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Malinche Capitulo 04 La Sangre de los Toltecas

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Malinche

Libro 1: La sangre de los Toltecas

Capitulo 4: Justa injusticia y gratitud ingrata

 

Raki corría a toda velocidad. El no lo sabía, pero había estado en el ojo del huracán. El cielo se oscureció en el pueblo tapando a la luna y a las estrellas, la tierra tembló y fría ráfagas de aire sacudieron todo a su paso durante toda la noche. Las casas aguantaron a duras penas. Todos entendían que el Yoma y la Malinche peleaban a muerte. Todos entendían que estar en medio del campo de batalla de los monstruos era suicidio. Ya amanecía.

-¡El Yoma ha muerto!... ¡El Yoma ha muerto!... Escuchen todos… ¡El Yoma ha muerto!-Gritaba el muchacho en su loca carrera. La gente abría puertas y ventanas entre incrédulas y desconfiadas. Raki tomaba aire al llegar a la puerta del jefe de la aldea. Comenzó a tocar la puerta con desesperación.

-¡Noble Abuelo!... ¡Noble Abuelo!... ¡El Yoma ha muerto!... Escuchen todos… ¡El Yoma ha muerto!... Noble Abuelo, la Malinche esta muy mal herida… ¡tenemos que ayudarla!... ¡Ella me dijo que usted sabía lo que había que hacer!... ¡Hay que llevarle medicinas, atender sus heridas!... ¡Ella me dijo que usted sabía que teníamos que hacer!

La sirvienta fue quien le abrió y el joven entro como una bala. ¡Trataba de hablar y de explicar!...

-El Yoma ha sido vencido… ella esta mal herida…

-Tranquilízate niño- Dijo el anciano- ¡Explícame todo despacio!

-El Yoma estaba… ¡en el cuerpo de mi hermano Murachi!... mato a mi hermano, a Clare y a la Chaman… ¡quiso matarme a mi también!... la Malinche esta mal herida… ¡hay que ir a ayudarla!... ella esta en mi casa… ¡En lo que queda de ella!... le explicare todo en el camino… ella me dijo que usted sabía lo que teníamos que hacer…

El anciano solo guardo un silencio sombrío. Alrededor de su casa las demás personas se arremolinaban.

-Descansa un poco Muchacho -Dijo al final, se dirigió a su criada- Necesito que los hombres más fuertes me acompañen… ¡todavía esto no se ha terminado!... Raki, me explicaras todo en el camino… Necesito que descanses y que te tranquilices… que respondas a mis preguntas… ¡todo detalle es importante!...

La joven sirvienta salió de la casa. El hombre no estaba muy seguro de que Raki no fuera en realidad el Yoma y por lo tanto no quiso perderlo de vista. Raki estaba demasiado conmocionado con todo lo que había pasado que no se dio cuenta que el anciano hacía lo posible para no verlo a los ojos y mantenía su distancia. El anciano pensó que el Yoma estaría muy débil y mal herido después de pelear con la Malinche. Cuando llegaron un grupo de jóvenes que Raki reconoció como aquellos que llevaron el Tributo, se alegro. El muchacho iba a su encuentro, pero el jefe lo detuvo.

-Raki, quédate aquí… debo hablar con ellos a solas primero… ¡vendrás con nosotros!

***

El hombre de negro de La Organización y el jefe habían hablado en el pasado. El hombre de La Organización no era el que le asignaba las misiones a la Malinche. Era un hombre calvo con gafas oscuras de una inquietante y eterna sonrisa en el rostro, vestido con una especie de pijama negro. Hablaban a través de la esfera, en una proyección astral.

-Todo parece indicar que tienen un Yoma parasito en el pueblo… estos pueden cambiar de forma y tomar el cuerpo de aquellos que han asesinado que sean mayores de 20 años… ¿solo sobrevivieron un niño de 12 y un bebe en el primer ataque, cierto?

-Si… a la primera familia los mato a todos… pero en los demás ataques ha dejado a los niños con vida…

-Si el Yoma ha dejado vivir a los niños es para convertirlos en Yomas con el tiempo… si la mortandad se dispara en el pueblo atraerá a otros Yomas… lo primero y principal es evitar la paranoia y la histeria colectiva… ¡ya me han dicho que han linchado a todos los sospechosos de ser el Yoma!... tengan mucho cuidado… a los Yoma la muerte los atrae como la mosca la atrae la miel… de momento todo parece indicar que tienen uno solo… específicamente uno que puede morir a manos humanas… uno barato…

El anciano gruño incomodo… ¡por lo visto el concepto de barato era al parecer distinto para el pueblo!... los de La Organización lo habían estado peloteando entre ellos… el hombre calvo era el decimo que veía...

-Sobre el dinero, yo quisiera…

-Lo siento, nuestra política en ese aspecto es inflexible… ¡estoy atado de pies y manos!... una vez que el dinero ha sido reunido se envía a lo que ustedes llaman Malinche a eliminar el Yoma… el dinero debe ser mostrado por medio de la esfera a uno de los hombres de La Organización para que se dé la autorización de enviar a la Malinche… Todo esto se hace para su beneficio… muchas aldeas tienen la tentación de engañarnos y pretender pagar después de hecho el trabajo a su conveniencia… ¡toda aldea, pueblo o ciudad que no paga es puesta en la lista negra de La Organización!... sin importar cuanto, lloren o supliquen, no se les envían Malinches y los Yomas la destruyen por completo tarde o temprano… ¡es algo lamentable para ambas partes!… Nosotros perdemos un cliente, tiempo y dinero, ¡la Fe y la confianza en la raza humana!… los pobres pierden la vida… ¡todos perdemos por igual como ve!... evitemos en lo posible caer en esas situaciones tan incomodas y desagradables…

El hombre seguía campante con su sonrisa en su cara. ¡El anciano tenia ganas de borrársela de un puñetazo!

-La Organización me ha asignado su caso… como los otros le digo… ¡reúnan el dinero lo más rápido que puedan o no nos haremos responsables de lo que pase después!... El Yoma a medida que vaya pasando el tiempo se hará más fuerte… si enviamos una de nuestras sagradas hijas y esta muere sin haber matado al Yoma… ¡tendrán que pagarla si quieren que enviemos otra, más el cambio de monto por matar un Yoma que evidentemente es más peligroso!... Su Yoma que las manos humanas pueden matar es el más económico… si por ser negligentes dejan que se haga demasiado fuerte… ¡no es nuestra culpa!

-Sobre la Malinche…

-¡Oh, si!... le muestran el dinero, ella mata al Yoma y después se va… ¿Cuál es la parte que no entiende?

-¡La parte en que tengo que matarla si esta malherida!…

-¡Para mi será un enorme placer aclarar sus dudas!... después que ella mate al Yoma, si ella esta herida, se retirara a un sitio apartado, lejos de ustedes, a sanar y a curarse… si el daño recibido le acarrea la muerte en el acto o sus heridas la matan después, no tendrán que pagar nada adicional al monto acordado… ¡gajes del oficio!... si ella esta herida de muerte y no puede moverse a un sitio apartado de ustedes… ¡la situación se complica!... ¡Deben matarla en forma rápida!... su parte humana controla a su parte Yoma, si la parte humana muere primero, la parte Yoma se sale de control… afortunadamente para que eso ocurra el nivel de daño es tal que la Malinche no esta en condiciones para que su parte Yoma se defienda… ¡ejem!... en forma eficiente... lo ideal es que le corten la cabeza… pero enterrarle una daga de obsidiana en el corazón también sirve… en el primer caso muere en el acto, ¡pero no la recomiendo!. La parte Yoma siente el miedo de los humanos, hará lo que sea para defenderse si se siente amenazada, consumirá la parte humana de la Malinche más rápido… cortarle la cabeza a una Malinche es algo que es mejor dejarlo a un profesional, alguien sin miedo en el corazón, que la mate de un solo golpe, que este dispuesto a arriesgar su vida y que de ser necesario pueda derrotarla peleando… un guerrero profesional sería lo ideal.

