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Todo ocurrió en unas colonias de verano para escolares, en las que el instituto había pedido la colaboración de algunos padres para ayudar en las tareas más cotidianas para que los profesores se dedicaran solamente a su labor pedagógica.

Desde el primer momento nos intereso a mi y a mi marido, así estaríamos mas cerca de nuestro hijo, para comprobar como se comporta en un ambiente y un entorno no habitual para el.

Estaba claro que era yo la que tenia que ir, mi marido no podía dejar el trabajo, en cambio yo me lo podía combinar por tener un trabajo liberal y no estar sujeta ni a horarios ni a días.

Hubo una reunión previa con los padres, profesores y la dirección del Instituto, para presentarnos y explicar en que consistiría nuestro trabajo.

Como padres colaboradores a parte de mi que por cierto me llamo Melisa, otros dos matrimonios, dos mujeres mas también casadas que además eran amigas, y un hombre que dijo llamarse Roberto, también casado que al contrario de mi era el que podía disponer un poco de su tiempo, al contrario de su mujer.

El desplazamiento se haría en autocar, excepto Roberto que traería su cuatro por cuatro, por si fuera necesario algún desplazamiento imprevisto ya que la casa de colonias distaba unos 12 Km. del pueblo mas cerca.

Llego el día, después de unas dos horas de viaje llegamos al sitio, una casa rural antigua pero muy bien restaurada y bien comunicada, las dependencias de nueva construcción eran la cocina, comedores, aulas, servicios y duchas.

Después de presentarnos al personal de la casa y acomodarnos en nuestras habitaciones, en una pequeña reunión explicaron con mas detalle en que consistía nuestro trabajo, haciendo equipos de dos personas, naturalmente los dos matrimonios formaban ya dos parejas, las dos mujeres la otra pareja, quedábamos yo y Roberto, el me pregunto si tenis algún inconveniente en que fuéramos pareja de trabajo durante quince días, naturalmente acepte, no había mas remedio y el chico tampoco estaba mal, se veía servicial, trabajador y amable.

Empezamos el trabajo que cambiábamos en turnos rotativos, un día ayudábamos en la cocina, otro servíamos las mesas, recogíamos los platos, limpiábamos el comedor, etc.

Sin darnos cuenta empezó a forjarse una complicidad entre el y yo, estábamos juntos todo el día, incluso fuera del trabajo, en los ratos de ocio hablábamos de nuestras cosas, yo le contaba cosas de mi marido mi hijo y el también de su mujer e hijos, los dos coincidíamos en que estábamos muy enamorados de nuestras parejas, así la primera semana.

El sábado y el domingo era cuando teníamos menos trabajo ya que los profesores no daban ninguna actividad y nos ayudaban a nosotros.

Los de la casa nos dijeron que cerca de allí había un paraje con sombras y prados por donde corría un riachuelo donde se refrescaba la gente del pueblo.

Nos animamos y fuimos a ver el paraje, cuatro con el coche de Roberto, el yo y las dos amigas, los otros dos matrimonios prefirieron quedarse en la casa, al no saber como reaccionaria la gente del pueblo trajimos el bañador de una pieza y el biquini, para ponernos lo mas indicado.

Llegamos al sitio y la sorpresa fue mayúscula, las chicas de allí se bañaban en top-les, es evidente con las comunicaciones ya no hay pueblos grandes ni pequeñas, yo no acostumbraba a ir en top-les pero las otras dos no tuvieron reparo en ponérselo, mejor dicho quitárselo, cosa que yo también lo hice, el que no estaba tan tranquilo era Roberto, no le quitaba ojo a mis tetas, no muy grandes pero tiesas, al principio tuve un poco de vergüenza hacia el y me puse boca a bajo, conforme pasaba la mañana entre remojon y remojon me fui fijando mas en Roberto, era de tipo atlético y el bulto que escondía su bañador no era nada despreciable, también se dio cuenta de mis miradas. Aprovecho un momento en que las dos amigas estaban en el agua, para acercarse un poco mas, diciéndome que no lo tomara a mal, que yo estaba casada y el también, pero que yo tenia un cuerpo precioso y unas tetas muy bonitas, tu marido debe estar orgulloso, le di las gracias por el cumplido, insistió que no era ningún cumplido que era lo que sentía, le repetí las gracias, añadiendo que también el tenia un cuerpo atlético y que al igual su mujer estaría contenta de tenerlo, no se como se me ocurrió decirle, que además se le veían un buen atributo.

