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Laura es una señora a quien su marido la menospreciaba

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Una tarde de sábado, estaba Carlos platicando cerca de su negocio ubicado por barranca del muerto, más tarde llego una amiga de él, una señora de unos 45 años guapa y muy agradable, de nombre Laura, estuvimos platicando por un rato más, eso sí, yo no perdía la ocasión de poder mirar su escote pues portaba una blusa que dejaba a la vista sus bellos pechos de piel blanca, así que podía imaginarme unos pezones rosados, en la conversación empezó a hacerme preguntas más personales, lo cual me permitió darme cuenta de que no le era indiferente, así que me mostré abierto a ella. Al cabo de un rato, ella se retiraba, así que me ofrecí a acompañarla, nos dirigimos al metro, cuando le pedí que continuar un momento más la plática, ella acepto y nos dirigimos a un café cercano.

Empecé a seducirla, le dije lo que realmente me hacía sentir al estar platicando con ella. Ella me decía que eran mentiras, que no me seguiría el juego, entendí que la estaba incomodando así que decidí cambiar el tema de conversación. Llego un momento en el cual Laura, abrió sus sentimientos conmigo, me dijo que había ido a buscar a Carlos con el fin de platicar su situación, quería desahogar un problema que tenía con su esposo y que no pudo hacerlo porque yo me encontraba ahí. Le pedí una disculpa y me disponía a despedirme cuando ella dijo que aceptaba mi disculpa a cambio de escucharla. Ella comenzó a explicarme que sus problemas tenían que ver con el sexo. Desde hace un tiempo sus relaciones eran ya poco frecuentes, cuando ella intentaba tomar la iniciativa, su esposo le daba excusas y en otros momentos en el que lograba seducirlo aparentemente, él eyaculaba pronto y le decía que era su culpa, pues no sabía cómo seducirlo, se apartaba y se dormía, dejándola con ganas.

Ella había tratado de buscar la manera de poder lograr revivir la llama, pero su esposo siempre le daba vuelta al asunto o simplemente se enojaba y le dejaba de hablar.

Le dije que quizá su marido tendría que hacerse alguna revisión médica, podía tener algún problema, pero tal vez era difícil para él aceptarlo. Laura me respondió que ya se lo había planteado pero que él lo rechazaba.

Antes de despedirnos le dije suavemente y estrechándole la mano, que no sabía la razón por la cual su marido no le hacía el amor, pero definitivamente ella no era el problema.

Pasó el tiempo y un sábado recibí una llamada, era Laura, platicamos y en un momento me preguntó por el comentario que le hice al final el día en que nos conocimos, me dijo que ella llegó a pensar que su problema con su marido era porque ya no era atractiva, le dije que era falso, que ella era una encantadora y sensual mujer, sinceramente yo había tenido una erección al estar platicando con ella, ella dio una carcajada y me preguntó si todo lo que le decía era cierto, le pregunte si podíamos vernos y así platicar con más confianza, aceptó y fui por ella, la traje al departamento donde vivía, estando en privado ella me preguntó si la encontraba sexy, tomé su mano, la puse en mi pecho y le pregunté:

- ¿Sientes la palpitación agitada de mi corazón?

-Si eso no es prueba suficiente, entonces…

Enseguida baje su mano hasta mi verga, que ya se encontraba erecta. Laura se sonrojo pero reaccionó dándome un masaje suavemente, entrecerró sus ojos invitándome a besarla, sus labios rosados y carnosos eran una delicia, su cuerpo es estremecía de placer, solté su mano para tomar su cabeza y poder acomodarla en el sofá en el cual estábamos sentados, su cabello ondulado y sedoso lo desacomodaba con mi dedos, le quite el saco que llevaba, traía puesta una blusa negra semitransparente, pase las yemas de mis dedos por encima de su blusa, apenas tocando suavemente la tela, pero suficiente para transmitirle mi calor, poco a poco fui quitándole la ropa hasta dejarla completamente desnuda, ella apenada me decía que no sentía mucho agrado por su propio cuerpo, le conteste de manera firme que no debería menospreciarse, le dije que me dejara mostrarle lo que su cuerpo me podía hacer sentir, la bese nuevamente pero esta vez con fuerza, besé su cuello, sus senos, mordí sus pezones, llegue a su vientre y con la punta de mi lengua empecé a explorar el terreno, al llegar a su pubis hacía más presión con mi lengua, avisándole que sería el invasor antes que mi verga, cuando introduje mi lengua en ese lugar tan delicado y delicioso, ella se estremeció y me tomó de la cabeza fuertemente, abrió sus piernas para que pudiera introducirme más. Quizá el tiempo que llevaba sin sexo hizo que se viniera pronto, pero no deje que se apartara.

Durante unos minutos pude disfrutar de un delicioso manjar, me aparte y deje que ella tomara su turno, empezó a quitarme la ropa y cuando me quitó la trusa, me dijo asombrada que le gustaba lo que veía, en seguida se lo metió a la boca y me dio placer durante unos minutos, ella me pidió que se lo metiera ya, que necesitaba sentirlo, así que me acomodé y poco a poco le fui metiendo mi miembro ella me abrazó con fuerza, empecé a bombear con más velocidad y fuerza, yo podía sentir su calor interno intenso, ella se gemía y se contorsionaba de placer, nuestro sudor se iba mezclando al correr el tiempo, nos besábamos con mucha intensidad, acariciaba su pechos y los besaba con fuerza, ella me gritaba que siguiera, que le gustaba mi carne, después de unos instantes, ella me avisó que ya se iba a venir, así que aumente mi ritmo hasta hacerla gritar con fuerza, sin dejarla tomar aliento y sin desprenderme, me giré para que ella ahora tuviera que montarme, la alzaba y la dejaba caer con fuerza, así nuevamente ella loca de placer gritaba, me pedía con más fuerza, podía yo sentir como me apretaba, me tenía loco de placer, en un momento le di todo lo que tenía, ella meme hizo presión con sus manos y se dejo caer teniendo otro orgasmo, una vez ya más relajados, me dijo que lo había disfrutado mucho, le pregunté que si le había quedado claro el punto.

Durante algún tiempo estuvimos viéndonos y disfrutando del rico placer que sentíamos…

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