríamos todo el tiempo que hiciese falta y podría darle por culo, que eso no lo permitían la mayoría de las chicas. Yo al principio me negué, pero sus proposiciones me parecían muy tentadoras. Así que al final, negocié el precio, 50 Euros y nos fuimos hacia las habitaciones. Dentro era otro mundo, por allí había aun más putas que recorrían los pasillos, yo iba algo nervioso, era mi primera puta.

Entramos en la habitación, la cama era enorme, de 2 por 2 , el estilo era cuidado y estaba muy limpia. Gabriela me invitó a sentarme y me propuso que primero nos fumásemos un peta. Yo comencé a liármelo mientras Gabi se descalzaba sus zapatos de tacón, y se quitó la blusa y la faldita que llevaba, se quedó solo con unas lindas braguitas de color blanco. Me hice el porro y nos recostamos en la cama para fumarlo, lo encendió Gabi dándole una gran calada y expulsando el humo con gran placer, - Dios, que rico mi amor. Tienes que conseguirme mierda de esta, te lo pagaré bien. Me dijo mientras me pasaba el canuto. Yo le di otra gran calada y Gabi empezó a bajarme el pantalón, dejó este por mis rodillas, hizo lo mismo con mis boxers, y empezó a meneármela. No se si lo habréis probado, pero que te pajeen mientras te fumas un canuto, es una sensación muy gratificante. Se me puso más tiesa que un mástil. Le pasé las ultimas caladas a Gabi, mientras me conducía al bidé a lavarme la minga que por poco me corro allí mismo. Ella se lavó su rasurado coño cogió una bolsa de aseo, apagó el porro y nos acostamos en la cama. Se las arregló para que me acostara boca arriba, y comenzó a chuparme la polla, primero muy suave, solo lamía el glande y acariciaba mis testículos, yo miraba aquel espectáculo que me ponía aún mas encendido.Aquella mamada fue estupenda, mientras la comía la meneaba con dureza y me miraba a los ojos, con placer como si ella estuviera disfrutando tanto como yo. Se metía toda la polla en su boca, uf aquello era una experiencia inédita para mi, nunca antes una chica se había introducido todo mi pene hasta la garganta. Consiguió que mi polla se pusiera tan tiesa que me dolía. Me enfundó un condón de color verde con la boca y se posó encima de mi.Se puso de espaldas a, se metió la polla y comenzó a mover sensualmente el culo, uf! Tenía un culo muy lindo, era duro y abultado, yo miraba aquel culo que sería mío según me prometió. En un momento elevé el tronco y me agarré a sus tetas que eran grandes, con unos pezones también grandes y negros. Ella parecía disfrutar. Estuvimos gimiendo exagerando el placer, aquello no dejaba de ser una pantomima. Ella salió de mi polla y se recostó a mi lado boca arriba, agarró mi polla y la depositó entre sus tetas, las apretó contra mi pene y yo me follé sus tetas y ella chupaba mi polla. Una cubana como Dios manda, a ella aquello le puso muy caliente, su rostro empezó a mudarse excitado, estaba claro que le gustaba. Yo estaba a punto de correrme pero primero quería darle por culo. Así que se lo pedí, ella me miró con complicidad y sacó del bolso de aseo un tubo de silicona enorme. Me lo dio y me pidió que se lo extendiera. Con suavidad así lo hice rodeando su precioso ano. Mientras esto, aprovechaba para meter primero uno y luego dos dedos. Gabi se abría aún más de piernas y meneaba mi polla para que no se bajara. La invité a ponerse a cuatro patas y puse mi polla en la puerta de su precioso trasero. – Vamos métela, y dale duro mi amor! Dijo Gabi jadeando. Le metí la picha hasta el fondo en un certero primer estoque. Ella gritó – OOOH! Que rico.Siiiii, Follate mi colita nene. Aquello me puso muy burro, era el primer culo que me follaba, la sensación de estrechez del roce de sus intestinos era inaudita en mí. Le di caña mientras ella gritaba de dolor que le encantaba, me pedía cada vez más fuerte que le follara la cola. Yo le daba y le agarraba las tetas mientras me corrí. Gabi chilló por ultima vez, mi polla estaba atrancada en su culo, me costó sacarla. Tras esto, nos liamos otro porro y mientras yo me lo fumaba, Gabi, me comió la polla de nuevo, que placer, no llegué a correrme pero fue genial, disfruté abundantemente durante la hora que estuvimos Gabi y yo dándonos placer. Le pagué algo más de lo acordado y bajé a la barra del puticlub, allí estaba Satur esperándome y me reprochó la tardanza, aquella noche Leonor lo despachó pronto.