El jefe bajo la vista. El hombre de negro carraspeo. La aldea era de campesinos y mineros.

-La otra opción no la mata en el acto. La daga en el corazón le impide a la parte Yoma curar y sanar sus heridas. Cuando la parte humana muere, también lo hace la parte Yoma. Es la más lenta, pero la más segura. Deben alejarse y no acercarse. La parte Yoma de la Malinche luchara por vivir hasta el final, no va a consumir a la parte humana, por que sabe que eso la mataría. Pero puede atacar a los humanos, buscar con desesperación su carne y su sangre. La parte humana de la Malinche la contendrá mientras este viva y consciente. Si la Malinche pierde el conocimiento, la parte Yoma atacara al humano que sienta cerca… Si deciden usar este método, deben clavarle la daga en el corazón en el acto y dejarla en el sitio. Cubran lo más rápido que puedan su cuerpo de piedras y aléjense. Nadie debe acercarse por lo menos a 100 metros a la redonda… cuando ella muera, un hombre de La Organización vendrá por sus restos y el dinero… ¡La Organización no se hará responsable si estas instrucciones no son seguidas al pie de la letra!

***

Los hombres llevaban sus herramientas de labranzas y minería como improvisadas armas. Raki llevaba una pesada caja de madera que el anciano le había dicho que contenía medicinas para la Malinche. En realidad la caja era para que el muchacho no tuviera las manos libres. Los aldeanos lo seguían hasta su casa. El viejo caminaba a su lado con su cayado y el cuchillo de obsidiana en el cinto. Raki contestaba todas las preguntas que el jefe de la aldea le hacía con total honestidad y sinceridad. No le parecía raro dar la vulnerable e indefensa espalda al grupo de aldeanos. Que el anciano, fingiendo prisa y de tapar sus ojos del resplandor del sol, no lo mirara a los ojos mientras hablaban.

La casa se veía tétrica y amenazante a pesar de ser de día. Todos sintieron ese extraño malestar que se sentía al estar cerca de la Bruja de los ojos plateados. Todos sintieron miedo, incluso Raki. El muchacho recordó que las Malinches perdían el control de su parte Yoma si estaban malheridas, el también temblaba mientras se acercaba. Al entrar en la casa los aldeanos pudieron ver el cadáver del Yoma, la monstruosa cabeza a pocos pasos y a la Malinche sentada en el suelo con la espalda contra la pared en la penumbra, con sus ropas desgarradas y las marcas rojas en toda su piel. De sus heridas manaba un líquido negro y espeso en vez de sangre. Lejos de ella estaba su arma, tirada en el suelo.

-¡No den un paso más!... ¡mi parte Yoma siente su miedo!... que uno de ustedes se me acerque sin recelo o desconfianza… no hay peligro… puedo contener mi parte Yoma… ¡pero estoy muy malherida!… los demás quédense donde están y no hagan nada que parezca amenazador…- Dijo ella hablando con dificultad, tragando saliva en cada palabra. Ella estaba con sus ojos cerrados.

El muchacho sostenía la caja y la apretaba contra sí. El anciano jefe saco el cuchillo de obsidiana de su cinturón. Los hombres estaban detrás de ellos en un semicírculo. En el rincón más oscuro de la sala estaba la Malinche. Las puertas y ventanas estaban cerradas. La luz solo entraba en la espaciosa sala por el agujero en la pared hecho por la Malinche.

-Raki… ¡acompáñame con las medicinas!- Dijo el viejo sin mirarle a la cara. El muchacho lo siguió.

La Malinche sentía al viejo y al niño acercándose. Sus venas empezaron a sobresalir en su cara, azules y pulsantes, enmarcándola.

-No debiste venir niño…- Dijo la mujer. Raki sintió que su miedo daba paso a la compasión. El muchacho supuso que entre el anciano jefe y él, le pondrían las medicinas y le vendarían las heridas.

-¡Traigo tus medicinas!… los hombres de La Organización se las mandaron al jefe… curaremos tus heridas… ¡solo resiste un poco más!-

El muchacho se aferraba a la caja que maniataba sus brazos. Su indefensa espalda estaba expuesta a las improvisadas armas de los aldeanos. La Malinche se dio cuenta en el acto por que habían traído al muchacho con engaños a su presencia. Tenía una percepción de todo a su alrededor a pesar de tener los ojos cerrados. No dijo nada. Ella sabía que por lo general a los sobrevivientes de los Yomas los expulsaban de los pueblos por el miedo de que con el tiempo se convirtieran en Yomas… la imagen de una niña sola y desamparada llorando en medio de las ruinas de un pueblo y con cadáveres abiertos en canal o hechos pedazos a su alrededor le hizo fruncir las cejas por un instante imperceptible

-Niño… ¡eres demasiado ingenuo!...-Le dijo la Malinche con tristeza, luego le hablo al anciano con aplomo y sin miedo- no hay mucho tiempo… ¡Ya sabe lo que tiene que hacer!-

El anciano jefe sintió compasión también, la joven herida y lastimada no le parecía un monstruo aterrador… pero sabía que no podía dejarla vivir y que no había forma de ayudarla. El viejo pensó que era cruel y cobarde enterrarle la daga y dejar que muriera en forma lenta, pero no tenía otra alternativa. ¡Nadie en el pueblo tenía la habilidad, el valor o el coraje para cortarle la cabeza de un solo golpe para ahorrarle así el dolor y el sufrimiento!

-Solo quiero hacerte dos preguntas… ¿solo había un Yoma en el pueblo?

-Sí

-Mira a este niño con tus ojos plateados y dime… ¿este niño es un Yoma o se convertirá en el futuro en un Yoma?

Los hombres a sus espaldas se aferraron a sus armas improvisadas esperando tensos la respuesta. La Malinche se puso de pie con dificultad. Raki seguía sosteniendo la supuesta caja con las medicinas. El Muchacho le llegaba apenas a la joven y hermosa mujer al hombro. Ella abrió con lentitud sus ojos y lo miro a la cara. Sus ojos plateados a Raki le seguían pareciendo hermosos y tristes. La joven sostuvo el rostro del muchacho entre sus manos. Raki abrió los ojos en forma desmesurada, sus pupilas temblaban. ¡Sentía un asco y una repulsión en todo su cuerpo imposible de ocultar o disimular!

La Malinche “reviso” al muchacho a conciencia. Si se iba a convertir en el futuro en un Yoma era mejor matarlo ahora, ¡de una buena vez!, que dejarlo ir. Podía tener un Yoma en su interior sin saberlo y por eso el Yoma no lo había matado como a los otros niños la otra noche. La cabeza del muchacho estaba entre las manos de la Malinche. Para la Malinche era todavía un misterio el por que el Yoma no lo había matado de una vez con los otros niños para quitarle su alma y su fuerza vital. El comportamiento del Yoma era bastante errático y confuso para ella según su experiencia

-¡No te muevas, niño!... lo que sientes es mi parte Yoma… ¡solo espera un momento!…

Raki bajo la vista. Tocar a la Malinche era mucho peor que estar en su presencia. Apretaba la caja contra su pecho. La Malinche se apoyaba contra la pared para no caerse. Las manos de la joven le transmitían a Raki su extrema debilidad y el dolor intenso que sentía. Pero el rostro de ella se mantenía serio y estoico.

-El niño no es un Yoma, ni se convertirá en Yoma… - Dijo ella después de unos cuantos minutos. Ella aparto sus manos y Raki retrocedió unos pasos. Raki sentía un alivio total en todo su cuerpo al terminar el contacto. Ella… su parte Yoma… ¡era repulsiva!, ¡inmunda!, ¡repugnante!... el muchacho se preguntaba como iban a curarla si era tan desagradable solo tocarla. La Malinche recordó que el niño le había dicho que vivía con su hermano y su esposa.

