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Marina y Ángel

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Ángel encendió el ordenador como cada tarde a las 6, sus padres acaban de marcharse y estaba solo en casa y era lo que el llamaba la hora bruja, no porque hubiera sortilegios o volara en escoba, no, era porque aprovechaba para representar frente a la cam su yo interior , un yo que le devoraba por dentro por salir y mostrar su verdadera naturaleza sexual.

Ángel era el típico chico normal del instituto, uno más entre todos, un muchacho de 17 sin nada raro o especial, uno más entre el montón de seres anónimos y anodinos, no resaltaba particularmente en nada pero tampoco daba la nota por nada en especial, si hubiesen preguntado a alguno de sus compañeros por como era difícilmente podrían decir algo que mostrara como era en realidad, definido como heterosexual porque lo era tampoco gustaba a sus compañeras de clase precisamente por no ser nada diferente o especial, no era particularmente musculoso, delgado sin excesos y apenas sin hombros típicamente masculinos pues en realidad parecía una tabla, su color de piel era tirando a claro y no tenía marcas de bañadores o ropa de verano, sus manos eran finas y cuidadas y tenía un pelo negro azabache muy fino que brillaba por los cuidados que le deparaba, sin apenas vello pero que el afeitaba por comodidad desde que una vez se animó a practicar la bicicleta de montaña y facilitar los masajes posteriores.

Desde hacía más de dos meses había acumulando secretamente pedidos que realizaba a una página de productos eróticos, pelucas, medias, disfraces, senos postizos o zapatos de tacón que para su 41 de píe era realmente difícil de encontrar, su armario era su cofre del tesoro y de haber entrado alguien buscando alguna cosa en él se encontraría con todo lo que una crossdresser profesional hubiese soñada pero Ángel aún no había estrenado nada, se metía de forma anónima a páginas de webcam para ver como jugaban otras chicas y practicaba o simplemente miraba mientras su pene despertaba por entre sus muslos calientes.

Todo su sueño era que un día pudiera estar solo en casa y poder estrenar toda esa ropita que había acumulado durante semanas, poderse pintar como una nenita y mostrarse al público como Marina, como se sentía en su interior.

―Ángel nos vamos, ciérrate bien, te dejamos el teléfono del parador en la nevera con un imán, hablamos mañana.

―Vale mamá.

Ángel oyó cerrar la puerta y espero un poquito, se asomó a la ventana de su habitación y vio como su madre y su hermana entraban en el taxi, tenían que tomar el tren en una hora y por fin dispondría de todo un día para él solo.

Como en una ceremonia religiosa, abrió el armario y sacó un trajecito de colegiala muy estilo cosplay, una minifalda negra, una camisa blanca con una corbata roja y unas medias negras muy tupidas que le llevaban hasta la mitad de su muslo, acompañó todo con unos bonitos zapatos de tacón no excesivamente altos negros, una peluca  de media melena y del cajón de su hermana, unas bonitas bragas negras con transparencias y un sujetar a juego  en el podría meter las prótesis que recibió unas semanas atrás de la 85 copa C.

Para el final sacó su “arma” secreta, un precioso dildo que no había sacado aún de la caja de 22 mm y 4 de circunferencia que dudaba que le entrase, pero sus ganas le animaron a que viera la luz semejante pepino y cuando salió suspiró, quizás de placer, quizás de que por fin jugaría a otros juegos.

