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crucero

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Imaginaos chicos y chicas, algo tan sugerente como estar en la piscina de un transatlántico , en plena mar, tumbado en una hamaca, con un cóctel en la mano , sorbiendo en una pajilla el dulce sabor del néctar de frutas. Todo eso , rodeado de cuerpos esbeltos jugueteando con el agua dulce de la piscina.

Imaginando ser esas gotas que caen por el cuerpo, recorriendo su piel, poro a poro.

Allí estaba Mónica , estupenda chica rubia, de pelo largo,

ojos verdes, algo bajita, pero con un culito precioso.

Era nuestra guía, nos acompañaba y enseñaba las ciudades que estabamos visitando a lo largo del crucero.

Ella siempre tan sonriente , jovial, tan llena de vida.

Tenia una cara que transmitía dulzura, y eso me daba aun más morbo.

Por las noches, vestía prendas elegantes que realzaban su figura, apretaditos al cuerpo para mostrar más sus curvas, todo eso la hacían parecer aun mas sexy.

Aquella noche llevaba un vestido negro que relucía con las luces de la sala. El vestido tenia una obertura hasta las pantorrillas que mostraban sus largas piernas, escotado por atrás , mostrando gran parte de la espalda.

Tacones altos para disimilar su estatura y la melena rubia suelta por encima de sus hombros.

Aquella noche estaba radiante , cenaba en una mesa cerca de la mía y no podía dejar de mirarla.

La obertura de su vestido ensañaba los muslos y yo no podía dejar de imaginarme estar entre ellos.

Poco después, acabó la cena y empezó el baile, todos querían bailar con ella, yo me senté en la barra y seguí con mi cóctel de frutas tropicales sin dejar de observarla.

Como la agarraban de la cintura, la atraían a sus cuerpos y ella se dejaba llevar. Seguí imaginándome acariciándole la cintura, apretar su cuerpo al mío, notar sus pechos en mi torso.

A las dos horas, el baile terminó y la gente se fue a dormir.

el espectáculo había terminado para mi, así que acabé con mi cóctel y pensando en ella fui a refrescarme con la brisa del mar. Me apoyé en la barandilla y decidí fumarme el ultimo cigarrillo antes de ir a dormir.

Pensando en ella, Mónica se me acercó por detrás y se puso a mi lado. Me preguntó:

-¿no puedes dormir?

En estos momentos estaba pensando en irme a dormir, cuando acabara este cigarrillo

-¿me invitas a uno?

( A ti te invitaba yo a otra cosa, pensé)

si claro, no sabia que fumaras

-En la agencia nos prohiben fumar delante de los clientes.

Nos prohiben muchas cosas.

No lo había pensado, pero tiene que ser muy agobiante estar siempre pendiente de la gente, con lo pesados que son algunos.

-Es verdad, los hay muy pesados, otros en cambio no te molestan para nada.

Como tú. ¿te has fijado en el baile? , creen que hacerles de guía conlleva que puedan manosearme. Menos mal que algunos me respetan.

Se quedó mirándome , como diciéndome que hablaba de mí.

( no será por que me falten ganas)volví a pensar.

Yo no podría aguantar todo eso. Con esos viejos manoseándome, por mucho dinero que pueda ganar.

-Si por lo menos fuera un chico guapo como tú .....

Los dos nos sonreímos y acabamos el cigarrillo , mientras admirábamos las estrellas y el inmenso mar entre la oscuridad.

¿vamos a dormir? . Pregunté

-¿ en tu cama o en la mía?

Me la quedé mirando perplejo esperando que sonriera por el chiste, pero estaba quieta mirándome a los ojos, seriamente. Dudé y me decidí, me acerqué despacio y la agarré por la cintura, apreté su cuerpo al mío y la besé apasionadamente. Ella pasó sus manos por mi espalda y apretó mi cuerpo al suyo, noté sus firmes pechos en mi torso.

El beso duró una eternidad, cada vez mas apasionado, su lengua penetró mi boca buscando mi lengua, nuestros jugos se mezclaron y su sabor me pareció el néctar mas dulce que había probado jamás.

Se separó y me dijo que estaba muy excitada, y que quería ir a mi camarote El recorrido hasta él, por los pasillos, me apreció eterno. Por fin, llegamos y de los nervios me costó otra eternidad abrir la puerta.

Y por que ella no paraba de manosearme el paquete poniéndomela cada vez mas dura.

Cuando entramos no me dejó tiempo ni de encender la luz, me besó acaloradamente y empezó a desnudarme.

Yo hice lo mismo y la desnudé, fue muy sencillo, le desabroché el nudo que tenia en la espalda y su vestido cayó al suelo.

No llevaba sujetador y quedó con tan solo unas braguitas blancas y al verla así me entraron unas ganas locas de devorarla enterita.

La volví a besar, mis manos acariciaron su espalda, recorriendo su piel, hasta la cintura. Seguí bajando hasta sus nalgas y con mis manos en su culo apreté su cuerpo al mío. Notó mi excitación y refregó su cuerpo.

Me arrodillé delante suya y bajé despacio sus braguitas, descubriendo su bello, lo tenia bien arregladito, acerqué mi rostro y ella separó sus piernas. Mis manos entre sus muslos y mis labios besuqueándola. Me dijo que quería que le hiciera el amor, que no podía esperar mas, que quería sentirme dentro.

Me incorporé y nos acostamos en la cama. Seguí besándola apasionadamente, acariciando su cuerpo desnudo.

Le besé los pechos, notando como sus pezones estaban rígidos de la excitación. Acerque mi lengua y se los lamí, ella gemía del placer, me pedía una y otra vez que la penetrara.

Noté mi cuerpo mojado del sudor, mas que mojado empapado. Mis manos entre sus muslos, acariciando su sexo, no paraba de moverse.

Abría las piernas lo máximo para que mis dedos acariciaran su clítoris.

Seguía lamiéndole los pezones, metiéndomelos en la boca y chupándolos. Cada vez estaba mas empapado del sudor. Lamía sin parar sus pechos y sentía su sabor, un sabor dulce, que me sonaba muy habitual, un sabor como a ...... cóctel de frutas tropicales.

Abrí los ojos, miré hacia un lado y hacia el otro, sin entender nada.

Seguía en la piscina, tumbado en la hamaca, con la copa del cóctel volcado encima de mi cuerpo.

Mónica seguía jugando en el agua y yo tenia mi brazo mojado de mi saliva.

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