-El Yoma… ¿estaba dentro de tu hermano mayor o dentro de tu cuñada?- Pregunto la Malinche de pronto al niño. Raki se desconcertó con la pregunta

-Estaba… dentro… de mi hermano- respondió el muchacho titubeando y con un nudo en el estomago- Delante de mí… ¡lo termino de consumir por completo!...

Todo el mundo guardo silencio por un rato mientras Raki contaba todo lo que sabía y le había mostrado el Yoma en forma rápida y resumida. El muchacho al terminar de hablar solo se contento con apretar más la caja contra su pecho. La Malinche se dirigió a los presentes:

-El niño no es un Yoma, ni se convertirá en Yoma… el Yoma era alguien del pueblo… un familiar, un amigo, un conocido, un ser querido de alguien… ¡Pudo haber sido un ser querido de cualquiera de los presentes!... ¡este niño tuvo la mala suerte de que el Yoma usara a su hermano como guarida!… ¡el Yoma era un ojo plateado de bajo nivel, ustedes les dicen devoradores de almas!... – Después de una pausa la Malinche siguió hablando- el hermano era controlado por el Yoma, ¡no era responsable, ni recordaba nada de lo que el Yoma hacía usando su cuerpo!... a pesar de eso el hermano del niño lo contenía y frenaba, de no haber sido así el Yoma se hubiera desarrollado más rápido ¡hubiera destruido este pueblo en menos tiempo y matado a este niño con los otros!... su fuerza de voluntad salvo a los que han sobrevivido hasta ahora… No puedo interferir en lo que hagan o decidan ustedes… ¡pero solo les digo esto!… las mismas dudas que tienen ustedes sobre este niño, las tendrán las personas de las otras aldeas sobre cada uno de ustedes… fuera de esta aldea serán tratados como parias y leprosos por el pecado de haber sobrevivido al Yoma… el rechazo y el maltrato que hagan pasar al niño en este pueblo será el mismo que sufrirán ustedes en otras aldeas… ¡piensen en eso!... El niño no es un Yoma, ni se convertirá en Yoma ¡depende de ustedes ahora tratarlo como un ser humano!

La joven hablaba con sus ojos cerrados a las siluetas sin rostros. La Malinche sentía el miedo en cada uno de ellos, ¡el temor y la desconfianza!

-El niño… Raki… era amigo de mi nieto… Clare y Murachi eran amigos de todos y eran muy buenas personas… conocidos por todos… ¡me apena mucho sus muertes!… este pueblo es nuestro hogar y a nosotros, los que estamos vivos, nos corresponde reconstruirlo… ¡Raki no será expulsado del pueblo o maltratado de ninguna forma!... No mientras yo este a cargo… - Dijo el Jefe.

Raki solo guardaba silencio. Nunca le pasó por la cabeza que lo iban a expulsar o maltratar por algo de lo que no tenía la culpa. Lejos de tranquilizarse, lo preocupo saber que la gente que lo conocía de toda la vida hubieran siquiera pensado en eso. La Malinche hablo al jefe:

-No queda mucho tiempo… ¡Que dos de sus hombres me sujeten por los brazos!... no deben temer, todavía puedo dominar mi parte Yoma… veo que usara la daga de obsidiana… ¡los demás que retrocedan!-

Dos de los más fuertes del grupo hicieron a un lado a Raki. El niño seguía aferrado a la caja sin entender. Los dos hombres sintieron tocar algo al rojo vivo, la frialdad de la piel de una serpiente venenosa, algo indefinido, sin nombre, ¡nauseabundo!, que los repelía. Las uñas de la Malinche se transformaron en garras, sus dientes se acerraron y los hombres sintieron los músculos de los brazos dilatarse. Las venas palpitar y marcarse en relieve. El rostro de la Malinche perdió toda humanidad. Su Youki se hizo más desagradable.

-Todavía puedo contener mi parte Yoma… ¡traten de controlar su miedo!... si hubieran intentado cortarme la cabeza me hubiera transformado sin remedio en el acto…-dijo la Malinche con una voz gutural- mi parte Yoma presiente el peligro… ¡no vacilen!

El anciano con una mano le busco el corazón. Con la otra empuñaba el cuchillo de obsidiana. La punta del arma la puso en todo el centro del pecho, entre los senos de la joven. ¡Empujo hasta la empuñadura! La Malinche cayó al suelo al mismo tiempo que la caja que sostenía el muchacho. Para el niño todo había sido en menos de un parpadeo.

-Pero… ¿Qué están haciendo?- El muchacho trato de detenerlos pero fue sujetado por detrás. De todas formas ya era demasiado tarde. La Malinche yacía en el suelo.

-¿Esta muerta?- Pregunto uno de los hombres

-No… ahora esta conteniendo su lado Yoma-Dijo el anciano con pesar-¡hay que cubrir su cuerpo de piedras lo más rápido que podamos!... ¡Nadie se acercara a esta casa! ¿Entendieron? ¡Nadie!... uno de los hombres de La Organización vendrá cuando ella muera… ¡hasta entonces quedara prohibido acercarse a esta casa!... ¡Muévanse ahora!

Todos empezaron a buscar piedras, menos Raki. El cuerpo estuvo cubierto de piedras en poco tiempo. Raki seguía mudo. Hasta el viejo había buscado piedras. Las piedras eran grandes y eran arrojadas con fuerza al inerte cuerpo. Todos se fueron. Avisaron para que nadie se acercara a la casa. El anciano invito a Raki a quedarse con él de momento. El niño solo asintió.

-Raki… ¡lo mejor ahora es que olvides todo esto que paso!... que sigas con tu vida… ¡olvida!

***

-No pareces tenerme miedo como los otros, ¿Por qué tienes tanto interés en mí?

-¡Chicas lindas como tu no abundan en este pueblo!... ¡Eres demasiado linda para dejarte andar sola y sin protección!

-Lo único que vas a conseguir siguiéndome es que te conviertas en un estorbo cuando me toque luchar con el Yoma. ¡Que mueras o que otros mueran!

***

El anciano miraba a Raki. El muchacho no podía olvidar. Solo entonces se dio cuenta de lo solo y lo desamparado que estaba. Era el último de su familia y el último de su generación. El último niño del pueblo.

-¿En verdad creyeron que yo era el Yoma o me convertiría en Yoma?-Pregunto el muchacho

-¿Alguna vez sospechaste que tu hermano era el Yoma, Raki?... muchos estarán pensando ahora de que se pudieron haber ahorrado 12 años de sufrimiento con tan solo haberlos expulsado… de ahora en adelante te verán como el hermano del Yoma… el hermano del monstruo que asesino a sus seres queridos… el hermano del monstruo que les arruino la vida por 12 años… Raki, ¡ya no eres un niño!... Murachi y Clare eran personas decentes y buenas… pero todo eso será olvidado ahora que se sabe la identidad del Yoma… trata de no llamar la atención por un tiempo… ¡esperemos que todo esto se olvide!... de lo contrario me temo que tendrás que irte a donde nadie te conozca… ¡espero que eso no ocurra!… la Malinche tenía la razón, ahora todos somos sospechosos de ser Yomas o de convertirnos en Yomas en el futuro… ¡Nadie que sepa de lo que hemos pasado nos aceptaría como vecino en su aldea! Solo nos queda olvidar y dejar todo atrás… ¡reconstruir nuestro pueblo!

***

-Pero ¡los Yomas son demonios, monstruos que matan y devoran seres humanos!

-Tu matas y devoras plantas, Tu matas y devoras animales… ¿eso no te convierte en un monstruo y en un demonio para ellos?...

***

Olvidar. Raki se preguntaba si podría hacerlo. Seguramente en el futuro si otro Yoma volviera a aparecer en la aldea sería el primer sospechoso y lo lincharían. El anciano miraba al último niño nacido. Pensaba en su nieto. En sus hijos muertos. En los 12 años de lucha continua para impedir que el pueblo se desintegrara.

-Raki… las almas de quienes murieron a manos del Yoma podrán ahora descansar en paz… mis hijos y mi nieto volverán a nacer algún día junto a todos aquellos que fueron asesinados por el Yoma. Hay un futuro por construir… ¡todo eso es gracias a la infinita misericordia de los dioses!