Se fue al cuarto de baño y procedió a darse una cálida ducha, el agua caía por su cuerpo suavemente evitando tocarse porque de hacerlo se correría como un pajarillo en menos de lo que cantara un gallo, cuando se sintió relajado, tomó su cuchilla de afeitar y cambió las cuchillas y empezó a rasurarse cuidadosamente, ayudado por el gel de afeitar y un pequeño espejo de maquillaje de apuró cada rincón de su cuerpo y dirigiendo el chorro de la alcachofa de la ducha hacia su perineo casi tuvo un orgasmo, el solo contacto del agua a presión contra su piel le estaba excitando y tuvo que recurrir al agua fría para bajar su tensión sexual a niveles aceptables, una vez apaciguada ese ansía por masturbarse como un mono en el zoológico salió de la ducha y se secó cuidadosamente, se dio un poco de crema hidratante y que agradeció sus zonas recién rasuradas y fue a su habitación a por la ropa interior, con ella en sus manos volvió al cuarto de baño en busca de las pinturas y maquillaje de su madre y hermana, tomó un carmín negro y probó a pintarse los labios, para ser la primera vez la verdad es que no lo estaba haciendo nada mal, con un poquito menos de pericia probó a pintarse los ojos y las pestañas, la torpeza de su mano izquierda hizo que el resultado no fuese del todo simétrico pero el se sintió guapa e incluso se tiró un par de besos al espejo gustándose, se dio un poco de fondo de maquillaje sobre la cara para disimular los pelos de su poca barba y que tampoco hubiese hecho falta pero ya puestos quería estar preciosa, cuando se colocó sobre su ya seco pelo la peluca de media melena que le llevaba hasta la mitad e su cuello el resultado fue sorprendente y vaya si lo fue, era la nena más linda que el/ella había visto en un espejo.

Con mucho mimo se colocó las medias para no romperlas, no porque tuviese las uñas largas pero por si acaso y cayó que no se había puesto laca de uñas, buscó como loco hasta dar con un bote medio vacío de esmalte negro de lo más gótico y probó, abrió con cuidado y empezó con su mano izquierda, luego pasó a su mano derecha y pasó algo parecido al resultado del maquillaje pero le gustaba, espero varios minutos para que no se le corriese la laca y trataba de acelerar su secado soplando ligeramente, al cabo de diez minutos tenía las uñas listas, las medias puestas y las braguitas y el sujetador dispuestos, se puso la braguita negra con cuidado, subiéndolas como seduciendo a un espectador imaginario, asomando su pompas, ofreciéndoselo a un amante invisible que calentaba a Ángel por dentro; con el sujetador en las manos se marchó a la habitación en búsqueda de la prótesis de senos que había comprado y frente al espejo de detrás de la puerta del armario se la colocó con el adhesivo que traían de fábrica, se las colocó donde pensaba que tenían que ir y se puso el sujetador que le ayudó a que se mantuviesen firmes; frente al espejo se dio cuenta de que su pene estaba otra vez inhiesto como el asta de una bandera y respiró lentamente tratando de que bajase su erección, trataba de pensar en otras cosas sin conseguirlo pues se había visto tan guapa en el espejo que era hasta un contrasentido; se entretuvo colocando la cam  del ordenador en un sitio estratégico, la banqueta en la que se sentaba o la toalla que pensaba usar, el dildo ya fuera de la caja cerca del teclado y un bote de lubricante que decía la web del sexshop que era especial para penetraciones anales y que tenía cierto analgésico, al estar y sentirse ocupado consiguió que su pene tomase un tamaño adecuado para poder disimularlo entre sus piernas y la braguita, al darse cuenta de lo bien disimulado que quedaba, terminó de vestirse, se colocó la camiseta dejando unos botones abiertos para enseñar un delicioso escote, la corbata abierta pero anudada sobre esa inmaculada camisa y la minifalda con su abertura de cremallera lateral; el resultado era espectacular, se calzó los zapatos y se dirigió casi torpemente hacia el teclado del su ordenador, colocó la web cam mientras se sentaba y tomó aire antes de conectarse al Chat de mirones que había estado visitando últimamente; usó el nombre de su alter ego Marina, ya no era Ángel y conectó la cam en abierto para que pudiera verla todo aquel que quisiera.

