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Desaparecido (2)

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Como era martes el local estaba casi vacío, había algunas parejas, algún grupo de amigos y poca actividad. La noche era tranquila. Al mirar a la barra encontré enseguida a la chica que buscaba, no es que fuera guapa, era preciosa, mejor que en las fotos. Tenía un buen pecho y las curvas que se marcaban debajo del vestido ceñido se dibujaban deliciosas. Me dirigí a la barra y le pedí al camarera que avisara a Natalia, él fue hasta la otra punta y me señaló. Charlaron un momento y se acercó a mí.

―Hola, soy Natalia. ¿Pero tu quien...― me miró dos veces pero a la segunda me reconoció.― Eres el hermano de Carla, Víctor.

―Si. ¿Pero como es que me conoces?

―Bueno, tu hermana... ¿Pero como sabes que es tu hermana? ¿Como me has encontrado? ¿Te ha hablado ella de mi?

―¿Tienes tiempo?

―Bueno, ahora estoy trabajando pero acabo a la una. ¿Quieres esperar?

―Si, claro. ¿Me puedes dar una cerveza?

Me sirvió una cerveza y me fui a sentar a una mesa. Era la primera vez que entraba en un local de este tipo y la verdad es que me sentía bastante incómodo, algunos chicos me miraban y uno hasta intentó ligar conmigo hasta que le despedí como mejor supe diciéndole que a mi eso no me iba. Como había llegado mi hermano o hermana a ese local era una pregunta para la que no tenía respuesta. A la una salí fuera y esperé a que Natalia saliera, enseguida me propuso que fuéramos a su piso, que estaba en la misma calle. Subimos en silencio y me dejó en el salón mientras iba a buscar una cerveza. Hicimos dos sorbos y me volvió a repetir las preguntas que me había hecho antes. Le conté que mi hermano, yo seguía hablando en masculino de él, había desaparecido y lo que había encontrado durante todo ese día. Una vez saciada su curiosidad empecé a preguntar yo y la verdad es que lo que me contó me dejó totalmente desconcertado.

Comenzó contándome que había conocido a Carla en un chat hacía dos años y que ella se había ofrecido a ayudarla: “Durante unos meses Carla vino a mi casa a vestirse de chica y pronto empezamos a salir juntas y a intimar. Nos convertimos en grandes amigas y poco a poco fue abandonado sus círculos de amistades y los cambió por la gente que iba conociendo sobretodo chicas trans y del mundo LGTB. Era muy popular. Pero ahora ara ya mas de un año Carla empezó a querer mas, quería a dar una vuelta a su vida, dijo que quería libertad y lo consiguió, nunca abandonó el núcleo familiar pero se empezó a prostituir y la verdad es que tubo mucho éxito, hasta alquiló un piso. Era la travesti mas cotizada de la ciudad y con lo que ganaba empezó a tener una doble vida. Todo lo que puedas saber de tu hermana es mentira, no hacia nada de lo que decía en casa, vivía en su mundo. Creo que estaba contenta con lo que tenía hasta que se dio cuenta de que por mucho que viviera como una mujer estaba muy lejos de tener el cuerpo que deseaba, los últimos tiempos siempre hablaba de tener un cuerpo acorde con lo que era. No te voy a engañar, una chica en esta situación puede tomar medidas desesperadas. Yo le perdí la pista hace unos dos meses y medio aunque ya nos habíamos empezado a distanciar cuando empezó a salir con Marcos.”

La historia de mi hermana me dejó boquiabierto. Mi hermano no era mi hermano si no mi hermana y había salido con un chico como mínimo y había sido prostituta. No me cabía en la cabeza.

―¿Estás bien?― me preguntó Natalia

―No lo se, es todo muy fuerte. La verdad es que no se que pensar.

―Bueno, si te sirve de algo tu hermana te quería mucho, con locura. Dijo mas de una vez que eras la mejor persona que había conocido y que le sabía muy mal no atreverse a contarte lo que le pasaba.― me cogió de la mano con suavidad.― Estoy segura de que la encontrarás.

―¿Y como lo voy a hacer?― el tacto de su mano sobre la mía era reconfortante. La miré a los ojos, en algún momento se me habían llenado de lágrimas.

―Creo que deberías intentar encontrar a Marcos. No te preocupes que te ayudaré en lo que haga falta.― ahora ella también me miraba.― Voy a buscar otra cerveza, ¿te apetece?

―Si, gracias.― me tendría que haber marchado pero no lo hice. Me quedé allí en el sofá pensando en todo lo que me había contado Natalia y cuando volvió me encontró llorando sin control.

―Oh cariño, no te pongas así.― se sentó y me abrazó con fuerza. Puse mi cabeza en su hombro, su pelo olía a almendras. Me apretó contra su pecho generoso. No me habría movido nunca de allí. Cuando me calmé un poco me soltó.― ¿Mejor?

―Si, gracias...― acerqué mis labios a los suyos y sin poderlo evitar, la besé. Ella respondió, puso la mano en mi muslo y al tiempo que yo la cogía de la cintura empezó a meter su lengua en mi boca, la dejé pasar, sus movimientos eran amables, bonitos, me sentía tan bien hasta que de repente recordé que era y me aparté.

―¿Que pasa?

―Bueno es que eres... bueno que no eres una chica del todo y...

―¿Te doy asco?― se me subieron los colores― Tu hermana es así. ¿Ella también te dará asco cunado la encuentres?

―No, claro que no pero...

―Tranquilo. No hace falta que hagas el amor conmigo, tranquilo.

―Perdóname, será mejor que me vaya.

―¿Donde vives?

―En Sant Andreu

―Esto está a la otra punta de la ciudad y ya no hay transportes, quédate aquí.

Intenté decir que no pero no aceptó ninguna de mis excusas. “Eres el hermano de mi mejor amiga, no te voy a dejar irte así. Mi cama es grande, cabremos los dos.” Y así, acabé estirado en la cama de Natalia, me trataba con respeto, con mas del que había demostrado yo. Y además me sentía cómodo. Me quité los pantalones y me estiré en esa cama gigante bajo unas sábanas de seda. Natalia cogió el camisón y se fue a cambiar al baño. No se porque pero esa chica me atraía de una manera impresionante. Volvió y yo hice ver que tenía los ojos cerrados y me hice el dormido. El camisón era algo transparente y se adivinaban todas sus curvas y se notaba el tanga y el sostén rojos que había debajo. Me pregunté que debería haber debajo de ese tanga y por algún motivo tuve una erección impresionante. Natalia se estiró al otro lado, no intentó nada, solo me miró durmiendo y me dijo “Lo siento, siento todo lo de tu hermana.” y apagó la luz.

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