***

-Tengo que irme… ¡Me esta llamando mi cuñada!... estaré pendiente si pasas cerca de nuestra casa… por cierto, ¡no me dijiste tu nombre!…

-No necesitas saberlo… ¡lo olvidaras muy pronto!

-Yo me llamo Raki… ¡por favor, no me olvides cuando te vayas de nuestra aldea después de matar al Yoma!... ¡adiós!, ¡me gusto mucho charlar contigo!

***

-Todo eso es gracias a la Malinche sin nombre de los ojos plateados… ¡ella nos salvo la vida a todos!…-Le replico Raki al anciano

-¡Todo eso es gracias al dinero que reunimos a costa de sangre y de vidas humanas, Raki!-Dijo el anciano conteniendo su cólera- Un dinero en que todos colaboraron en reunir… un dinero que costo la vida de mis hijos y la de mi nieto… ¡por 12 años esperamos a la maldita mercenaria de los ojos plateados!... ¡12 años de horror y pesadilla!... ¡No voy a derramar ni una lagrima por ese monstruo inhumano sin corazón!... ¡No le debemos nada y no me arrepiento de nada! ¡fue la voluntad de los dioses que los monstruos se destruyeran entre ellos!... ¡he llorado bastante por mis hijos y por mi nieto, Raki!... ¡que llores por Clare que fue como una madre para ti, lo comprendo y alabo!... que llores por tu hermano, ¡al que considero inocente de todas las atrocidades que cometió el Yoma contra nosotros!, ¡al que considero la mayor victima del Yoma!, lo puedo aceptar... ¡pero que llores por un monstruo igual o peor que el Yoma!... ¡Que seas capaz de sentir simpatía, piedad y compasión por un engendro inhumano!... ¡solo puedo considerarlo como traición a todos aquellos que murieron asesinados por el Yoma!

***

-Los primeros en morir en la aldea… ¡fueron mis padres y mis hermanos!... solo sobrevivimos mi hermano mayor y yo. El Yoma ha matado a muchos en esta aldea y a convertido nuestras vidas en una pesadilla, ¡en un infierno!… ¡No tienes idea de lo mucho que te hemos estado esperando!... ¡has venido por fin a terminar con ese demonio y a liberarnos!...

-No he venido a vengarte, ni a liberar a nadie. Me es indiferente lo que el Yoma te haya hecho a ti o los habitantes de este pueblo. Aldeas como la tuya han sufrido igual o hasta más que ustedes y han sido destruidas por los Yomas sin que nosotros hagamos nada, por que no tenían el dinero para pagar nuestros servicios. ¡No confundas las cosas!... no soy una heroína, ni una redentora, ni nada por el estilo

***

Raki guardo silencio. El viejo se calmo y su enojo pasó. En realidad su enojo era puro remordimiento de conciencia. Vergüenza y culpa. La Malinche agonizaría en forma lenta quien sabe por cuanto tiempo. El único consuelo y a la vez el mayor temor era que la Malinche en esos momentos ya habría perdido el conocimiento. La parte Yoma de la bruja de los ojos plateados debía de estar fuera de todo control, pero atrapada e incapaz de moverse. Cuando la parte humana de la Malinche hubiera muerto, la parte Yoma también moriría.

-Raki… ¡eres el último de tu familia!... Tu hermano mayor cuenta contigo para que limpies su nombre y preserves su memoria… ¡yo lo recuerdo a él como un buen muchacho!... era un buen artesano y todos lo que lo conocimos bien solo podemos concluir que el Yoma lo estaba utilizando... que el no era responsable de los crímenes del Yoma, ¡si no otra victima más!

-Como su padre… ¿verdad?... perdone mi indiscreción y que esa vieja herida se reabra, Noble Abuelo, ¡pero es un secreto a voces!... a su padre un Yoma también lo usaba de guarida en otro pueblo… era un Yoma que pudieron atrapar… su padre… lo que quedaba de él… ¡les pidió que lo mataran!…

-¡Pueblo chico, infierno grande!… por lo visto a nadie le gusta el chisme, ¡pero como entretiene!-río con amargura el viejo jefe- Pero te contaron el cuento mal o lo adornaron demasiado… el Yoma tomo su cuerpo después de haberlo matado… con sus recuerdos, hábitos y formas de pensar… ¡mato a mucha gente!... pero finalmente lo descubrieron… lo descubrí yo… ¡yo tuve que matarlo por la espalda Raki!… había matado a mi madre, a mi Tío y yo tenía 15 años. Devoraba a mi madre cuando yo lo apuñale por la espalda. ¡Él era la última persona de la que yo hubiera sospechado!... ¡mi vida se convirtió en un infierno cuando me convertí en el hijo del Yoma!... tuve que irme a este pueblo, donde aún tenía parientes… ellos me recibieron de mala gana… afortunadamente los Toltecas habían prohibido que a nosotros los sobrevivientes nos expulsaran o nos dejaran desamparados… al final todo eso se olvido y yo pude reconstruir mi vida aquí… ¡Muchas veces me echaron en cara que era el hijo del Yoma en todos estos años Raki!

-¡Yo lo lamento mucho, Noble Abuelo!…-Dijo el niño con sincero pesar

-Mi Padre fue un hombre bueno y no me avergüenza haber sido su hijo… ¡el Yoma y él fueron siempre para mi dos cosas separadas!... para los demás no era así… Raki, solo trata de no llamar la atención… ¡deja que todo esto se olvide!... te ayudare en lo que pueda, ¡pero ayúdate a ti mismo!... en la gente hay mucha rabia y odio contenido… ¡temor y desconfianza!... la gente para ser mala, no necesita razones ¡solo una excusa!... si se las das, ¡serán en verdad refinadamente crueles contigo Raki!…

***

El joven se dio cuenta de que no podría vivir en la casa del jefe. Ya la noticia había corrido como reguero de pólvora. La esposa del jefe se negó en redondo de que el muchacho viviera con ellos. El joven ni siquiera oso discutir con la señora. Les dijo que viviría en la casa de sus padres entonces. La casa le pertenecía por ser el último de su familia. La casa de Clare pasaría a su tía. Ahora que el Yoma había muerto las casas vacías en el pueblo deberían de volver a ser habitadas… la casa maldita del Yoma nadie iba a habitarla y Raki no pensaba ni reclamarla. El niño solo poseía lo que tenía puesto. El anciano jefe le regalo la ropa de su nieto.

-Acéptala, ¡por favor!... los dos eran de la misma talla… a mi esposa se le pasara con el tiempo la animosidad que siente contra ti… ¡Es la misma anciana cariñosa de siempre!...

-Gracias- Fue todo lo que el muchacho pudo decir. ¡Pero la ropa era el menor de sus problemas! Tenía hambre, pero le daba vergüenza pedir comida. Solo se fue con la muda que le regalo el anciano. El muchacho se puso a cavilar sobre quien podría darle trabajo o que podría hacer. La gente solo se mostraba fría e indiferente con él. ¡Tensa! Raki se dio cuenta de que el anciano tenía razón. ¡Desde ahora era el hermano del Yoma!

La casa de Clare estaba deshabitada, pero para el muchacho había sido su verdadero hogar. La casa en que el Yoma había matado por primera vez era la más temida. Nadie se había atrevido a entrar o de llevarse nada en 12 años. Las manchas de sangre eran marrones. La casa estaba llena de polvo. Era una casa de una planta. El cuarto de sus padres estaba intacto. Por el Yoma no había ratones, hormigas o cucarachas. La casa estaba muy bien conservada. Pero Raki no quería vivir ahí, ni siquiera pasar la noche. Tenía sueño y hambre.

-¡Raki!- Escucho que lo llamaban. Raki salió de la casa

-¡Señor Tiuna!

-Raki, quiero hablar contigo un momento… ¡ven por favor!

El señor Tiuna era un criador de llamas. Le pregunto al muchacho si quería trabajar para él. Raki lo conocía y más de una vez lo había ayudado de niño a cuidar de sus animales en sus ratos libres.