Aquello me gustó y durante un par de meses estuve acompañando a mi compañero en sus andanzas puteriles, me convertí en un putero. A Gabi, la busqué en una ocasión para regalarle algo de Marihuana como le prometí, pero una compatriota suya me dijo que había marchado a su tierra, por lo que probé las delicias de otras putas. La siguiente fue Tania, una rusa rubia y alta a la que le gustaba que le comieran el coño y hacerlo frente un espejo, a aquella chica le duré poco. Luego fue Maria, colombiana mestiza cuya especialidad era el sexo tierno y despacito, fue gratificante en cuanto que estuve follandomela durante 45 minutos y ésta se corrió tres veces. Tras María vino Natalia, catalana,con la que quedé en su piso y fui sin mi acompañante habitual. Natalia era una scort, preciosa, joven y universitaria, según ponía en el anuncio del periódico. Aquello me costó mucho dinero, pero mereció la pena, ya que a parte del sexo, me masajeó todo el cuerpo, nos bañamos en su jacuzzi y me invitó a una copa de Cava. Y la última la peor, Linda, una negra del puticlub, que aunque Satur me advirtió antes, al poco de estar follandomela me dijo que le dolía mucho y que no podía seguir más. Era de Costa de Marfil, una autentica reina de ébano de la que me encapriché pero que dejé marchar sin correrme y con un enfado monumental. Tras esta aciaga experiencia no volví a irme de putas con Satur, que por cierto se casó con una cubana de 19 añitos que se "trajo" de su país y ahora viven en otra ciudad. Creo que le va bien.

Lola se despertó de su siesta cuando entrábamos en mi ciudad, aquellos recuerdos que rondaban mi cabeza me atormentaban y no pude resistir más.

-Lola, durante estos meses me he acostado con putas.Le dije avergonzado, no podía sin embargo confesar mis aventuras con Coral y Ana.

Lola me miró, se echó las manos a la cara y comenzó a llorar.

-Lo siento cariño, he sido un idiota. Creo que ya no te quiero. Quería decírtelo a la cara, por teléfono hubiese sido más duro.

Lola seguía llorando, no decía nada, yo hubiera preferido que me hubiese dado una bofetada o algo que exteriorizase su rabia. Pero solo lloraba.

-Dime algo por favor.Supliqué cuando llegábamos a la puerta de su casa.

Ella bajó del coche y sin decir nada se encaminó corriendo a la puerta de su casa. Lloré todo el camino hacia mi casa, le había hecho mucho daño a la mujer que más había querido hasta ese momento. Me entristecía perder a Lola, como se puede hacer tanto daño a alguien que quieres, que aunque le había sido infiel, yo amaba a Lola.

No podía dormir, en mi cabeza estaban Lola, Coral, Ana y en menor medida las putas en un cóctel de confusión y pena hacia mi chica amada. En ese momento hubiese ansiado una máquina del tiempo que me trasportara al momento que conocí a Lola, sabiendo el daño que le podría hacer, ni me hubiese acercado a ella. Sonó el teléfono, me levanté contrariado, no sabía si cogerlo o no, pero lo hice. Al otro lado se oía el llanto de Lola.

-Lola, ¿eres tu?, le pregunté

-Alex, en América ha pasado algo. Me dijo entre llantos.

-Cariño desahógate, te lo suplico.

-Yo también he tenido una aventura. Dijo Lola dando tregua a los llantos.

-Con Walter, no me digas más.

-No te enteras de nada, Walter es Gay, el ha sido un gran apoyo.

-¿Entonces? Pregunté sorprendido.

-Ha sido con...-Calló un segudno.- Sara, mi compañera alemana.

Yo quedé mudo, sorprendido, contrariado...No podía imaginar a aquella chica educada en los mejores colegios religiosos retozando con una alemana de rasgos masculinos.

-Dios, Lola, nunca pude adivinar que eras lesbiana. Dije casi gritando.

-No lo soy, o eso creo, aun siento algo por ti.

-Pero te has acostado con una tía.

-Si, y han sido unos meses geniales, si no hubiese sido por Sara y Walter, me hubiese vuelto a la primera de cambio.

-Pero...¿estas saliendo con ella o algo así?-. Mi cabeza desvariaba.

-No idiota, ella tiene novia en Alemania.Yo estaba muy débil y me dejé llevar por ella.

Lola me contó a grandes rasgos aquella aventura, por lo que me contó disfrutó mucho de la vetusta alemana, que supo tratarla como una reina en la cama. Aquello por momentos me excitó.

-Se que soy una zorra, no me atraen otras chicas. Mi corazón ahora esta dividido entre tu y Sara. Necesito aclararme.

-Pero yo también me he acostado con otras chicas. Le dije

-Necesito saber si me quieres, eso ya me da igual.

-Se que siento algo muy fuerte por ti Lola y me siento muy mal por lo que te he hecho. Lo que nos ha pasado puede hacernos mucho daño.

-Lo se Alex pero me gustaría volver a empezar.

-Ven a casa Lola, esta noche quiero abrazarte.

Lola escapó de su casa y vino a la mía, en cuanto nos vimos nos abrazamos y besamos, hicimos el amor y dormimos sin separarnos un momento. A la mañana siguiente me levanté temprano, antes que Lola y me senté a observar a mi chica. Aunque estaba tapada por una manta, el contorno de su cuerpo se me antojaba distinto, como ya he dicho estaba más gordita sus curvas ahora eran mas pronunciadas. Su cabello seguía siendo muy rubio y tan corto que parecía que careciera de el. Estaba preciosa, decidí entonces darnos esa oportunidad que reclamaba. Era arriesgado, pues Sara le había aportado algo que fascinó a mi chica, podía recuperar mi gran amor o dejarlo escapar.

Aquellas navidades fueron geniales, yo pedí unas vacaciones que me debían y las pasé con Lola. África, su hermana menor nos acompaño durante todas las vacaciones, había echado mucho de menos a Lola, a sus 20 años empezaba a hacerse una mujer y su hermana sería un gran apoyo. Sin darse cuenta, Afri jugó un papel determinante en nuestra relación.

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