Su nervios aumentaban por segundos, la gente entraba y salía de su sale pero nadie decía nada, pensaba que no estaba lo suficientemente guapa o que a lo mejor se había equivocado de sala pero no era así, todo estaba en orden pero no recordaba que la gente suele tardar en calentar motores y que prefiere revolotear por todas las salas hasta que deciden cual les gusta, las ventanas se abrían y cerraban salvo dos, una con un nick de lo más aberrante :Ric pollón 23 y otro más delicado Ulises, ninguno de ellos parecía abrir las hostilidades y Marina estaba que explotaba por dentro, necesitaba que le dijeran lo guapa que estaba, que estaba muy sexy y fue ella la que se animó:

―Hola chicos

―Hola Marina, respondieron los dos al unísono

―Estás para romperte guapa, ¿Cuántos años tienes? Preguntó Ric

―19 , mintió, no quería dar demasiadas pistas

―Mmm que jovencita, ¿de dónde eres cielo? Preguntaron

―De un pueblo de Santander, mentira por descontado, vivía en Madrid pero que más daba el sitio.

De una forma muy coqueta se levantó y hizo que recogía algo de suelo dejando ver sus muslos desnudos y poniendo el culo en pompa.

―Dios que ricas estas cariño, dijo Ric

―Gracias, me estás sonrojando, dijo coquetamente.

―Si yo estuviera allí si que te ibas a poner colorada, pero de comer polla, jaja.

El comentario de Ric no le agradó a Marina y estaba a punto de banearle.

―Perdona bonita, es que todos los días no se encuentra algo tan bonito como tu, dijo disculpándose.

―Bueno vale, pero no seas tan bruto, no me gusta las cosas bruscas.

―No te apures bonita, ¿por qué no nos muestras como eres?

―Vale, pero nada de burradas.

Los espectadores crecían de forma exponencial pero solo ellos dos hablaban, Marina sospechaba que muchos ya estaba con su pantalones bajados y acariciándose sus palpitantes pollas y eso la calentaba; se levantó de la banqueta y anduvo unos pocos pasos para que pudieran verla mejor, se contoneó de la forma más sexy que pudo y llevó sus manos hacia arriba para con el exterior de la palma atusarse la peluca mientras les tiraba un beso a sus espectadores lo que levantó varios uffs, se giró dándoles la espalda para mostrarles sus nalgas mientras apoyaba sus manos en ellas y se agachaba para deleite de todos ellos.

―Joder niña estas tremenda, enséñanos un poquito más, dejo Ric.

Movió la cam para que mostrase su perfil con la camisa abierta y enseñase el pecho y el sujetador de su hermana, en su movimiento dejó ver el dildo antes de lo previsto y no pasó desapercibido por Ric y Ulises.

―¿Y ese juguetito Marina?

― Ah, es un amigo nuevo que tengo, aún no nos conocemos bien.

―¿Y por qué no lo pruebas con nosotros cariño?

―Es que es un poco pronto, ¿no?, se oyó decir esto sabiendo que estaba como loca por meterse ese misil por el culo.

―Venga preciosa, danos ese gusto, queremos verte como gozas con ese juguete.

―Bueno, pero tenéis que ayudarme, ¿vale?, vosotros me guiáis

Para calentar a su auditorio se llevó el consolador a los labios y comenzó a lamerlo suavemente, eso sabía hacerlo, lo había visto mil veces en otras cams y pensó como le gustaría que se lo hiciesen en su polla e imitó todo aquello que le gustaba, pasaba la punta de la lengua por el frenillo y se metía el capullo saboreándolo y mojándolo muy bien de su propia saliva, el sabor de la silicona no era desagradable aunque no era un sabor con el que le gustaría recordar esa tarde, recorría con sus labios húmedos todas su longitud hasta que le pidieron que se la metiese entera en la boca, echó su cabeza hacia atrás todo lo que pudo su cuello y se metió el consolador poco a poco hasta que sintió una arcada, por la marca de su saliva vio que casi tres cuartas partes de los 22 centímetros habían entrado en su boca.

―Que guarra eres cariño, que bien debes chuparla, mmm, dijo Ric.

Marina no hacía oídos a las palabras de sus espectadores y siguió como un en un guión de dentro de su cabeza.

Tomó el dildo lo colocó sobre la banqueta y presionó para que la ventosa lo sujetase firmemente, mirando a la cam directamente acarició toda la longitud del consolador y con la otra mano ponía lubricante en abundancia en la punta.