-Ya me entere de todo… ¡siento mucho lo de tu hermano!... ya había sospechado que el Yoma debía de ser uno de esos que se te meten en el cuerpo y tu no lo sabes… ¡pero siempre creí que era la vieja Chaman!... siempre me pareció la más sospechosa… o el señor Matolatus… era vecino de ustedes… pero cuando apareció muerto en su cama comido a dentelladas, ¡deje de sospechar de él!… por si acaso monte guardia en su tumba… ¡esos malditos demonios son muy astutos!... yo estaba a punto de descubrir quien era el Yoma, muchacho… a lo mejor hubiera salvado a tu hermano y a tu cuñada… ¡hasta a la vieja!... la gente cree que cuidar llamas embrutece… ¡pero no es así!... mi mente cavilaba en esas soledades resolviendo el misterio… ¡solo era cuestión de tiempo para que yo atrapara al Yoma!... iba a disfrazar a mi llama Paquita de gente y usarla como carnada para atrapar a ese malandrín… ¡si, señor!

El señor Tiuna le dijo al muchacho que fuera pastor de sus llamas. Raki acepto. El muchacho lo acompaño hasta el cobertizo en que el señor Tiuna tenía sus llamas, en las afueras. Cerca de la casa en que la Malinche y el Yoma habían luchado. En el pueblo tenía fama de excéntrico y de medio loco. Vivía solo con sus Llamas, pero ya estaba muy viejo para cuidarlas y arrearlas. Más que hablar con Raki tenía un largo monologo. El muchacho se caía de cansancio y solo quería dormir.

La llama más fea y vieja era Paquita, la consentida del señor Tiuna. En el pueblo era famosa y los niños le daban dulces a espaldas del señor Tiuna. Paquita reconoció a Raki como uno de esos niños que le daban golosinas. Se le acerco al muchacho muy confiada.

-Paquita es muy inteligente… ¡ya sabe que trabajas para mí!

El animal olisqueaba a Raki buscando las golosinas. Raki no pudo evitar sonreír. Para los niños en el pueblo darle dulces a Paquita era una forma de olvidarse del Yoma. El animal era muy manso y dócil, pero a la vez muy temperamental y orgulloso. Cuando no le daban dulces… ¡escupía!

Raki se lavaba la cara con una ponchera de agua. ¡Paquita le había dado en medio de las cejas!... pero ya tenía un sitio para dormir y ya pronto comería. El señor Tiuna le dio unos pedazos de casabe y caldo de vegetales. El muchacho iba a dormir con las llamas en el cobertizo. Raki saco una ocarina que siempre colgaba de su cuello desde que tenía memoria. Era azul, con símbolos extraños. Empezó a tocarla. La ocarina sonaba en forma melodiosa, dulce, ¡triste! El joven aprendió a tocarla antes de aprender a caminar o hablar en forma autodidacta. Era ya medio día y el muchacho durmió casi toda la tarde. El señor Tiuna le explicaba a la paciente Paquita como había descubierto que Murachi era el Yoma.

-… y el Yoma se metía… ¡Zas!... y se salía… ¡Zas!... del pobre muchacho Paquita… ¡yo lo pude haber salvado!... pero esa maldita Malinche que vino no me dejo…

***

El jefe de la aldea tenía una reunión con los ancianos. Oficialmente era destituido y otro más joven ocuparía su lugar. Las personas no se veían muy contentas con la noticia de la muerte del Yoma. El pueblo era una ruina. El anciano jefe ya lo venía venir. La gente solo se estaba desquitando con el hijo del Yoma los 12 años de haber sido desangrado por el monstruo. Esperaba que el hermano del Yoma pasara desapercibido por un tiempo. Cuidando llamas en las afueras del pueblo, lejos de la gente, hasta que las cosas mejoraran

Hablo con su joven sucesor. Le recomendó crear un impuesto especial para siempre tener dinero en caso de que un Yoma volviera a instalarse en el pueblo. Veladamente le recordó que los Toltecas habían terminantemente prohibido que a los sobrevivientes de los Yomas los expulsaran o los acosaran. El hombre joven solo guardo silencio… ¡pero le importaba un comino lo que los Toltecas hubieran dicho o prohibido en esos momentos!...

-¡A mi hijo lo mato el Yoma!… sinceramente me alegre de que cuando menos uno se hubiera salvado… ¡ahora me enferma solo verlo!... Murachi salvo y protegió a su hermano todo este tiempo mientras pudo, ¡pero dejo que mataran a mi hijo!… A Raki solo lo salva que fue un buen amigo de mi hijo… Solo lo salva que quiero empezar haciendo borrón y cuenta nueva… ¡nadie puede entrar o salir del pueblo todavía hasta que se confirme que ya no hay Yomas!… la cuarentena continua… solo nos falta que el hombre de La Organización venga por el dinero para que sea oficial que el Yoma esta muerto… su idea del impuesto es buena… sinceramente reconozco que usted hizo un gran trabajo y que nadie lo hubiera hecho mejor… voy a necesitar que me aconseje los primeros días… ¡me gustaría contratarlo permanentemente como mi asesor!… pero será mejor que primero dejemos que pase el tiempo y se enfríen los ánimos…

El anciano se lavaba las manos en su casa. ¡Ya no podía hacer nada más! Pensó que ahora le tocaba preocuparse de su futuro. Era un viejo acabado sin hijos que lo mantuvieran y sin ahorros. Cuando la cuarentena terminase iba a ser muy difícil levantar el pueblo. Paradójicamente el Yoma era quien mantenía unido a la aldea. Era el enemigo común, el mal absoluto. Los celos, envidias, mezquindades y ambiciones personales fueron puestos siempre de lado, pero ahora empezarían a aflorar. El viejo temía que el pueblo se disolviera. ¡Todavía eran prisioneros del Yoma muerto!

***

Ya era de noche y el hombre de negro que le daba las misiones a la Malinche estaba en un tugurio de mala muerte de una lejana ciudad. Estaba sentado en una mesa con una mujer en cada pierna. Era un hombre calvo, vestido con una sotana o abrigo negro largo hasta los pies. Usaba guantes negros. Usaba gafas redondas oscuras y su sombrero negro de ala redonda las mujeres se lo pasaban entre ellas para que no lo agarrara.

-¡Que malas son chicas!... devuélvanme mi sombrero… ¡Soy un importante y poderoso hombre de La Organización!- decía el hombre entre risas. Las dos mujerzuelas reían. Se decía que los hombres de negro eran inmortales, que no tenían alma, ¡que nunca!, ¡jamás! se quitaban sus negras ropas. Este en particular era un borrachín que solo tonteaba con las mujerzuelas sin llegar a más. Era generoso con el dinero y las pobres mujerzuelas se esmeraban en atenderlo bien. Los hombres de negro no tenían familia, ni hogares o amigos.

Dos hombres de negro entraron con sus caras serias y vestidos igual al calvo. El calvo era de edad indefinida, pero estos se veía más jóvenes, con el pelo pulcramente cortado. La apariencia de los dos hombres era ascética y monacal. El calvo se puso serio de golpe - ¡Pretorianos! – Dijo en un susurro. Trago saliva y se puso de pie. Las dos mujerzuelas cayeron al piso. El calvo le quito su sombrero a la mujer que lo tenía y empezó a girarlo entre las manos. Su actitud era de un contrito y arrepentido penitente.

Los dos hombres de negro estaban de frente al otro. Uno de ellos dijo a todos los presentes:

-¡Desalojen el local! ¡Ahora!-

Todos los parroquianos abandonaron el recinto sin esperar que les repitieran la orden. Una de las mujerzuelas le dio un pisotón al calvo y la otra una bofetada. Se fueron molestas. Pero el calvo solo miraba al par de Pretorianos. Nerviosamente se seco el sudor de su frente con un pañuelo blanco. Volvió a sujetar su sombrero y a darle vueltas entre sus manos.