Después de esta mañana empezamos a mirarnos como dos enamorados, ambos empezamos a desearnos, pero nuestra condición nos obligaba a guardar las distancias.

Todo ocurrió el ultimo día, un sábado, el domingo temprano salíamos de retorno, los profesores prepararon una pequeña fiesta para los adultos, para cunado los chicos estuvieran dormidos.

Después de quince días de trabajo la fiesta se agradecía, la mesa fue normal, unas copas entre baile y baile, hicieron que estuviera un poco mareada, Roberto también, por lo que decidimos salir a pasear con el fresco de la noche, había un cielo muy despejado, la luna brillaba con toda intensidad, nada mas salir me dio la mano, caminamos un buen rato sin mediar palabra asta llegar a una pequeña cabaña fue allí done me empujo de espaldas contra la pared, besándome los labios, yo le correspondí abrazándole fuertemente, fue un beso muy largo entrelazando nuestras lenguas, me mordisqueaba las orejas, pasaba la lengua y los labios por mi cuello, mordisqueaba y besaba mis labios, yo le correspondía en todo, de pronto vino a mi mente que estaba siendo infiel a mi marido, me aparte un poco y le dije, para por favor, no se si es correcto lo que estamos haciendo, el contesto, que tenia razón pidiéndome disculpas, continuamos nuestro paseo callados y abrazados, pasados no mas de cinco minutos Roberto rompió el silencio, se puso frente a mi, junto su mejilla con la mía, Melisa dijo, no quiero romper ningún matrimonio, ni el tuyo ni el mió, pero te deseo, solo será esta noche, mañana iremos cada uno a su casa y quedara solo el recuerdo, yo estaba deseando que insistiera, no me atreví a decirlo, pero quería ser follada por el, estas ultimas palabras suyas nos dieron rienda suelta, los dos estábamos muy excitados, lo bese en la boca diciéndole, si cariño esta noche seré tuya.

Me acerco a un gran árbol, me quito las bragas con mucha suavidad, levanto mi pierna derecha apoyando mi pie encima de unas rocas que quedaban a la altura de la rodilla, se agacho levanto mi falda, para lamerme mi coñito, entraba la lengua dentro, con los labios succionaba, pasando su mano de entre mis piernas me metía su dedo en el ano, yo disfrutaba como una loca, las piernas me temblaban, casi no me tenia en pie, se levantó saco su aparato y lo introdujo todo dentro de mi coño, moviéndose un poco rápido, me empotraba contra el árbol, los dos jadeábamos de placer, mientras me follaba desabrocho mi camisa para jugar con mis pezones, pellizcándolos y acariciándolos yo hacia lo mismo con los suyos, íbamos a llegar los dos al orgasmo juntos, lo apreté fuertemente diciéndole que no la sacara, quería sentir su leche dentro de mi, así lo hizo, después estuvimos un rato apoyados al árbol sin movernos, con todo esto se nos estaba acabando la noche, pasamos la poca que nos quedaba en su habitación, desnudos en la cama me follo otra vez pero esta se corrió en mi boca, tragándome todo su semen.

En la despedida me puse a llorar, nos habíamos prometido que seria solo aquella noche, posiblemente no nos veríamos mas, solo quedaría el recuerdo de mi infidelidad.

RoF

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