Apartando un poco la parte baja de la braguita dejo a la vista de la cam la entrada de ojete, e hizo que se colocaba sobre el dildo.

―Si carió, metételo, estoy que no aguanto más.

Volvió a colocarse encima pero jugo de nuevo con su entrada, se movía ligeramente sobre la punta redondeada del consolador y se giró para que le vieran de espaldas. Se subió la minifalda para que se viese mejor y se dispuso a meterse su juguete, su pene había perdido toda la excitación pero Marina ardía por dentro, quería sentir ese trozo de silicona dentro de ella.

Sujetó firmemente el tronco del consolador y agarrada a la mesa del ordenador se dejó caer poco a poco sobre lo largo que era, lentamente abriéndose paso y rompiéndola por dentro el consolador la abrasaba por dentro pero ella avanzaba cada vez más, pensaba que iba a desmayarse cuando paró para tomar un poco de aire, su ojete ardiente dolorido palpitaba pidiendo paz, cuando quiso saber cuanto le quedaba por meterse dentro s dio cuenta que los huevos del consolador estaban casi dado contra los suyos, el no haberse puesto lubricante como había visto hacer había sido un fallo tremendo pero el anestésico que tenía el que estaba usando le permitía cierto respiro.

―Eso cariño, ahora mueve hacia arriba y hacia abajo, queremos ver como disfrutas.

Marina trató de moverse un poco pero sus piernas no las soportaban, temblaban como un perrillo con frío y apenas tenía fuerzas de sujetarse con las manos, en un intento de levantarse sus piernas le fallaron y cayó a peso sobre la banqueta metiéndose hasta el higadillo todo el consolador con lo largo que era, un gemido de dolor placer se le escapó de su boca.

Sus dos espectadores estaban disfrutando de lo lindo pero Marina creía que iba a perder el sentido por esa extraña mezcla de dolor y placer que estaba sintiendo, tratando de controlar un poco la situación, trató de componer un poco su figura sin percatarse de que su pene estaba exudando semen, no podía creerlo, ¿se había corrido y no se había dado cuenta?, Marina ya no prestaba atención a nada, solo estaba pendiente de su propio cuerpo y placer, trató de moverse para sacar un poco de si misma el consolador pero cada movimiento era un calambrazo de placer y comenzó a cabalgar sobre él, gemía como una perra cada vez que entraba y cada vez más deprisa, quería alcanzar el orgasmo tocándose por dentro, sus manos no tacaban su pene flácido pero sin embargo babeante de semen, sus movimientos verticales amarrada a la mesa con el culo en pompa y con la minifalda dejando ver como entraba y salía era todo un espectáculo; los mensajes de me voy a correr empezaron a iluminar la pantalla de la webcam pero Marina no hacía caso, estaba volcada en correrse y la sensibilidad de su cuerpo estaba toda puesta a ello, sus labios estaban sensibles, su cuello o sus muslos, quizás su pene era lo único que no participaba de la fiesta pero que importaba.

Un borbotón de semen salió de golpe y Marina sintió perder el aire, le faltaba el oxígeno y a punto estuvo de perder el sentido, calló sobre el teclado entre gemidos y bocanadas de aire, no veía, estaba ciega de placer y seguía con el consolador metido hasta las entrañas.

―Lo siento chicos, no podía haceros caso.

Se justificó Marina, sus piernas temblaban y sin hacer caso a todas los mensajes pidiendo su dirección de correo apagó su webcam, no se movió, permaneció quieta unos minutos y cuando se sintió preparada o Ángel volvió a su ser, sacó de dentro de si el consolador, lo miró con cuidado y observó algunas trazas de sangre y se dio cuenta de que para ser la primera vez había sido excesivo, no podía ser tan bruto, su dolorido culo pedía agua fría y vestido de esa guisa, tan guapa como estuvo y tan putona como estaba ahora se dirigió de nuevo a la ducha a refrescarse y aliviarse un poco.

La experiencia había sido maravillosa y Marina volvería a mostrarse, no sabe si con esa ropita o con cierto vestido rojo que tenía y que le sentaría de muerte.

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