-¿Judas Tadeo Papupa Papapúa? –

-Sí

-¿Esto le pertenece?- El hombre de negro le enseño una pistola y un objeto con forma de reloj de bolsillo que tenía una luz roja que titilaba. El calvo se registro. ¡Si eran suyas!

-Al parecer una de sus amiguitas necesitaba dinero…-Dijo el Pretoriano

-Ella esta…

-¡Silenciada!, los que le iban a comprar también… ¡esperemos que esto no se vuelva a repetir!...

¡Silenciada! Judas Tadeo solo bajo los ojos. No era la primera vez, pero la Malinche era quien le encontraba lo que le robaban las mujerzuelas. La Malinche regañaba al hombre de negro por ser tan tonto y descuidado.

-Los Pretorianos no van a darles un susto y una reprimenda a tus amiguitas como yo… ¡van a matarlas, estúpido!

Judas Tadeo estaba muy nervioso. ¡El precio de la inmortalidad era la esclavitud perpetua a la omnisciente y todopoderosa Organización! Comer, beber y divertirse en esos tugurios de mala muerte era todo lo que hacía Judas Tadeo con su vida eterna. Los más poderosos hombres en La Organización eran de gustos más siniestros, depravados y perversos.

Uno de los pretorianos dijo:

-Debe comunicarse con su superior de inmediato… ¡espero por su bien que tampoco se le haya perdido el Comunicador Astral!

-¡Por supuesto que no!... aquí lo tengo… esperen un momento… ¡esta por aquí!…-Judas Tadeo empezó a registrarse.

El pretoriano se toco sus gafas.

-El comunicador Astral se encuentra debajo de su cama, en la habitación de su hotel… el Cargador lo dejo en el baño… el Convertidor de frecuencias… ¡lo esta usando de apoyo para una mesa chueca!

El calvo palideció. Sonrió con pena y embarazo

-Muchachos… ya que estamos en eso… ¿me podrían decir en donde deje mi Detector de Poder?... ¡hace días que lo busco y no lo encuentro!

El pretoriano se toco de nuevo sus gafas.

-En el compartimiento secreto del sombrero…

***

Raki ayudaba al señor Tiuna con las llamas. El viejo le repetía por enésima vez que era lo que tenía que hacer. Antes de irse a dormir había que echarles agua a las patas de las Llamas.

-Es para que si pasan por el fogón de la casa no se quemen las patas… antes tenía un muchacho que me ayudaba que se llamaba Apolinar… yo le decía a veces a media noche “¡Apolinaaaar!, échale agua a las patas de las llamas para que no se quemen las patas y la casa no se incendie” para mayor seguridad apagaba el fogón antes de irme a dormir, trancaba puertas y ventanas… ¡pero uno nunca sabe, Raki!... esos animales son muy inventadores… menos mal que Paquita es la única que se mete en la casa… ¡Esa no es inventadora por que es vieja!

Raki no pensaba en nada. Como un autómata hacía sus nuevos deberes. Siempre había creído que el día en que mataran al Yoma sería el más feliz de su vida. Él y sus amigos eran muy ingenuos y siempre creyeron que el Yoma se escondía en alguna parte del pueblo. En realidad nunca desconfiaron de los adultos a su alrededor, a nadie nunca se le ocurrió sospechar que el señor Tiuna, el jefe de la aldea, sus padres o familiares, amigos o vecinos eran el nefasto Yoma.

En el cobertizo trataba de dormir en un cuarto y una cama improvisada. Imagino que el señor Tiuna no lo invitaba a dormir en su casa por si acaso algún día se convertía en Yoma. Trato de quitar ese mal pensamiento, ¡el señor Tiuna estaba haciendo ya demasiado por él! El jefe de la aldea también. En esos momentos estaba solo y tendría que valerse por si mismo de ahora en adelante para no ser una carga más para nadie.

-¡El Yoma ha muerto y todo tiene que mejorar de aquí en adelante!-Pensaba- Volveremos a comerciar con otras aldeas… ¡estas personas me conocen de toda la vida y yo a ellos!... ¡Ya se les pasara la rabia que me tienen!... ¡Al final de cuentas yo he sufrido igual o hasta más que ellos!... ¡yo no sabía que el Yoma era mi hermano!

Inconscientemente Murachi frenaba y contenía al Yoma, este atacaba a los que ellos conocían de nombre o de vista en el pueblo. Con quienes tenían relaciones pocos profundas o muy superficiales. Solo de vez en cuando el Yoma atacaba a gente cercana e intima, como los padres de Clare. A medida que el Yoma consumía a Murachi, el número de victimas aumentaba y ya no importaba si eran más cercanas o simples conocidos. ¡Las personas eran asesinadas con mayor crueldad y sadismo! Raki se dio cuenta de que no era casualidad que solo hubieran sobrevivido los conocidos, los amigos y los seres más queridos por Murachi…

-Los que hemos sobrevivido en el pueblo éramos apreciados y queridos por mi hermano - Se dijo Raki- mi hermano no dejo que el Yoma los asesinara… mi hermano evito que se hiciera más fuerte y poderoso… ¡fue todo lo que pudo hacer para protegernos del Yoma!…

Raki no pudo evitar pensar que las personas asesinadas fueron sacrificadas para que ellos pudieran sobrevivir. No era lo mismo la muerte de un ser querido que la muerte de un perfecto desconocido. La mayoría de las personas muertas por el Yoma en el pueblo eran en realidad perfectos desconocidos que tanto él como su hermano conocían de oídas o de vista. ¡Hasta ahora se daba cuenta de ese detalle!... las personas, las familias que desaparecían en el pueblo eran aquellas que intentaron escapar del pueblo y eran asesinadas por los soldados.

Raki recordó al Yoma derramando las lágrimas de su hermano. ¡Su hermano no era el Yoma!... eran dos cosas separadas. Raki se pregunto si hubiera sido capaz de matar a su hermano como lo había hecho el viejo jefe con su padre. La vieja Chaman había creído que él era el Yoma y estaba muerta por haber querido ayudarlos, ¡sí se hubiera quedado en su casa como los otros no hubiera sido asesinada por el Yoma! Luego pensó en Clare.

-¡Clare!-

***

Judas Tadeo y el hombre de negro de La Organización. El hombre de negro de la eterna e inquietante sonrisa. Estaban frente a frente en una proyección astral

-Rubel… ¿Qué deseas de mí?

-¿Qué hagas tu trabajo acaso?

-La número 487 esta en estos momentos en la aldea buscando al Yoma…

-¿Lo encontró?, ¿mato al Yoma o el Yoma la mato a ella?, en que estado esta, ¿estable?, ¿inestable?, ¿mal herida?... ¿en su límite?... ¿ha despertado y es ahora otro Yoma?... se me ocurren tantas preguntas por hacer Judas Tadeo y si hicieras tu trabajo sabrías las respuestas…

-En estos momentos esta moribunda… su parte humana y Yoma están malheridas… ¡es peligroso acercarse a ella en ese estado!

-Vaya, vaya… ¿derroto al Yoma? o ¿tuvo que retirarse de momento?... una vez que se asigna la misión a nuestras sagradas hijas solo puede terminar de una forma… ¿no es cierto Judas Tadeo?

-Si, la muerte del Yoma… o la muerte de ella

-No importa que este moribunda o cuanto dolor este sintiendo… si no hay peligro de convertirse en Yoma o no ha llegado a su límite a nuestra sagrada hija no le queda otra opción que preservar su existencia… Si el Yoma continua vivo, tendrá que volver a intentar derrotarlo una y otra vez hasta que lo consiga o muera… si derroto al Yoma, debe retirarse de inmediato a un sitio en que no pueda lastimar a los humanos o dejar que los humanos la maten si el nivel de daño le impide a su parte humana controlar a su parte Yoma… Judas Tadeo, ¿Cuál de estos escenarios es el que esta en realidad pasando?

-No lo sé- admitió el aludido. Rubel seguía con su ambigua sonrisa en la cara

-¿Sería mucha molestia para ti… ir a averiguar?

Judas Tadeo guardo silencio. No sabían si en el pueblo había más de un Yoma, o si este estaba cambiando a otro nivel de peligrosidad. Una Malinche moribunda era casi seguro que se convertiría en Yoma. Los Hombres de negro, o morían a manos de los Yomas o de Malinches fuera de control.

-Por cierto… me entere de que se te pierden o no valoras las delicadas y costosas herramientas que La Organización te da. ¡Me temo que tendré que castigarte!... a menos claro que prefieras que los pretorianos lo hagan… ¡tener la vida eterna se convierte en una maldición con ellos!... la gente no se da cuenta, pero algo peor que la muerte es el dolor… ¡la muerte y el dolor son las especialidades de los pretorianos!

Judas Tadeo guardaba silencio.

-Se te reducen tus comisiones a la mitad… se te confiscan tus ahorros… tus negocios paralelos de ahora en adelante están prohibidos, el dinero que hayas invertido lo pierdes y las ganancias que ibas a ganar se te confiscan… prohibido hasta nuevo aviso todos tus créditos… el dinero que hayas prestado a cualquiera de La Organización, ¡lo perdiste!... Esta prohibido hasta nuevo aviso que tus compañeros te presten dinero…

-¡Noooooooooo!... –Grito histérico Judas Tadeo, cayendo de rodillas, ¡Estar sin dinero era peor que la muerte para él!- ¡Envíame con los pretorianos!... ¡Envíame con los pretorianos!... ¡Envíame con los pretorianos!...

Pero ya la proyección astral ya había terminado y Judas Tadeo estaba solo en su cuartucho de hotel gritando como un loco.

***

Raki estaba cerca de su antigua casa. El jefe ya le había explicado por que estaba prohibido que las personas se acercaran a la casa en que el Yoma y la Malinche habían peleado. ¡Pero Raki recordó el cadáver de Clare! Dejar sus restos mortales en donde los dejo el Yoma como un montón de basura era el colmo. ¡Dejar su cadáver pudrirse a la vista de todos en la forma obscena en que la dejo el Yoma era una idea intolerable para el muchacho!

Raki tenía miedo a medida en que se acercaba. Pensaba que era mejor esperar que el hombre de negro viniera primero y se llevara el cadáver de la Malinche. Pero al muchacho lo reventaba por dentro que otros vieran a Clare tal como la dejo el Yoma. Clare se merecía ser recordada como la linda joven que era… ¡no como el obsceno montón de carne sanguinolenta en que la había convertido el Yoma!

Raki se puso a cavilar sobre lo que iba a hacer. Entrar por detrás, sacar los restos de su cuñada y darle adecuada sepultura… alrededor de la casa había puesto letreros en que se prohibían la entrada. Nadie estaba por los alrededores… ¡Solo el idiota hermano del Yoma con un pico y una pala!... el anciano Jefe se lo había dicho, ¡No llames la atención y nos des una excusa a la gente del pueblo para que te echen!

Raki se acobardo. Pensó en regresar. Clare estaba muerta y a ella no le iba a importar que la vieran. ¡Era a él a quien le importaba y a nadie más!... solo era ser paciente y esperar… en cuanto todo se calmara el podría dar a su cuñada una adecuada sepultura. La imagen de Clare abierta en canal, devorada a dentelladas y mordiscos era inolvidable. ¡Esa imagen seguía en su mente!... Sin poder contenerse empezó a llorar. El muchacho seguía indeciso, sin saber que hacer.

Fue a un árbol cercano y se sentó. Después de las lágrimas se sintió aliviado. A un lado estaba su casa con los letreros y por el otro el camino de donde había venido. Su pico y su pala estaban hechos de madera y piedra. Las toscas herramientas las usaba el señor Tiuna para su huerto. Raki se las había llevado prestadas. Los pico y palas en otras aldeas eran de bronce, pero eran caros como todo que fuera hecho de metal. En el pueblo no había nada de metal por la necesidad de reunir el dinero para contratar a la Malinche.

Raki apoyaba su espalda contra el árbol y sentía la hierba en sus pies desnudos. Pensaba en su hermano y se decía que era injusto que fuera él precisamente el Yoma. Murachi era un joven corpulento y musculoso, pero amable y gentil. De niño sus amigos y él jugaban a derribarlo o a colgarse y balancearse de sus fuertes brazos. ¡Lo justo era que el Yoma hubiera elegido a alguien de apariencia malvada! ¡A cualquiera, menos a su hermano!

Una vez Raki regreso enojado y golpeado a la casa cuando tenía 7 años y no le dijo a Clare por que. Clare y Raki vivían solos en la casa de los padres de esta. Clare le pidió a Murachi que hablara con su hermano menor. Raki le dijo a su hermano que unos niños se habían burlado de él por que tenía los ojos verdes. Los ojos claros eran señal de que todos en su familia descendían de aquellos que habían sido esclavizados por los españoles. Todos en el pueblo estaban orgullosos de descender de aquellos a los que los Toltecas consideraban dignos de sus enseñanzas. Se los machacaban una y otra vez en la escuela. ¡Ni siquiera los españoles pudieron conquistarlos por que los poderosos e invencibles Toltecas los protegían!

A Raki lo saco de quicio que se insinuara que su sangre no era “limpia”. En el pueblo se podía contar con los dedos de las manos los que se llamaban Carlos, Hernán, Apolinar, María, Teresa o Helena. Pero los nombres no contaban por que o los elegían los Padres si eran nombres de niño o los Dioses Toltecas se lo mostraban en la ceremonia de Iniciación, en la visión del nombre verdadero. ¡Los ojos claros eran una prueba irrefutable de descender de esclavos!

-Si quieres busco mis herramientas y te saco los ojos…

-¡No bromees!

-Chapulín… en tiempos antiguos unos guerreros se encontraban rodeados por un formidable ejercito… ¡esos guerreros eran hombres comunes, no Toltecas semi-divinos!... Defendían lo que era justo y noble… el ejército que los rodeaba era guiado por un usurpador malvado y corrupto. Este les envío un emisario para que los convenciera de que se rindieran y se unieran al ejército del usurpador. El emisario les dijo que se rindieran para que pudieran salvar así sus vidas… les puso como ejemplo al fuerte y poderoso árbol que por su rigidez se rompe con el viento fuerte y a la hierba, que al doblarse e inclinarse hasta con la suave brisa demostraba al final ser más fuerte que el árbol. El líder de los guerreros le dijo que lo había convencido, ¡que todas sus dudas habían desaparecido!… ¡que él, como los otros, tenía miedo de morir!... pero gracias al emisario ya sabían que era lo que debían hacer… -¿Se rendirán y se unirán al ejercito de mi señor?- pregunto el emisario… -¡No!, ¡Todos pelearemos hasta morir!- le respondió el líder. El emisario le pregunto: ¿Por qué?

Silencio. Raki se quedo expectante, pero Murachi no decía nada más

-¿Por qué todos iban a pelear hasta morir?- Pregunto el niño

-¡Adivina!

-¡No me dijiste que era una adivinanza!...- El niño se rasco la cabeza y se puso a repetir la historia para ver el detalle que se le escapaba- Por que el otro es malo y nosotros somos los buenos y el viento tumbara los arboles y ellos se enredaran con la hierba…

-No

-El bambú… que es como un árbol y se dobla con el viento…

-tampoco

-¡No sé!... me rindo…

-Pues yo no te voy a decir la respuesta…

Encima de que se burlaran de él por tener los ojos claros, Raki se pasó varios días tratando de adivinar. Le conto la historia a todos sus amigos y ellos le dieron las mismas descabelladas respuestas que él a su hermano. Uno de los niños que se burlaban de sus ojos claros se lo resolvió.

-¡Por que somos árboles! y si nos doblamos con el viento, ¡nos romperemos!... es una adivinanza viejísima que se la enseñaron a nuestros antepasados los Toltecas, ojos verdes… ¡por supuesto, como tu familia desciende de esclavos!...

Raki volvió golpeado a casa y con una notificación por sacarle todos los dientes a golpes a un compañero. Clare estaba alarmada

-Están exagerando Clare… ¡solo le saque uno!... y… ¡aquí esta el diente del maldito!...

Nuevamente Clare le pidió a Murachi que hablara con Raki. El niño estaba molesto con su hermano.

-Chapulín… el Dios Conejo es el Dios de los acertijos y adivinanzas… ¡de la burla y el engaño!... te muestra lo que esta oculto…

-¡Me molestan y se burlan de mí por que tengo los ojos verdes y tu me sales con adivinanzas!... le voy a sacar los dientes y a romperle la cara a todo aquel que se atreva a burlarse de mí y listo… ¡problema resuelto!

-Chapulín, no resolviste la adivinanza…

-“¡Somos arboles y si nos doblamos ante el viento nos romperemos!”… ¡¿no es la respuesta acaso?!

-Si, ¡es la respuesta correcta!... pero solo estas repitiéndola, como ese niño que repitió la respuesta que escucho sin entenderla realmente… no entendiste la respuesta, no resolviste la adivinanza, ¡tu y ese niño siguen en la misma ignorancia!… los dos solo repiten un montón de palabras que no tienen poder, ni significado alguno… ¡Solo por un instante el Dios Conejo puso la verdad delante de tus ojos y no la viste!

Raki se quedo pensativo. Su hermano no vivía con él y Clare. Vivía con otros jóvenes sin familia en otra casa. Trabajaba mucho para tener su propia casa y su propio taller. A la casa de Clare nunca iba y siempre inventaba excusas para que tanto ella como su hermano se vieran en sitios llenos de gente o después de que el Yoma se hubiera alimentado. En el taller en donde estaba trabajando estaban los dos solos. Murachi agarro sus herramientas y se puso a tallar algo dándole la espalda a su hermano.

-Chapulín… ¡vete a casa por favor!… se esta haciendo tarde- dijo sin mirarlo- El Yoma tiene mucho tiempo inactivo… ¡debe de estar hambriento!... ¡vete a casa sin hablar con nadie, sin mirar a los ojos a nadie y sin detenerte!...

-Murachi… ¿Por qué la magia de los Toltecas ya no nos protege?... a los Toltecas los traicionaron, pero no fue ninguno del pueblo ¿verdad?... todavía quedan algunos Toltecas escondidos… ellos deben de saber que nosotros descendemos de aquellos que ellos eligieron como dignos de sus enseñanzas… ¡vivimos de acuerdo a todo lo que ellos nos enseñaron!... yo me sé de memoria todas sus historias…

-Chapulín… te tengo otra adivinanza… esos guerreros que defendían lo que era justo y noble, seguramente murieron aniquilados, ¡exterminados hasta el último!... ¿valió la pena luchar una batalla que de antemano estaba perdida, que no había forma alguna en que la ganaran? ¿Valió la pena que sacrificaran sus vidas por una noble y justa causa que a nadie más le importaba? ¿De que sirvió ser arboles, si al final el poderoso viento los hizo trizas?- Raki solo veía la espalda de su hermano, no se dio cuenta como los ojos de este se volvieron dorados de repente. Murachi se golpeo en la mano y la pieza que tallaba se rompió en mil pedazos. Su mano sangraba. Pero sus ojos volvían a la normalidad.

-Murachi… ¡hermano!- Dijo el niño. Se acerco al joven artesano sacando un pañuelo. El niño le vendo la mano al enorme gigante que era Murachi. El niño le sonrió inocente, pero su hermano mayor no lo miraba a los ojos. Solo miraba su mano vendada.

-Tienes que tener más cuidado hermano-Dijo Raki- ¡trabajas en forma excesiva!

-Estoy distraído últimamente… a veces me quedo en blanco… ¡no te voy a torturar por varios días con esta adivinanza que acabo de inventar!-Dijo jovial y alegre, pero sin mirarlo a la cara- la respuesta es esta Chapulín… el viento al final solo era viento que paso… a la hierba la pisan, pero los arboles se alzan al cielo… cuando te vuelvan a molestar por el color de tus ojos, no seas hierba, no seas viento, ¡Sé un árbol!

-Si, esta bien- Dijo el muchacho

-Chapulín, la magia de los Toltecas y su poder es fuerte… pero tienes que ser un árbol para que pueda protegerte… no una hierba que repite sin entender… el viento va a soplar con todas sus fuerzas a lo largo de tu vida, recuerda que si te doblegas ante él ¡te romperás!

Raki le dijo que quería quedarse con él, pero su hermano le dijo que no dejara a Clare sola. El niño le dijo que lo acompañara hasta la casa, pero Murachi le dijo que no, que tenía que rehacer la pieza que rompió.

-No me discutas más, Chapulín y vete a casa- dijo Murachi alborotándole el cabello con su mano sana.

Las calles estaban solas, ¡vacías!... periódicamente atacaba el Yoma y los aldeanos sabían que su periodo de inactividad ya iba a terminar. Pronto vendría por sus victimas. La gente en sus casas solo esperaban en forma pasiva no ser las elegidas. Otras hacían conjuros y hechizos usando el antiguo idioma tolteca que solo unos pocos en el pueblo conocían o trataban de protegerse con burdos amuletos. Raki caminaba rápidamente en las solitarias calles. De repente se encontró con Clare.

-Clare, ¡me diste un susto!- dijo el niño. Clare guardaba silencio. Le sonrió al niño y poniéndose de rodillas para estar a su altura le acaricio la mejilla. Raki la miro a los ojos y Clare le jalo una oreja.

-¡Tonto!... ¡no hables con nadie, no veas a los ojos a nadie y vete derecho para tu casa!... ¡Si hubiera sido el Yoma estarías muerto!...

-Clare… el Yoma no ataca niños… ¡si yo hubiera sido el Yoma la que estarías muerta serias tú!

Clare dejo de jalarle la oreja y lo abrazo con todas sus fuerzas. ¡Hacia un esfuerzo para no ponerse a llorar o de tener un ataque de histeria! Nada de lo que hicieran iba a detener al Yoma. Raki se dio cuenta de que ella no le importaba arriesgar su vida con tal de que él estuviera bien. Ella tenía mucho miedo, pero a pesar de eso salió a buscarlo. El Yoma no mataba a niños… ¡los únicos niños muertos por el demonio fueron los hermanos de Murachi y Raki!... el miedo de que el Yoma viniera por Raki o por Murachi era siempre constante en ella. Murachi era fuerte y musculoso, pero Raki era un niño indefenso…

-Clare, ¡debiste quedarte en casa!... Murachi me dejo ir solo por que el Yoma no ataca niños… ¡tu eres en realidad quien corre peligro y no debiste salir!...

-Solo vámonos a casa Chapulín- Dijo la muchacha tomándole de la mano.

En casa o en la calle. Solos o acompañados. El Yoma cobro sus victimas como siempre.

Raki volvía al tiempo presente. Sentía la hierba bajo sus pies desnudos y al árbol contra su espalda. Su antigua casa con los letreros de no entrar por un lado y por el otro el camino de donde había venido. El muchacho se puso de pie y se fue por el camino por donde había venido. No anduvo mucho en realidad. A las victimas del Yoma siempre las enterraban con prisa y con miedo. Solo eran un montón de carroña maloliente, una mezcolanza asquerosa de lo que el Yoma no se quiso comer. ¡Nadie hablaba de ellas!, como si nunca hubieran existido. Lo mejor para todos era olvidar que esa repugnante masa de carroña había sido un ser humano, con nombre y con cara…

 Había un lugar que a Clare siempre le gustaba estar por que estaba lleno de flores que al parecer eran inmunes al poder del Yoma. Raki busco con la mirada un buen árbol, uno grande y corpulento. Desde ahí se podía ver las flores que a Clare tanto le gustaban. El muchacho se puso a cavar a los pies del árbol. ¡Clare se merecía una adecuada sepultura y ser recordada como la hermosa joven que había sido!

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